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CFT 08 - Catolicismo Romano
Curso de formación teologica evangelica
- 248 páginas
- Spanish
- ePUB (apto para móviles)
- Disponible en iOS y Android
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Descripción del libro
Nadie mejor que Francisco Lacueva, antiguo canónigo magistral y ex-profesor del Seminario católico de Tarazona, podía tratar este tema con más conocimiento de causa y exactitud de detalle. Esto es lo que hace, en cinco partes y 41 lecciones, además de su luminoso apéndice titulado "Breves normas para el diálogo con católico – romanos".
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Información
Categoría
Teología y religiónCategoría
Denominaciones cristianasParte cuarta
Los sacramentos
LECCION 28.ª
NOCION, NUMERO Y EFICACIA DE LOS SACRAMENTOS
NOCION, NUMERO Y EFICACIA DE LOS SACRAMENTOS
1. Noción de «sacramento»
Según la Teología católico-romana, sacramento es un signo1 externo que confiere eficazmente la gracia que significa, siendo un instrumento de santificación instituido por Cristo para ser usado permanentemente.
Para que un sacramento sea válido (capaz de producir efecto), se requieren cuatro cosas: 1) materia válida; 2) fórmula correcta; 3) intención —al menos, virtual 2— del ministro de realizar lo que la Iglesia intenta con aquel rito; 4) alguna intención por parte del sujeto, de recibir el sacramento.
Si el sujeto no ha llegado aún al pleno uso de la razón (o es mentalmente incapaz de por vida), no necesita intención ni disposición alguna para recibir válida y fructuosamente los cuatro sacramentos de que es capaz, a saber: Bautismo, Confirmación, Eucaristía y Orden. Pero es ilícito por parte del ministro el conferir la Eucaristía o el Orden a un infante o a un retrasado mental.
2. Número y división de los «sacramentos»
El Concilio de Trento definió que los sacramentos de la Nueva Ley son siete, ni más ni menos, a saber: Bautismo, Confirmación, Eucaristía, Penitencia, Extrema Unción (también llamada «Unción de los enfermos»), Orden y Matrimonio (D. 1601).
El Bautismo y la Penitencia son llamados «sacramentos de muertos», porque están destinados a impartir la vida de la gracia a quienes están espiritualmente muertos por el pecado.3 Los otros cinco sacramentos son llamados «de vivos», porque el sujeto debe poseer la gracia «santificante» para poder recibirlos fructuosamente.
3. Eficacia de los sacramentos
Una de las doctrinas características de la Iglesia de Roma es que los sacramentos confieren la gracia sacramental4 ex ópere operato (en virtud del mismo rito), o sea, se supone que el signo sacramental tiene el poder instrumental de santificar por el mero hecho de la válida realización del rito, de tal manera que la eficacia intrínseca del sacramento y la medida de la gracia querida por el Espíritu Santo no dependen de las condiciones personales del ministro o del sujeto. Es cierto que las condiciones espirituales del sujeto tienen una influencia dispositiva sobre la fructuosidad del sacramento y, por ende, sobre la medida de gracia que corresponde a tal disposición, pero no tienen influencia eficiente perfectiva sobre el efecto inmediato del sacramento.5
Por tanto, un sacramento es válido (tiene poder para santificar) cuando se cumplen las cuatro condiciones arriba indicadas para su realización cultual, pero para que sea fructuoso (santificando actualmente al sujeto), es preciso que el sujeto posea las siguientes disposiciones: a) fe y arrepentimiento, para los sacramentos de muertos; b) no constarle el estar en pecado mortal, para los sacramentos de vivos6
¿Qué pasa, pues, cuando un sacramento es válido, pero infructuoso? El sacramento siempre produce en el sujeto, ya el llamado «carácter», ya un «título espiritual», dispuestos a conferir actualmente la gracia, cuando se cumplan las condiciones para la fructuosidad. Es como un huésped que espera en la antesala, hasta que el comedor esté limpio y la mesa puesta.
Cuando el sujeto es consciente de que le faltan las necesarias disposiciones, comete un «sacrilegio» ( = abuso de cosas, personas o lugares sagrados).
4. Naturaleza íntima de la eficacia sacramental
En los antiguos Manuales de Teología se agitaba la controversia sobre la naturaleza íntima de la eficacia de los sacramentos, diciendo unos (mayormente dominicos) que la causalidad instrumental de los sacramentos es física, como una sierra en manos del carpintero; otros (mayormente jesuitas) decían que es moral, como la eficacia de una oración a Dios; otros (con el cardenal Billot) que es intencional,7 o sea, como la eficacia de un cheque presentado al cobro; otros, como el doctor Temiño, obispo de Orense, que cada sacramento tiene una causalidad distinta correspondiente a su naturaleza peculiar.
Los modernos teólogos hablan de otra manera. E. Schillebeeckx ve el sacramento como «un encuentro de Dios con el hombre» tras el signo sacramental: el hombre viene con su fe —instrumento subjetivo de la justificación—, y Dios viene —tras la cortina del símbolo sacramental— con su gracia (medio objetivo de la justificación), así que, el ex ópere operato significa —como dice Y. Congar, una garantía de que, entre la «fe sola» del hombre, y la «sola gracia» de Dios, nadie se interpone, puesto que la condición espiritual del ministro en nada afecta a la validez y eficacia del sacramento. O. Semmelroth dice que los 7 sacramentos son como los dedos de una mano gigante (la Iglesia, como «sacramento primordial»), que agarra al hombre y lo pone en contacto con la gracia salvífica.
CUESTIONARIO:
1. ¿Cuál es la noción de sacramento, según Roma? 2. ¿Qué se requiere para la validez? 3. ¿Cuántos son los sacramentos, según el Tridentino? 4. ¿A qué se llama sacramentos de muertos y de vivos? 5. ¿Qué significa la fórmula «ex ópere operato»? 6. ¿Qué se requiere para la fructuosidad de los sacramentos, según Roma? 7. ¿Qué pasa cuando un sacramento es válido, pero infructuoso? 8. ¿Cómo explican la eficacia sacramental los teólogos católicos, tanto antiguos como modernos?

1. ‘Signo’ es todo lo que sirve para hacer perceptible otra cosa no patente, mediante algún vínculo entre ambos, como la risa es signo de buen humor. Los teólogos católicos distinguen tres clases de signos: a) natural, cuando el signo surge de la misma naturaleza de la cosa significada, como el humo es signo del fuego; b) convencional, cuando todo el significado del objeto ha sido acordado al arbitrio de los inventores, como una bandera es signo o símbolo de una nación; c) sacramental, cuando el signo, aunque inadecuado a nivel material para expresar la interna realidad espírutual que comporta, guarda cierta analogia proporcional con el objeto para cuya representación ha sido escogido. Por ejemplo, el agua del Bautismo a nivel material sólo puede expresar y efectuar el lavamiento material de un cuerpo o de unas ropas sucias, pero expresa también convenientemente en el nivel espiritual, mediante una ulterior elevación de su simbolismo, el lavamiento sacramental de nuestros pecados. Según la Teología Romana, los sacramentos son signos eficaces de gracia, porque no sólo significan la gracia conferida, sino que también confieren la gracia significada.
2. Según la Teología católico-romana, la intención puede ser: a’) formal (actual), cuando el agente es consciente de lo que está haciendo en aquel momento; b’) virtual, cuando no es actualmente consciente de lo que hace, pero está haciendo aquello en virtud de una intención previamente hecha (así —dicen— ocurre cuando un sacerdote se distrae en el momento de pronunciar las palabras de la consagración, pero todo lo que hace y dice en la Misa se realiza en virtud de la decisión previamente tomada al revestirse en la sacristía y salir al altar); c’) habitual, cuando una persona no es consciente de lo que hace, ni está obrando en virtud de una intención anteriormente hecha, pero ella hizo intención anteriormente y no la ha retractado; d’) interpretativa, se llama la intención que nunca ha sido hecha, pero se supone que el sujeto la tendría si fuese consciente de la situación en que se encuentra (así —dicen— ocurre cuando alguien se encuentra inconsciente a causa de un accidente, pero siendo un buen feligrés, se supone que llamaría al sacerdote si se diera cuenta de su estado). Las dos últimas son suficientes para recibir la mayoría de los sacramentos, pero no para darlos.
3. Aunque la E. Unción es sacramento de vivos, ya que normalmente presupone el estado de gracia, actúa, sin embargo, como sacramento de muertos cuando el sujeto es incapaz de arrepentimiento actual o de confesarse a un sacerdote.
4. Es la misma gracia «santificante», más un título o derecho especial a recibir oportunamente las gracias actuales necesarias para cumplir con las obligaciones anejas a cada sacramento.
5. Supongamos que alguien echa vino en un vaso elástico, con poder para ensancharse a voluntad. La persona que echa el vino es la causa eficiente perfectiva, pero la elasticidad del vaso es la disposición para recibir mayor o menor cantidad de vino, sin influir en la naturaleza y grados del mismo.
6. Decimos «no constarle el estar en pecado mortal», en vez de «no estar en pecado mortal», porque —según Roma— para que los sacramentos de vivos sean fructuosos, basta con una atrición general y creer «de buena fe» que se posee la gracia «santificante». Por ej. si alguien ha cometido un pecado «mortal», pero lo ha olvidado, puede recibir fructuosamente la Eucaristía (con atrición habitual), aunque queda obligado a confesarse tal pecado, si después lo recuerda.
7. Este término, tomado de la filosofía, indica que el sacramento, por ser un signo, «tiende a» (latín: in-tendit) expresar —como todo concepto mental— una relación hacia el objeto (en este caso, un derecho a la gracia, no la producción inmediata de la misma).
LECCION 29.ª
OTROS ASPECTOS GENERICOS DE LOS SACRAMENTOS
OTROS ASPECTOS GENERICOS DE LOS SACRAMENTOS
1. Ministro de los sacramentos
La Teología de Roma sostiene que Jesucristo es el ministro principal de los sacramentos, o sea, el que realmente bautiza, confirma, absuelve, etc., sirviéndose de los labios y de las manos del ministro ordinario (también llamado «secundario»). Los ministros visibles, secundarios, administran el sacramento como vicarios (que hacen las veces) de Cristo.
Dios es el único que puede producir la gracia, entidad sobrenatural. Como hombre, Jesucristo no produce la gracia, pero tiene el poder de escoger un signo material y vincular la comunicación de la gracia a un rito simbólico sacramental ya que es el único Mediador entre Dios y los hombres.
2. Autor de los sacramentos
Aunque disentimos en cuanto a la noción, número y eficacia (muchos, incluso, en cuanto al nombre) de los sacramentos, estamos de acuerdo con el Tridentino en que «el Señor Jesucristo instituyó todos los sacramentos de la Nueva Ley» (V. Denzinger, 1601).
La Teología de Roma asegura que Cristo instituyó directa y específicamente, al menos el Bautismo (Mateo 28:19), la Eucaristía y el Orden (Lucas 22:19), y la Penitencia (Juan 20:22-23). La Confirmación, la Extrema Unción y el Matrimonio habrían sido establecidos (al menos genéricamente) por Jesús, comunicados a los Apóstoles entre la Resurrección y la Ascensión (interpretando así Hechos 1:3) y promulgados por los Apóstoles después de Pentecostés (V. Denzinger 1716, acerca de la Extrema Unción). Examinarem...
Índice
- Cubierta
- Página del título
- Derechos de autor
- Índice
- INTRODUCCION
- PARTE PRIMERA: DOCTRINAS SOBRE LA IGLESIA
- PARTE SEGUNDA: DOCTRINAS SOBRE LA VIRGEN MARIA
- PARTE TERCERA: DOCTRINAS SOBRE LA SALVACION
- PARTE CUARTA: LOS SACRAMENTOS
- PARTE QUINTA: PRINCIPIOS DE TEOLOGIA MORAL
- APENDICE: Breves normas para el diálogo con católico-romanos
- BIBLIOGRAFIA