
- 194 páginas
- Spanish
- ePUB (apto para móviles)
- Disponible en iOS y Android
eBook - ePub
Gemelos al reflejo
Descripción del libro
Laura Romano, es una mujer entregada a sus creencias, lucha con todas sus fuerzas para ayudar a la gente en situación de calle. Sin saber que esa noble intención le cambiará la vida.Los gemelos Alan y Mike, llenarán el corazón de Laura, que al mismo tiempo la harán sentir un dolor muy profundo en su corazón al ver que ambos son muy distintos y confunde las vidas de todos a su alrededor al entremezclar sus realidades.Al conocer a David, un incipiente escritor, logra sentir en parte tranquilidad emocional que se verá alterada por los arranques emocionales de Mike.Una novela en la que podremos encontrar: Amor, traición, desilusión y angustia. Dos vidas similares, encarnadas en estos gemelos, que luchan por la estabilidad emocional.
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Información
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Literatur AllgemeinEntre límites inciertos
Siete años después, Alan continuó con su vida siendo muy cauto con lo que hacía y dejaba de hacer. Durante todos esos años se mentalizó en bloquear a su hermano para que no pudiese encontrarlo. Temía por su madre, su integridad se podría ver comprometida si Mike lograse encontrarla. Ella no tenía culpa de nada de lo que había sucedido. No era justo exponerla a un dolor gratuito.
Alan desde que había comenzado a trabajar de ejecutivo de cuentas en un banco, podía viajar una vez al año para distraerse y buscar la paz que tanto anhelaba. Así es que junto a Andy todos los veranos se preparaban para ir a las playas de Río de Janeiro y disfrutar de los paisajes de Brasil. Estaba orgullo de comprender que hay amores que nacen desde muy jóvenes y son para siempre. Es lo que sentía por Andy que siempre estuvo ahí con él de una u otra forma.
—Sabes Andy, creo que el amor que tenemos es una fuerza que va mucho más allá de cualquier deseo que uno pueda tener.
—¿Por qué dices eso ahora?
—Porque lo siento y me siento feliz de que estés aquí lista para viajar conmigo —dice Alan mientras busca los pasajes de avión en su bolso.
—Tú no me tienes. Soy yo realmente quien te tiene a ti —dice Andy sonriendo.
—Sí, creo que es así, somos afortunados —ríen.
—El otro día escuchaba a un millonario decir que él no conocía el verdadero amor, ya que sabía que las mujeres están por interés junto a él. A pesar de ese detalle era feliz, ya que tenía asumida esa realidad. Creo que no podría ser como él o quizás me costaría mucho adquirir ese tipo de ritmo.
Alan sentía que cada año que pasaba lograba afianzar más su relación junto a Andy. En las arenas de Copacabana, era muy difícil acordarse de los problemas y sobre todo de su hermano. Al final del día llamaba a su madre que continuaba trabajando en ese bar. Aunque Alan le había prometido ayudarla para que se jubilase, Laura no quería que gastase en ella su dinero. Decía que él tenía merecida esa vida que había forjado. Además que Laura se sentía bien trabajando ahí, considerando a todos como una familia, en especial a Karen, que con ella había forjado un lazo entrañable.
Al finalizar el día una caminata entre la gente, visitando la feria artesanal de Copacabana. La noche estaba tibia y mientras él sacaba fotos a las figuras de arena que un artista callejero forjaba, Andy compraba unos pañuelos de colores. En eso Alan tuvo la sensación de ser observado, era una sensación que hace mucho no había experimentado. Alan se tocó la cabeza como si algo le preocupase, Andy que ya le conocía todos sus gestos, lo miró desde lejos preocupada. Se acercó y le preguntó:
—¿Qué sucede, Alan?
—No lo sé realmente, tengo una sensación extraña. Como si alguien me estuviese observando. Creo que puede ser mi hermano.
—¿Quieres que regresemos al hotel?
—No, no dejemos que los fantasmas nos arruinen nuestras vacaciones. Mejor vamos a un restaurante, tengo ganas de comer algún pescado.
—Está bien, vamos.
Fue una velada distendida donde Alan y Andy pudieron hablar de ellos mismos olvidando por completo algún peligro que pudiese estar acechando. Después de dos horas aproximadamente volvieron al hotel.
Desde la ventana de la habitación se veían las luces de la costanera, y cómo el mar quedaba en penumbras lentamente.
—Ven, brindemos —dice Andy sirviendo dos copas de vino blanco.
—¿Por qué vamos a brindar? —dice Alan un poco abrumado.
—Por estar juntos.
—Tienes razón, no puedo dejar que mi hermano se interponga en nuestra relación.
Mientras, en el departamento de Laura la relación junto a David era cada vez más intensa. Una química evidente difícil de evitar.
—¡David! ¿Qué haces aquí?
—Necesitaba verte. Además quiero mostrarte los avances que he realizado en mi libro que estoy escribiendo.
—Es un honor tener la primicia.
—El honor es mío y ten por seguro que voy a incluir tu nombre en los agradecimientos.
Esa noche junto a la música suave David le dio el primer beso a Laura. Al principio quedó desconcertada ya que veía a David como un amigo de tantos años al cual conoció en una faceta muy distinta a la que ahora mostraba. Pero al instante Laura lo correspondió dejándose llevar.
—Desde hoy tenemos que planear nuestro futuro juntos —dice David mientras mira su reloj un poco nervioso.
Laura le afirma el brazo y mira en su reloj la fecha y la hora y dice:
—¿Estás seguro de ello? Somos tan distintos.
—Sí lo sé, pero vale la pena intentarlo.
—Sí, lo vale.
Se quedaron hasta altas horas de la noche bebiendo y riendo. Meditando sobre lo curioso del destino. Pensando que sea por el camino que sea, siempre la vida te lleva a encontrarte con lo que necesitas.
—Somos de orígenes tan distintos. Es increíble que terminásemos juntos. —dice Laura mirando obnubilada.
—La vida da mil vueltas.
—Sí, de eso estoy seguro.
—Muchas veces, estuvimos cerca. Pero nunca tan cerca como ahora.
Mientras en el hotel de Copacabana volvieron las pesadillas a la hora de dormir. Alan se revolcaba de un lado a otro. Mientras Andy no sabía si despertarlo. Al final, Alan despierta de un salto, muy agitado, claramente desorientado.
—Tranquilo, estás aquí conmigo en el hotel —dice Andy abrazándolo.
—Pude ver a Mike, estoy seguro de que ha visualizado el departamento de mi madre.
—Cómo es eso posible.
—No lo sé, pero debemos volver. Es imperativo.
En el departamento de Laura, la pasión no se dejó esperar y David le hizo el amor por primera vez a Laura.
—No sabía lo que era esto —dice Laura—. Esto es realmente caliente.
—Bueno, lo es. Esto es tener relaciones con amor —dice David.
En eso son interrumpidos por el sonido del timbre del departamento.
—¿Esperabas a alguien? —pregunta David.
—No, para nada ¿Quién podrá ser?
—Laura se acerca a la puerta y mira por el ojo mágico y ve que es Alan.
—Hola, soy yo, me abres la puerta, por favor.
—¡Alan, qué haces aquí! ¿Y tus llaves?
—Llegué recién de Brasil, se me olvidaron en el taxi. Tuve unas pesadillas contigo que me dejaron preocupado.
—¡De nuevo tus pesadillas! —dice Laura mirándolo fijamente.
Laura queda mirando a su hijo de arriba abajo, preocupada por su aspecto cansado.
—Ven pasa, tengo que presentarte a alguien. Él es David, mi amigo, o sea, mi pareja desde ahora —sonríe.
—Hola David.
—Hola, tu madre me ha hablado mucho de ti.
—Siéntate, te voy a preparar una taza de café —dice Laura—. Hijo, que bueno que regresaste ahora podremos almorzar juntos mañana.
—Sí, claro —responde Alan mirando como si estuviese elucubrando algo.
—¿Vas a ir a tu cuarto? ¿Dónde están tus cosas?
—¡Mis cosas! Creo que las he olvidado.
—Permiso, voy a ir al baño.
—Ese no es el baño —dice David.
—Creo que lo he olvidado —dice riendo.
Laura quedó desconcertada con el errático comportamiento de su hijo, mientras servía el café en el living. Veía que se comportaba muy extraño, un poco retraído como si algo le molestase. Al volver del baño se tomó el café prácticamente de un sorbo, lo cual, fue una actitud aún más extraña.
—Pásame tu taza si terminaste, para llevarla a la cocina.
—Aquí está, madre.
—Laura se da cuenta de que se la entrega con la mano izquierda. Eso le llamó la atención ya que su hijo siempre se la entregaba con las dos manos o con la mano derecha. David la sigue a la cocina, para entregarle su taza. Mientras Alan descansa en el sillón del living.
—Hay algo raro con mi hijo. Creo que no está bien.
—¿Qué sucede?
—Se está comportando de forma extraña.
—Preguntémosle —dice David.
—Espera, tengo una corazonada.
Laura instintivamente sin tener una razón sustantiva toma su móvil y llama a su hijo. El teléfono suena reiteradas veces.
—¡Hola mamá! ¿Qué pasa? ¿Estás bien?
—Estoy bien, era para darte buenas noches. Buenas noches hijo.
—Mamá, espera déjame contarte lo que soñé.
—Otro día será.
Laura cuelga el teléfono y le dice muy nerviosa a David:
—El que está en el living no es mi hijo Alan.
—¡Pero qué dices!
—Acabo de oírlo, ellos continúan en Río de Janeiro. El del living es Mike.
—¡Qué hacemos ahora!
—Vamos hablar con él.
Ambos van a living para volver a sentarse junto al supuesto Alan. Tratar de indagar qué es lo que se propone.
—Sé que no eres Alan, eres Mike. ¿No es así? —dice Laura enfrentándolo. Sin dar espacio para una evasiva.
—Bien, me descubriste —dice Mike agachando la cabeza y mordiendo una leve risa.
—¿Qué fue lo que me delató?
—Una madre conoce a sus hijos y tú te estabas comportando de forma extraña. Además cuando me pasaste la taza me la entregaste como un zurdo y Alan es diestro.
—¡Qué observadora! Veo que después de todo tengo diferencias con mi hermano.
—¿Por qué estás aquí?
—¡Porque soy tu hijo! Quiero conocerte.
—Podrías haber avisado primero y no llegar de esta manera. Mintiendo.
—Acaso tengo que avisarle a mi madre para poder venir. ¿Por qué nunca me buscaste? ¡Ah!
—Te aseguro que lo hice. Pero me dijeron que habías muerto.
—¡No me mientas! Maldición.
—No le hables así a tu madre —dice David.
—No se meta usted —dice Mike perdiendo la paciencia y golpeándolo en el rostro.
—¡Detente! —exclama Laura gritando.
En ese momento Laura comprendió que Mike estaba ahí para cobrar venganza. No había razonamiento que lo hiciese cambiar de actitud.
A la media hora, Laura recuperaba la conciencia tirada en el suelo. Haciendo fuerzas para soltarse la cinta adhesiva de las manos y de los pies. Al lograr soltarse llamó desde su teléfono de base a la policía para denunciar lo sucedido. Fue al living y vio que David aún se encontraba inconsciente y muy golpeado.
—¡Qué fue lo que pasó!
—No lo recuerdo, al parecer Mike nos drogó con algún tipo de sustancia.
—Llama a la policía.
—Ya lo hice.
—Entonces avísale al conserje, lo que sucedió.
La policía tomó declaraciones de lo sucedido, el conserje prometió entregar los videos de seguridad del edificio para ver a Mike y poder identificarlo. Aunque eso podía ser difícil, ya que su aspecto era igual al de Alan. Al final Laura sabía que estaban indefensos frente a las intenciones de Mike.
A la mañana siguiente Alan despertaba muy tempran...
Índice
- Hospital
- La vida en Dust
- Pesadillas de Alan
- Entre límites inciertos
- Intenciones desfiguradas
- La venganza
- Indagando realidad
- En la estación de gasolina
- Sobre lo inesperado
- La verdad de Laura
- Con la ira a flor de piel
- En el bar de un casino
- Las vueltas de la vida
- Emboscada
- Epílogo
- Agradecimientos