Corazón de la Iglesia

Proyecciones de la Misión del 31 de Mayo

P. Rafael Fernández de A.

• Editorial: Nueva Patris
• Año: 2019
• ISBN del libro electrónico: 9789562469104
• Categoría: Teología y religión
• Categoría: Denominaciones cristianas

A su regreso de Milwaukee, el P. José Kentenich nos llamó a ser Corazón de la Iglesia. Ahora, cuando ésta, nuestra Iglesia, ha sufrido tantos embates, ese llamado se hace aún más urgente. Esta tarea requiere de nosotros poner en juego todos nuestros esfuerzos por una renovada y profunda decisión de seguir al padre fundador y vivir de acuerdo a aquellos ideales que él esperaba de nosotros.La fuerza más poderosa que tenemos es nuestra capacidad de amar y de servir, en unión con aquellos que también buscan hacer brillar la luz de Cristo y de María, en medio del mundo.

CAPITULO II
INICIO DE UNA NUEVA ETAPA

1. “En el Padre, corazón de la Iglesia”

Las bases están echadas. Ha concluido la primera etapa de la Misión del 31 de Mayo y se ha producido el gran vuelco. El P. Kentenich afirmó, en los últimos años de su destierro en Milwaukee - en el tiempo de la ordenación sacerdotal del P. Günther Boll - que, en el futuro, todo nos comenzaría a resultar bien. Y, efectivamente, así ha sucedido

El P. Kentenich ahora está en el cielo con más poder que nunca; como nunca está presente entre nosotros y en nosotros. Ahora, sin obstáculos, puede desplegar el ejercicio de su carisma y ponerse a la cabeza de nuestra Familia y librar las batallas que él inició por encargo de Dios.

Están los fundamentos y ahora, en la fe, nos abrimos para escudriñar la voluntad de Dios y mirar el horizonte. Estamos aquí, como Familia internacional, para descubrir qué nos falta aún por hacer, qué brechas tenemos que abrir y qué caminos debemos recorrer.

¿Qué espera el padre de los hijos del 31 de Mayo? Queremos intercambiar y orar juntos para que el Señor y la Mater nos hablen, y luego nos comprometamos.

Ha concluido una primera fase; las bases ya están lista. Todo depende ahora de nuestra generosidad y audacia. Porque al padre fundador no le faltaba audacia; es a nosotros a quienes nos ha faltado. Al P. Kentenich no le faltaba confianza en Dios, es a nosotros a quienes nos ha faltado.

El gran desafío de la Misión del 31 de Mayo, como afirma el P. Kentenich en su plática, es “ejercer una poderosa influencia...” Esto se hará realidad por la fuerza de la gracia del Espíritu Santo que el P. Kentenich implora para nosotros, en unión y dependencia de nuestra Mater, y por nuestra entrega. A la sombra de nuestros santuarios ejerceremos una poderosa influencia en la forjación de los destinos de la Iglesia, en el espacio cultural de Occidente.

No somos únicamente nosotros los que ejercemos esa influencia; el Espíritu Santo actúa en toda la Iglesia y, con su gracia, mueve muchos corazones y muchas comunidades. Nos alegramos y nos unimos a ellos, en un mismo esfuerzo, para, juntos, sacar adelante la renovación profunda y eficaz de la Iglesia. Por nuestra parte, haremos todo lo posible, como Familia de Schoenstatt, por ser fieles a la acción de Dios y por hacernos portadores de la nueva irrupción de gracias que ha brotado en nuestros Santuarios. El 31 de Mayo es un nuevo Pentecostés para nuestra Familia, para encender en él a la Iglesia y al mundo.

¿Cuáles son las grandes tareas que nos esperan para el futuro? Lo hemos expresado en forma muy simple: En el Padre, Schoenstatt tiene que llegar a ser corazón de la Iglesia, para que la Iglesia sea alma del mundo nuevo.

Schoenstatt debe llegar a ser, con María, corazón vivo de la Iglesia. Ese es el sueño que todavía está muy lejos. Será realidad a través de nosotros, en la medida de nuestra fe, generosidad y heroísmo.

¿Cómo vamos a emprender esta tarea? Creo que es precisamente el objetivo de estos días de jornada: tratar de descubrirlo. Solamente quisiéramos insinuar algunos aspectos que nos parecen importantes, que hemos podido conversar con muchos de ustedes y que sentimos como anhelo en nuestra Familia. El Señor y la Mater tienen que darnos claridad, porque es importante saber hacia dónde nos dirigimos y cuáles son nuestras metas estratégicas.

2. Schoenstatt debe apurar la marcha para ser un caso preclaro

Para ser “En el Padre, corazón de la Iglesia”, primeramente, debemos alcanzar la culminación del proceso interno de maduración de nuestra Familia, en todas sus direcciones. Ello es condición para que la Familia de Schoenstatt llegue a ser un modelo real de la Iglesia en las nuevas playas y para que, siendo ese modelo, pueda promoverlo en la Iglesia misma y en el orden temporal. No tiene que ser solamente un caso preclaro; más allá todavía, debe disponerse a ejercer activamente esa influencia por su servicio concreto y abnegado a la Iglesia y a la jerarquía. Sólo así podrá ser caso preclaro en el pleno sentido de la palabra.

En el marco de esta charla, no podremos analizar todas las implicancias de estas afirmaciones. Nos detendremos solamente en algunos aspectos.

Schoenstatt se ha llamado siempre a sí mismo Movimiento Apostólico de Schoenstatt. A la luz de la Misión del 31 de Mayo y de esta nueva etapa, esta denominación adquiere una urgencia especial. Schoenstatt no cumplirá la gran cruzada del 31 de Mayo sin una total movilización de sus fuerzas apostólicas.

Para irrumpir en la Iglesia y en el mundo, siendo portadores del nuevo Pentecostés, se requiere un tipo de hombre y de comunidad marcadamente apostólicos. Aquello que fue ideal desde el comienzo, tiene ahora que encarnarse de manera creíble, plenamente válido. Necesitamos reencendernos y dejarnos encender por el fuego y la audacia apostólica del Espíritu Santo, para ser Corazón de la Iglesia.

La gran meta que nos proponemos será posible en la medida que se despierte y se cultive, en las filas de nuestro Movimiento, una entrega total al padre de la Familia. Una entrega total a su persona y a su misión. Él fue el objeto y el portador del nuevo Pentecostés que la Mater imploró para nuestra Familia; sólo en él seremos, también nosotros, portadores e instrumentos de esa gracia del 31 de Mayo.

La entrega total al padre fundador nos lleva a estrecharnos a él más filialmente y a asumir con nuevo ardor su tarea, a tomar su lugar y a hacer lo que él haría allí donde el Señor nos ha puesto. Por eso imploramos de nuestra Reina el regalo de una entrega llena de generosidad y voluntad de realizar su misión.

3. Unidad vital y “organismación” de la Familia

Tratemos de adentrarnos un poco en las perspectivas señaladas. En los próximos 25 años, (es decir, 1974 a 1999), Schoenstatt debe alcanzar una mayor madurez, no sólo en su organización y estructura sino también, y marcadamente, en su “organismación” u organicidad (unión vital y complementación mutua entre las comunidades que lo forman).

Comprendemos la trascendencia de esta tarea si tenemos, ante nosotros, la idea motriz de anticipar y promover la Iglesia renovada y el nuevo orden cristiano de la sociedad. Mirar esa idea nos obliga a revisar nuestra propia realidad y a una mayor consecuencia.

¿Cuál es el ideal de la Iglesia de las nuevas playas?

Es el ideal de una Iglesia revitalizada por el organismo de vinculaciones, en toda su plenitud y en todas direcciones; es el ideal de una Iglesia vitalizada por la fuerza del Espíritu Santo. Una Iglesia que, a partir de esa organismación se ha reorganizado apostólicamente. Recordemos que el P. Kentenich plantea la necesidad de crear la Confederación Apostólica Universal, que equivale a la movilización y organización de todas las fuerzas apostólicas de la Iglesia. Esta Iglesia de las nuevas playas supone la superación de la Iglesia preconciliar, en la cual cada persona y cada comunidad se encerraban en su castillo, donde dominaba el individualismo, lo puramente organizativo y jurídico, en desmedro de la vida. Una Iglesia que se cerraba frente al mundo, que le tenía temor y huía de él, enclaustrándose nuevamente en sí misma.

La nueva Iglesia es la Iglesia donde se da una plenitud de vínculos con el Dios Trino y de los hombres entre sí; es la Iglesia de la unidad, donde cada persona y cada comunidad, cultivando su propia originalidad, llegan a su plenitud y se enriquecen dándose y comunicándose. “Para que todos sean uno, como tú y yo, Padre, somos uno” (cf. Jn.17,21). Ese es nuestro ideal. La Confederación Apostólica Universal, de la cual estamos llamados a ser anticipación y alma, quiere poner en práctica esta gran meta. Anhelamos una Iglesia que sea comunidad de comunidades, unidas por el vínculo del amor, para iluminar el mundo y “saciar la sed de amor que padece ese mundo”. (Hacia el Padre, 600, Cántico al terruño)

Schoenstatt también está llamado a ser ejemplo y anticipación de una nueva sociedad orgánica u “organismada”. Una sociedad que exalta la dignidad de la persona humana y su libertad y que, al mismo tiempo, logra la meta tan ansiada de la solidaridad entre los hombres; una sociedad de la igualdad, de la participación real y efectiva, de la autoridad que es servicio y que hace posible y fomenta la fraternidad y la dignidad personal.

Esta es la meta que tenemos ante nosotros y que nos exige apurar la marcha y luchar por lograr aquello que aún no hemos alcanzado. Por la Misión del 31 de Mayo se le regala a Schoenstatt la plenitud de su organismación, para ser, con autoridad moral, corazón de la Iglesia.

El Cor unum in Patre, Un solo corazón en el padre, se realizará así con mayor profundidad y amplitud. No basta que cada persona, cada grupo o cada comunidad esté en el padre. Todos debemos formar una unidad en el padre fundador, a nivel vital y a nivel de organización; en el plano nacional y en el plano internacional. La organización y organismación que pretendemos se concentra en la relación de persona a persona, de comunidad a comunidad, de instituto a instituto, de rama a rama y de país a país. Sólo en la medida en que hayamos realizado este ideal, habremos vencido enteramente el colectivismo y el individualismo, que son el cáncer de nuestra época.

A continuación, haremos aplicaciones más concretas. En primer lugar, nos referiremos a la Internacional schoenstatiana y luego a la unidad y relación entre los Institutos y los laicos, acentuando la necesidad de la participación activa de estos últimos. Para terminar, nos referiremos a las exigencias y a las actitudes que debemos cultivar para la realización plena de la doctrina del organismo de nuestra Familia.

4. La Internacional Schoenstatiana como exigencia del 31 de Mayo

Cuando hablamos de la Internacional Schoenstattiana, tenemos siempre ante nuestra vista, tal como lo hemos hecho notar anteriormente, el ideal de la Iglesia renovada, alma de una nueva sociedad, de la solidaridad internacional de los pueblos. En este contexto, entendemos la trascendencia del desarrollo que trajo para la Familia el paso del 31 de Mayo. Al confiar a un Santuario filial, en nuestro caso al Santuario de Bellavista, una misión peculiar, el padre fundador ponía en marcha, en forma definitiva, la Internacional Schoenstattiana, desatando con ello el desarrollo de lo que ya se había gestado germinalmente en Dachau.

No hablamos sólo del Schoenstatt internacional, es decir, de Schoenstatt en todos los países del mundo. Cuando hablamos de la Internacional Schoenstattiana tenemos ante nosotros la originalidad de Schoenstatt en cada país, la realidad de la interdependencia, intercambio y ayuda mutua; la relación al Santuario orig...

Índice

• Portada
• Portadilla
• Créditos
• Índice
• Presentación
• CAPÍTULO I: Una mirada a nuestra historia
• CAPÍTULO II: Inicio de una nueva etapa
• CAPÍTULO III: Schoenstatt, corazón de la iglesia
• CAPÍTULO IV: La conquista del poder de amor
• CAPÍTULO V: Plática de la coronación P. Hernán Alessandri
• Oración de Coronación