Joven Dramaturgia Vol. 1
  1. 285 páginas
  2. Spanish
  3. ePUB (apto para móviles)
  4. Disponible en iOS y Android
eBook - ePub

Descripción del libro

Una pelea de box imposible ("Mandíbula"), la historia de un vendedor de fe ("Rafa el predicador: Hombre rasgado con vista al mar"), una comedia de mafiosos ("Serie gris: El asesinato de la familia Marcelli"), una joven y su almohada de Tijuana al DF ("La idea no era quedarse") y un relato esquizofrénico posfeminista ("Todavía tengo mierda en la cabeza") es lo que encontrará en este volumen.Los autores, Luis Eduardo Yee, Ana Lucía Ramírez, Isabel Quiroz, Tania Niebla y Bárbara Perrín se presentaron con estas obras en el 11 Festival de la Joven Dramaturgia (Querétaro 2013), en el ciclo de autores emergentes. Los cinco autores tienen en común haber aceptado sin espanto la crisis de los modelos de escritura dramática como un acontecimiento benéfico. Asumen con ingenio y elegancia los desafíos de una textualidad que replantea su condición literaria y de mapa de interacciones posibles. Todos son, además, jóvenes actores que le aportan a la palabra una consistencia dinámica, que se articula desde el cuerpo.

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Información

Año
2016
ISBN del libro electrónico
9786078176212
Edición
1
Categoría
Literatura
Categoría
Arte dramático

Todavía tengo mierda en la cabeza

Bárbara Perrín Rivemar

La adquisición de esta obra no incluye los derechos para llevarla a escena. Para adquirir los derechos escribir a [email protected].

I

Intro So sad to be alone, Janis Joplin.
Transición Changes, David Bowie.
Todavía tengo mierda en la cabeza.
Tengo un amigo que tiene una teoría:
Un hombre sólo puede almacenar cierta cantidad de imágenes de tetas en su cabeza.
Para hacer más sencillos los cálculos vamos a fijar este número hipotético en diez.
Diez tetas.
Diez pares de tetas.
Lo que mi amigo propone es que si quieres olvidar a tu novia de la prepa y has visto tres pares de tetas en tu vida –los de ella y otros dos antes– lo que tienes que hacer es ver otras ocho para que las de ella vayan yéndose al final de la lista.
1, 2, 3, 4…
Hasta el final de la lista.
5, 6, 7, 8…
Hasta desaparecer.
Yo todavía tengo mierda en la cabeza.
Me gusta creer que una persona sólo puede almacenar cierta cantidad de mierda en la cabeza.
¿Cuánta mierda?
Mucha.
¿Cómo se mide la mierda?
No sé.
Quizá la única manera de sacar la mierda vieja es metiendo nueva.
¿Mierda mejor?
Por lo menos mierda distinta.
La mierda es mierda.
Esas son chingaderas. No es justo.
Yo también tengo una teoría.
La única diferencia entre un loco y un cuerdo es que el cuerdo sabe comportarse en público.
Esa teoría es muy vieja.
El psiquiatra dice que tengo que aprender a comportarme en público.
El psiquiatra dice que estás loca.
Los psiquiatras no dicen esas cosas.
Pero este psiquiatra no sabe comportarse en público.
Janis, estás loca.
Señora Toriz, su hija esta loca.
Janis, estás llena de mierda.
Mi mamá paga el psiquiatra porque también tiene una teoría: La única manera de deshacerse de una historia es contándola.
La mierda de la cabeza se saca igual que la mierda de las tripas.
No es tan fácil.
Es que estás estreñida.
No mames.
La terapia es como un laxante.
Eso dice mi mamá.
Mi mamá no sabe comportarse en público.
Señora Toriz, está usted loca.
Qué asco.
¿Mamá?
La mierda.
¿La mierda?
El psiquiatra.
Mamá quería ser escritora pero nunca leyó lo suficiente.
Mamá es un poco distraída.
Mamá es una completa idiota.
Mamá no tuvo oportunidad.
Mamá tuvo que enseñarse sola.
Mi mamá quería ser escritora y estudió comunicación.
Por eso cree que todo se resuelve contando historias.
Mamá trabaja en una oficina.
Redacta cartas porque sus jefes no saben escribir.
Porque sus jefes escriben iba con h.
Y separan sus ideas con… puntos suspensivos.
En el mundo real no sirve de nada la poesía.
Pero mi mamá escribe estas cartas en verso.
"Estimado Señor Fonseca, una diputada loca ha tomado la biblioteca".
Sin métrica, pero en verso.
Nadie lo nota y le pagan una bicoca.
Cuando le pagan.
A veces le pagan.
El psiquiatra cobra 600 pesos la sesión.
Cuando cobra.
Siempre cobra.
¿Cómo estás, Janis?
No creo que le importe.
600 pesos.
¿Cómo?
Bien, bien. Sin novedades.
¿Qué pasó con Roberto?
¿Roberto?
Bobby, se refiere al Bobby.
¿Bobby? Good enough for me and my Bobby McGee.
¿Ya nada?
Ni puta idea de quién es Bobby.
¿No pasó nada?
Nada.
Él hace notitas y nomás no suelta el Prozac.
Mamá paga una fortuna para que me escuche.
Yo vengo para que me recete Prozac.
Y porque me encanta hablar de mí.
Me gusta hablar de mí porque sé que no soy importante.
Es como hablar del clima o del fútbol.
No importa.
Cuando se acaba la hora es evidente que ya no importa.
Por 600 pesos me importa una hora.
Pero me gusta más sentirme intrascendente.
Preferiría pagar para que por una hora nadie se meta en mis asuntos.
Tengo obsesiones compulsivas.
Eso dice el doctor Manzano.
Suena terrible.
Es terrible.
Hay cosas peores.
Dice el doctor Manzano.
No puedo comer en platos anaranjados.
En los tacos te dieron un plato anaranjado.
Y me los comí con asco.
No bailo si puedo evitarlo.
Bailas espantoso, arrítmica de mierda.
Hay cosas peores.
Es peor cuando bailo borracha.
Hola, soy Janis y soy una alcohólica.
No puedo bañarme con la puerta cerrada.
¿Te gusta que te vean?
No, no es eso. Me gusta ver. Ver qué pasa afuera.
Qué asco.
Hay cosas peores.
Tú queriendo llamar la atención.
Alberto.
Estás llena de mierda, Janis.
Alberto.
Cállate, imbécil.
Alberto.
Esa es mi obsesión compulsiva.
Se me sale su nombre de la boca.
No puedo controlarlo.
Ni siquiera lo intentas.
Sale.
Como si estuviera vomitando.
La mierda tratando de salirse por la boca.
Qué asco.
La mierda subiendo como espuma.
Espuma de mierda.
Alberto.
Mierda que se esponja.
Como un panquecillo.
¡Janis!
Se dilata.
Alberto.
Mierda metafórica.
No. Mierda, mierda.
Lo bueno es que lo digo en voz muy baja.
Alberto.
Y suena como un quejido de hambre o de frío o un quejido cualquiera.
Alberto.
Y suena Albe...
¿Qué dijiste?
Ay güey, dije, ay güey.
Se me sale Alberto de la boca cada vez que me siento estúpida.
Pero no siempre me siento estúpida.
A veces todo lo contrario.
Pero sí eres estúpida.
Soy estúpida.
Janis puede ser estúpida a veces.
Alguien habla de una película que no has visto.
Alberto.
Descubres que llevas toda la vida escribiendo mal una palabra.
O-be-rol.
Overol es con v.
Alberto.
Desayunas media botella de Jack.
Alberto.
Sientes que te estás enamorando.
Mira que eso sí es estúpido.
Ey.
Alberto.
¡Qué gran hijo de puta era ese tal Alberto!
Ya ha pasado mucho tiempo.
Alberto fue en otra vida.
Pero Alberto fue esta mañana.
Alberto es todo el tiempo.
Alberto ya no me importa.
Ya no lo quiere, de veras.
Ni un poco.
Pero se me quedó su nombre atorado en la boca.
Nada más su nombre. Ya ni siquiera me llega su imagen cuando lo digo.
Alberto y no veo su cara.
Alberto y ni siquiera me acuerdo.
Alberto y pienso qué asco.
Alberto y a veces me duele el tabique.
Alberto son sólo letras.
Alberto es pura mierda.
Deja de decir su nombre, me enfadas.
Letras de su nombre como cualquier otro ruido.
Como un tatuaj...

Índice

  1. Portada
  2. Legal
  3. Introducción
  4. Mandíbula
  5. Rafa el predicador: Hombre rasgado con vista al mar
  6. Serie gris: El asesinato de la familia Marcelli
  7. La idea no era quedarse
  8. Todavía tengo mierda en la cabeza