Capítulo 1:
Los fondos mutuos
y los pequeños inversores
En este capítulo, nos centraremos en la figura del pequeño ahorrador y sus decisiones de inversión. Como se sabe, tradicionalmente las instituciones de ahorros -mutuales de ahorros, cajas o bancos de ahorro y bancos comerciales- han ofrecido a este inversor las opciones más viables para colocar sus excedentes no consumidos. Sin embargo, en las últimas décadas, con el desarrollo de los mercados financieros -mercados monetarios, de renta fija o los de renta variable-, las opciones de inversión se han diversificado y ampliado, y se ha permitido que los pequeños inversores tengan la oportunidad de participar, de forma más activa, en los mercados financieros.
Esto ha sido posible, en parte, gracias a la aparición y el crecimiento de los FM; y, en general, de los inversores institucionales. Estos han facilitado el acceso de muchos pequeños inversores a dichos mercados, pues permiten hacerlo sin tener todas las herramientas necesarias para ello -como, por ejemplo, la formación o información-. Según lo expuesto, el objetivo de este capítulo será examinar los FM como oportunidades de inversión para el pequeño ahorrador. Para ello, se analizarán, primero, los diferentes tipos de FM existentes en los mercados y las inversiones que podrían considerarse como sustitutos para cada tipo de fondo. En segundo lugar, teniendo en cuenta el horizonte temporal, la disponibilidad, el riesgo y el retorno, se revisarán las principales medidas de desempeño que se suelen utilizar al comparar opciones de inversión distintas. Y, finalmente, se tratará el tema de la persistencia y de los estudios que al respecto se han realizado para el caso de la industria de FM.
Por tratarse de un análisis de posibilidades de inversión para el pequeño o mediano inversionista, se descartan las oportunidades que requieren de una fuerte inversión inicial. Esto deja fuera del estudio a los hedge funds y otras inversiones que requieran -además de fuertes sumas de ingresos- de un inversor con conocimientos sofisticados del mercado.
1.1
Los fondos mutuos y las inversiones sustitutas
El crecimiento explosivo de los fondos mutuos -sobre todo los de mercado monetario y de renta fija- y la declinación de los depósitos a la vista, de ahorros y depósitos a plazos de los bancos y otros intermediarios financieros semejantes, hicieron pensar que los fondos mutuos estaban sustituyendo a las opciones de inversión tradicionales ofrecidas por los bancos. Los estudios sobre el tema ofrecen discursos a veces contrapuestos. A continuación, una breve revisión de algunos de estos estudios.
Estudios sobre fondos mutuos del mercado monetario
Recordemos cómo la aparición de los FM monetarios ocasionó, en la década de 1970, en los Estados Unidos, una fuerte disminución de los ahorros y depósitos bancarios que derivaron hacia los FM monetarios (Davis 1996 y 2003), más líquidos, de riesgo relativamente bajo y, sobre todo, con una alta rentabilidad. Esto ocurrió porque la legislación bancaria de este país no permitía a los bancos ofrecer tasas acordes con las del mercado, lo que los situaba en desventaja con respecto a los FM monetarios, que sí podían ofrecerlas. Así, Mack (1993) sostenía que incluso los fondos mutuos de mayor plazo podían competir con los bancos, ya que contaban -a pesar de la incertidumbre sobre su rendimiento- con una ventaja: la liquidez.
Pilloff (1999) se centró en investigar si los fondos mutuos de mercados monetarios eran sustitutos cercanos de los productos ofrecidos por las instituciones de depósitos en los Estados Unidos. De la variedad de cuentas que ofrecían las instituciones con seguro de depósito, consideró, principalmente, a las cuentas corrientes, a las cuentas de depósito de mercado monetario (MMDA, por sus siglas en inglés) y, en menor medida, a las cuentas de ahorros. Las tres contaban con características similares. Por ejemplo, no tenían plazo de maduración, lo que implica que podían ser retiradas en cualquier momento. Sin embargo, tenían también ciertas diferencias como, por ejemplo, el derecho de emisión de cheques -las cuentas de ahorro no lo tienen; las MMDA lo tienen, pero restringido (tres cheques al mes); y las cuentas corrientes tienen el derecho de forma ilimitada-. Es más, algunas ganan intereses.
Para el caso de los FM, Pilloff (1999) consideró que los fondos mutuos de mercado monetario poseían algunas características similares a las de los depósitos con seguro federal en lo que respecta a seguridad, liquidez, accesibilidad y conveniencia. Los fondos mutuos pueden clasificarse en fondos exonerados de impuestos -si las inversiones de su cartera lo están- o, en su defecto, en fondos que pagan impuestos. Se clasifican, también, de acuerdo con el tipo de inversor. Pueden ser institucionales o individuales (retail), si son personas naturales; aunque para su estudio se centró principalmente en los fondos individuales.
Al realizar la comparación, Pilloff (1999) consideró que los fondos monetarios suelen ser muy seguros, pues invierten en títulos de corto plazo y de muy bajo riesgo. Algunos permiten el uso de cheques, pero generalmente con un monto mínimo girado. Además, suelen pagar mayores intereses. Virtualmente, todos los fondos monetarios mantienen un precio estable -de un dólar por acción-, característica fundamental, ya que en los depósitos bancarios el principal está asegurado y nunca fluctúa.
Los comparó según los criterios de seguridad, liquidez, accesibilidad y conveniencia, y concluyó que los fondos monetarios no parecían ser sustitutos cercanos de los depósitos porque estos últimos contaban con el seguro de depósitos federal. Sin embargo, señaló que si bien desde el punto de vista del banco podrían no ser sustitutos cercanos, para algunos ahorradores sí podrían constituir opciones de inversión. En tales casos, eran incluidos dentro del análisis para la decisión de inversión.
Por otro lado, Kane (1995) investigó cuáles serían las ventajas que obtiene un banco grande de los Estados Unidos al ofrecer fondos mutuos, en lugar de ofrecer un depósito indexado con seguro. Argumentaba que cualquier producto que no sea un depósito de ahorros ofrecido por un banco grande, incluyendo los FM, significaba una ampliación implícita del seguro de depósito y, por ello, no generaba costo alguno. Esta situación podía explicar por qué los bancos grandes han estado más ansiosos que los pequeños por ofrecer FM y por qué los FM de los bancos podrían crecer, mientras que los depósitos disminuyen.
Fondos mutuos de renta fija
El trabajo realizado por Allen y Parwada (2002), en el caso de Australia, es muy ilustrativo y su análisis podría aplicarse a otros países. Por esta razón, se presenta este trabajo con mayor detalle. Ellos evaluaron la hipótesis que plantea que las obligaciones (liabilities) de los bancos y sus fondos administrados son sustitutos cercanos. En tal sentido, deseaban probar hasta qué punto el crecimiento de los fondos estaba mermando o desintermediando el tradicional negocio de captar depósitos. Aunque adoptaron más el punto de vista de un banco que a su vez gestiona fondos, su análisis adoptaba, también, el punto de vista de un inversor para apreciar hasta qué punto los fondos y los depósitos podrían ser considerados sustitutos.
Utilizaron datos de fondos afiliados a bancos australianos y del registro de obligaciones de los bancos de acuerdo con sus balances, para un período de nueve años. Encontraron que, empíricamente, los fondos administrados no estaban desplazando los depósitos de los bancos. La evaluación comparativa de los atributos cualitativos entre los fondos en cuestión y los depósitos bancarios no apoyaba la posibilidad de sustitución.
Se revisaron los atributos comparados para determinar si eran útiles también desde el punto de vista del inversor o ahorrista. De acuerdo con el marco descriptivo de Pilloff (1999), se analizó la posibilidad de sustitución entre depósitos y fondos mutuos monetarios -en Australia, los cash management trust (CMT)-, pero ampliaron el alcance del análisis e incluyeron los fondos mutuos de renta fija. Los autores aplicaron al caso australiano los tres factores o criterios de comparación siguientes: (i) liquidez y accesibilidad, (ii) seguridad y estabilidad de precios, y (iii) la tendencia de la demanda.
Los fondos gestionados contaban con liquidez y accesibilidad, aunque con diferencias entre ellos dependiendo del tipo de fondo. Por ejemplo, en la gestión de efectivo, los CMT australianos, por lo general, incluyen acceso a depósitos, cheques y transacciones en línea, pero no de forma directa sino por medio del banco dueño del fondo. Lo que la legislación les prohíbe es brindar ese servicio directamente. Los fondos que otorgan talonario o libro de cheques limitan la emisión de los mismos con el monto mínimo de US$ 500.
Otro aspecto que consideraron fue la facilidad de entrada. Los bancos pueden poner distintas condiciones como balances mínimos o tasas de interés, según los ingresos y la riqueza de los clientes (discriminación de precios). En los Estados Unidos, los fondos mutuos enfrentan límites legales en los tipos de cuentas que pueden ofrecer, para evitar de esta forma la segmentación de clientes a partir de esta condición. En cambio, a los fondos australianos se les permite reservarse el derecho de variar las comisiones, el monto mínimo de inversión y otras condiciones de operación especificados en el prospecto.
A los inversores les interesa tener rápido acceso al dinero invertido. Al respecto, los fondos generalmente permiten el rescate a solicitud del inversor, pero ello implica que la orden se procesará dentro de los siguiente cinco días útiles. Aún más, a los gestores de fondos se les permite retener el rescate hasta sesenta días, dependiendo de la posición de caja de los fondos y de las condiciones del mercado.
La existencia de un seguro de depósitos es un aspecto muy importante por tener en cuenta. A diferencia de los Estados Unidos, en Australia no existe el mencionado seguro. Sin embargo, Allen y Parwada (2002) consideran que algunos participantes del mercado estiman que los principales bancos son demasiado grandes para fallar y que el Banco Central evitaría que ello ocurra, porque los efectos serían devastadores para su economía. Por otro lado, son estos grandes bancos los que poseen la mayor participación en el negocio de la gestión de fondos. Además, los requerimientos de los bancos australianos de “prudencia”, aparentemente ofrecen a sus inversores mayor protección que otros fondos independientes.
Otro aspecto importante es el relacionado con la responsabilidad (liability) del inversor (partícipe) cuando el fondo en el que invirtió se vuelve insolvente y no puede cumplir con sus obligaciones. Al respecto, se espera que la legislación otorgue protección a los inversores y que, por lo menos, limite la responsabilidad del inversor hasta el monto de lo invertido -tal como ocurre con los accionistas de una empresa-. En ese sentido, los prospectos de constitución de los fondos suelen mencionar que los partícipes no pueden ser demandados para indemnizar a la entidad responsable o a sus acreedores por deudas en exceso de los activos del fondo. Para el caso de los depósitos bancarios, estos problemas son inexistentes. Por ello, una inversión en los últimos es más segura que otra en fondos mutuos.
Otro aspecto a tener en cuenta es el relacionado con la seguridad de la devolución del capital invertido. En este caso, los depósitos bancarios son nuevamente más seguros, ya que el valor del fondo puede tanto aumentar como disminuir de acuerdo con el comportamiento del mercado. En referencia a la seguridad y estabilidad de precios, se puede sostener que los productos bancarios (depósitos) son menos arriesgados que los fondos. En la práctica, este hecho se enfatiza...