¡Socorro, soy catequista!
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¡Socorro, soy catequista!

  1. 128 páginas
  2. Spanish
  3. ePUB (apto para móviles)
  4. Disponible en iOS y Android
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¡Socorro, soy catequista!

Descripción del libro

En esta obra, se ofrecen al interior de las comunidades, de los grupos de catequistas y agentes de pastoral, una serie pistas y orientaciones que ayuden a repensar los objetivos y los métodos de la catequesis dentro de este tiempo de crisis y de profundos cambios. El autor lo hace a la luz del pensamiento de Jorge M. Bergoglio, actual papa Francisco.

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Información

Editorial
PPC Editorial
Año
2014
ISBN de la versión impresa
9788428826099
ISBN del libro electrónico
9788428827348
1

PIONEROS DE LA CATEQUESIS
DEL SIGLO XXI

1. TIEMPO DE PIONEROS
«Es necesario mucha audacia y valentía para seguir caminando hoy en medio de tanta perplejidad. ¡Audacia apostólica que implicará búsqueda, creatividad, navegar mar adentro! Por ello, hace falta mucha audacia para ir contra la corriente, para no renunciar a la utopía posible de que sea precisamente la inclusión la que marque el estilo y ritmo de nuestro paso. Como catequistas de tiempos difíciles, ¡deben pedir a Dios la audacia y el fervor que les permita ayudar a recordar! En la memoria trasmitida y celebrada encontraremos, como pueblo, la fuerza necesaria para no caer en miedo que paraliza y angustia.»
CARD. BERGOGLIO, Carta a los catequistas de Buenos Aires, 2004
«Hoy, al darte gracias por toda tu entrega, querido catequista, me animo una vez más a pedirte: “sal, deja la cueva, abre puertas, anímate a transitar caminos nuevos”. La fidelidad no es repetición. No dejes de pedir al Señor la creatividad y audacia para atravesar murallas y esquemas que posibiliten, como en aquella gesta de Pablo y Bernabé, la alegría de muchos hermanos (cf. Hechos 15,3).»
CARD. BERGOGLIO, Carta a los catequistas de Buenos Aires, 2007
El pionero es el que se arroja en la prosecución de un sueño, de una visión, de una misión. El pionero no es un improvisado o un advenedizo; muy por el contrario, toma muy en serio sus conocimientos y experiencia previos y se lanza –con más dudas que certezas– en la búsqueda de un nuevo rumbo, de una nueva manera de hacer las cosas.
El estilo del pionero es aquel que, por su experiencia, intuye por dónde caminar y se anima a lo desconocido, a lo nuevo. Es preciso contar más con la intuición y las ganas de seguir adelante, que con las seguridades conocidas. En tiempos de estabilidad se avanza por simple proyección; es decir, se hace más de lo mismo, mejor. Empero, en tiempos de crisis, cambio y movimiento, se avanza más con percepción e intuición, procurando hacer algo nuevo y diferente a lo que se venía haciendo.
Tarea del pionero es reexplorar lugares viejos con nuevos ojos; revivir y repensar experiencias pasadas para recrearlas y buscar una nueva salida o rumbo. Al principio, los pioneros suelen ser criticados o incomprendidos por sus pares (más por temor al cambio, que por cuestiones personales). Muchas veces, ni siquiera son apoyados por las estructuras y suelen recorrer sus primeros derroteros solos o acompañados por unos pocos compañeros de viaje que se sostienen y apoyan mutuamente, fieles en la búsqueda del sueño común.
Tal como señala Gilles Routhier, «el cambio de costumbres, de prácticas y de sistemas de vida sitúa la evangelización a las puertas de un nuevo Éxodo. Se nos invita a caminar hacia un país ampliamente desconocido y, por ello, apasionante.» Decidirnos a caminar en esa dirección y aventurarnos a explorar este país desconocido, con realismo y lucidez evangélica, reclama una actitud de fondo, según indican los Obispos de Québec: «Pasar de la mentalidad del conquistador a la postura del explorador.» (cf. P. GONZÁLEZ, D. MARTÍNEZ Y J. L. SABORIDO, 2006: 35)
Decididamente, la búsqueda de nuevos rumbos para la catequesis va a ser tarea de pioneros. Vamos a tener que dejar de lado viejos esquemas y formas de organizarnos; tendremos que animarnos a examinar toda nuestras prácticas catequísticas y analizar en profundidad cuáles deben ser sostenidas y cuáles renovadas. Estamos viviendo tiempos de precursores, tiempos de audacia creativa en el Espíritu. Sabemos que contamos con la asistencia del Espíritu, que es quien realmente conduce a la Iglesia y, por ende, la catequesis.
2. LA CRISIS DE LA CRISTIANDAD
«Les escribo consciente de las enormes dificultades que presenta la tarea de ustedes. La transmisión de la fe nunca ha sido labor sencilla, pero en estos tiempos de cambios de época, el desafío todavía es mayor: Nuestras tradiciones culturales ya no se transmiten de una generación a otra con la misma fluidez que en el pasado. Ello afecta, incluso, a ese núcleo más profundo de cada cultura, constituido por la experiencia religiosa, que resulta ahora igualmente difícil de transmitir a través de la educación y de la belleza de las expresiones culturales, alcanzando aun hasta la misma familia que, como lugar del diálogo y de la solidaridad intergeneracional, había sido uno de los vehículos más importantes de la transmisión de la fe (cf. DA 39).
De ahí que necesitamos recomenzar desde Cristo, desde la contemplación de quien nos ha revelado en su misterio la plenitud del cumplimiento de la vocación humana y de su sentido (cf DA 41). Solo poniendo la mirada en el Señor podremos cumplir su misión y adoptar sus actitudes.»
CARD. BERGOGLIO, Carta a los catequistas de Buenos Aires, 2007
Estamos asistiendo a los últimos estertores de un sistema de transmisión que está agonizando, que perduró durante varios siglos y ahora, está a punto de fenecer. No sabemos con exactitud lo que se está gestando; pero tenemos la certeza de que algo llegó a su fin, de que algo no va más. Estamos hablando de la crisis de la cristiandad, como sistema imperante en la sociedad occidental.
Nos hallamos en una situación crítica, un contexto general de cambios profundos y de fracturas sociales, una crisis de transmisión generalizada, que apela a nuestra responsabilidad de creyentes.
Efectivamente, se han quebrado los canales tradicionales de transmisión de la fe: la familia, la escuela, la sociedad. La crisis en la transmisión de valores –incluida la fe– es tan intensa y fenomenal, que lo que está cambiando es el paradigma de transmisión. La cultura actual se manifiesta como una secuencia prolongada de nuevos paradigmas, un verdadero cambio de época, una crisis que abarca los modos de pensar, de vivir y de creer. No se trata de una época de cambios, sino de un cambio de época.
El catolicismo ya no es algo naturalmente heredado y la cristiandad como se la entendía hasta ahora, está en crisis. Hemos pasado de una «situación de cristiandad» en la que se «nacía» cristiano, a una «situación de misión» en la que se es cristiano «por opción». La secularización se ha ido transformando, poco a poco, en una auténtica descristianización de la sociedad, a la vez que han ido surgiendo por todas partes una diversidad de ofertas de sentido que hacen a nuestra sociedad plural y laica (cf. P. GONZÁLEZ, D. MARTÍNEZ Y J. L. SABORIDO, 2006: 9). Ya no es posible contar con una cultura adquirida o una pertenencia previa para lograr una continuidad de la fe cristiana de una generación a otra. Más bien, lo que se requiere hoy es volver a descubrir a Cristo.
Durante el siglo pasado, en los lugares donde el catolicismo se daba naturalmente, por herencia familiar y social, la iniciación cristiana fue entendida como la preparación a los sacramentos de iniciación: Bautismo, Comunión y Confirmación; culminando con la entrega o recepción de los mismos.
° Esta concepción de la catequesis de iniciación se basaba en la administración de los sacramentos como finalización de la etapa de preparación.
° La catequesis era entendida como acción pastoral previa a un sacramento, donde los destinatarios centrales eran los niños y jóvenes.
° En una sociedad sociológicamente marcada por una fuerte presencia cristiana, la catequesis podía «contentarse» con enseñar y hacer aprender.
° El contexto familiar y social encuadraba a los creyentes y les hacía participar por impregnación en la vida cristiana. La fe se transmitía por imitación de las c...

Índice

  1. Portadilla
  2. Didajé
  3. Dedicatoria
  4. Agradecimientos
  5. Presentación
  6. 1. Pioneros de la catequesis del siglo XXI
  7. 2. En la búsqueda de nuevos rumbos para la catequesis
  8. 3. Claves para una nueva catequesis
  9. 4. Un nuevo y necesario paradigma pastoral
  10. Conclusión
  11. Contacto
  12. Siglas
  13. Bibliografía
  14. Contenido
  15. Créditos