I NUESTRO CINE
SPANISH MUSIC. LA CARACTERIZACIÓN DE LA MÚSICA ESPAÑOLA EN EL HOLLYWOOD SILENTE
Lidia López Gómez
Universidad Autónoma de Barcelona (UAB)
ESTANDARIZACIÓN DEL SONIDO EN EL CINE MUDO
En el año 1895, salió a la luz el invento que puede ser considerado, sin lugar a dudas, como el precursor de la sincronización de imágenes y audio: el Kinetófono de Edison. Este artefacto consistía en un kinetoscopio con un Fonógrafo instalado en su interior, que mediante unos auriculares permitía escuchar música al mismo tiempo que se veían las imágenes en el interior del aparato de forma individual. A este invento le siguieron una serie de novedades tecnológicas durante el cambio de siglo, que se focalizaron principalmente en la imagen y no en el sonido. La idea de sincronización que Edison tuvo con la creación del Kinetoscopio no se volvería realidad hasta finales de los años 20 del siguiente siglo, con la llegada del cine sonoro.
Sin embargo, durante la década de los años diez, habiéndose constatado la popularidad y el gran rendimiento económico del cine, que ya era considerado el nuevo entretenimiento de moda, se dieron algunas situaciones que condicionaron enormemente la producción musical para el cine. Entre otras primicias tecnológicas, una de las novedades más definitorias en estos años fue la construcción de teatros más grandes, creados específicamente para la proyección de filmes, que permitían instalar dos proyectores en cada sala y, de esta manera, evitar las pausas que se producían habitualmente durante el cambio de rollos en las exhibiciones (Altman, 2004:249). Así, las películas podían proyectarse sin interrupciones, por lo que comenzaron a ampliar su metraje, convirtiendo el cine en un espectáculo que no necesitaba de otras funciones complementarias que justificasen el precio de la entrada. Pero, ¿qué relevancia tuvieron estos hechos técnicos para la música? Al ser los filmes más largos, ya no se podía presuponer que el pianista y demás músicos pudieran simplemente improvisar la parte musical, y fue en este momento en el que las productoras y editoriales musicales vieron la necesidad de crear algún tipo de ayuda o guía para los intérpretes en el cine mudo. George W. Beynon explica de forma casi anecdótica la situación usual antes de que se iniciasen los procesos de estandarización.
Productores y creadores cinematográficos de todo el país recibieron cartas pidiendo algún tipo de asistencia relacionada con la música. Al principio, estas epístolas no recibieron consideración alguna, ya que como algún dirigente expresó: «Nosotros proveemos películas, no música». Pero las súplicas por sugerencias musicales fueron tan insistentes que se hubo de tomar medidas (Beynon, 1921:10).
Así, durante esa década se desarrollaron diversos procesos de estandarización sonora en el cine, entre los que se encuentran la composición de partituras originales cinematográficas, la creación de cue sheets (hojas de señal), las enciclopedias, o los manuales y recopilaciones de temas musicales para la utilización en los filmes, denominados comúnmente, photoplay music.
En cuanto a la composición original, cabe reseñar que no fue una de las prácticas más habituales, ya que la mayoría de los teatros no disponían de los medios para poder representar fielmente la música. En ocasiones, alquilar las partituras originales compuestas expresamente para el film. Durante la época de cine mudo, la opción de realizar composiciones originales se limita a «un uno por ciento de la producción global» (Chion, 1997:59) y se concentra especialmente en filmes de la década de los años veinte.
Por su parte, los cue sheet consistían en folios, distribuidos de forma habitual por las productoras, en donde aparecían las recomendaciones musicales oficiales para los filmes que distribuían. Los cue sheet se convirtieron rápidamente en una de las prácticas más habituales para musicar películas, prosperando durante la década de los diez y popularizándose especialmente durante los años veinte. En cada folio se exponían los elementos clave para la identificación de la música y los momentos fílmicos en los que utilizarla: el título de la secuencia de la película a la que se correspondía la música, (especificando si se trataba de un momento de intertítulos o un momento de acción fílmica) y el título de la obra musical que se recomendaba y la duración estimada para hacerla coincidir con la escena. Para ayudar a la identificación, algunas editoriales utilizaban un íncipit musical, acompañado del nombre de la editorial en la que estuvieran publicadas las partituras. Finalmente, se podían encontrar también recomendaciones de interpretación, tales como las que se pueden observar en el siguiente ejemplo (Imagen 1), perteneciente al cue sheet de El maquinista de la General (Buster Keaton, 1926), en donde se recomienda, por ejemplo, realizar «efectos cómicos de tren ad. lib. silbidos, silbatos de vapor, campanas».
Imagen 1. Primer folio del Cue Sheet de la casa Thematic Music, perteneciente al film El maquinista de la general, publicado en 1927.
Durante los años diez, los cuadernos y libros de photoplay music fueron otro de los recursos más utilizados para poner música a los filmes. En caso de no disponer del cue sheet de la película que se proyectase, o no poseer las partituras que en él se recomendaban, se utilizaban este tipo de publicaciones, las cuales contenían partituras clasificadas por emociones o elementos definitorios de escenas de películas. Cabe remarcar que durante los primeros años de cine mudo, y especialmente durante la primera etapa, las temáticas de los filmes estaban claramente delimitadas y eran bastante exiguas:
Para preparar un acompañamiento para el film, los primeros asuntos a tener en consideración son el estilo, el período y la atmósfera de la historia. El estilo puede ser (i) Drama; (ii) Comedia Dramática; (iii) Histórico (obra «de disfraces») y (iv) «Oriental». (Tootell, 1927:73)
Dependiendo de la edición de la publicación, se encuentran partituras para piano, para pequeños grupos instrumentales o para orquestas completas. En la mayoría de los casos, un mismo tema se arreglaba y orquestaba para las diversas formaciones. Así, aunque lo más habitual es encontrar partituras para piano solo, o para piano y un instrumento solista; cuando se trata de agrupaciones, la formación que se repite más a menudo es un quinteto de cuerda (dos violines, viola, violonchelo y contrabajo) con un grupo de vientos que, combinando madera con metales, incluye clarinete, flauta, dos trompetas, trombón y percusión; a los cuales se suma un piano. Estas formaciones eran variables, y el propósito de las publicaciones de photoplay music era la de brindar una cierta libertad a los intérpretes, ofreciendo partituras con motivos musicales que encajaran con suficiente coherencia con las temáticas habituales de los filmes.
Imagen 2. Página del índice de co...