Capítulo 1
El campo de problemas de la Educación Física: intento de demarcación disciplinar
Raúl Gómez y Óscar Minkévich
“De pensamiento es la guerra que mayor nos hacen.
Ganémosla a pensamiento”.
José Martí
1. Introducción
Desde algún tiempo antes, pero con especial énfasis hacia fines del siglo XIX y principios del XX, el mundo occidental fue modificando significativamente su mirada en relación con problemas muy estrechamente ligados al campo disciplinar de la Educación Física. El papel cada vez más destacado de la realización de actividad física en la vida cotidiana de un sujeto inmerso en las grandes ciudades, la creciente apología del cuerpo llevada a cabo desde perspectivas vitalistas y existencialistas –así como por incipientes disciplinas que señalan los insuficientes abordajes y las vagas respuestas dadas desde el enfoque exclusivamente biológico–, el deporte con su expansión y repercusión en los distintos contextos sociales, las actividades para el redescubrimiento de la naturaleza, el conocimiento y respeto por los distintos ecosistemas, entre muchas otras cuestiones, van colocando a esta disciplina en un lugar central frente a un mundo demandante de su participación en la construcción y socialización de los sujetos.
En la tarea de abordar los diferentes problemas, muchas corrientes que se fueron perfilando dentro de la Educación Física apelando a distintos marcos conceptuales y paradigmas –algunas con más justeza en sus apreciaciones que otras–, intentarán dar cuenta de la situación problematizando esta demanda, así como también intentarán establecer en dicho recorrido su identidad, no sólo dentro del contexto de las disciplinas ligadas a la tradicional educación formal, sino además dentro del extenso y variado campo de lo no formal.
En el presente artículo no pretendemos dar cuenta de todos los diversos y complejos problemas con que se enfrenta actualmente la Educación Física. Por ello, en primer lugar, indicaremos el proceso que se establece en cualquier disciplina cuando se va de un problema a la constitución de una problemática, delimitando luego qué es un campo de problemas y algunos otros que se dan dentro de dicho campo. En segundo lugar, y con un espíritu más analítico-didáctico, se abordará el campo de problemas de la Educación Física como área de estudio. Aquí se tendrán en cuenta aquellas cuestiones que consideramos nucleares porque le dan sentido de unidad al conjunto de las problemáticas.
2. Del problema a la problemática
Un problema se nos presenta a veces como una barrera que debemos sortear, como una preocupación latente que aún no tiene solución. Otras, como un desafío, algo que se atraviesa en nuestro camino y que nos “solicita” le demos una respuesta. Ésta puede consistir en enfrentarlo con el fin de aclararlo, abordarlo y darle solución –como frecuentemente deseamos suceda–, en eliminarlo o –por último– en dejarlo para una mejor ocasión, porque evaluamos que no contamos con los medios necesarios para resolverlo o darle cualquier otra salida posible.
A diario cada uno de nosotros, en tanto sujetos históricamente condicionados y aferrados a distintas prácticas sociales, enfrentamos desde nuestra propia perspectiva disímiles problemas, ya sea que nos encontremos solos o en compañía de otros que están provistos –a su vez– de otras perspectivas. Pero en cualquier caso de que se trate, dichos problemas poseen una peculiaridad: comparten un suelo o sustrato común preponderantemente impreciso si se los aborda desde una óptica ajena a todo tratamiento disciplinar, independiente de todo contacto con áreas de saberes y/o conocimientos específicos. Podríamos decir que son problemas, sin más.
Ahora, si la óptica es la de ubicarnos como sujetos epistémicos –esto es, como sujetos pertenecientes a un campo disciplinar socio-histórico determinado, en el que sostenemos la creencia de algunas cuestiones que valen también para todo otro sujeto al que le sean accesibles las mismas razones que nos son accesibles y no otras (Villoro, 1986)– y consideramos el o los problemas no en forma aislada, sino dentro de una comunidad epistémica también socio-históricamente determinada, en la que para tematizar esas cuestiones se comparten una serie de normas y códigos en pro de hacerlas avanzar al abordarlas con saberes y conocimientos vigentes y epocalmente aceptados, entonces dichos problemas pasan a tener un suelo o sustrato común cualitativamente diferente. En este tipo de sustrato su tratamiento requiere que sean considerados desde otro lugar. Estaríamos llevando a cabo un procedimiento más circunscrito, más delimitado, preciso y “purgado”. Estaríamos construyendo y constituyendo una problemática.
Ahora bien, ¿qué ha sucedido para que dejemos de hablar de problema y pasemos a hablar de problemática? ¿Qué es lo que hace que un problema así tratado se convierta en problemática?
Si un problema o serie de problemas comienzan a tener lugar a partir de determinadas tematizaciones inherentes al propio campo disciplinar, y los sujetos epistémicos que lo integran consienten que el o los mismos les incumben y que –además– estarían en condiciones de dar alguna respuesta con desarrollos teóricos, premisas y modelos diversos, dichos problemas pasarían a ser tratados como problemáticas en ese campo.
Las problemáticas no tienen lugar en una garita extraterráquea, sino dentro de un contexto social históricamente dado. O para decirlo con palabras de Einstein, la ciencia, considerada como un conjunto acabado de conocimientos, es la creación humana más impersonal; pero considerada como un proyecto que se realiza progresivamente, es tan subjetiva y está tan psicológicamente condicionada como cualquier otra empresa humana. Es por ello que cuando en las disciplinas se otorga mayor cabida a algunas problemáticas en detrimento de otras, este hecho no debe llevarnos a pensar que todo es producto del azar. Sino que debemos tener presente lo siguiente: en todo contexto social, en tanto y en cuanto hay conocimientos y saberes en juego, se pautan consciente o inconscientemente, implícita o explícitamente, hábitos para habituar y disciplinas para disciplinar a los sujetos.
Las problemáticas tendrán su razón de ser en cuestiones ligadas a lo humano si son construidas con sentido crítico-reflexivo como enfoques, perspectivas teóricas o marcos teóricos que se adoptan para examinar un problema y elaborar la o las respuestas pertinentes al mismo dentro de un campo disciplinar específico e históricamente dado. Así, constituyen el puente de unión en el que se articulan los dos primeros actos de su constitución como tal: la ruptura y la estructuración, actos que se presentan (junto con la comprobación) como una jerarquía epistemológica (Bourdieu et al., 1999). Aquí nos detendremos a considerar estas dos primeras etapas.
La ruptura se produce respecto de todo aquello que está contaminado innecesariament...