La Buena Noticia de la semana. Ciclo A
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La Buena Noticia de la semana. Ciclo A

  1. 256 páginas
  2. Spanish
  3. ePUB (apto para móviles)
  4. Disponible en iOS y Android
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La Buena Noticia de la semana. Ciclo A

Descripción del libro

Con el fin de ayudarnos a que la palabra evangelica toque de lleno nuestra vida humana y cristiana, y nos acompañe a lo largo de toda la semana, este libro ofrece, para cada domingo o fiesta, el texto evangelico correspondiente, y luego, una reflexion breve, incisiva, que no se queda en un comentario individualista o moral, sino que situa la palabra de Jesus como Buena Noticia para toda la realidad humana: la mas personal y espiritual, y al mismo tiempo la mas social y colectiva. Para asi ayudarnos a vivir, en nuestra vida cotidiana, el caudal de novedad y de fuerza transformadora del mensaje que Jesus nos dejo con sus palabras y con sus hechos. Ignacio Otaño Echaniz (San Sebastian, 1938) es sacerdote marianista, licenciado en pedagogia y en teologia, y ha ejercido su actividad tanto en el campo educativo como parroquial. Ha sido responsable del Seminario Internacional Marianista de Roma y actualmente forma parte de la comunidad marianista de Vitoria.

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Información

Año
2016
ISBN del libro electrónico
9788498057645
Tiempo ordinario
Domingo 2 del tiempo ordinario
Encontrar en Jesús el sentido de la vida
En aquel tiempo, al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó: “este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Este es aquel de quien yo dije: ‘Tras de mí viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes que yo’. Yo no lo conocía, pero he salido a bautizar con agua, para que sea manifestado a Israel”.
Y Juan dio testimonio diciendo: “He contemplado al Espíritu que bajaba del cielo como una paloma y se posó sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: ‘Aquel sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ese es el que ha de bautizar con Espíritu Santo’. Y yo he visto y he dado testimonio de que este es el Hijo de Dios”. (Jn 1,29-34)
***
Aunque aquí Juan Bautista se exprese de un modo un poco complicado para nosotros, hay algo que nos es posible entender: Jesús puede llenar una vida, dar una razón de vivir. “¡Este es el hombre!”, dice prácticamente Juan refiriéndose a Jesús.
La primera causa de muerte de jóvenes entre 16 y 26 años en Europa son los accidentes de tráfico, y la segunda los suicidios. Y estos se dan más en países de nivel económico y material más alto. Muchas veces esos jóvenes tienen de todo materialmente pero les falta una razón de vivir. Además actualmente la dramática situación de paro juvenil agudiza la desazón e incertidumbre. Se constata que “hoy en día para la mayoría de los jóvenes se ha ampliado la distancia entre lo que querrían ser y lo que podrán ser”.
Jesús no es un ser mágico que resuelva a nadie el problema de falta de trabajo ni la angustia que eso produce. Pero no es lo mismo afrontar la vida y sus problemas sin una razón de vivir, sin encontrar sentido a la propia existencia, que sabiendo que vale la pena luchar porque mi existencia tiene un sentido. El ganador del Tour de Francia de 2012, el británico Bradley Wiggins, decía al final de la carrera gala que, aun reconociendo haber soñado desde niño con este triunfo para emular a sus ídolos ciclistas, “hay cosas en la vida que significan más para mí. El deporte es mi carrera, no mi vida… Ganar el Tour está bien, pero es deporte. La vida es mucho más importante”.
Para Juan Martín Velasco, “ser creyente significa… aceptar que la vida es un don que agradecer, a la vez que una tarea que realizar; que no está enteramente en nuestras manos, aunque también dependa de lo que nosotros queramos hacer con ella; que podemos confiar que está en buenas manos, vale la pena, tiene sentido y, si seguimos la voz del bien y no traicionamos a lo que nuestra propia conciencia nos muestra como verdadero, llegará a un buen puerto que ahora no podemos ni imaginar… Ser creyente se manifiesta también en anteponer el respeto de los demás al propio beneficio, la justicia a la propia ganancia, ser sensible al sufrimiento de los otros y estar dispuesto a sacrificios personales por aliviarlos. Ser creyente comporta además vivir con la alegría que procuran el trabajo bien hecho y hecho con gusto, la contemplación y el goce de la belleza en todas sus manifestaciones, la búsqueda y el descubrimiento de la verdad. Ser creyente aporta a la vida fortaleza para afrontar los sufrimientos, sin dejarse abatir por ellos y luchando para superarlos”.
Domingo 3 del tiempo ordinario
Una actitud nueva
Al enterarse Jesús que habían arrestado a Juan se retiró a Galilea. Dejando Nazaret se estableció en Cafarnaún, junto al lago, en el territorio de Zabulón y Neftalí. Así se cumplió lo que había dicho el profeta Isaías:
“País de Zabulón y país de Neptalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles. El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande: a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló”.
Entonces comenzó Jesús a predicar diciendo: “Convertíos porque está cerca el Reino de los cielos”. Paseando junto al lago de Galilea vio a dos hermanos, a Simón, al que llaman Pedro, y a Andrés, que estaban echando el copo en el lago, pues eran pescadores. Les dijo: “Venid y seguidme y os haré pescadores de hombres”.
Inmediatamente dejaron las redes y le siguieron. Y pasando adelante, vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre. Jesús los llamó también. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron. Recorría toda Galilea enseñando en las sinagogas y proclamando el Evangelio del Reino, curando las enfermedades y dolencias del pueblo. (Mt 4,12-23)
***
Hay un principio grabado en nuestra existencia: elegir supone renunciar. Cuando uno se casa renuncia a la vida individual, a su familia para formar una nueva familia. Procurará mantener el cariño y las buenas relaciones con la familia de origen pero ahora se ve implicado en un proyecto nuevo de vida. Igualmente, a veces hay que elegir entre dos cosas buenas y, por tanto, renunciar a una de ellas, incluso renunciar a obras sociales y caritativas para atender a la familia. La fidelidad al propio proyecto de vida comporta sacrificios para no traicionar las propias opciones: si no se es capaz de renunciar, se puede escoger un camino equivocado o alejado de lo que uno quiere en el fondo para seguir lo que apetece o atrae en el momento.
¿Cómo obedecer hoy a la llamada de Jesús a dejarlo todo para seguirle? Hay en el evangelio de hoy dos expresiones claves: una, Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos; la otra, Os haré pescadores de hombres.
La conversión no supone necesariamente cambiar de oficio o de casa ni enterrar las propias cualidades, sino utilizar estas en una nueva dirección: seguir siendo buenos pescadores, poniendo todas las energías al servicio del reino de Dios, es decir, de la justicia, del amor y de la paz.
Jesús puede pedir hoy a algunos que dejen materialmente las redes, la barca y la familia, todo lo que se tiene y a los suyos. A otros, el venid y seguidme de Jesús no les llama a dejar literalmente las redes, la barca y la familia. Pero también a ellos se les pide una conversión, una actitud nueva: no usar todas esas cosas egoístamente sino hacer que sirvan al amor. Que las cosas materiales, el trabajo, la sexualidad sirvan siempre al amor. Así serán fuente de alegría, felicidad y paz. Ejercer la profesión, las responsabilidades familiares, las relaciones sociales con un espíritu nuevo.
Juan Pablo II solía insistir en la civilización del amor. Creía que la aportación del cristiano a esa civilización del amor, mediante una actitud nueva, haciendo la vida más amable y más humana, podría ser revolucionaria.
Domingo 4 del tiempo ordinario
Para que seas feliz
En aquel tiempo, al ver Jesús al gentío, subió a la montaña, se sentó y se acercaron sus discípulos, y él se puso a hablar enseñándoles: “Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos. Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra. Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados. Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados. Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán ‘los Hijos de Dios’. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos. Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan, y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo”. (Mt 5,1-12)
***
Las autoridades religiosas del tiempo de Jesús enseñaban que había que librarse de la ira de Dios. Jesús, en cambio, decía que Dios quiere que seamos felices. Toma en serio nuestra ansia de felicidad y su programa de vida empieza por dichosos, felices. Es como si nos dijese a cada uno: “Mira, esto que te presento como ideal de vida es para tu felicidad, porque quiero que seas feliz y repartas felicidad”.
Nos propone unas actitudes que rompen nuestros esquemas de felicidad, Y, sin embargo, también nosotros intuimos a veces que la generosidad hace más feliz que el egoísmo. Las bienaventuranzas nos obligan a revisar nuestros criterios de felicidad. Según Jesús:
  • Si nuestro afán es poseer más y más, nunca seremos felices porque nunca estaremos satisfechos. En cambio, felices los pobres, es decir, los que no ponen la meta de su vida en enriquecerse a toda costa, traicionando a quien sea.
  • Seremos felices si no respondemos a la violencia con la violencia, y así no entramos en esa espiral de violencia que no ...

Índice

  1. La Buena Noticia del Evangelio, en nuestra vida personal y social
  2. Adviento
  3. Navidad
  4. Cuaresma
  5. Semana Santa
  6. Pascua
  7. Solemnidades del Señor
  8. Tiempo ordinario
  9. Propio de los Santos