En diálogo con el Señor

Textos de la predicación oral

Josemaría Escrivá de Balaguer, Luis Cano, Francesc Castells, Luis Cano, Francesc Castells

• Editorial: Ediciones Rialp
• Año: 2017
• ISBN:
  9788432151972
• Edición: 1
• Categoría: Teología y religión
• Categoría: Teología cristiana

Este volumen de las obras completas, primero de la serie Textos de la predicación oral, recoge el texto de veinticinco predicaciones de san Josemaría entre 1954 y 1975. Dirigidas en su momento a miembros del Opus Dei, sus palabras son ahora publicadas por primera vez para un público general, en el contexto de sus obras completas, para que "muchas otras personas —además de los fieles del Opus Dei— descubran una ayuda para tratar a Dios con confianza y afecto filial". Su título "manifiesta bien el contenido y finalidad de esta catequesis: ayudar a hacer oración personal", en palabras de Javier Echevarría.El estudio crítico-histórico ha sido llevado a cabo por Luis Cano, secretario del Instituto Histórico San Josemaría Escrivá de Balaguer y profesor de Historia de la Iglesia en el Istituto di Science Religiose all'Apollinare (Roma) y Francesc Castells i Puig, licenciado en Historia y doctor en Filosofía, y miembro del mismo Instituto.

APÉNDICE 1

Presentación de la edición de 1986 * 

De la abundantísima predicación oral del Siervo de Dios, en este volumen se recoge la transcripción de 23 textos, con palabras dirigidas a los miembros del Opus Dei: se trata de meditaciones predicadas a sus hijos del Consejo General del Opus Dei o a los alumnos del Colegio Romano de la Santa Cruz; de charlas confidenciales dirigidas, en la intimidad de la vida familiar, a esas mismas personas; de retazos de su oración personal en voz alta delante del Sagrario. Habitualmente, alguno de los asistentes tomaba la precaución de apuntar taquigráficamente o, en los últimos años de la vida del Siervo de Dios, de grabar en cinta magnetofónica las palabras vivas del Fundador, mina inagotable de enseñanzas ascéticas y apostólicas.

Los textos que se presentan aquí son los que se transcribieron en su día y aparecieron impresos en las revistas (Crónica para la Sección de varones y Noticias para la Sección femenina) que se publican, para uso interno, con el fin de alimentar la formación doctrinal y la vida espiritual de los miembros. Abarcan un arco de tiempo que va desde noviembre de 1954 al 27 de marzo de 1975, víspera de las bodas de oro sacerdotales del Siervo de Dios, pocos meses antes de su marcha al Cielo.

De las homilías del Siervo de Dios se han publicado ya dos colecciones, Es Cristo que pasa (1.ª ed. en 1973) y Amigos de Dios (1.ª ed. en 1977), que se han traducido en 8 idiomas, por un total que supera las 80 ediciones, y se han difundido hasta la fecha en más de medio millón de ejemplares. Innumerables fieles encuentran en esos libros una ayuda insustituible para su vida de oración; también muchos sacerdotes, en todo el mundo, los utilizan como fuente riquísima de inspiración para la predicación, e ilustres teólogos han dedicado ensayos a estudiar la profundidad de su doctrina. En los textos contenidos en este volumen de “Meditaciones” se aprecia la misma riqueza teológica, igual hondura espiritual y esa fuerza expresiva —manifestación de la unión con Dios de su Autor— que le han merecido la definición de “Maestro de vida contemplativa”.

Al presentar ahora estas “Meditaciones”, queremos subrayar su carácter de testimonio vivo de la riqueza interior del Siervo de Dios: recogen siempre su oración personal, ese dialogo ininterrumpido con el Señor que llenaba su día y que se desbordaba con naturalidad en su conversación. No aparece ningún asomo de evolución en el mensaje espiritual del Fundador del Opus Dei, ni en la teología en que se apoya: desde el 2 de octubre de 1928 los temas constantes de su predicación fueron la llamada universal a la santidad, la necesidad de santificarse santificando el trabajo profesional y las circunstancias ordinarias de la jornada, la riqueza de la vocación cristiana y la responsabilidad de todos los fieles en la misión de la Iglesia, la necesidad de la gracia para la santificación, etc. La luz del espíritu, que el Señor le comunicó en el momento de la fundación de la Obra, iluminó su predicación a la largo de todo su caminar terreno, con una continuidad siempre viva y siempre vivida, que es otra manifestación clara del origen divino de esa inspiración del Cielo, y del respeto lleno de fe con que continuamente el Siervo de Dios la acogió en su alma.

Con el transcurso de los años, se evidencia el intensificarse de una experiencia mística que llena toda la persona: los dones infusos penetran cada vez más a fondo en su intimidad, y el corazón del Siervo de Dios se dilata en el Amor hasta vibrar en ansias universales de Redención. En ese profundizarse de la fusión del alma con Dios, se destaca el misterio del indecible sufrimiento de Mons. Escrivá por la Iglesia, que se expresa en una necesidad de reparación cada vez más aguda: con ánimo sincero de identificarse con Cristo clavado en la Cruz, el Siervo de Dios nos ofrece un ejemplo eminente de participación en el misterio de la Muerte y Resurrección de Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote.

 

 

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* Sobre esta edición, ver Introducción general, II, 6.4.

 

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APÉNDICE 2

Presentación de la edición de 1995 *

Hijas e hijos queridísimos:

A nuestro Padre, que se esforzaba heroicamente para seguir los pasos del Señor, le gustaba utilizar en su predicación parábolas y comparaciones, para ayudarnos a entender y a asimilar la buena doctrina. Muchas veces se refirió a las monedas de oro que, según las antiguas crónicas, los reyes repartían a la multitud en momentos especialmente significativos. Afirmaba nuestro Fundador que así — en la presencia de Dios — procuraba actuar siempre. Consciente del tesoro divino que el Señor le había confiado, se afanaba en ofrecer constantemente a sus hijos las monedas de oro del espíritu del Opus Dei.

Con expresión que la Escritura Santa aplica al gran profeta Elías, también nosotros podemos afirmar que las palabras de nuestro santo Fundador eran ardientes como una antorcha (Sirac. XLVIII, 1). Iluminaban nuestras inteligencias, encendían nuestros corazones, nos llenaban de optimismo y fortaleza en nuestra pelea por la gloria de Dios y la salvación de las almas. Por eso las custodiábamos en nuestra memoria, las considerábamos una vez y otra en nuestra oración, nos servían de estímulo para ahondar en esa riqueza divina que nuestro Fundador difundía a manos llenas. Tanto nos ayudaban, que desde el primer momento hubo hermanos nuestros que tuvieron la precaución de tomarlas por escrito, y — en los últimos años de la vida de nuestro Padre — de grabarlas en cinta magnetofónica.

Imagino, pues, el gozo de todos al llegar a vuestras manos este libro, que viene a colmar los deseos — tantas veces manifestados — de ver reunidos algunos textos de la predicación oral de nuestro Padre publicados en Crónica y Noticias. Ya don Álvaro abrigaba la ilusión de poner en vuestras manos este volumen, que es un verdadero tesoro para las hijas y los hijos de Dios en el Opus Dei. No pudo hacerlo, aunque mucho lo deseaba. Os lo envío en este año en el que se cumple el vigésimo aniversario del dies natalis de nuestro santo Fundador.

Al compás de la oración de nuestro Padre — porque la conversación con sus hijas e hijos era siempre oración — , podremos introducirnos un poco en las honduras de su trato con Dios. ¡Ojalá nos sirva de cauce para adentrarnos más cada uno de nosotros, día tras día, por las sendas de la vida interior! Ése era el único objetivo de nuestro amadísimo Padre, cuando gozosamente se gastaba por ofrecernos el alimento espiritual que necesitaba nuestra alma.

Los textos de este volumen conservan toda la espontaneidad del lenguaje amable, directo, profundamente evangélico, tan característico de nuestro Fundador. Abarcan un arco de veinte años: desde noviembre de 1954, fecha de la primera meditación que se recoge en estas páginas, hasta el 27 de marzo de 1975, víspera del jubileo sacerdotal de nuestro Padre, pocos meses antes de su tránsito al Cielo. Es admirable la perfecta continuidad de las enseñanzas espirituales que contienen: la luz sobrenatural que el 2 de octubre de 1928 iluminó la vida de nuestro Fundador, llenó luego su predicación y su caminar terreno, y fue haciéndose más intensa cada día, sin perder nunca actualidad, porque estaba fundada en la perenne actualidad del Evangelio.

A la Trinidad Beatísima, mediante la intercesión de la Virgen y de San José, pido que estas palabras de nuestro amadísimo Fundador, nacidas con el clamor de su oración, calen profundamente en nuestras almas y nos ayuden a marchar siempre adelante por la senda divina del Opus Dei.

Vuestro Padre

Javier
Roma, 9 de enero de 1995, aniversario
del nacimiento de nuestro Padre.

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* Sobre este prólogo, ver Introducción general, II, 6.5.

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