EL EVANGELIO DE TOMÁS
ENCONTRADO EN NAG HAMADÍ
(Para hacer más accesible este importantísimo texto, que contiene no pocas oscuridades, acudiré a varias versiones autorizadas. No sólo emplearé la de Jean Doresse [1989], la de Koester y Lambdin [en Robinson, 1990] y la de Aurelio de Santos [1996], sino otras más que he recibido a través de internet y que se hallan registradas en el aparato bibliográfico. Por mi parte, he hecho algunas apostillas de carácter fundamentalmente aclaratorio.) En las ediciones actuales, por consenso de los estudiosos, el número de enunciados del Evangelio de Tomás es de 114. Doresse, sin embargo, cuenta 118. Cito la discrepancia porque acudiré a menudo a la versión de este eminente coptólogo francés, que une a su competencia en el campo de su especialidad el haber estado en contacto con los textos de Nag Hamadí antes que cualquier otro científico que se haya ocupado posteriormente de ellos. Fruto de esa familiaridad es su libro pionero Les livres secrets des gnostiques d’Égypte.
Estas son las palabras ocultas de Jesús el Viviente, que escribió Dídimo Judas Tomás.1
1. Y dijo: —Quienquiera que descubra el sentido de estas palabras no conocerá la muerte.2
2. Jesús dijo: —Que el que busca, busque hasta encontrar.3 [Mas] lo que encuentre le provocará dolor.4 Y lo que le provoca dolor, lo desconcertará, y quien esté desconcertado, gobernará a todos.
3. Jesús dijo: —Si sus guías dicen: “Miren, el Reino está en los cielos”, entonces las aves estarán frente a ustedes.5 Si dicen: “Está en el océano”, los peces estarán frente a ustedes. Pero el Reino está dentro de ustedes y fuera de ustedes.6 Cuando se conozcan, conocerán que son la carne del padre viviente.7 Pero si no se conocen, viven en la indigencia y son indigencia.
4. Jesús dijo: —El viejo no vacila en preguntar a un niño el sentido de la vida y [así] vivirá. Porque muchos que están primero, quedarán últimos y serán uno y el mismo.8
5. Jesús dijo: —Comprendan lo que ven con nitidez y les quedará nítido [también] lo que está escondido. Nada que esté escondido dejará de conocerse.9
6. Sus discípulos preguntaron: —¿Debemos ayunar? ¿Cómo debemos rezar? ¿Debemos dar limosna?10 ¿Qué debemos comer?
Jesús dijo: —No digan mentiras y no hagan lo que desprecian, porque todo se sabe en el cielo. Nada que esté escondido dejará de ser conocido y nada enterrado seguirá estándolo, sin salir a la luz.11
7. Jesús dijo: —¡Bendito sea el león que, cuando es comido por los hombres, se convierte en hombre! ¡Maldito el hombre que, al ser comido por el león, se transforma en león!12
8. Y dijo: —Un pescador prudente lanzó su red al mar y capturó muchos pescadillas. Entre ellos, el pescador descubrió un magnífico pescado grande. Entonces, tiró a todos los pescadillas nuevamente en el mar y decidió guardar al pescado de gran tamaño. Que quienquiera que tenga orejas para oír, que oiga.13
9. Jesús dijo: —Un sembrador salió y esparció un puñado de semillas. Algunas cayeron en la carretera, donde llegaron los pájaros y se las comieron. Otras cayeron sobre piedras y no produjeron fruto alguno. Y otras más cayeron en medio de hierbajos y fueron asfixiadas y comidas por gusanos. Otras más cayeron en buen suelo y produjeron buenos frutos. Produjo(eron) de sesenta a ciento veinte medidas por cada parcela.14
10. Jesús dijo: —¡He incendiado este mundo y pretendo cuidarlo, hasta que haga llama!15
11. Jesús dijo: —Este paraíso pasará y el paraíso que está más allá, también pasará. Los muertos no viven y los vivientes no morirán. Cuando comen algo muerto, lo convierten en algo viviente. Cuando estén en la luz ¿qué harán? El día en que eran uno se convirtieron en dos y cuando estén convertidos en dos ¿qué harán?16
12. Los discípulos dijeron a Jesús: —Sabemos que nos has de dejar. ¿Quién nos guiará entonces? Y Jesús les contestó: —Dondequiera que estén, se encaminarán a Santiago el Justo, por quien fueron creados el cielo y la tierra.17
13. Jesús dijo a sus discípulos: —Compárenme con alguien y díganme a quién me parezco.
Simón Pedro dijo: —Eres como un ángel de justicia.
Mateo le dijo: —Eres como un filósofo sabio.
Tom[ás] le dijo: —Maestro, mi boca es totalmente incapaz de decir a qué te pareces.18
Jesús dijo: —No soy tu maestro. Porque has bebido del manantial que borbota, que he medido para ti, y te has embriagado. Y se llevó aparte a Tomás y le dijo tres cosas. Cuando regresó a sus amigos, preguntaron éstos: —¿Qué dijo Jesús?19
Tomás dijo: —Si les revelo una sola cosa de las que dijo, me lapidarían. Tomarían aquellas piedras y [entonces] brotaría un incendio y los consumiría.20
14. Jesús les dijo: —Si ayunan, los asaltará el mal; si rezan, serán condenados, y si hacen limosna, se entristecerán. Cuando viajen a otros países, caminen por la tierra [y] si se les invitara a comer, coman lo que les ofrezcan y curen a los enfermos que haya entre ellos. Porque lo que entra por su boca no los mancha; lo que sale de su boca es lo que los mancha.21
15. Jesús dijo: —Cuando vean al Uno, que no nació de mujer, inclinen sus rostros y adórenlo. ¡Ése es su Padre!22
16. Jesús dijo: —Se piensa que he venido a dar paz al mundo. No saben… que es revolución lo que siembro en la tierra: fuego, espada y guerra. Porque habrá una casa con cinco adentro y tres [de ellos] lucharán contra los [otros] dos y [estos] dos contra [aquel]los tres: el padre contra el hijo y el hijo contra el padre. Y estarán, como una casa dividida.
17. Jesús dijo: —Lo que no ha visto ojo alguno y que no ha oído ninguna oreja y lo que no ha tocado mano alguna y lo que jamás se ha pensado, eso es lo que les daré.
18. Los discípulos dijeron a Jesús: —Dinos cómo hemos de terminar [morir]. Jesús dijo: —Si encuentran el principio, busquen el final. Porque allí donde está el principio, está también el final. Bienaventurado quien comienza por el principio: conocerá el final, pero no conocerá la muerte.23
19. Jesús dijo: —Bienaventurado el que llegó a ser antes de ser. Si me siguen y escuchan mis palabras, estas piedras les enseñarán y consolarán. En el paraíso hay cinco árboles que no han cambiado con las estaciones y cuyas hojas no caen. Quienquiera que los conozca, no morirá.24
20. Los discípulos dijeron a Jesús: —¡Háblanos del Reino de los Cielos! Y él les dijo: —Es como una semilla de mostaza, la más pequeña de todas las semillas. Pero, cuando cae sobre suelo fértil, crece hasta llegar a ser una gran planta y se convierte en refugio [o el medio de vivir de] para los pájaros del cielo.25
21. María dijo a Jesús: —¿A quién se parecen tus discípulos? Jesús dijo: —Son como niños que están en un lugar que no les pertenece.26 Cuando regresen los dueños de ese lugar, [les] dirán: “¡Devuélvanos nuestro terreno!” [Y] se despojarán de sus ropas en presencia de ellos para devolverles su terreno. Por eso les digo que si el dueño de una casa sabe que viene un ladrón, esperará hasta que llegue y no le dejará que entre por la fuerza en la casa y le robe sus pertenencias. Deberán estar alerta contra el mundo: defiéndanse siendo fuertes, no sea que lleguen los ladrones hasta ustedes, pues [entonces] ha de suceder lo que esperan [temen]. Tengan entre ustedes a uno que sepa. Una vez que esté lista la cosecha vendrá rápidamente, con la hoz en la mano, y levantará la cosecha. Quienquiera que tenga orejas, que oiga.
22. Jesús vio a algunos niños que mamaban el seno materno y dijo a quienes lo seguían: —Estos niños que están siendo amamantados son como los que entrarán en el Reino.27
Y le preguntaron: —¿Entraremos nosotros en el Reino como [si fuésemos] niños?
Y Jesús les contest[ó]: —Cuando hagan que dos sea uno y logren que lo de afuera sea lo de adentro y que lo que está arriba sea como lo que está abajo, y cuando logren que el macho y la hembra se conviertan en uno y lo mismo, de modo que el hombre ya no sea hombre y la mujer deje de ser mujer, y cuando hagan ojos que sustituyan a los ojos y una mano que sustituya a una mano y un pie para sustituir a un pie y una cara para reemplazar a una cara, entonces entrarán en el Reino.28
23. Jesús dijo: —Los elegiré, a uno entre mil y a dos entre diez mil y serán como uno [solo].
24. Sus discípulos le dijeron: —¡Revélanos el lugar donde estarás, pues debemos poder encontrarte!
Y él les dijo: —Quienquiera que tenga orejas, que oiga. Hay luz en un hombre iluminado y éste ilumina al mundo entero. Y si no ilumina, pertenece a las tinieblas.
25. Jesús dijo: —Amen a sus hermanos como a su propio espíritu, cuídenlos como a la pupila de su ojo.
26. Jesús dijo: —Ven el granillo de polvo en el ojo de su hermano: cuando puedan ver, quitarán la viga de su propio ojo y entonces podrán quitar el granillo de polvo del ojo de su hermano.
27. —Si no se abstienen de participar en el mundo, no encontrarán el Reino. Si no observan el sábado como sábado, no verán al padre.29
28. Jesús dijo: —Ocupé mi lugar a la mitad del mundo y me les aparecí en la carne. Encontré que todos ellos estaban en un estupor ebrio y no hallé a ninguno que tuviera sed. Mi alma se apesadumbró por los hijos del hombre, porque son ciegos en su corazón y no pueden ver, porque nacieron ignorantes para el mundo y desean dejar el mundo siendo ignorantes. Pero ahora están ebrios. Una vez que se sacudan el estupor, podrán arrepentirse.30
29. Jesús dijo: —Si el alma llegara a ser debido al espíritu, sería maravilloso. Pero si el espíritu llegara a ser a causa de la carne, sería un prodigio de prodigios. En verdad, me asombra cómo puede estar un tesoro en medio de tanta pobreza.31
30. Jesús dijo: —Donde hay tres dioses, hay dioses. Cuando hay [sólo?] dos o uno, estoy con él.32
31. Jesús dijo: —A ningún profeta se le cree en su propia aldea; ningún médico cura a quienes lo conocen.
32. Jesús dijo: —Una ciudad construida sobre una montaña alta y hechas de murallas fuertes, no puede caer, pero tampoco puede quedar oculta.
33. Jesús dijo: —Prediquen lo que quieran desde las azoteas. Escuchen con ambas orejas. Porque nadie prende una lámpara para ponerla bajo un canasto o meterla en un lugar escondido, sino que, más bien, la ponen allí donde todos los que vayan y vengan puedan ver la luz.
34. Jesús dijo: —Si un ciego guía a otro ciego, ambos caerán en una atarjea.
35. Jesús dijo: —No podrán entrar en la casa de los poderosos y apoderarse de ella, a menos que puedan amarrarles las manos y entonces podrán tomar lo que quieran. (No podrán infringir lo establecido a menos que puedan enfrentarlo contra alguna otra cosa o si pueden concentrar su atención en algo más, y entonces podrán tomar lo que quieran.)
36. Jesús dijo: —No se preocupen desde la mañana hasta la noche y de la noche a la mañana [deliberando] qué ropa usarán.
37. Sus discípulos dijeron: —¿Cuándo te nos darás a conocer y cuándo te veremos?
Jesús dijo: —Cuando anden desnudos sin [sentir] vergüenza y cuando tomen su ropa, la coloquen bajo sus pies y caminen encima de ella, como hacen los pequeños, entonces conocerán al Hijo del Viviente, y no tendrán ya miedo.33
38. Jesús dijo: —Muchas veces habrán deseado oír estas palabras que [ahora] les digo, pero no tenían a nadie que se las dijera. Habrá ocasiones en que me buscarán y no me encontrarán.
39. Jesús dijo: —Los fariseos y los sabios han tomado las llaves del conocimiento y las han ocultado. No han abierto esa puerta y entrado en el Reino, y a quienes desean entrar, no les darán las llaves. Por eso, deberán ser tan astutos como las serpientes y tan inocentes como las palomas.34
40. Jesús dijo: —Se ha plantado una vid fuera de la casa del Padre, pero no es suficientemente buena y será desarraigada y erradicada.35
41. Jesús dijo: —Los que tienen, han de ser todavía más ricos, y quienes no tienen, se quedarán aún más pobres.36
42. Jesús dijo: —Conviértanse en trashumantes.
43. Sus discípulos le dijeron : —¿Quién eres que nos dices tales cosas?
Jesús les dijo: —No saben quién soy después de lo que les he dicho porque se han hecho semejantes a los judíos, que aman al árbol, pero detestan su fruto, o aman al fruto y detestan al árbol.37
44. Jesús dijo: —Quienquiera que blasfeme contra el...