1. Observación participante: actividad de la vida cotidiana
o estrategia de investigación social
Toda investigación social se basa en la capacidad humana de realizar observación participante. Actuamos en el mundo social y somos capaces de vernos a nosotros y a nuestras acciones como objetos de ese mundo. Al incluir nuestro propio papel como investigadores en el mundo que estamos estudiando, podemos desarrollar y comprobar la teoría sin tener que hacer llamamientos inútiles al empirismo, ya sea en su variedad naturalista o positivista.1
1.1 Antecedentes históricos
Grandes descubrimientos científicos se han basado en la observación (común o científica) y las ciencias sociales y humanas, desde la Grecia antigua hasta nuestros días, le debe muchos de sus avances. La observación no es solamente una de las más sutiles y constantes actividades de la vida cotidiana, sino también un instrumento primordial para el avance de todas las áreas del conocimiento. Los investigadores sociales –y de otras áreas– estudian su entorno de forma regular, planificada y sistemática, orientados por preguntas teóricas acerca de la naturaleza de la acción humana, la interacción y la sociedad; las observaciones que realizan están dirigidas al logro de un objetivo de investigación, se relacionan con proposiciones más generales y están sujetas a comprobaciones y controles de fiabilidad y validez.2 Esto, considerado como el patrón científico de la observación, no presupone, sin embargo, que observaciones de significación científica relacionadas con objetivos de investigación sean casuales u obtenidas al azar.
La observación participante ha tenido relevancia para las ciencias sociales, pues ha estado ligada a la práctica investigativa de sus distintas disciplinas. Son diversos los estudios realizados por antropólogos y sociólogos mediante esta estrategia de investigación. Desde una perspectiva teórica y metodológica, la antropología social y cultural ha circulado discursos acerca de los principios, las reglas, las características, los cambios históricos y la validez de la observación participante. Para esta antropología, en especial para la modalidad etnográfica, la observación participante es el eje articulador del trabajo de campo. Así mismo, se reconocen “los esfuerzos de la antropología desde sus comienzos para trascender la distancia cultural y el salto epistemológico entre analistas y nativos”.3La observación ha estado ligada al desarrollo histórico de la sociología. Desde sus albores, Augusto Comte, considerado como su fundador, erigió la observación como uno de los cuatro métodos fundamentales (junto con la comparación, el análisis histórico y la experimentación) apropiados para el estudio científico de la sociedad. Los estudios de Frédéric Le Play, en 1855, sobre familias y comunidades europeas, se apoyaron en la observación participante y constituyen aportes importantes a la investigación sociológica. Investigadores asociados a la Escuela de Chicago produjeron, entre 1920 y 1940, un sinnúmero de estudios sobre la vida urbana (historias de criminales y delincuentes, de inmigrantes y sus familias) realizados mediante la observación participante (en la cual se les considera pioneros), la entrevista en profundidad y los documentos personales. La psicología social y la experimental han acudido a la observación participante como estrategia de investigación, especialmente para el estudio de casos.
En la literatura de investigación social, especialmente antropológica y sociológica, la expresión observación participante se ha usado de dos maneras: como técnica de recolección de información y como estrategia investigativa. En el primer caso, su utilización en proyectos de investigación se circunscribe a una técnica para recolectar información, entre otras, y una forma de acceder al escenario y a los actores sociales. En el segundo caso, para designar una estrategia metodológica que está presente en todo el proceso de investigación, desde el diseño del proyecto hasta la presentación de los resultados, en el cual la observación y la participación son componentes esenciales que le imprimen un carácter particular.
Asumir la observación participante como estrategia implica el establecimiento de relaciones investigador-grupo en estudio, mediadas por una confianza construida de modo permanente. Igualmente, demanda condiciones éticas de consentimiento informado que definen umbrales de información, territorios permitidos y vedados, sistemas de registro, socialización e intercambio de datos sobre la base de acuerdos, ritmos y tiempos marcados por la dinámica interna de actores y contextos.
1.2 Fundamentación teórica
Desde la sociología clásica hasta los movimientos contemporáneos, la observación, en sus diferentes modalidades y perspectivas, ha estado presente en los procesos de investigación social. Patricia Adler y Peter Adler4 ubican cinco tradiciones teóricas y de investigación sociológica estrechamente relacionadas con la estrategia de observación participante (que ellos denominan observación-participación), son ellas: la “sociología formal” de Simmel; la “sociología dramatúrgica” de Goffman; los “estudios en la esfera pública” de Lofland y Nash; el uso de la “autoobservación” por parte de diversos autores vinculados a la denominada “sociología existencial” y los estudios en el campo de la etnometodología. Estas perspectivas sociológicas que, como filtros teóricos, pretenden observar la realidad, se han nutrido de la observación participante y, a la vez, han contribuido a su desarrollo teórico y metodológico.
La sociología formal, antes que centrarse solo en el contenido de las interacciones sociales, ha mostrado particular interés por sus formas y estructuras. Lo que especialmente fascinó a Simmel y vio como la base del orden social fue la sociation, definida como interacciones cristalizadas entre la gente. La intrincada red de relaciones entre individuos en constante comunicación con otros constituye la sociedad. Simmel también estudió los tipos de interactores: el extraño, el gastador o el pobre. Formas y tipos se convierten en instrumentos conceptuales útiles para el análisis de numerosos escenarios sociales de interacción.
Como muchos otros teóricos sociales, Simmel basó sus ideas acerca de la sociedad en sus propias observaciones directas. Su ubicación en ella le colocaba en una posición excelente para observar, a lo largo de toda su vida fue un hombre marginal. A pesar de ser un académico brillante, el antisemitismo y su amplio interés interdisciplinario no le permitieron alcanzar el puesto que deseaba. Su marginalidad resalta un rasgo común del papel del observador: puede integrar la participación con la no participación, de modo que evite tanto el total distanciamiento, como la completa calidad de miembro.
Entre los practicantes contemporáneos de la sociología formal se encuentran los seguidores de Manford Khun y de la “nueva” Escuela de Iowa, cuyo trabajo se centra en observaciones bajo condiciones de laboratorio, utilizando ampliamente grabaciones de video.
La denominada “sociología dramatúrgica” de Goffman sintetiza un estilo investigativo basado en una visión escénica y ritualizada de las relaciones entre las personas. Mediante el estudio de cómo los actores sociales actúan, interactúan y establecen relaciones, Goffman analizó la forma de construir significados para sus vidas. Igualmente, consideró la manera como se muestra el individuo y cómo presenta su actividad ante otros, en qué forma guía y controla la impresión que los otros se forman de él y el tipo de cosas que puede o no puede hacer mientras actúa ante ellos. Su dramaturgia sugiere que existe una intencionalidad detrás de la planeación y ejecución de estas representaciones, para lograr en los otros la mejor impresión de sí mismo. Sus escritos fueron conceptualmente orientados y empíricamente fundamentados. Goffman fue, en esencia, un observador participante de la vida social, que trató de llegar a la interioridad poniendo de manifiesto el comportamiento aparente y haciendo visibles las acciones e interacciones de los actores sociales en los diferentes escenarios de la vida cotidiana. Su marginalidad autoimpuesta le permitió una ubicación ventajosa para la observación.
A diferencia de Simmel, que no pudo encontrar la aceptación, Goffman no la buscó. “Prefirió la distancia social,...