Instituciones sociales, conflictos políticos y cambios
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Instituciones sociales, conflictos políticos y cambios

Desarrollo y crisis

  1. 202 páginas
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Instituciones sociales, conflictos políticos y cambios

Desarrollo y crisis

Descripción del libro

Esta obra, dirigida a quienes actúan en el campo de las ciencias sociales, funcionarios públicos y de representación extranjera, investigadores e internacionalistas, presenta la visión de diversos autores acerca de los retos del cambio institucional en el siglo XXI. Se trata de un esfuerzo colectivo, basado en diversas evidencias, que nos permiten constatar el papel del Estado y de la sociedad civil frente a los múltiples cambios que se registran en el contexto regional, nacional e internacional y el impacto de estos en el sistema social y político.Además, la obra posee un hilo conductor - bajo la noción de un orden líquido -, de cambios profundos en las bases del orden social pero comprendidos desde la riqueza de la diversidad conceptual e ideológica, lo cual pone en contraste distintos enfoques respecto a las incertidumbres del mundo de hoy en los escenarios de poder, la política y del pensamiento.

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Información

1

PROPUESTA DE TEORIZACIÓN INSTITUCIONAL SOBRE LA COYUNTURA CRÍTICA INTERNACIONAL 2008-2015:

ANTECEDENTES, EMERGENCIAS Y PERSPECTIVAS FUTURAS

JAVIER LEONARDO GARAY VARGAS1

INTRODUCCIÓN

Nueva York, España, Francia, Alemania, Grecia, Hungría, Unión Europea, Venezuela, Argentina, Brasil, Colombia, Nigeria, mundo musulmán, China, Rusia... la lista podría continuar. ¿Qué tienen en común todos estos actores? Cada uno, por sus propias razones y con sus propias expresiones, está en una situación de crisis. En Nueva York, persiste la incertidumbre —y los problemas sociales asociados— sobre su recuperación económica después de la crisis que inició en 2008. Europa occidental, incapaz de recuperarse de su propia crisis económica, acude, una vez más,2 a las tendencias extremistas, de derecha (Le Pen en Francia, Amanecer Dorado en Hungría) o de izquierda (Podemos en España o Syriza en Grecia). En América Latina, el auge de las materias primas de la primera década del siglo XXI se convirtió en una desaceleración económica junto con un incremento en la insatisfacción social en países como Brasil, Chile, Venezuela, Ecuador o Colombia. China, al parecer, está viendo agotado su modelo de crecimiento económico, lo cual se manifiesta tanto en una desaceleración en sus tasas de crecimiento como en un incremento de las tensiones sociales.3 En el mundo musulmán, el optimismo generado por la denominada Primavera Árabe ha dado paso a incrementos en las acciones terroristas (como la representada por el grupo llamado Estado Islámico o de Boko Haram en Nigeria), Estados en vías de colapso (Libia) y guerras civiles (Siria).
Aunque sea cierto que la mayoría de los indicadores4 y algunos estudios (Pinker, 2011) demuestren que el mundo está en la mejor situación en la historia de la humanidad, la actualidad se percibe como en crisis. Parafraseando a North, Wallis y Weingast (2009), hace menos de doscientos años —de por lo menos diez mil de historia humana— los seres humanos fueron capaces de mejorar sus niveles de vida hasta alcanzar el tipo de civilización actual. No obstante, incluso hoy esos niveles de vida solo son disfrutados por cerca de 15 % de la población mundial. Tal vez por esto los análisis se han concentrado en los últimos años en describir los fenómenos actuales como reflejo de una coyuntura crítica internacional (Naím, 2014; Micklethwait y Wooldridge, 2014).
Esta percepción abre la posibilidad a diferentes interpretaciones. Desde las relaciones internacionales, por ejemplo, se debate sobre el cambio en la distribución de poder en el sistema internacional. De un sistema unipolar, a uno unimultipolar (Huntington, 1999), a uno que aún no es claro pero que algunos asumen que será multipolar. Incluso, algunos teóricos se han centrado en retomar el concepto mismo de poder y debatir sobre él y su aplicabilidad en la coyuntura actual (Finnemore y Goldstein, 2013).
Desde otra aproximación, algunos han buscado las causas de esta coyuntura en el sistema económico imperante; esto es, el capitalismo. Así, en general, se ha considerado que la causa de los problemas actuales reside en la situación de crisis económica que inició a finales de la primera década del siglo XXI. Dentro de esta interpretación se encuentran dos grupos principales: aquellos que consideran que el sistema capitalista es el problema y que, por tanto, este debe ser cambiado. Otros, más moderados, consideran que el capitalismo no puede eliminarse debido a sus beneficios perceptibles,5 pero que es necesaria una intervención de los Estados en la resolución de sus aparentemente inherentes efectos negativos.
Este capítulo ofrece una perspectiva diferente. Como es evidente en los casos mencionados, los problemas identificados son de carácter nacional. En consecuencia, la aproximación desde las relaciones internacionales es, a lo sumo, incompleta. Es cierto que muchos de esos fenómenos nacionales afectan por igual a muchas sociedades. No obstante, esta concepción se limita al estudio de los procesos de gobernanza global, sin comprender su dimensión nacional.
Por otro lado, también es cierto que la mayoría de estos fenómenos afectan las dinámicas del ámbito de la política internacional y de la economía política internacional. Esto se puede ver, por ejemplo, en los cambios acontecidos en las políticas exteriores de algunos países, como Nueva York, o en las dificultades por las que atraviesan organizaciones internacionales, como las Naciones Unidas. Sin embargo, esta aproximación requiere unas herramientas de análisis completamente diferentes de las que permiten la comprensión de los fenómenos mencionados en esta introducción.
A pesar de lo anterior, es evidente que el ámbito internacional no se puede ignorar. Por ello, aquí se acepta la aproximación del impacto de lo internacional sobre lo nacional desarrollada por, entre otros, Checkel (1993, 1997, 1999, 2001, 2005; Zürn y Checkel, 2005). El ámbito internacional afecta lo nacional a través de diversos mecanismos, pero uno central es el de las instituciones.
Del lado de las críticas al sistema capitalista se consideran limitadas en su capacidad de explicación y equivocadas en algunas de sus interpretaciones. Son limitadas en su capacidad explicativa por varias razones. Primero, porque desconocen que la supremacía del capitalismo como modelo económico es más percibido que real. ¿Qué tanto capitalismo existe en África subsahariana, en el mundo musulmán y en América Latina? Segundo, porque no está delimitado el concepto. Los autores que consideran el sistema capitalista como el problema —sean moderados, sean radicales— asumen cualquier hecho internacional como expresión del capitalismo. Las guerras, las invasiones y los monopolios —artificiales o naturales— son algunos ejemplos. Esta falta de delimitación del concepto lleva a que, por ejemplo, se pase por alto la existencia de variables no capitalistas del capitalismo (así de confuso). Como el denominado capitalismo clientelista o de amigotes (crony capitalism). Tercero, porque no se aborda con la misma severidad el estudio de la alternativa generalmente aceptada: la acción política. Ni todos los asuntos pueden ser resueltos por esta vía, ni la mayoría de los que sí pueden serlo se resuelven debido a la existencia de fallas del Estado, así como tanto se habla de las fallas del mercado.
Lo anterior lleva a que, en algunos casos, las interpretaciones que se enmarcan en esta lógica se equivoquen en sus explicaciones. En la crisis financiera de 2008, los críticos del capitalismo se apresuraron a ubicar sus causas en unas supuestas deficiencias inherentes al modelo. No obstante, en la actualidad, muchas de esas presunciones se saben no del todo correctas (Norberg, 2009). Según alertó North (1965, 1968), se sacan conclusiones económicas que no son consistentes teóricamente ni están basadas en un estudio riguroso y científico de los datos disponibles. Lo mismo puede verse en el papel, muchas veces ignorado o malinterpretado, del capitalismo en la creación de riqueza o en el desarrollo de países como Nueva York (Lance y North, 1970; DiLorenzo, 2005).
Ante la falta de consistencia y completitud en las interpretaciones disponibles para explicar la coyuntura crítica en el plano internacional, vale la pena aplicar otros marcos analíticos. Este trabajo se centra en una explicación institucionalista, a partir de los aportes hechos por la denominada nueva economía institucional (North, 1986; Williamson, 1985; 2005; Coase, 1998).
Con estos aportes, este capítulo se propone responder a la pregunta: ¿A qué se deben las múltiples crisis, cambios y fenómenos de los últimos ocho años en el ámbito internacional? Se considera que la coyuntura crítica actual es resultado y, a su vez, el inicio de entramados institucionales que se han distanciado de las instituciones necesarias para el fortalecimiento y mantenimiento de sociedades altamente impersonales. Los cambios institucionales a la raíz de esta coyuntura se explican por cuestiones ideológicas impulsadas y defendidas, principalmente, por la denominada sociedad civil. En consecuencia, se puede esperar que este proceso de distanciamiento continúe en el tiempo debido a los procesos de retroalimentación equivocada y a los marcos mentales vigentes y mayoritarios.
Para demostrar esta hipótesis, en el siguiente apartado, se planteará un marco conceptual general, básico sobre los principios de la nueva economía institucional. Luego, se mostrará cómo la actual coyuntura crítica es resultado de cambios institucionales previos. A continuación, se mostrará el papel de la ideología y de la sociedad civil en esos cambios. En el tercer apartado, se profundizará en las razones por las cuales se puede esperar que continúe la tendencia señalada. Al final, se aportan unas conclusiones generales. Se ha decidido integrar el marco conceptual y teórico a lo largo de la demostración con el fin de mostrar cómo los conceptos, a pesar de su grado de abstracción, son evidentes en las realidades internacionales de hoy.

1. MARCO CONCEPTUAL

¿Por qué en algunos países los ciudadanos tienen mejores niveles de vida que en otros? ¿Por qué, además, en algunas sociedades los individuos solucionan sus conflictos a través de medios no violentos? Más allá de esto, ¿por qué ambos resultados están íntimamente relacionados? Esto es, ¿por qué es evidente la existencia de una correlación entre mejores niveles de vida y mayores niveles de paz? (Rodrik, 1999).
La respuesta está en la diferencia existente entre las regularidades en interacciones repetitivas entre individuos en diversas sociedades (North, 1986, p. 231). Según Crawford y Ostrom (1995, p. 582), las instituciones son regularidades durables de la acción humana que están estructuradas por reglas, normas y estrategias compartidas, así como por el mundo físico. A excepción de este último, las demás son constituidas y reconstituidas por la interacción humana. Greif (1998, p. 80) las define como restricciones (constraints) no tecnológicas que influyen en las interacciones sociales y que proveen incentivos para mantener las regularidades de comportamientos. Es decir, la respuesta está en las reglas del juego (North, 1986, 1989a, 1989b 1991, 1993, 1994, 2000; North y Weingast, 1989, 2000; Mantzavinos, North y Shariq, 2004; North, Wallis y Weingast, 2009; North, Wallis, Webb y Weingast, 2013). Según la repetida fórmula de North, las organizaciones son los jugadores, mientras que las instituciones son las reglas del juego.
Debido a que las instituciones se entienden como restricciones que permiten generar comportamientos repetitivos, estas proveen la estructura básica por la que los humanos crean orden y tratan de disminuir la incertidumbre en los intercambios (North, 1989b, p. 238). De ahí su importancia. La disminución de la incertidumbre en la acción humana, por lo menos en el plano de la interacción con los semejantes, hace que las instituciones se conviertan en generadoras de incentivos para la actuación (Mantzavinos, North y Shariq, 2004, p. 77).
Lo anterior se explica por el hecho de que las instituciones son codeterminantes de los costos de los intercambios. Las existentes junto con la tecnología disponible determinan los costos de transacción y de producción (North, 1989b, p. 238; 1994). Según estas sean, el conocimiento colectivo se creará, difundirá y dividirá con mayores o menores costos de transacción (Mantzavinos, North y Shariq, 2004, p. 79). En consecuencia, estos artificios dan la posibilidad a la existencia de la vida social (Hodgson, 2006, p. 2).
¿Cuáles son las funciones de estas restricciones? Como ya se mencionó, estas disminuyen la incertidumbre (North, 1991, p. 97). Los hombres se adaptan tanto a los hechos particulares que conocen como a los muchos otros que no conocen o que no pueden conocer. Y esta adaptación la hacen a través de las reglas existentes (Hayek, 2013, vol. 1, cap. 1, apartado 3).
Pero además, conectan el pasado, presente y futuro (North, 1989b). En consecuencia, le dan continuidad a la vida en sociedad (North, 1989; Hogson, 2006). La variable tiempo es importante porque refleja el conocimiento colectivo acumulado (North, 1993, p. 360).
En el mismo sentido, las instituciones permiten y limitan el comportamiento individual en sociedad (Hodgson, 2006). De hecho, las instituciones adecuadas —efectivas, distinción que se abordará más adelante— aumentan los beneficios de la cooperación y disminuyen los costos de transacción (North, 1991, p. 97). No solo lo anterior, sino que también generan un orden social al crear incentivos para la creación de organizaciones y para permitir la interacción con los semejantes (Mantzavinos, North y Shariq, 2004, p. 77).
Pero no todas las instituciones son del mismo tipo. North y Weingast (1989, p. 813) citan a Shepsle (1991) para afirmar que cualquier compromiso social puede ser creíble a través de dos vías: 1) la motivacional, consistente en el cumplimiento del acuerdo por cuestiones de honor individual, lo cual convierte ese compromiso en autoejecutado (self-enforcing); y 2) la vía imperativa en la que la coerción es determinante.
De esta manera, el genérico de instituciones consiste en restricciones (constraints) informales, reglas formales y las características de ejecución (enforcement) de ambas (North, 1989b, p. 239; Mantzavinos, North y Shariq, 2004, p. 79). Es decir, las instituciones son tanto formales como informales. Las primeras son explícitas y legitimadas, tradicionalmente, por el Estado. Las segundas reflejan las creencias, la cultura y los conocimientos de una sociedad específica. No solo son importantes las formales. Las informales son también esenciales, pero de ellas poco se ha estudiado (North y Weingast, 1989). Las informales son más importantes para dar estabilidad (North, 1989b).
En ambos casos, tanto en las formales como en las informales, existen expresiones institucionales que tienen diferentes niveles de alcance. Los términos utilizados varían en su alcance, aunque los diversos autores no los utilizan de manera homogénea. Dos conceptos son básicos y, de ahí, varios otros se desprenden (como los de principios y convenciones que aquí no se profundizarán).El primero de ellos, el más general, es el de normas. Estas generan reciprocidad. Los humanos tenemos una capacidad de internalizarlas (Ostrom, 1998, p. 10). Existe una propensión a aprender normas sociales, similar a la que existe para aprender gramática, pero las normas que se aprenden dependen de la cultura, la familia y las situaciones. No cumplirlas genera culpa o vergüenza (Ostrom, 2000a, p. 144). Esto se debe a que las normas dependen de la existencia de percepciones compartidas de lo que se debe y no hacer (Crawford y Ostrom, 1995, p. 583).
El otro término es el ...

Índice

  1. Cubierta
  2. Portadilla
  3. Página legal
  4. CONTENIDO
  5. INTRODUCCIÓN
  6. CAPÍTULO 1: PROPUESTA DE TEORIZACIÓN INSTITUCIONAL SOBRE LA COYUNTURA CRÍTICA INTERNACIONAL 2008-2015: ANTECEDENTES, EMERGENCIAS Y PERSPECTIVAS FUTURAS
  7. CAPÍTULO 2: LA UTOPÍA DEL COMERCIO: LA APROXIMACIÓN ESCOCESA AL CONCEPTO DE SOCIEDAD CIVIL
  8. CAPÍTULO 3: EL CICLO ECONÓMICO EN RUMANIA (2001-2011): UN ENFOQUE AUSTRIACO
  9. CAPÍTULO 4: MOVIMIENTOS SOCIALES COMO AGENTES DE CAMBIO INSTITUCIONAL EN LAS REVOLUCIONES DE COLOR: LOS CASOS DEL KMARA DEGEORGIA Y EL PORA DE UCRANIA
  10. CAPÍTULO 5: LIDERAZGO CARISMÀTICO Y DEMOCRACIA: EL LEGADO CONSTITUCIONAL DE ARNULFO ARIAS MADRID (PANAMÁ) Y LUIS MUñOZ MARÍN (PUERTO RICO)
  11. CAPÍTULO 6: DIPLOMACIA DE DOS ACTORES NO ESTATALES COLOMBIANOS: CIUDADANÍA E INSURGENCIA EN EL ESCENARIO INTERNACIONAL
  12. CAPÍTULO 7: POSTCONFLICT, VIOLENCE AND CIVIL SOCIETY IN COLOMBIA
  13. CAPÍTULO 8: MERCADO MÉDICO-TURÍSTICO Y MOVILIDAD SOCIAL CONTINENTAL EN EL SEGMENTO DE BIENESTAR: CASO DE COLOMBIA
  14. Cubierta posterior