Regresar a Jesús de Nazaret

Rafael Luciani Rivero

• Editorial: PPC Editorial
• Año: 2014
• ISBN de la versión impresa: 9788428826860
• ISBN del libro electrónico: 9788428827256
• Categoría: Teología y religión
• Categoría: Teología sistemática y ética

Después de veinte siglos de cristianismo hemos de regresar a Jesús en su actuación humana, su mensaje y su servicio al Reino del Padre para arraigar nuestra fe con más verdad y fidelidad. El autor nos invita a revisar modos poco correctos de pensar a Jesucristo, prácticas religiosas poco fieles a Jesús y estilos de vida que desfiguran el seguimiento de Cristo. El libro cuenta con prólogo de José Antonio Pagola.

Notas

Introducción. Servidores de humanidad

¹ Cf. Catecismo de la doctrina cristiana, escrito por el padre Jerónimo Martínez Ripalda S.J. en 1616.

² Cf. S. MADRIGAL, Unas lecciones sobre el Vaticano II y su legado. Madrid, 2012, pp. 424-437.

³ Gaudium et spes 31.

⁴ Ibid., 40.

⁵ Ibid., 1.

⁶ A. PIERIS, El Reino de Dios para los pobres de Dios. Bilbao, 2006, p. 36.

⁷ Entendiendo así que los grandes interrogantes humanos sobre «el significado de la vida, la actividad y la muerte» (Gaudium et spes 41) son los mismos interrogantes de la comunidad eclesial.

⁸ Debemos recordar que el sentido de la expresión diakonein, usada en el Nuevo Testamento para hablar del servicio que el Hijo del hombre viene a prestar, no se refiere al servicio que se le ofrece a Dios mediante el culto, sino al cuidado y la entrega al otro, al hermano. Cf. D. HILL, «Son and Servant: an essay on Matthean Christology», en Journal for the Study of the New Testament 6 (1980), p. 13.

⁹ Gaudium et spes 3.

¹⁰ Ibid., 41.

¹¹ Discurso del papa Pablo VI en Bogotá con ocasión del Congreso eucarístico, 23 de agosto de 1968.

¹² Gaudium et spes 24.

¹³ Ibid., 1.

¹⁴ Cf. ibid., 2.

¹⁵ Ibid., 40.

Parte I. A la luz de los signos de los tiempos

¹ Karl Rahner insistía, al hablar de la humanidad de Jesús, en que se puede ser cristiano aun no habiendo escuchado nunca sus palabras o no haberlo conocido. Sin embargo, recuerda que no se puede ser cristiano sin comprender que vivimos con su espíritu, que es el espíritu del Espíritu Santo pasando a través de la humanidad de Cristo. Por ello, como bien lo explica, ser cristiano va mucho más allá de la confesión y adhesión explícita al cristianismo. K. RAHNER, Schriften zur Theologie III, p. 60 (ed. española: Escritos de teología III, p. 59).

² «En efecto, en la actualidad hay miles de personas cuya muerte es semejante a la de Jesús y cuyas causas de muerte, las que aducen sus verdugos, son semejantes a la aducida contra Jesús». J. SOBRINO, Jesucristo liberador. Madrid, 1991, pp. 89-90.

³ CF. E. SILVA, «Una teología de los signos de los tiempos latinoamericanos. Validez, límites y porvenir de una hermenéutica teológica del Concilio». en Teología y Vida 50 (2009), pp. 41-58.

⁴ El Concilio Vaticano II representó un aggiornamento para la comunidad cristiana y el modo en que esta debía entender el discernimiento de la presencia de Dios. Pero esto implicó la asunción real de una noción de historia como lugar teológico, y no limitada a los loci theologici tradicionales, con la consecuente superación del quehacer teológico como una simple articulación de doctrinas y conceptos aislados de la realidad, cerrados en sí mismos, y de la grave reducción del discernimiento cristiano al juridicismo, como se explica de forma muy clara en C. CASALE, «Teología de los signos de los tiempos. Antecedentes y prospectivas del Concilio Vaticano II», en Teología y Vida 46 (2005), pp. 527-569, esp. 550.

⁵ Por eso «no se puede teologizar la figura de Jesús sin historizarla, narrando su vida y su destino. Sin ello, la fe no tiene historia», como tampoco «se puede historizar a Jesús sin teologizarlo como buena noticia, y así en referencia esencial a las comunidades. Sin ello, la historia no tiene fe», J. SOBRINO, Jesucristo liberador, o. c., p. 92.

⁶ El papa Juan XXIII, en la convocatoria del Concilio Vaticano II (25 de diciembre de 1961), aportó un criterio importante para el nuevo giro que debía emprender la comunidad cristiana. Él lo formuló así: «Atendiéndonos al consejo de Cristo Señor cuando nos exhorta a discernir los signos de los tiempos, vemos que en medio de tan calamitosas tinieblas se dan señales, y no pocas, que parecen anunciar auspicios de mejores tiempos para la Iglesia y para la humanidad» (JUAN XXIII, Humanae salutis. Convocatoria del Concilio ecuménico Vaticano II).

⁷ Es interesante recordar el movimiento que se inició durante la realización del Concilio Vaticano II, que tomó el nombre de la Iglesia de los pobres, aludiendo a una frase del papa Juan XXIII. Paul Gauthier, uno de sus miembros y fundadores, logró reunir a más de cuarenta obispos y redactó su famosa obra Jésus, l’Église, les pauvres (París, 1963). Recomendamos la lectura del primer capítulo de este libro, titulado «Les pauvres» [Los pobres], donde el autor va describiendo los diversos rostros en los que se manifiesta la pobreza en nuestro mundo y las consecuencias evangélicas que esto conlleva para nosotros.

⁸ CF. J. SOBRINO, «El pueblo crucificado y la civilización de la pobreza», en Revista Latinoamericana de Teología 66 (2005), p. 212.

⁹ «… se haga donde se haga empíricamente, la teología tiene que dejarse afectar hondamente por la realidad de los pobres. Su sufrimiento es lo que tiene que dar que pensar, su esperanza es lo que tiene que configurar el talante salvífico de toda teología cristiana», J. SOBRINO, «Los signos de los...

Índice

• Portadilla
• Prólogo, de José Antonio Pagola
• Introducción. Servidores de humanidad
• Parte I. A la luz de los signos de los tiempos
• Parte II. Fieles al recuerdo de Jesús
• Parte III. Regresar a Jesús de Nazaret
• Parte IV. Recuerdos y rasgos de una hmanidad que atrae. «¿Quién decís vosotros que soy yo?»
• A modo de conclusión. Consecuencias para la comunidad y la vida cristianas
• Bibliografía
• Notas
• Contenido
• Créditos