Lugares parientes
eBook - ePub

Lugares parientes

Comida, cohabitación y mundos andinos

  1. 332 páginas
  2. Spanish
  3. ePUB (apto para móviles)
  4. Disponible en iOS y Android
eBook - ePub

Lugares parientes

Comida, cohabitación y mundos andinos

Descripción del libro

A partir de investigaciones que muestran cómo la provisión de comida y la cohabitación son fundamentales en la construcción del parentesco en los Andes, Guillermo Salas Carreño, el autor de este texto, nos revela cómo esta misma lógica está presente en otras interacciones sociales: desde aquellas entre una persona y sus afines, vecinos, paisanos, extraños, muertos, hasta aquellas con montañas, lagunas, campos de cultivo, avenidas o plazas; esto es, con lugares que pueden ser también parientes. El autor recurre al término "ruwales" para referirse a estos lugares con nombre propio a los que se les atribuye agencia e intencionalidad y, a través de comparaciones históricas, muestra las diferentes maneras en que estos seres se relacionaban con los hacendados y las instituciones estatales antes y después de la reforma agraria, con la minería de socavón previa al boom minero y con la actual minería de tajo abierto. El libro combina un enfoque procesual de análisis del parentesco, que no asume la reproducción sexual como el fundamento universal del mismo, con trabajos recientes alrededor de socialidades que exceden a los seres humanos, la multiplicidad ontológica y la cosmopolítica indígena en la antropología contemporánea.

Preguntas frecuentes

Sí, puedes cancelar tu suscripción en cualquier momento desde la pestaña Suscripción en los ajustes de tu cuenta en el sitio web de Perlego. La suscripción seguirá activa hasta que finalice el periodo de facturación actual. Descubre cómo cancelar tu suscripción.
Por el momento, todos los libros ePub adaptables a dispositivos móviles se pueden descargar a través de la aplicación. La mayor parte de nuestros PDF también se puede descargar y ya estamos trabajando para que el resto también sea descargable. Obtén más información aquí.
Perlego ofrece dos planes: Esencial y Avanzado
  • Esencial es ideal para estudiantes y profesionales que disfrutan explorando una amplia variedad de materias. Accede a la Biblioteca Esencial con más de 800.000 títulos de confianza y best-sellers en negocios, crecimiento personal y humanidades. Incluye lectura ilimitada y voz estándar de lectura en voz alta.
  • Avanzado: Perfecto para estudiantes avanzados e investigadores que necesitan acceso completo e ilimitado. Desbloquea más de 1,4 millones de libros en cientos de materias, incluidos títulos académicos y especializados. El plan Avanzado también incluye funciones avanzadas como Premium Read Aloud y Research Assistant.
Ambos planes están disponibles con ciclos de facturación mensual, cada cuatro meses o anual.
Somos un servicio de suscripción de libros de texto en línea que te permite acceder a toda una biblioteca en línea por menos de lo que cuesta un libro al mes. Con más de un millón de libros sobre más de 1000 categorías, ¡tenemos todo lo que necesitas! Obtén más información aquí.
Busca el símbolo de lectura en voz alta en tu próximo libro para ver si puedes escucharlo. La herramienta de lectura en voz alta lee el texto en voz alta por ti, resaltando el texto a medida que se lee. Puedes pausarla, acelerarla y ralentizarla. Obtén más información aquí.
¡Sí! Puedes usar la app de Perlego tanto en dispositivos iOS como Android para leer en cualquier momento, en cualquier lugar, incluso sin conexión. Perfecto para desplazamientos o cuando estás en movimiento.
Ten en cuenta que no podemos dar soporte a dispositivos con iOS 13 o Android 7 o versiones anteriores. Aprende más sobre el uso de la app.
Sí, puedes acceder a Lugares parientes de Guillermo Salas en formato PDF o ePUB, así como a otros libros populares de Ciencias sociales y Antropología cultural y social. Tenemos más de un millón de libros disponibles en nuestro catálogo para que explores.

Información

Capítulo III
Los ruwales son parientes
En agosto de 2002, durante uno de mis viajes a Cusco, mi madre me contó que acababa de conocer a Juan de Dios, un curandero que vivía en San Jerónimo. Una tarde, mi madre y yo caminamos a la casa de Juan de Dios, donde atendía a sus pacientes. Lo visitamos en parte por mis intereses de investigación, pero también mi madre aprovechó para consultar sobre algo que le preocupaba sobre uno de sus nietos. De acuerdo a ella, este no estaba comiendo adecuadamente, parecía no tener suficiente hambre. Luego de una breve presentación, mi madre le preguntó sobre la salud de mi sobrino. Juan de Dios, viendo en las hojas de coca, se dio cuenta de la causa de sus problemas: el niño se había asustado en un lugar —uno que estaba hambriento— y este le estaba consumiendo su vitalidad. Juan de Dios nos dijo que no era grave y que para resolver este problema solo era necesario hacer un «despacho»56, una ofrenda de comida para este lugar hambriento. Pocos días después, Juan de Dios llegó a la casa de mis padres para hacer el despacho. Luego de una larga preparación, salimos al jardín, donde hizo una pequeña fogata con leña y poco después colocó el despacho sobre el fuego:
JD: A ver, vamos más allá.
G: ¿Tenemos que irnos un poco más lejitos?
JD: Para que entren a consumir pues.
G: O sea, ¿los parajes vienen desde allá a consumir?
JD: Ya entran inmediatamente.
G: Ya.
JD: Entran, beben, consumen pues.
G: O sea, ¿es como si estuvieran comiendo?
JD: Claro (momento de quemado de despacho con Juan de Dios, San Jerónimo, 2002).
De acuerdo a Juan de Dios, la falta de apetito de mi sobrino se debía al hambre que tenía el lugar que estaba consumiendo la vitalidad de aquel y el remedio consistía en saciar el hambre del lugar dándole de comer apropiadamente. Todo el problema estaba relacionado a interrupciones y establecimientos de flujos de comida. El lector notará que, en esta conversación con Juan de Dios, él está afirmando categóricamente que los parajes entran a la fogata y consumen el despacho, mientras que mi última pregunta enmarca la situación en términos metafóricos («¿es como si estuvieran comiendo?»); pues, en mi entendimiento en aquel momento, me resultaba obvio que los parajes no podrían entrar y comer el despacho. En esa interacción, se puede apreciar claramente el desencuentro entre el mundo de Juan de Dios, en el que estos seres comen los despachos que les ofrecen los seres humanos, mientras que en el otro esto no es posible y solo podría entenderse como una operación metafórica o en términos de creencias.
En este capítulo, exploraré cómo en sociedades andinas, principalmente cusqueñas, nociones implícitas sobre la circulación de alimentos y la cohabitación están imbricadas en la construcción de relaciones sociales, no solo entre seres humanos —como ya elaboré previamente—, sino también entre estos y los lugares con los cuales interactúan de forma cotidiana. Mi argumento es simple: en estos mundos las relaciones entre los seres humanos y montañas, chacras, planicies, barrios, calles, casas y cualquier otra forma del relieve que tiene un nombre propio, emerge a través de prácticas que cargan nociones de provisión de comida y formas de cohabitación. Es a través de dichas nociones que las personas atribuyen agencia e intencionalidad a todo ser social, entre estos a otros seres humanos y a seres como montañas, planicies o avenidas.
1. Lugares y ruwalkuna
Los lugares hambrientos tienden a saciarse comiendo seres humanos, muchas veces niños, tal como nos explicó Juan de Dios con respecto a mi sobrino. Durante nuestras conversaciones, Juan de Dios se refirió a varios casos diferentes de lugares hambrientos que se comieron a seres humanos. Por ejemplo, hablando de su infancia en San Jerónimo, Juan de Dios me contó que él tuvo un mellizo del cual no tiene memoria más allá de las narraciones de su madre57. Cuando los mellizos tenían apenas tres meses, Kallaspuqyu —un manantial especialmente malévolo cerca de la casa de sus padres— devoró a su pequeño hermano. La mamá de Juan de Dios le contó esta historia cuando él era ya mayor, cuando le explicó por qué sus padres decidieron que él debía vivir en otro lugar con su abuela.
En San Jerónimo, Ccamahuara, Japu, en los mundos andinos, la capacidad de estos seres de tener hambre y de devorar seres humanos está directamente relacionada a otras características más bien indispensables no solo para el bienestar, sino para la misma existencia de los seres humanos. Existe una amplia literatura etnográfica que ha registrado cómo en los mundos andinos hay una serie de prácticas que se realizan para relacionarse con seres como el que estaba tomando la vitalidad de mi sobrino o el que se comió al mellizo de Juan de Dios, que incluyen a los apus y las pachamamas, a los que me refiero de forma general como «lugares».
En Japu, se usan dos nombres genéricos para referirse a estos seres localizados en el paisaje. Por un lado, ruwalkuna, que es un hispanismo proveniente de «lugar» y el sufijo pluralizador -kuna. La traducción de ruwalkuna sería entonces «lugares» y esta es la misma categoría que Allen (1988) privilegia en su etnografía de Sonqo (Paucartambo)58. Hay buenas razones para usar esta categoría para referirse a estos seres, tal como lo he hecho previamente (Salas, 2009, 2012b). Particularmente, las discusiones de Casey (1996) y Basso (1996) sobre el lugar son útiles para hablar al respecto.
Casey (1996) entiende al lugar como un evento continuo que, en tanto tal, involucra cuestiones espaciales y temporales. Solo se puede conocer un lugar por estar en él durante un lapso determinado. Antes que algo claramente definido, un lugar toma las cualidades de sus ocupantes, personas y cosas, las que integra en su propia constitución que siempre tiene fronteras porosas. En este proceso, el lugar va aglutinando o agrupando continuamente cosas y personas, experiencias e historias, lenguajes y pensamientos; además, va configurando esos elementos de modo que, por un lado, el lugar está cambiando continuamente, pero por otro, la forma en que estos elementos están configurados le dan estabilidad y continuidad. Es por esto que se puede volver a un lugar y también que, cuando uno lo hace, usualmente se confronta con cambios. Debido a este carácter procesual, un lugar obliga a experimentarlo y entenderlo constantemente de forma renovada.
Las configuraciones que constituyen el lugar emergen del proceso de interacción entre las personas y la materialidad del mundo. De este modo, por ejemplo, los recuerdos que emergen cuando uno vuelve a un lugar están tanto en las mentes de las personas como en los lugares. Las personas, a través de sus cuerpos, son necesarias para la emergencia de los lugares, ...

Índice

  1. Agradecimientos
  2. Nota sobre la escritura en quechua
  3. Introducción
  4. Capítulo IComida, cohabitación y socialidad
  5. Capítulo IIMuertos antiguos y recientes
  6. Capítulo IIILos ruwales son parientes
  7. Capítulo IVMontañas, hacendados, Estado
  8. Capítulo VMinería de socavón y minería de tajo abierto
  9. Conclusiones
  10. Bibliografía