Obras escogidas de Ireneo de Lyon
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Obras escogidas de Ireneo de Lyon

Contra las herejías. Demostración de la enseñanza apostólica

Alfonso Ropero

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Contra las herejías. Demostración de la enseñanza apostólica

Alfonso Ropero

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Ireneo de Lyon [126-190] es el teólogo más importante del siglo II, y probablemente después el que más influyó en la teología de la Iglesia Primitiva después de Pablo. Nacido probablemente en Esmirna (Asia Menor), su familiaridad con Policarpo [70-155], obispo y mártir de la ciudad, que mantuvo una relación personal con el apóstol Juan, le convierte en un importantísimo eslabón en la tradición apostólica. Habiéndose trasladado a las Galias (Francia) por razones que se ignoran, fue elegido obispo en la ciudad de Lyon. Aunque el historiador Eusebio de Cesarea [267-338] nos habla de un buen número de obras escritas por Ireneo, de las que transcribe algunos fragmentos, solo se han conservado dos: Elenjos kai anatrope tes pseudonímon gnóseos (Desenmascaramiento y refutación dela falsa gnosis conocido como "Contra las herejías"), y Epídeixis ou apostolikon kerigmatos (Demostración de la enseñanza apostólica).Curiosamente la polémica abierta con los gnósticos en tiempos de Ireneo y refutada por él en Contra las herejías, ha vuelto a resurgir en el siglo xxi con mucha intensidad. El hallazgo en Egipto de una versión copta de uno de los textos gnósticos desaparecidos y del que solo se tenía noticia por las citas y condenas que del mismo hace el propio Ireneo en su obra, ha desencadenado de nuevo la polémica. Nos referimos al llamado Evangelio de Judas, un texto apócrifo del siglo ii, que Ireneo atribuye a la secta gnóstica de los cainítos, y cuyo hallazgo ha causado no poca confusión a muchas personas no expertas en la materia.Por tanto, nueva lectura de Contra las herejías, es imprescindible para todos aquellos deseosos de conocer la verdad sobre este tema y leer lo que sobre el tal Evangelio de Judas opinaban ya Ireneo y los cristianos de la Iglesia Primitiva.El presente volumen de la colección PATRÍSTICA incluye las obras completas de Ireneo de Lyon [126-190]: Contra las herejías, y también Demostración de la enseñanza apostólica, una breve exposición apologética de la enseñanza apostólica.

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Información

Año
2018
ISBN
9788416845095

CONTRA LAS HEREJÍAS

LIBRO I

EXPOSICIÓN DE LAS DOCTRINAS HERÉTICAS

Prefacio

1. Hay quienes, rechazando la verdad, introducen falsos discursos y “genealogías interminables, más propias para promover discusiones”, como dice el apóstol, “que para la edificación de los planes de Dios, que se fundan en la fe” (1ª Ti. 1:4). Por una verosimilitud, dispuesta artificiosamente, seducen el espíritu de los necios y los cautivan alterando las palabras del Señor, haciéndose mal intérpretes de lo que ha sido expresado correctamente. Se hacen así causa de la perdición de muchos, apartándolos, con el pretexto de gnosis, de aquel que ha establecido y ordenado este universo; como si ellos pudieran mostrar algo más elevado y más grande que el Dios que ha hecho el cielo y la tierra y todo lo que ellos contienen.
Por medio de su elocuencia atraen de manera especial sobre todo a los que son un tanto simples y tienen comezón de oír; después, sin preocuparse más de la verosimilitud, causan la ruina de estos desgraciados, inculcando pensamientos blasfemos e impíos contra su Creador a gentes incapaces de discernir lo falso de lo verdadero.
2. Porque el error no se manifiesta tal cual es, por temor de que, apareciendo desnudo, sea reconocido; sino que, adornándose artificiosamente de un vestido de verosimilitud, obra de modo que aparece a los ojos de los ignorantes más verdadero que la verdad misma, gracias a esta apariencia exterior. Como decía a propósito de esto uno mejor que nosotros:1
La piedra preciosa,
La esmeralda, considerada de mucho valor,
Es avergonzada por imitación artística en vidrio,
Siempre que no está cerca el que tiene poder para demostrarlo y
Detectar el engaño astuto.
También, cuando una aleación de latón
Es mezclada con plata, el que no es entendido
¿Cómo lo podrá averiguar fácilmente?
Por tanto, para que nadie, por culpa nuestra, sea apresado como oveja por lobos, ya que el Señor nos ordenó guardarnos de éstos, suelen estar camuflados con la indumentaria exterior de piel de oveja (Mt. 7:15), y así hablan como nosotros, pero piensan de diferente manera, he juzgado necesario manifestarte, querido amigo, sus prodigiosos y profundos secretos, que no todos comprenden (Mt. 19:11), porque no todos tienen su capacidad; después de haber leído los comentarios de los discípulos de Valentín y haber profundizado en su doctrina. Informado así de estas doctrinas tú, a tu vez, las harás conocer a todos los que están contigo y les enseñarás a precaverse del abismo de la sinrazón y de la blasfemia contra Dios.
Referiremos breve y claramente, tal como nos sea posible, la doctrina de los que enseñan el error. Comenzaremos por Ptolomeo y las gentes de su entorno, cuya doctrina es la flor y nata de la escuela de Valentín y suministraremos, según nuestras modestas posibilidades, los medios para refutarlos, mostrando que sus pareceres son absurdos, inconsistentes y en desacuerdo con la verdad. No es que tengamos por costumbre consignar algo por escrito o que estemos ejercitados en el arte de escribir discursos; mas la caridad nos obliga a manifestarte a ti y a los que están contigo las enseñanzas cuidadosamente encubiertas hasta ahora, y así sus doctrinas quedarán manifiestas, por la gracia de Dios: “porque no hay nada oculto que no haya de manifestarse, ni secreto que no haya de saberse” (Mt. 10:26).
3. Tú no puedes exigir de nosotros, que vivimos entre celtas, y que la mayor parte del tiempo tratamos nuestros asuntos en dialecto bárbaro, ni el arte de la elocuencia que no hemos aprendido, ni la habilidad del escritor, que no hemos practicado, ni la elegancia de palabras, ni el arte de persuadir, que desconocemos; pero lo que, de manera sencilla, verdadera y en estilo vulgar, te hemos escrito con cariño, lo recibirás también con amor y lo desarrollarás por tu cuenta, como más capaz que nosotros, después de haber recibido de nosotros una especie de “simiente” y como unos simples “comienzos”, harás fructificar abundantemente en el oído de tu espíritu lo que hemos expresado nosotros en pocas palabras, y ofrecerás eficazmente a los que están contigo lo que tan pobremente hemos hecho conocer nosotros.
De la misma manera que nosotros para responder a tu deseo ya antiguo de conocer sus enseñanzas, hemos puesto todo nuestro cuidado no sólo en manifestártelas, sino también en suministrarte el medio de probar su falsedad, así también pondrás tú todo tu cuidado en servir a los demás, según la gracia que te ha sido dada por el Señor, para que los hombres no se dejen arrastrar en adelante por la doctrina capciosa de estas gentes, que es como sigue.

1

Constitución del Pleroma

1. Había, según dicen, un eón2 perfecto, que era anterior a todo y moraba en las alturas invisibles e innombrables. A este eón le llaman Primer-Principio, Pre-Padre y Abismo (Bytho).3 Inabarcable en su manera de ser invisible, eterno e ingénito, se mantuvo en un total reposo y tranquilidad durante una infinidad de siglos. Con él coexistían Ennoía (Pensamiento) a quien ellos llaman también Gracia y Silencio. En un momento determinado, este Abismo tuvo la idea de emitir de sí mismo al Principio de todas las cosas; y esta emisión, que se le ocurrió hacer, la depositó a la manera de una simiente en el seno de su compañera Silencio.4 Habiendo ella recibido la simiente quedó embarazada y engendró al Entendimiento (Noús), semejante e igual al que le había emitido, y único capaz de abarcar la grandeza del Padre. A este Entendimiento llaman también Unigénito, Padre y Principio de todas las cosas. Con él fue emitida la Verdad. Esta es la primera y fundamental Tétrada pitagórica, a la que llaman asimismo, Raíz de todos los seres. Hay, en efecto, Abismo y Silencio, después Entendimiento y Verdad.
El Unigénito, habiendo tomado conciencia de por qué había sido emitido, emitió a su vez a Verbo (Logos) y a Vida (Zoé), él era el Padre de todos esos que vendrían después de él, principio y formación de toda la Plenitud (Pleroma). Por el emparejamiento5 de Verbo y Vida fueron emitidos Hombre e Iglesia. Y he aquí la Ogdóada fundamental, Raíz y sustancia de todas las cosas, llamada entre ellos con cuatro nombres: Abismo, Entendimiento, Verbo y Hombre.
Ahora bien, cada uno de ellos es en realidad masculino-femenino, es decir, andrógino, así al principio el Pre-Padre se junta, según la syzygia (pareja), a su Ennoia (Pensamiento), que ellos llaman también Gracia y Silencio; después el Unigénito, dicho de otra manera el Entendimiento, se une a la Verdad; después el Verbo a la Vida; y finalmente el Hombre a la Iglesia.
2. Todos estos eones emitidos para gloria (doxa) del Padre, queriendo a su vez glorificar al Padre, realizaron emisiones por parejas (syzygias). El Verbo y la Vida, después de haber emitido al Hombre y a la Iglesia, emitieron otros diez eones, cuyos nombres son éstos: Bythio (Profundo) y Mixis (Mezcla), Ageratos (Unión) y Henosis (Inmarcesible), Autofies (Genuino) y Hedone (Placer), Akinetos (Inmóvil) y Syncrasis (Comunión), Unigénito y Makaria (Beata). Estos son, según ellos, los diez eones emitidos por el Logos (Verbo) y la Vida. El Hombre también ha emitido unido a la Iglesia doce eones, a los que dan los nombres siguientes: Paráclito y Pistis (Fe), Patrikos (Paternal) y Elpis (Esperanza), Metrikos (Maternal) y Agapé (Caridad), Aenos (Intelecto Perdurable) y Synesis (Entendimiento), Ekklesiástikos (Eclesiástico) y Makariotes (Beatitud), Theletos (Deseado) y Sofía (Sabiduría).

Argumentos bíblicos de los gnósticos

3. Estos son los treinta eones de su error, seres rodeados de silencio y desconocidos, y este es su Pleroma invisible y espiritual con su división tripartita en Ogdóada, Década y Dodécada. Por eso dicen ellos que el Salvador –pues no quieren llamarle Señor– ha pasado 30 años sin hacer nada en público (cf. Lc. 3:23), revelando el misterio de esos eones. De igual modo también según ellos, la parábola de los obreros enviados a la viña señala muy claramente a los treinta eones. Porque unos obreros son mandados a primera hora, otros a la hora tercia, otros a la sexta, otros a la nona, y otros en fin a la undécima (Mt. 20:1-7).
Ahora bien, sumando conjuntamente estas diferentes horas dan un total de treinta: 1+3+6+9+11 = 30. Estas horas, según ellos, indican los eones. Y he aquí cuáles son los grandes, admirables y secretos misterios, producidos por ellos, por no decir nada de las demás palabras de las Escrituras que bien podían haber sido adaptadas y acomodadas a su ficción.

2

Perturbación y restauración del Pleroma

1. Así, por lo que dicen ellos, su Pre-Padre no era conocido más que por el Unigénito o Entendimiento salido de él; para los demás eones era invisible e inasible. Según ellos, sólo el Entendimiento se deleitaba viendo al Padre y se regocijaba contemplando su inmensa grandeza. Y pensaba éste igualmente en cómo comunicar a los demás eones la grandeza de ese Padre, revelándoles cuán grande era y cómo era sin principio, incomprensible e invisible. Pero le retenía el Silencio6 por voluntad del Padre, porque ella quería llevar a todos los eones al conocimiento y deseo de búsqueda del mencionado Padre. Y todos los demás eones deseaban, con un deseo más o menos apacible, ver al Principio emisor de su simiente, y explorar la raíz sin principio.
2. Pero el último y el más joven eón de la Dodécada, es decir, la Sophia (Sabiduría) emitida por el Hombre y la Iglesia, ha sufrido una pasión sin el abrazo de su cónyuge Theletos (Deseado). Esta pasión había surgido cerca del Entendimiento y la Verdad, pero se concentró en este eón, es decir, en la Sabiduría, alterada con la forma del amor, que en realidad era temor, porque no estaba como el Entendimiento, que estaba unido al Padre perfecto. La pasión consistía en la búsqueda del Padre: porque quería, según ellos, comprender la grandeza de ese Padre; pero, como no podía, por pretender lo imposible, se halló en un estado de lucha de una violencia extremada, a causa de la grandeza del Abismo, de la inaccesibilidad del Padre y de su amor a él. Como se refería siempre más a lo pasado, hubiera sido absorbida finalmente por la dulzura del Padre y disuelta en la sustancia universal, si no hubiera encontrado aquella Virtud, que consolida los eones y los conserva fuera de la indecible grandeza. A esta Virtud dan ellos el nombre de Límite. Por ella, el eón en cuestión fue retenido y consolidado; apenas vuelto a sí mismo y persuadido ya de que el Padre es incomprensible, cambió su Consideración anterior por la nueva pasión que le sobrevino.
3. Algunos de estos herejes cuentan esta fábula como si se tratara de una verdad esta clase de pasión y conversión de la Sabiduría. Por haber emprendido una tarea imposible e irrealizable, ella dio a luz, según ellos, una sustancia informe, semejante al parto de una mujer. Después de reflexionar, ella se entristeció primero a causa del carácter inacabado de su alumbramiento, temió a continuación por la desaparición del fruto mismo; y en ese momento quedó como fuera de sí y llena de angustia, buscando el motivo de lo ocurrido y la manera de ocultar lo que había nacido de ella.
Después de haberse quedado anegada en esas pasiones se convirtió e intentó volver a su Padre; pero, después de realizar un breve esfuerzo, desfalleció y dirigió una oración de súplica tanto a su Padre como al resto de los eones, en especial al Entendimiento. De aquí, es decir, de la ignorancia, de la tristeza, del temor y del estupor, dicen que tuvo su origen la sustancia de la materia.
4. El Padre entonces, por mediación del Unigénito, emitió como abortivo al Límite, del que hemos hablado ya; lo emitió a su imagen, es decir, sin pareja, sin compañera.
Porque ellos no sólo quieren que el Padre tenga al Silencio por compañera, sino que esté por encima de la distinción entre lo masculino-femenino. A este Límite dan también los nombres de Cruz, de Redentor, de Emancipador, de Delimitador y de Guía. Dicen que por medio de este Límite la Sabiduría ha sido purificada, consolidada y reintegrada a su pareja. Porque cuando se separó de ella su Enthimesis con la pasión que le sobrevino a ésta, ella se quedó en el interior del Pleroma; en tanto que su Enthimesis con la Pasión aneja a ella, fue separada, crucificada y expulsada del Pleroma por el Límite. Esta Enthimesis era una sustancia espiritual, como el impulso natural de un eón; pero una sustancia sin forma ni figura, porque la Sabiduría no se había apoderado de ella, por eso dicen que esa sustancia era un fruto débil y femenino.

Emisiones de Cristo y del Espíritu Santo

5. Después que esta Enthimesis fue expulsada del Pleroma de eones y su Madre reintegrada a su cónyuge, el Unigénito emitió otra pareja de eones, según la providencia del Padre (a fin de que ningún eón sufriese en adelante una pasión semejante); son éstos “Cristo” y el “Espíritu Santo”, que completan los eones del Pleroma (dicen que fueron ellos los que pusieron en orden los eones). Cristo en efecto les enseñó la naturaleza de la syzygia (quienes conocían la ocupación del ingénito eran capaces de ello) y proclamó en medio de ellos el conocimiento del Padre, revelándoles que es incomprensible e inasible, y que nadie puede ni verle ni oírle, si no es por medio de su Unigénito; y la causa de la duración eterna de los eones es debida a la incomprensibilidad del Padre, y la causa de su nacimiento y formación es debida a su comprensibilidad, es decir, a su Hijo. He aquí lo que el Cristo emitido en último lugar ha realizado en ellos.
6. En cuanto al Espíritu Santo, después de haber igualado a todos los eones, les enseñó a dar gracias e introdujo el verdadero reposo. Y así dicen que los eones fueron hechos en igualdad de forma y de sentir, hechos todos Entendimientos, todos Verbos, todos Hombres, todos Cristos; y de la misma manera los eones femeninos, todos Verdades, todos Vidas, todos Espíritus, todos Iglesias.
Además, consolidados y en reposo total, los eones, según ellos, cantan con una gran alegría un himno al Pre-Padre, quien participa de un regocijo inmenso. Y por este beneficio, con una voluntad única y un único sentir de todo el Pleroma de eones, con el asentimiento de Cristo y del Espíritu y la ratificación del Padre, cada uno de los eones aportó y puso conjuntamente lo que había en él de más exquisito y más floreciente de su sustancia; tejiéndolo todo armoniosamente en una perfecta unidad, realizó en honor y gloria del Abismo una emisión que es la perfecta hermosura y como la estrella del Pleroma: es el Fruto perfecto, o sea, Jesús, llamado también Salvador y también Cristo y Logos, del nombre de sus padres, y también el Todo, porque proviene de todos. Al mismo tiempo, en honor de los eones fueron emitidos por él los guardianes del cuerpo, que son los ángeles de la misma raza que él.

3

Argumentos bíblicos de los gnósticos

1. Son los siguientes: la producción que dicen haber sido efectuada en el interior del Pleroma; el contratiempo de ese Eón que cayó en la pasión y estuvo a punto de perecer, como en una vasta materia, a causa de su búsqueda del Padre; la reunión séxtuple de lo que es a la vez el Límite, la Cruz, el Redentor, el Emancipador, el Delimitador y Guía; la última generación de eones: del primer Cristo y del Espíritu Santo emitidos por el Padre después de su arrepentimiento; en fin la realización hecha en común del segundo Cristo, a quien llaman también el Salvador.
Todo ello sin duda no ha sido dicho claramente en las Escrituras, porque “no todos comprenden” (Mt. 19:11) su significado, sino que ha sido indicado misteriosamente por el Salvador, por medio de parábolas, a los que son capaces de comprenderlas: así los treinta eones han sido indicados, como lo hemos dicho ya, por los treinta años durante los cuales el Salvador no hizo nada públicamente (Lc. 3:23), así como por la parábola de los obreros de la viña (Mt. 20:1-7). Dicen que Pablo nombra también con mucha frecuencia y muy claramente a los eones, y guarda incluso su orden, cuando dice: “Durante todas las generaciones por los siglos de los siglos” (Ef. 3:21).
Nosotros mismos, en fin, cuando decimos durante la acción de gracias (Eucaristía): “en los siglos de los siglos”, hacemos alusión a esos eones. Y dondequiera que se encuentran las palabras “siglo” o “siglos”, creen ellos que se trata de eones.
2. La emisión de la Dodécada de eones está indicada: por el hecho de que el Señor a los doce años estuvo discutiendo con los doctores de la Ley (Lc. 2:42-46), como también por la elección de los Apóstoles, que fueron doce (Mt. 10:2; Lc. 6:13).
En cuanto a los dieciocho eones restantes, hay que decir que se manifiestan por el hecho de que el Señor, después de su resurrección de entre los muertos, estuvo conviviendo, según ellos, durante dieciocho meses con sus discípulos. Las dos primeras letras del nombre de Jesús (Iesous) a saber, la iota tiene el valor numérico de 10) y eta, de 8, indicando claramente los dieciocho eones. De la misma manera los diez eones, según ellos, están designados por la letra iota (= 10), que es la primera de su nombre. Y por eso ha dicho el Salvador: “Ni una iota, ni una tilde (de la ley) pasará hasta que todo se cumpla” (Mt. 5:18).
3. La pasión que sobrevino al duodécimo Eón está indicada, según ellos, en la apostasía de Judas, que fue el duodécimo apóstol, y también por el hecho de que el Señor sufrió su Pasión el duodécimo mes, porque ellos creen que el Señor estuvo predicando solamente durante un año después de su bautismo (Lc. 4:19; Is. 61:2). Este misterio se manifiesta también ostensiblemente en el episodio de la mujer que sufría hemorragias, fue curada después de doce años de sufrimientos, con la venida del Salvador, después de haber tocado la orla de su vestido (Mt. 9:20; Mr. 5:25; Lc. 8:44), y por eso dijo el Salvador: “¿Quién me ha tocado?” (Lc. 8:45), enseñando con ello a sus discípulos el misterio realizado entre los eones y la curación del Eón caído en la pasión; porque por medio de la mujer que estuvo sufriendo durante doce años se indicaba aquella Virtud, porque su sustancia se extendía y se derramaba en el infinito como ellos dicen; y si ella no hubiera tocado el vestido del Hijo, es decir, de la Verdad perteneciente a la prim...

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