Gitanidad
eBook - ePub

Gitanidad

Otra manera de ver el mundo

  1. 442 páginas
  2. Spanish
  3. ePUB (apto para móviles)
  4. Disponible en iOS y Android
eBook - ePub

Gitanidad

Otra manera de ver el mundo

Descripción del libro

Transcending the usual patterns of ethnology and sociology, this consideration works towardsdiscoveringthe essence of Gypsy identity, arriving at what is called romipen, a state of being and lifestyle of Indianorigin. This essence thusturns Gypsies into a fragment of the East in the middle of the Western world, explaining more than10 centuries of encounters and clashes, of fascination and discrimination, that has existed between Gypsies and non-Gypsies. Superando las habituales pautas de la etnología y la sociología, este estudio intenta descubrir la esencia de la identidad gitana, obteniendo lo que denomina romipen, un estado de ser y un estilo de vida de claro origen índico. Esta esenciaconvierte a los gitanos en un fragmento del Oriente en medio del mundo occidental, explicando los más de 10 siglos de encuentros y desencuentros, de fascinación y discriminación, que han habido entre gitanos y no gitanos.

Preguntas frecuentes

Sí, puedes cancelar tu suscripción en cualquier momento desde la pestaña Suscripción en los ajustes de tu cuenta en el sitio web de Perlego. La suscripción seguirá activa hasta que finalice el periodo de facturación actual. Descubre cómo cancelar tu suscripción.
Por el momento, todos los libros ePub adaptables a dispositivos móviles se pueden descargar a través de la aplicación. La mayor parte de nuestros PDF también se puede descargar y ya estamos trabajando para que el resto también sea descargable. Obtén más información aquí.
Perlego ofrece dos planes: Esencial y Avanzado
  • Esencial es ideal para estudiantes y profesionales que disfrutan explorando una amplia variedad de materias. Accede a la Biblioteca Esencial con más de 800.000 títulos de confianza y best-sellers en negocios, crecimiento personal y humanidades. Incluye lectura ilimitada y voz estándar de lectura en voz alta.
  • Avanzado: Perfecto para estudiantes avanzados e investigadores que necesitan acceso completo e ilimitado. Desbloquea más de 1,4 millones de libros en cientos de materias, incluidos títulos académicos y especializados. El plan Avanzado también incluye funciones avanzadas como Premium Read Aloud y Research Assistant.
Ambos planes están disponibles con ciclos de facturación mensual, cada cuatro meses o anual.
Somos un servicio de suscripción de libros de texto en línea que te permite acceder a toda una biblioteca en línea por menos de lo que cuesta un libro al mes. Con más de un millón de libros sobre más de 1000 categorías, ¡tenemos todo lo que necesitas! Obtén más información aquí.
Busca el símbolo de lectura en voz alta en tu próximo libro para ver si puedes escucharlo. La herramienta de lectura en voz alta lee el texto en voz alta por ti, resaltando el texto a medida que se lee. Puedes pausarla, acelerarla y ralentizarla. Obtén más información aquí.
¡Sí! Puedes usar la app de Perlego tanto en dispositivos iOS como Android para leer en cualquier momento, en cualquier lugar, incluso sin conexión. Perfecto para desplazamientos o cuando estás en movimiento.
Ten en cuenta que no podemos dar soporte a dispositivos con iOS 13 o Android 7 o versiones anteriores. Aprende más sobre el uso de la app.
Sí, puedes acceder a Gitanidad de Sergio Rodríguez López-Ros,Sergio Rodríguez en formato PDF o ePUB, así como a otros libros populares de Scienze sociali y Antropologia culturale e sociale. Tenemos más de un millón de libros disponibles en nuestro catálogo para que explores.

Información

Año
2017
ISBN de la versión impresa
9788472458970
ISBN del libro electrónico
9788499881225

PARTE III. EPISTEMOLOGÍA GITANA
Ver el mundo a la manera gitana

9. DEFINICIÓN Y CLASIFICACIONES DE LA EPISTEMOLOGÍA

La cuestión del conocimiento aparece como eje central de la reflexión filosófica a lo largo de la Historia, hasta el punto de convertirse en una de las preguntas centrales de la propia filosofía. Son muchos los autores y las corrientes que han intentado dar respuesta a cuestiones como: «¿Qué y cómo podemos conocer?», «¿Cuáles son los límites del conocimiento?», o «¿Qué función tiene el conocimiento en el desarrollo de la personalidad y la configuración de la cultura?». En este sentido, la epistemología constituye uno de los fundamentos de la identidad de las personas y la construcción de las cosmovisiones colectivas, entre ellas la gitana.
DE LA EXISTENCIA AL CONOCIMIENTO
Afirma Juan Pablo II, en su carta encíclica Fides et ratio, que el ser humano es un ser cognoscente, que vive en el mundo y se interroga por él, intentando dar sentido a su existencia: «Cuanto más conoce la realidad y el mundo, más se conoce a sí mismo en su unicidad, resultándole más urgente el interrogante sobre el sentido de las cosas y sobre su propia existencia» (Juan Pablo II, 1998: 3-4).
Baste como ejemplo esta afirmación para deducir que la reflexión personal sobre uno mismo está indisolublemente ligada a la realidad en que desarrolla su vida, hasta el punto de que la búsqueda de sentido sobre su existencia («¿Quién soy?») aparece vinculada a la explicación sobre su capacidad de conocimiento («¿Es verdadera la realidad que me envuelve?»). En este sentido, Walter Berne afirma que «pensar es hacerlo siempre sobre algo», por lo que sólo puede haber conocimiento en la medida en que haya alguien que conoce y algo que es conocido.
En esta relación epistemológica, el ser humano no reflexiona por el simple hecho de hacerlo, sin ninguna intencionalidad, sino que lo hace para dar un sentido verdadero a su existencia. El propio Juan Pablo II concreta su definición sobre el ser humano afirmando que es alguien «que busca la verdad», porque «nadie puede quedar indiferente sobre la verdad de su saber: si descubre que es falso, lo rechaza; si puede confirmar su verdad, se siente satisfecho» (Juan Pablo II, 1998: 42). El propio san Agustín de Hipona, en sus Confesiones, asegura: «He encontrado a muchos que querían engañar, pero ninguno que quisiera ser engañado» (X, 23, 33: CCL, 27, 173).1 El ser humano necesita conocer la verdad y vivir conforme a ella, porque «si se tiene en cuenta que todo lo que existe puede ser conocido, hay que concluir que verdad y ser son la misma cosa» (Corazón, 2002a: 22).
Pero… ¿qué es el conocimiento? La definición clásica de Aristóteles, que fundamenta el pensamiento realista, sostiene que se trata de una «adecuación del intelecto a la realidad». Ferrater Mora afirma que «conocer es el acto por el que un sujeto aprehende un objeto» (Ferrater, 1994: 67). Verneaux va un poco más allá al decir que «es un acto, espontáneo en lo que respecta a su origen e inmanente en lo relativo a su término, mediante el que alguien se hace intencionalmente presente alguna región del ser» (Verneaux, 1994: 103-104). Para García Cuadrado, en cambio, «es una relación entre un sujeto que conoce y una realidad que es conocida» (García, 2003: 51). En términos parecidos se expresa Corazón, al asimilarlo a un «acto que posee intencionalmente al objeto conocido» (Corazón, 2002a: 47). Retengamos la necesidad de que, para que haya conocimiento, es necesario que existan un sujeto, un objeto y una relación entre ambos.
DEFINICIÓN Y EVOLUCIÓN DE LA FILOSOFÍA DEL CONOCIMIENTO
Este sería el objeto de la filosofía del conocimiento, disciplina filosófica destinada a «establecer el valor del conocimiento humano» (Verneaux, 1994: 14) o a «estudiar la verdad que se experimenta en el interior del mundo cognoscitivo» (Alessi, 2003: 39). La gnoseología o epistemología (del griego,
o episteme, lit. “conocimiento”;
o logos, lit. “teoría”) es el estudio de la producción y validación del conocimiento. Es conocida como «la rama mayor de las Ciencias». Se ocupa de problemas como las circunstancias históricas, psicológicas y sociológicas que llevan a la obtención del conocimiento, así como de los criterios por los que se justifica o se invalida. Algunos autores apuntan diferentes nombres para designar a esta rama de la filosofía, como crítica del conocimiento, estudio del conocimiento o teoría del conocimiento (Corazón, 2002: 21-22). Otros, en cambio, rechazan el primero (crítica) por su carácter limitado al pensamiento kantiano, y el segundo por su vinculación con la filosofía de la ciencia (epistemología), recomendando adoptar el tercero, también conocido como gnoseología, entendida como «estudio de las cuestiones relativas a la posesión del ser por el conocimiento, es decir, a la metafísica de la verdad» (Llano, 2000: 20). En el ámbito filosófico español se utiliza este último para referirse al conocimiento en general, reservando epistemología para el conocimiento científico, mientras que en el ámbito filosófico inglés y francés este segundo término lo engloba todo.
Independientemente de su denominación, existe un cierto consenso sobre el hecho de que la filosofía del conocimiento resulta una constante implícita a lo largo de la historia del pensamiento filosófico. Su formulación explícita no se produjo hasta la época moderna, a partir de la diferenciación crítica entre sujeto cognoscente y objeto conocido, sintetizada en la distinción cartesiana entre res cogita y res extensa. Es la diferenciación índica entre viṣayin (quien conoce) y viṣaya (lo conocido). Pero una cosa es el origen y otra, la definición. Así, Ferrater Mora vincula su condición de disciplina a su formulación explícita en el pensamiento kantiano:
Sólo en la época moderna el problema del conocimiento se convierte en el problema central del pensamiento filosófico […] Pero todavía no se concebía el estudio del conocimiento como capaz de impulsar una disciplina filosófica especial. Desde Kant, en cambio, el problema del conocimiento se convirtió en objeto de una teoría del conocimiento [Ferrater, 1976: 67].
Pero el drama de la filosofía moderna, como apunta Martin Heidegger, sería el olvido del ser: la reflexión filosófica, «dejando de orientar su investigación sobre el ser, ha concentrado la propia búsqueda sobre el conocimiento humano. En vez de apoyarse sobre la capacidad humana para conocer la verdad, ha preferido destacar sus limitaciones y condicionamientos» (Juan Pablo II, 1998: 10). De ahí que nuestra metodología de investigación parta de una distinción crítica entre sujeto cognoscente y objeto conocido, para centrar nuestra atención en la persona que conoce y sus actitudes sensitivas e intelectivas. El centro de atención, como apunta Alessi, es «el poliédrico mundo del pensamiento, en todas sus manifestaciones» (Alessi, 2003: 39).
1. Esta misma frase, adaptada al contexto gitano, se la escuché decir, hasta la saciedad, a Juan de Dios Ramírez Heredia, entre 1995 y 1998: «Engañar a otro puede tener hasta cierto arte; engañarse a uno mismo, sencillamente, es de tontos».

10. ORIGEN Y FUNDAMENTACIÓN DEL CONOCIMIENTO ENTRE LOS GITANOS

Tal como hemos visto, los gitanos han vivido siempre en el mundo. La suya no ha sido una existencia recluida entre cuatro paredes, en un mundo ideal, sino que ha transcurrido en estrecho contacto con la naturaleza y la comunidad, con quienes han establecido una relación destinada a garantizar su supervivencia. Afirma Mendiola, afincado desde hace 30 años en los Estados Unidos, donde ha trabajado en uno de los programas aeroespaciales de la NASA:
Creo que la efectividad gitana está más que demostrada. Pocos grupos sobreviven con tan pocos recursos y con tantos obstáculos [Mendiola, 1997: 16].
Esta afirmación, en el plano cognitivo, tiene dos claras consecuencias. Por una parte, la obligación de vivir en una caravana acostumbró a los gitanos a privilegiar los sentidos como medio de relación entre la persona y la naturaleza; por otra parte, el hecho de cerrarse en la propia comunidad le otorgó un papel referencial en la supervivencia: vivir sería, sobre todo, vivir en comunidad. De ahí que los gitanos hayan desarrollado –como veremos– una forma de pensar fuertemente realista y pragmática, que se ha superpuesto a los rasgos de origen oriental (voluntad de conocimiento, fijación en los particulares, lógica de carácter inductivo) que han perdurado en su inconsciente cognitivo.
Esta eficacia ha sido constatada por la mayoría de maestros y profesores que han trabajado con niños y jóvenes gitanos. Coinciden en decir que su dificultad en el razonamiento abstracto es paralela a su facilidad para las cuestiones concretas. Como afirma la maestra Elisa Soler, que ha trabajado con ellos durante casi 40 años, «les cuesta entender los conceptos que no tienen una aplicación práctica para ellos y, sobre todo, para su mundo» (Soler: 2004). En este mismo sentido se manifiesta Teresa Codina, maestra e impulsora de las escuelas Avillar chavorrós y Chavó-Chaví del barrio barcelonés de Can Tunis: «Tenían una enorme dificultad para la abstracción. En cambio, lo concreto se les daba muy bien. Por eso pusimos en marcha un taller de manualidades que funcionó perfectamente. Eran mucho más hábiles que los niños no gitanos» (Codina: 2010). Feli Lozano, maestra durante más de 20 años en el barrio de La Mina, también corrobora esta impresión: «He tenido multitud de niñas y niños gitanos como alumnos. Jamás olvidaré su frescura, viveza e ingenio». Botey constata «la aversión a la rigidez lógica y las ideas abstractas» (Botey, 1970: 180).
LOS HÁBITOS COGNITIVOS
Sirva, como punto de partida, la constatación de que los gitanos se mueven con facilidad en el mundo real, como contexto inmediato de su existencia. El escritor Miguel de Cervantes, en La gitanilla, no duda en afirmar:
No hay gitano necio ni gitana lerda, que como el sustentar su vida consiste en ser agudos, astutos y embusteros, despabilan el ingenio a cada paso y no dejan que críe moho de ninguna manera [Cervantes, 1613/1969: 24].
Los gitanos tienen una intencionalidad de conocer que es el punto de partida del proceso cognitivo, como señala Corazón:
En primer lugar, conocer es siempre y necesariamente conocer algo: es decir, el conocimiento no se refiere a sí mismo sino a aquello conocido […] [que] no es nunca, directamente, el propio acto de conocer ni el objeto conocido, porque este no es más que el mismo acto de conocer en cuanto ejercido […] Cuando conocemos, conocemos realidades, no ideas […] Otra nota de la intencionalidad es que entre el acto de conocer y aquello conocido no hay nada intermedio […] Por eso, conocer es algo que sucede siempre en el presente: en realidad, conocer es tener algo en presencia [Corazón, 2002a: 49-51].
Esta voluntad de conocer es la que los escritores románticos del siglo XIX denominaron de forma imprecisa pasión gitana, refiriéndose a su pulsión por estar siempre abiertos a la realidad con una clara intencionalidad de captar al máximo su densidad semántica: cuanta más información, mejor subsistencia. Como reconoce el político gitano Juan de Dios Ramírez Heredia, «para el gitano, el tesoro es lo humano y la felicidad es vivir» (Ramírez Heredia, 1973: 14). Soler profundiza en este concepto, desde otra perspectiva, al decir que el alumnado gitano «puede pecar de falta de concentración, pero nunca de falta de atención», es decir, perciben mucho pero retienen poco (Soler: 2004.). García Cuadrado sitúa esta intencionalidad como perfección vital: «Vivir conociendo es vivir mucho más (no en el sentido temporal sino intensivo), porque se vive aquello que se es y se vive (de otra manera) aquello que no se es» (García, 2003: 51-52).
Los propios gitanos reconocen en ellos mismos la voluntad de captar el presente, que tan frecuentemente se les ha recriminado. Afirma Albert Garrido que «el romanó, antigua lengua derivada del sánscrito, nos pone al corriente de un valor esencial de los gitanos: su predisposición a vivir al día» (Garrido, 1999: 54). El poeta gitano Pohopol dice de su pueblo: «Eran como las olas, el humo y el viento: no podían, no sabían, no querían estarse quietos» (VV.AA., 2003: 13). El propio Mendiola sostiene que «el gitano olvida pronto el pasado, si es triste; y raramente piensa en el futuro, a menos que sea muy inmediato. Eso sí: vive intensamente el presente, siempre dispuesto a sacar de el mejor provecho posible» (Mendiola, 1997: 17). Esta apertura a la realidad inmediata, que no es otra cosa sino el presente, es la que Corazón valora en el acto de conocer: «Esta inmediatez del conocimiento significa que el hombre es un ser abierto a la realidad» (Corazón, 2002a: 57).
Algunos autores se muestran críticos a la hora de considerar como auténtico el conocimiento de tipo práctico, que está condicionado por el resultado: «Si el conocimiento se somete a la voluntad, resta por completo a su disposición», por lo que «cuando se concibe como un medio al servicio de cualquier finalidad […], se le limita y, con él, al propio hombre» (Polo, 1987: 92). Pero ya Georg F. Hegel intentó reunir contemplación y acción en su dialéctica, algo que tanto atrae a los orientales (Nakagawa, 2006: 84). En el caso de los gitanos, no hay que confundir este tipo de conocimiento, destinado a justificar una acción, con la voluntad de conocer por necesidad, destinada a la supervivencia personal. En este sentido, santo Tomás de Aquino considera que «el conocimiento práctico sería el superior, porque la felicidad del hombre es la consideración y ordenación de sus actos y pasiones» (S.Th., II-II, q.180, a.2). En la época contemporánea, otros autores han avalado también el carácter práctico del conocimiento. William James, en El pragmatismo (1907), considera que «la verdad consiste en el valor práctico de las ideas. Es verdad lo que favorece la acción (…) El conocimiento humano tiene valor sólo en la medida que es favorable al individuo y a la sociedad» (Alessi, 2003: 144). También John Dewey, en La búsqueda de la verdad (1927), se pronuncia en este sentido: «Sólo en la eficacia de la acción el hombre consigue la certeza y, con ella, la verdad» (Dewey, 1960: 3). Los propios gitanos reconocen este utilitarismo, destinado a garantizar la supervivencia personal y grupal:
En una jerarquía de valores, los gitanos damos la mayor importancia al hombre, después a la naturaleza y finalmente a la vida […]. En este sentido, el gitano es egoísta. Explota todo lo que está a su alcance para conseguir el bienestar de los suyos, porque sabe que sólo así cumple con su obligación de buen padre, hijo o marido [Ramírez Heredia, 1974: 77 y 33].
EL CONOCIMIENTO NOÉTICO
Hemos visto hasta ahora que los gitanos están constitutivamente abiertos a la realidad con la clara voluntad cognitiva de percibirla, aunque sea a efectos pragmáticos. No en vano, los gitanos se han dedicado tradicionalmente a actividades de tipo práctico, en especial el comercio (animales, ropa, chatarra), la artesanía (hierro, mimbre), el cultivo (campo, animales) o el arte (canto, música). ¿Qué tienen en común? En un primer análisis podríamos decir que la necesidad de un soporte real y el resultado práctico de la actividad. Pero, en un segundo y más profundo análisis, se puede colegir que todas esas actividades otorgan un alto valor a los sentidos, porque permiten a la persona estar en contacto directo con el medio natural. Lo reconoce el gitano orientalista Manuel Reyes (2005), miembro del Secretariado Gitano de Barcelona, al recordar en una conferencia en Casa Asia sus inicios como herrero:
Como aprendiz de herrero, pude comprobar cómo el elemento aire, canalizado con el fuelle, avivaba al elemento fuego, donde se depositaban los metales para darles forma con el martillo sobre el yunque.
De esta forma, los sentidos son el origen del proceso cognitivo de los gitanos y la percepción sensible, el medio inicial por el que se ponen en contacto los sujetos cognoscentes y los objetos conocidos en el mundo gitano. De hecho, el binomio sentimiento y conocimiento es uno de los rasgos fundamentales de la identidad gitana, como reconoce el documento de principios de la Unión Romaní española, al afirmar que «ser gitano es sentirse gitano, ser partícipe de un sistema de valores […] que tamiza la percepción exterior basándose en una cultura milenaria» (URE, 1996: 13). Se...

Índice

  1. Cubierta
  2. Portada
  3. Créditos
  4. Sumario
  5. Prólogo
  6. Presentación
  7. Parte I. Introducción
  8. Parte II. La realidad gitana
  9. Parte III. Epistemología gitana
  10. Parte IV. Antropología gitana
  11. Parte V. Ética gitana
  12. Parte VI. Estética gitana
  13. Parte VII. Metafísica gitana
  14. Parte VIII. Conclusiones
  15. Bibliografía
  16. Fuentes escritas
  17. Otras fuentes (audiovisuales y sonoras)
  18. Anexo
  19. Imágenes
  20. Agradecimientos
  21. Contracubierta