SERIE/
TIPOLOGÍA
L
a COLECCIÓN es el formato que más se vincula al diseño de indumentaria.
La COLECCIÓN tiene un correlato con un sistema de moda que, según Saulquin (2010), se está desarticulando y cuestionando cada vez más sobre las funciones que desempeña y por qué causas las lleva a cabo actualmente.
El formato COLECCIÓN y su correlato con el sistema de moda que menciona Saulquin es un formato de diseño y comunicación que, desde principios del siglo pasado, fue instaurado como única fórmula válida para enunciar indumentaria.
La herramienta digital, al traspasar el lenguaje verbal y su gestión desde lo que Biondi y Zapata (2017) denominan “secuencial hacia lo electronal”, también atraviesa la moda como lenguaje que, como dice Barthes (2003), es en sí misma.
“La forma no se deriva simplemente de la función, sino de la evolución del propio medio” (Braungart & McDonough, 2010, p. 66).
A raíz de esta cita de Braungart et al., identificamos que la moda, como lenguaje, está reconstituyendo su función a partir de la evolución de la COLECCIÓN. Ese medio tangible por el que el lenguaje de la moda se nos presenta y, en esta etapa histórica, en proceso de desarticulación.
El formato de COLECCIÓN se caracteriza por aparecer cada seis meses como mínimo (dos veces al año, en varios casos, cuatro o seis veces al año dependiendo del ritmo del crecimiento económico que los diseñadores y las marcas quieran establecer como pauta) según el clima, que es el principal desencadenante de que necesitemos características físicas diferentes de dicho medio tangible para sobrellevar corporalmente la diferencia de temperaturas de las estaciones verano e invierno en ambos hemisferios. Aunque la constancia de las estaciones en los últimos años ha mostrado variables, estas COLECCIONES se presentan y en cantidades de conjuntos o outfits (un look completo) que frecuentemente oscilan entre los 40 a más de 90 looks por cada temporada de producción.
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Imagen 96: Imagen cortesía de Vanesa Krongold. Hoja de contactos de fitting de COLECCIÓN otoño-invierno, 2018.
“Si la historia está dotada de este sentido progresivo es evidente que tendrá más valor lo más ‘avanzado’ en el camino hacia la conclusión, aquello que esté más cerca del término del proceso. Ahora bien, la condición para concebir la historia como realización progresiva de la humanidad auténtica estriba en que pueda ser vista como un proceso unitario. Sólo si existe la historia se puede hablar de progreso. Pues bien, la modernidad, de acuerdo con la hipótesis que propongo, se acaba cuando —debido a múltiples razones— deja de ser posible hablar de la historia como de algo unitario. En efecto, tal visión de la historia implicaba la existencia de un centro alrededor del cual se reunieran y ordenaran los acontecimientos” (Vattimo, 2010, pp. 74-75).
En esta parte del texto, conviene analizar lo que Gianni Vattimo, filósofo italiano, propone sobre los medios masivos de comunicación. Los estudia como una de las “múltiples razones” por la cual la historia ya no es percibida como algo unitario, expone en esta cita de su ensayo “La sociedad transparente”.
El centro de orden de acontecimientos que delinea Vattimo en su hipótesis es Occidente y su construcción ideológica secuencial es lo que conocemos como progreso.
Lo más avanzado, lo más cercano a una meta (siempre abstracta y ascendente) es lo mejor según la manera en que la historia ha construido nuestras nociones de emancipación y libertad.
Es clave determinar que los medios masivos de comunicación, o en nuestro contexto actual la herramienta digital, nos han desprovisto de esta manera lineal de entender nuestra existencia hacia algo que conlleva una libertad y una responsabilidad:
Darnos cuenta de que, gracias a la democratización del manejo de la información, los individuos autónomos podemos construir nuestra propia noción de progreso, éxito e, incluso, de historia. A su vez, agrega Vattimo, esta noción unitaria de historia que se acaba con la posmodernidad solo considera los sucesos de los nobles, los monarcas, la burguesía y las clases con poder político, económico y social. De esta manera, despoja a un gran número de pobladores de incluirse en este proceso histórico. En ese sentido, aquello que los sectores pobres tengan para relatar sobre sus acontecimientos, en un proceso unitario, no constituye la historia.
Incluí este texto de pensamiento contemporáneo porque se encuentra muy vinculado a lo que sucede actualmente con los individuos, las redes sociales, el cambio paradigmático en el formato de COLECCIÓN y el proceso simultáneo de configuración de lo que es historia en un contexto posmoderno, asociado a la desarticulación del lenguaje de la moda como sistema de signos y símbolos. El formato COLECCIÓN se ha modificado en varios contextos latinoamericanos, debido a que estos no podían encontrar un correlato directo de los modos de producción de “los centros” de moda y sus contextos latinoamericanos. Nuestra realidad económica, social, política y cultural dista mucho de la de los denominados países “desarrollados”.
Si las redes sociales digitales han posibilitado que estemos presentes en simultáneo (virtualmente) en varios contextos, una noción unitaria no sería la respuesta que represente lo que estamos edificando como una identidad latinoamericana. Son varios los proyectos indumentarios (en su mayoría sustentables y emergentes) que no respaldan estos ritmos tan precipitados en la producción de bienes y servicios de moda. Incluso, existen plataformas de comunicación, de crítica y de distribución como el Mercedes Benz Fashion Guatemala que lo realizan una vez al año, en cada una de sus dos versiones. Han comenzado a distanciarse del formato o lo han amoldado progresivamente a sus individualidades y a sus propios tiempos de PROCESO y a los SISTEMAS característicos de su contexto.
Asimismo, es válido sostener lo que Goldsmit...