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Gaiteros y Tamboleros. Material didáctico para abordar el estudio de la música tradicional de las costas colombianas
Material didáctico para abordar el estudio de la música de gaitas de San Jacinto, Bolívar (Colombia)
- 274 páginas
- Spanish
- ePUB (apto para móviles)
- Disponible en iOS y Android
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Gaiteros y Tamboleros. Material didáctico para abordar el estudio de la música tradicional de las costas colombianas
Material didáctico para abordar el estudio de la música de gaitas de San Jacinto, Bolívar (Colombia)
Descripción del libro
Hoy en día la música tradicional colombiana vive un momento excepcional de popularidad dentro del país.Es posible escuchar este tipo de música en la radio; ha crecido el número de festivales de música de diferentes regiones de Colombia; ahora es común que los jóvenes estudiantes de música asistan a los festivales del porro, de gaitas, de música llanera, de música del Pacífico; se graban proyectos de grupos de jóvenes con nuevas propuestas basadas en la tradición.Este trabajo es pionero en el estudio y hace parte fundamental de un esfuerzo transdisciplinario, liderado por la academia y fortalecido por otras instituciones y organizaciones, por divulgar las diversas músicas tradicionales colombianas.
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Sí, puedes acceder a Gaiteros y Tamboleros. Material didáctico para abordar el estudio de la música tradicional de las costas colombianas de Leonor Convers,Juan Sebastián Ochoa en formato PDF o ePUB, así como a otros libros populares de Medios de comunicación y artes escénicas y Música folk. Tenemos más de un millón de libros disponibles en nuestro catálogo para que explores.
Información
Categoría
Música folk1. INTRODUCCIÓN
1.1 ANTECEDENTES
En el año 2001 tuvimos la suerte de conocer a Joche Plata, tambolero de San Jacinto, quien ahora trabaja y vive en Bogotá. Urián Sarmiento, uno de los músicos que asesoraron este trabajo, nos recomendó entonces los instrumentos de Joche Plata, por su calidad. El precio del instrumento (alegre, llamador, tambora o maracas) incluía una clase, una sesión, en palabras de Joche, “para que la gente aprenda al menos a no maltratarlo”. Entonces tuvimos la primera clase de alegre, que nos permitió percibir de inmediato el talento de Joche, no sólo como tambolero, sino como pedagogo. Descubrimos cómo, por ejemplo, cada vez que tocaba el alegre tenía presente una melodía en mente, cómo su manera de frasear tenía siempre una dirección, cómo el sonido era siempre claro, semejante a una dicción sin tartamudeos en un lenguaje hablado. Un tiempo después tuvimos una experiencia similar con Fredy Arrieta, uno de los mejores gaiteros colombianos. No existe un libro que pueda reemplazar la experiencia viva de una clase con los maestros, con las personas que se comunican cotidianamente con un lenguaje que heredaron por vía directa de sus abuelos y padres, un lenguaje que dominan sin problema y que han enriquecido con sus estilos individuales. En todas las entrevistas que hicimos a nuestros asesores, encontramos este elemento, cuando preguntábamos: “y cuéntenos, ¿cómo fue que aprendió?”. Entre las respuestas que recibimos, citemos por ejemplo la de Sixto Silgado, “Paíto”:
El viejo mío era gaitero, mi papá. Tenía su compañero en el grupo. Tenía un machera al que le gustaba mucho el trago, y cuando se emborrachaba dejaba caer la gaita, y él mismo sin darse cuenta, pohhh, la pisaba así, y mi papá le decía: “Ya partiste la gaita Manuelito”, porque se llamaba Manuel la Hoz, el machero de él. Entonces mi papá cogía lo que había quedado de la gaita, lo que servía y lo llevaba pa’ la casa. Y cuando tenía el tiempo desocupao me hacía mis gaiticas. Ahí yo me ponía a tocá.
Yo tendría como nueve años, por ahí. Mi papá me hacía gaitas que me alcanzaban a los brazos, y ahí me ponía yo a chiflar, piri pi pi pi pí (tararea). Y ahí fui creciendo y cuando él se ponía a tocar, yo me decía pa’ mí: “caramba cuándo creceré yo pa’ yo tocar también lo mismo que papá. Algún día crezco”. Y así yo me hacía contento. Ya jovencito de trece pa’ catorce años, le digo “viejo, vamos a tocar, voy a coger el macho” él decía “pero tú no sabes tocar todavía” y yo, “coge la hembra”, y así fue, él cogía la hembra y yo el macho, yo marcaba y le seguía lo que él estaba tocando en la gaita hembra. Y ahí fui dándole y dándole y dándole hasta que me aficioné a la gaita macho. Después, un día yo dije “no, ya no voy a tocar más la gaita macho, voy a aficionarme a las melodías, a los registros, a la ejecución”. Ahí abandoné la gaita macho y cogí a la hembra. Y ahí dándole y dándole y dándole y dándole, yo lo oía a él y luego cogía yo la gaita y le preguntaba “¿así es papá?” Y él me decía “Sí, así es”. Y ahí yo iba aprendiendo. Cuando ya marcaba todo y poco a poco ya supe tocar como él, que fue mi maestro. Y poquito a poquito, poquito a poquito, ya tocaba más que él, y luego él que fue mi maestro me machaba a mí. Sí señor. (risas)4
Fredy Arrieta nos contestó:
Yo tenía un tío que él murió muy viejo que fue con el que yo aprendí. (...) Cuando yo lo conocí él ya estaba muy viejo, entonces, yo andaba con una maraquita y él un día le dijo a un tío mío, “échalo pa’llá pa la casa pa’ yo enseñarlo”, y yo iba allá y él siempre pasaba solo allá en una cocina, y yo me le acercaba y él me sentaba allí al lado para hacer café y empezaba a echarme cuento, y me ponía a tocar: “Coge la maraca así”, me decía todo y él ya no podía casi con la maraca, sino que me decía, o sea me cantaba, me decía hablando cómo me tenía que sonar, entonces yo me iba pa’ la casa y practicaba, y bueno, aprendí ahí.5
Esto dijo, entre otras cosas, Francis Lara:
[Mis abuelos] me cogían, me llevaban pa’ un lado, pa’l otro, pa’ las fiestas en Cartagena, pa’ todas partes. Yo fui como el consentido de ellos. Fui como a treinta conciertos de ellos buenos, buenos. Ya después ellos fueron envejeciendo y ya entonces quedó el abuelo mío sordo, ya no quería tocar más. Entonces quedé yo.
Yo comencé a tocar tambor con él, él fue el que me enseñó. Y luego también empecé a oír grabaciones de otros tamboleros y les fui cogiendo cosas, y así hasta hoy. Entonces cómo les diré, así en esta corta edad que tengo todavía, pues he estado con los grandes maestros como fue Encarnación Tovar “El Diablo”, en Cartagena, con el señor Mosquera, también tambolero buenísimo que ya murió. Conocí también al señor Joselito (no se entiende el apellido) de San Jacinto, al señor Gabriel Torregrosa. Entonces me siento orgulloso por lo que soy, por lo que tengo y pues como dice el dicho por ahí, pues cuando uno sabe algo, uno quiere salir más adelante, aprender más de la cosa.
Ahora tengo un grupo que se llama Gaitas y tambores de San Jacinto. Este grupo está formado por los que son herederos de los antiguos gaiteros. Por ejemplo, el que canta, que es Rafael Castro Fernández, también viene de historia de gaitas, con el papá, que fue gaitero; Orlando Yépez toca la gaita hembra y Dionisio Yépez toca la gaita macho y ellos son sobrinos de Pedro Yépez, gaitero sanjacintero.
Sí, claro. Luego yo, que vengo de la tradición de los Lara. Se encuentra también Rafael Pérez, decimero, toca también macho. Él viene siendo sobrino del señor Toño García, de los Gaiteros de San Jacinto. O sea que todos somos una recopilación de lo que fueron ellos. En pocas palabras, herederos directos.6
Este libro es pues, irremediablemente, un intermediario: una interpretación particular de quienes lo escriben, y aunque presenta la ventaja de organizar información, siempre es pobre cuando se le compara con la experiencia de la comunicación directa. También es inútil si no se relaciona permanentemente con la música que se estudia. Es el mismo caso del jazz o de la música popular contemporánea en general: no se puede aprender un lenguaje sin escucharlo hasta el cansancio; sin hacerse familiar con su sonido, con sus giros, con los elementos que lo hacen particular, con las diferentes evoluciones que ha tenido. Para tener acceso a este lenguaje, además de comprender su gramática, hay que escuchar la música, conocer compositores e intérpretes, conocer la historia, dónde y por qué. Y luego, claro, tocarla. Tocarla mucho y todos los días.
La primera recomendación para que este libro sea útil, es organizar el grupo con el que el lector pueda tocar en vivo, en situación real. Mejor aún si se tiene acceso a las parrandas y los conciertos de los músicos de la región, o de los que se han desarrollado gracias a ellos, y ahora tienen propuestas novedosas. No podemos hacer este proceso con el estudiante sólo a través del libro. Podemos ayudarle indicando discografía, pero sabemos que no es suficiente; el resto del trabajo es suyo.
1.2 EN QUÉ CONSISTE EL MATERIAL
El lector encontrará junto con este libro tres discos compactos y un DVD. Este último permite observar la técnica de ejecución de los instrumentos. Allí también podrá observar, una de las situaciones reales en la que esta música tiene lugar: una parranda. El libro se ha dividido en dos partes, para facilitar al estudiante el manejo del material que está directamente relacionado con audio y video.
La primera parte, que el lector tiene en sus manos, contiene, además de esta introducción, dos capítulos en los cuales se contextualiza y se analiza la música de gaitas. Recomendamos leer estos capítulos antes de abordar el trabajo práctico.
Nos parece importante que el lector comprenda los criterios de producción y grabación del material de audio y video, así como las decisiones que debimos tomar para realizar las transcripciones que se encuentran en el apéndice. Estos criterios, y una descripción detallada del contenido de cada uno de los CD, aparecen en las notas preliminares de la segunda parte, que continúa con el capítulo 4, Orientaciones Técnicas; este capítulo no pretende ser un método para estudiar profundamente la técnica de los instrumentos, pero el lector encontrará aquí un primer acercamiento; su contenido está relacionado con el video que se puede ver en el DVD. El capítulo 5, Orientaciones Metodológicas, presenta una guía para abordar el material didáctico que se ofrece en los CD, y remite también a los análisis y las transcripciones de melodías, patrones básicos y variaciones de cada género estudiado, que el lector puede encontrar en el apéndice al final de la segunda parte. El apéndice incluye también discografía y bibliografía recomendada, la lista de las pistas de los CD y el DVD, un glosario y la referencia de los músicos que asesoraron nuestro trabajo.
1.3 A QUIÉNES ESTÁ DIRIGIDO ESTE TRABAJO
Este material es útil para todo aquel que esté interesado en aprender sobre música colombiana en general, y la música de gaitas en particular. El material sirve para aprender las técnicas, bases y algunas variaciones del alegre, la tambora, el llamador y la maraca, y ofrece también transcripciones para tocar la gaita. El video ayuda especialmente a aquellos que quieran aprender la técnica del alegre. Para abordar la gaita, recomendamos el trabajo de Federico Ochoa “El libro de la gaita larga” que se ocupa a fondo de la técnica de este instrumento.7 Aquí citaremos sin embargo orientaciones básicas para el gaitero principiante.
Nos gustaría hacer una última aclaración antes de entrar en materia. Tomamos la decisión de respetar los criterios de los músicos que asesoraron nuestro trabajo. Poco se ha definido sobre la música de gaitas, y de región a región hay confusiones y cambios en los nombres de géneros, de patrones, de canciones, de instrumentos. Por eso es para nosotros importante que el lector reconozca aquí los criterios de un grupo, Bajeros de la Montaña, músicos de la serranía de San Jacinto. En las páginas que siguen, el lector encontrará razones que justifican esta decisión. No pretendemos aquí desconocer la validez de los conceptos de otros músicos de otras regiones o de la serranía misma: el campo de la investigación de la música tradicional colombiana ofrece trabajo por mucho, mucho tiempo. El que el lector tiene en sus manos, es un material hecho con afecto por esta música, y que pretende contribuir a la tarea de estudiarla seriamente, pero con alegría.

2. CONTEXTO
2.1 INFLUENCIA DE TRES CULTURAS
Antropólogos, sociólogos, historiadores e investigadores de varias disciplinas han coincidido en señalar la influencia triétnica en la música colombiana. No tenemos dudas ahora de que el desarrollo de nuestra cultura tiene su origen en la mezcla de las vertientes indígena, hispánica y africana, en ese orden de aparición.
Los indígenas, como es bien sabido, fueron los primeros en ocupar este territorio, y ya desde el cuarto milenio a. C. se tienen indicios de su presencia en tierras de la actual Colombia:
Ya a comienzos del cuarto milenio a. C. aparecen en la costa Atlántica indicios de una forma de vida bien definida, constituida por los indios recolectores de moluscos (...) El yacimiento principal [de cerámicas] fue descubierto en el lugar de Puerto Hormiga, sobre el canal del Dique, en el Departamento de Bolívar.8
Y fue precisamente en esta región (la costa Atlántica colombiana, justo donde se desarrolló la música de gaitas) en la que se dieron los primeros asentamientos de grupos humanos.
Los asentamientos de Puerto Hormiga y Bucarelia tuvieron una duración aproximada de 500 años, pero posteriormente se encontraron indicios de nuevos poblados en lugares también costeros, con una duración similar, lo que nos hace pensar que el caribe colombiano era uno de los puntos predilectos, o más favorables para la supervivencia de los diferentes grupos humanos existentes. (...)
Los testimonios hallados (...) demuestran que en el tercer milenio a. C. los pobladores de las tierras bajas tropicales de la llanura del Caribe y del bajo Magdalena habían logrado formas muy variadas y muy eficientes de adaptación a los diversos medios ambientes: marino, ribereño, lacustre, sabanero, selvático.9
Ya en los primeros siglos de nuestra era, hay indicios de cacicazgos y sobresalen dos complejos culturales que sobrevivirán varios períodos históricos: los todavía hoy existentes Tairona de la Sierra Nevada de Santa Marta y los Muisca de las tierras altas de Cundinamarca y Boyacá. Son grandes familias indígenas de habla chibcha, que más adelante evolucionarían ya a una etapa de desarrollo que señala una incipiente organización estatal, incapaz sin embargo de resistir a la ocupación española.
El objetivo de los españoles a su llegada fue ocupar y dominar las tierras “descubiertas” a toda costa, desconociendo los derechos históricos que poseían los indígenas sobre ellas e inclusive trata...
Índice
- Portada
- Primera Parte
- Portadilla
- Dedicatoria
- AGRADECIMIENTOS
- PRESENTACIÓN
- PRÓLOGO
- 1. INTRODUCCIÓN
- 2. CONTEXTO
- 3. ANÁLISIS DE LOS GÉNEROS
- BIBLIOGRAFÍA
- Segunda Parte
- PRELIMINARES
- 4. ORIENTACIONES TÉCNICAS
- 5. ORIENTACIONES METODOLÓGICAS ¡A TOCAR!
- APÉNDICE
- TRANSCRIPCIONES
- GLOSARIO
- DISCOGRAFÍA RECOMENDADA
- ESTRUCTURA DE LAS DÉCIMAS
- RESEÑAS