Trayectoria personal de
Maria Antònia Canals
Yo sé muy pocas cosas, la única cosa que sé segura es que pienso trabajar, mientras pueda, para que la escuela mejore. Ni tan solo estoy segura de que lo que hago sea siempre correcto y eficaz. Has de saber cuestionarte tu propio trabajo y los mejores indicadores son siempre los niños y niñas, por eso es tan importante saberlos escuchar.
Maria Antònia Canals
La de M. Antònia Canals es una historia de la que se conocen bastantes acontecimientos. Hay libros y artículos en los que se trata esta cuestión (Callís, 2001; Esteve, Fajula, Marín y Muxach, 2005; Alsina y Soler, 2005). Su trabajo a lo largo y ancho de toda la geografía española ha hecho que sea conocida por una gran parte de la comunidad educativa dedicada a la enseñanza de las matemáticas. Los premios que se le han otorgado son un signo del reconocimiento público adquirido. Repetir esa historia aportaría poco a lo que ya se sabe.
Pero esa historia es poco más que el recorrido por una cronología en la que se relacionan hechos y fechas. Que da cuenta de los acontecimientos, pero que no los explica. Sin embargo, cuando utilizo el término de trayectoria personal es para señalar la diferencia entre esa historia cronológica y la explicación de esa serie de acontecimientos, ya que toda trayectoria personal va mucho más allá del simple repaso a los acontecimientos que se suceden año tras año. Esa colección de sucesos nunca son fruto del azar, sino de las sucesivas encrucijadas a las que cada persona se enfrenta, y cuya solución depende del contexto social y personal de cada uno, así como también de la escala de valores de esa persona. La personalidad de M. Antònia Canals, su propio contexto familiar y profesional, así como ese otro contexto más amplio, político y social, en el que transcurre su vida, son las variables que permiten comprender dicha trayectoria personal.
En sentido estricto, la biografía de M. Antònia Canals ya se conoce (Alsina y Soler, 2005 y Callís, 2001). Una persona de la que se han escrito libros y artículos no es extraño que cuente con alguna biografía publicada, más o menos extensa. Aquí recorreré esa misma biografía, pero fijando la atención en algunos factores que han contribuido a la formación de dicha biografía. Elementos próximos a su propio entorno (familia, trabajo…), pero también otros que se inscriben en lo que puede denominarse contexto social y que, en algunos casos, son de ámbito nacional e internacional. Pero lo más importante es intentar descubrir cuál es la dinámica de dicha trayectoria personal, cómo M. Antònia, provista de lo que podrían considerarse los principios morales desarrollados a partir de su propio proceso educativo (familiar y social), se enfrenta a una serie de encrucijadas y cómo sus decisiones le permiten establecer un itinerario personal y profesional coherente. La tarea puede parecer sencilla, pero realmente obliga a una colaboración muy estrecha entre, en este caso, M. Antònia Canals y yo, porque la trayectoria personal que aquí se presenta es la historia de M. Antònia contada por ella misma, pero en la que incorporo mi punto de vista, con la única pretensión de poder descubrir cuáles han sido las encrucijadas más importantes que ha afrontado y cómo esas encrucijadas han ido configurando su trayectoria. Así, las 10 entrevistas grabadas son solo la punta de un iceberg, ya que estas se han realizado a lo largo de diferentes periodos de convivencia entre las dos, tanto en Girona como en Albacete. Y, muchas veces, es en los espacios informales de convivencia donde mejor se puede conocer y comprender a otra persona.
Contexto social
Maria Antònia Canals i Tolosa nace en Barcelona, el 15 de noviembre de 1930. La importancia de esta fecha viene dada por la situación de la enseñanza en Catalunya, que en esa época desarrolla importantes procesos de renovación pedagógica que la sitúan en la vanguardia nacional e internacional. Desde principios del siglo xx, se produce en España un importante movimiento de renovación pedagógica, que resulta especialmente notable en Catalunya, donde reúne algunas particularidades que le otorgan personalidad propia. «Catalunya, sin duda, vivió, en el primer tercio del siglo xx, la más importante renovación pedagógica de su historia» (Aisa, 2007: 73).
El papel de la Institución Libre de Enseñanza, creada en 1876, junto con la influencia del pensamiento krausista, hacen que la cuestión educativa sea uno de los centros de interés en la vida política. Esta misma influencia también llega a Catalunya (en 1895 se crea la Institución Libre de Enseñanza de Sabadell), especialmente de la mano de Hermenegildo Giner de los Ríos (miembro de la Comisión de Cultura del Ayuntamiento de Barcelona y amigo de Joan Bardina), que contribuyó a que intelectuales catalanes viajasen al extranjero gracias a las pensiones de la Junta para Ampliación de Estudios (Delgado, 2000). Pero la importancia de la cuestión educativa en Catalunya también es fruto de otros factores propios de la sociedad catalana. De hecho, la propuesta pedagógica regeneracionista española tiene poco peso específico en el ámbito catalán, donde los noucentistas, herederos de la Renaixença, tienen intereses propios respecto a las reformas pedagógicas. «Lejos de las propuestas de la Institución Libre de Enseñanza, que aspiraba a una revolución desde arriba, a una revolución de la élite, el proyecto pedagógico noucentista catalán pasará, no por la Universidad, sino por la educación primaria e infantil» (González-Agàpito, 1991: 141).
La Renaixença fue un movimiento histórico literario que promovió la restauración literaria del catalán, de manera especial a partir de los Jocs Florals celebrados desde 1859; proceso que coincidió, tal como destaca Joan-Lluís Marfany, «con el esfuerzo más importante de castellanización de la propia sociedad que las clases dirigentes habían jamás emprendido» (Marfany, 1995: 908). En las últimas dos décadas de ese siglo se consolida la literatura catalana, periodo que culmina en 1892 con la redacción de las denominadas Bases de Manresa, que son un proyecto presentado por la Unió Catalanista como Bases para la Constitución Regional Catalana, y en las que se propone la oficialidad única de la lengua catalana. En esa reunión de asociaciones catalanistas actuó como secretario Enric Prat de la Riba, que quince años más tarde será nombrado Presidente de la Diputación de Barcelona. Este siglo xix finaliza con la creación del Collegi de Sant Jordi en 1898 (primer colegio en catalán) y con la fundación, en 1899, de la Associació Protectora de l’Ensenyança Catalana.
Así, la renovación pedagógica en Catalunya durante el primer tercio del siglo xx cuenta con toda una corriente de pensamiento que defiende la identidad cultural catalana, y que tiene sus orígenes en el rechazo a las políticas del despotismo ilustrado, diseñadas en el siglo xviii para acabar con la diversidad.
Los principales movimientos de renovación pedagógica en Catalunya, hasta el comienzo de la dictadura franquista, pueden agruparse en tres modelos diferentes: la Escuela Moderna, la Escuela Republicana y la Escuela Nueva (Jiménez, 2005). De estos tres modelos, el de la Escuela Nueva es el que va a influir notablemente en M. Antònia Canals, ya que algunos familiares muy cercanos estaban directamente implicados en este tipo de experiencias escolares. Además, algunas de las características ideológicas y políticas de la Escuela Moderna (anarquismo, antiautoritarismo, anticlericalismo) y de la Escuela Republicana (laicismo, democracia, coeducación) hacen que desaparezcan tras la guerra civil española, mientras que la Escuela Nueva pudo volver a hacer acto de presencia en el panorama educativo catalán, especialmente a partir de la década de los 50. De hecho, la Escuela Moderna y la Republicana planteaban una ruptura con los planteamientos pedagógicos reformistas burgueses en la medida en que cuestionaban la situación sociopolítica dominante, mientras que la pretensión de la Escuela Nueva era la de modificar hábitos, actitudes y valores individuales para, de ese modo, construir una sociedad más justa (Monés, 2011).
En Catalunya, la Escuela Nueva despertó desde sus orígenes un enorme entusiasmo entre la burguesía ligada a la derecha nacionalista, que vio la posibilidad de construir una identidad nacional catalana a través de sus principios educativos, pero también percibió en ella unos ideales que estaban muy presentes en el libro de Demolins, especialmente la finalidad de preparar para «la lucha por la vida» asignada a la educación, que se traducía en la formación de una nueva burguesía compuesta por «hombres de iniciativa, de invención, de salud y de fuerza; en una palabra, por el camino de los que triunfan en la vida […]. El movimiento de la Escuela Nueva, en sus aspectos exclusivamente pedagógicos, presenta características diferenciales en Barcelona –y, por extensión, en el área catalana– y Madrid –posiblemente generalizable al ámbito castellano–. En Barcelona se advierte más optimismo e idealismo y, sobre todo, una mayor identificación con el espíritu paidocéntrico, que era el elemento fundamental de las nuevas concepciones educativas. También hay una mayor tendencia a adscribirse expresamente a una corriente pedagógica o didáctica específica de la Nueva Educación. (del Pozo, 2003-2004: 322-324)
Este modelo de Escuela Nueva, reformista más que rupturista, era una opción adecuada para una nueva clase social burguesa que pretendiera una formación intelectual de calidad, pero al margen de la educación elitista de la época. Mientras que, en Madrid, la burguesía optaba por colegios religiosos más o menos elitistas o, en el caso de buscar una educación laica, por la Institución Libre de Enseñanza, en el territorio catalán se desarrollaron centros privados de carácter innovador. Es en este tipo de centros donde se adoptan los planteamientos pedagógicos de la Escuela Nueva. Sin duda, los avanzados procesos de industrialización y el predominio de la iniciativa privada, propio de la actitud individualista de la burguesía catalana, jugaron a favor de este modelo de renovación pedagógica (González-Agàpito, 1992), pero también el interés por preservar su propio patrimonio cultural, representado por la reivindicación del idioma catalán. No sería hasta el modernismo, a finales del siglo xix, y el incipi...