Ensayo sobre las enfermedades de la cabeza
  1. 96 páginas
  2. Spanish
  3. ePUB (apto para móviles)
  4. Disponible en iOS y Android
eBook - ePub

Descripción del libro

Kant publicó en febrero de 1764 este pequeño ensayo sobre las "enfermedades de la cabeza" en una revista local y de forma anónima. La ocasión: la presencia de un hombre de mediana edad, con un comportamiento extravagante, al que acompañaba un niño en estado semisalvaje. En la polémica suscitada medió Kant con este Ensayo, en el que plantea con una profundidad atravesada por el humor y la ironía el interés que ofrece el salvaje a quien se proponga investigar la naturaleza que subyace al hombre. Pero ello da pie además a que Kant realice una primera categorización de las enfermedades mentales que desde siempre ha atraído la atención de los psiquiatras. En un momento en que la disciplina psiquiátrica estaba aún por constituirse, el interés que este texto tiene para una genealogía de la disciplina es el de ver en su estado naciente los fundamentos teóricos del análisis de la locura (un análisis que Kant completará y ampliará en su Antropología). En todo caso, el pesimismo antropológico del viejo Kant, ese que le llevará a hablar en su vejez de una insociable sociabilidad del ser humano, hallará un motivo más de refuerzo en este Ensayo: "El ser humano en estado de naturaleza puede estar sometido sólo a pocas insensateces y difícilmente a alguna locura. Sus necesidades le mantienen en todo momento próximo a la experiencia, y le dan a su sano entendimiento un quehacer tan ligero que él apenas se da cuenta de que necesita entendimiento para sus actividades [...] Es en la constitución civil de la sociedad donde se encuentran propiamente los fermentos de toda esta corrupción, que, si no la generan ellos mismos, sirven, no obstante, para mantenerla y acrecentarla".

Preguntas frecuentes

Sí, puedes cancelar tu suscripción en cualquier momento desde la pestaña Suscripción en los ajustes de tu cuenta en el sitio web de Perlego. La suscripción seguirá activa hasta que finalice el periodo de facturación actual. Descubre cómo cancelar tu suscripción.
Por el momento, todos los libros ePub adaptables a dispositivos móviles se pueden descargar a través de la aplicación. La mayor parte de nuestros PDF también se puede descargar y ya estamos trabajando para que el resto también sea descargable. Obtén más información aquí.
Perlego ofrece dos planes: Esencial y Avanzado
  • Esencial es ideal para estudiantes y profesionales que disfrutan explorando una amplia variedad de materias. Accede a la Biblioteca Esencial con más de 800.000 títulos de confianza y best-sellers en negocios, crecimiento personal y humanidades. Incluye lectura ilimitada y voz estándar de lectura en voz alta.
  • Avanzado: Perfecto para estudiantes avanzados e investigadores que necesitan acceso completo e ilimitado. Desbloquea más de 1,4 millones de libros en cientos de materias, incluidos títulos académicos y especializados. El plan Avanzado también incluye funciones avanzadas como Premium Read Aloud y Research Assistant.
Ambos planes están disponibles con ciclos de facturación mensual, cada cuatro meses o anual.
Somos un servicio de suscripción de libros de texto en línea que te permite acceder a toda una biblioteca en línea por menos de lo que cuesta un libro al mes. Con más de un millón de libros sobre más de 1000 categorías, ¡tenemos todo lo que necesitas! Obtén más información aquí.
Busca el símbolo de lectura en voz alta en tu próximo libro para ver si puedes escucharlo. La herramienta de lectura en voz alta lee el texto en voz alta por ti, resaltando el texto a medida que se lee. Puedes pausarla, acelerarla y ralentizarla. Obtén más información aquí.
¡Sí! Puedes usar la app de Perlego tanto en dispositivos iOS como Android para leer en cualquier momento, en cualquier lugar, incluso sin conexión. Perfecto para desplazamientos o cuando estás en movimiento.
Ten en cuenta que no podemos dar soporte a dispositivos con iOS 13 o Android 7 o versiones anteriores. Aprende más sobre el uso de la app.
Sí, puedes acceder a Ensayo sobre las enfermedades de la cabeza de Immanuel Kant, Alberto Rábano Gutiérrez, Jacinto Rivera de Rosales, Alberto Rábano Gutiérrez,Jacinto Rivera de Rosales en formato PDF o ePUB, así como a otros libros populares de Filosofía y Estética en filosofía. Tenemos más de un millón de libros disponibles en nuestro catálogo para que explores.

Información

Año
2015
ISBN del libro electrónico
9788491141235
Edición
1
Categoría
Filosofía

KANT Y LA LOCURA * Agustín Béjar Trancón

A Pilar Trancón in memoriam
¿Qué puede haber de importancia en un pequeño ensayo de Kant, de su etapa precrítica, sobre el tema de la locura y que en principio parece tan periférico a sus intereses? ¿Y para quién puede ser de importancia?
Tal vez por todo esto el Ensayo sobre las enfermedades de la cabeza ha sido condenado a cierto olvido en el ámbito de la obra kantiana hasta el punto de que sólo muy recientemente han aparecido traducciones al francés y español [1]. No deja de ser curioso que la comunidad filosófica lo haya eludido con especial insistencia y que en todo caso sólo haya atraído la atención de los psiquiatras, como si el interés del Ensayo quedara circunscrito a ese ámbito profesional. Sin embargo, hay que reconocer que, pese a plantear cuestiones de interés desde el punto de vista psiquiátrico, tampoco tuvo gran trascendencia para el conocimiento médico de la época ni para el surgimiento de la especialidad psiquiátrica, algo que contrasta con el influjo de su Antropología [2], al menos si tomamos como referencia la naciente psiquiatría germana de inicios del XIX (cf. Dörner, 1974). Todo apunta, pues, a que la consideración que ha tenido el Ensayo ha sido más la de un escrito lúdico y circunstancial de su autor, momentáneamente atraído por una curiosidad sin más trascendencia. El humor e ironía con los que Kant lo escribe puede que potenciara esa impresión.
Quizá esa idea es la que ha ocasionado que el Ensayo quedara relegado del estudio de los filósofos y, por consiguiente, de la pluma de los traductores. Por eso nuestra primera tarea en esta introducción será, precisamente, rescatar el interés de la locura o el desvarío —en absoluto periférico ante una mirada más detenida— tanto para el filósofo Kant como para la comprensión de su obra. Cuando se ven las múltiples relaciones entre este tema y la filosofía crítica, el pequeño ensayo cobra ante nosotros una mayor viveza, mostrándosenos como punto de referencia en la biografía intelectual de Kant en lo que se refiere a su explícita preocupación por la locura y sus manifestaciones. Podemos pensar que revela incluso el despertar de una insidiosa inquietud que comienza a abrirse paso: al año siguiente de escribirlo redactará Sueños de un visionario explicados mediante los sueños de la metafísica, que se publicará en 1766 (Kant, 1987), en donde critica las ideas del teósofo sueco Emmanuel Swedenborg, un vidente de la época que alcanzó gran celebridad en la Europa de entonces y que afirmaba poseer conocimientos privilegiados sobre el mundo de los espíritus y los muertos, con los que pretendía estar en contacto. Delirante o farsante, el caso Swedenborg atrajo el mayor interés de Kant, quien vio en la obra fundamental de aquél, Arcana coelestia, el material óptimo para criticar ese tipo de discurso que presenta como verdades de hecho ideas sin ningún apoyo en la realidad compartible. Distinguir lo que sería transmisible y verificable, comprensible por otros, de lo que no serían más que fantasías sin confrontación con la prueba de realidad es el foco de esta obra de Kant. En ella, desde el mismo título, hace expresamente la comparación con un tema central para el filósofo en esa época, anuncio de la tarea crítica que dará lugar a su gran obra posterior: en lo tocante a la autenticidad de sus afirmaciones, ¿no son las pretensiones de la metafísica racionalista del mismo orden que las pretensiones del esoterista sueco?
La crítica de los visionarios, de Swedenborg, será también la crítica de la metafísica racionalista, la metafísica dogmática que pretende conocer aquello para lo que no hay pruebas en la experiencia. El empirismo afirmará lo contrario: no conocemos más que la experiencia. Kant se situará en un difícil equilibrio entre ambos polos. Al inicio de su Crítica de la razón pura afirma: «todo conocimiento comienza con la experiencia, pero no todo él procede de ella...». Ese terreno intermedio entre racionalismo y empirismo, entre los sueños de la metafísica y el «la fijación a la tierra» del empirismo será su campo de trabajo y su gran logro filosófico: lo trascendental o las condiciones de posibilidad de la experiencia. Su objetivo: fijar los límites de la razón. Esto se convierte en la tarea de la filosofía. Cuáles son los límites de lo que podemos conocer, de lo que podemos afirmar, sin extralimitarnos, sin caer en sueños dogmáticos... o en «visiones». El razonamiento de los visionarios, de los locos, o el de los niños (al que se refiere Kant en varias ocasiones como ejemplo de pensamiento que no respeta los límites o no los ha adquirido) se convierte en ejemplo común de lo que significa desviarse del contacto con la realidad, en aviso para navegantes metafísicos. La tarea crítica se propone como un baño de sensatez para las ensoñaciones de la metafísica y sus desvaríos.
Pero si la amenaza del funcionamiento desbocado de la razón lleva a esa tarea de crítica o discernimiento de lo que puede ser conocido o dicho desde la metafísica, es presumible que tras esa labor estemos también en mejor disposición para comprender los «sueños de los visionarios». En Antropología, publicada al final de su vida, Kant vuelve a presentar una clasificación sistemática del funcionamiento psíquico anómalo, en el capítulo «De las debilidades y enfermedades del alma respecto a su facultad de conocer». Tres décadas separan esta obra del Ensayo. Las diferencias entre ambas, aun siguiendo esquemas parecidos, pueden ilustrarnos sobre la repercusión, al abordar estas enfermedades, de la filosofía crítica que elaboró en el intervalo, y de la nueva concepción de la mente, del sujeto y de la realidad que implica.
Esta conexión entre la filosofía trascendental y el conocimiento empírico propio de la antropología y la psicología nos abre además una puerta a un campo de gran interés para los estudiosos de Kant: aunque nuestro autor delimita claramente los dos territorios y advierte contra la extrapolación de uno a otro, en la medida en que la psicología que elabora en la Antropología se ve influida por su filosofía trascendental podemos plantearnos tal filosofía y su objeto como relevantes para la comprensión del funcionamiento anómalo (y, por tanto, del sano también) de la mente. Podemos ver esto llevando a cabo una contrastación con la que presenta en el Ensayo. En otras palabras, se abre la puerta a una vía para comparar su enfoque sobre cómo es posible el conocimiento en general y en abstracto (las condiciones de posibilidad de la experiencia en general), con el hecho de cómo esto se realiza o no en casos particulares. La pregunta es: ¿cómo es posible la objetividad en sujetos particulares de experiencia? y ¿cuál sería el equivalente al respeto a las reglas precisas para esa objetividad, para la construcción de una realidad compartible?
Por otro lado, el lapso de más de tres décadas que separa a las dos obras señaladas no es un período cualquiera. Constituye una época clave en cuanto a la comprensión de la locura. Es el momento en el que surge la psiquiatría y en el que los médicos, como representantes sociales de esa nueva comprensión, comienzan a hacerse cargo de forma específica de los locos [3].

LA LOCURA EN LA ÉPOCA DEL ENSAYO

Se considera que la psiquiatría en su sentido actual, como especialidad médica que implica un conocimiento teórico y una práctica asistencial, así como un desarrollo institucional, surge en la segunda mitad del XVIII, fruto de una encrucijada de desarrollos teóricos y asistenciales, en el contexto de los profundos cambios que promueve la Ilustración (Dörner, 1974; Ackernecht, 1979). Si bien ya antes se había comenzado a discutir el carácter mítico y demoníaco atribuido a la locura, en esa época se comienza a hacer de una forma sistemática y empiezan a darse cambios en los modos institucionales en que las sociedades se manejan con los locos o alienados. La locura se naturaliza y se hace objeto de indagación racional de una forma muy clara y específica en este período de tiempo, considerado a este respecto como auténtica bisagra del pensamiento psiquiátrico [4], como por otra parte lo es en la historia de Occidente.
Desde la antigüedad grecolatina se puede hablar de una «psiquiatría» de médicos y otra de filósofos (cf. Ackernecht, 1979; Pewzner, 1995, y Pigeaud, 1989), dicotomía que para Pewzner seguirá en paralelo la ya establecida por el pensamiento cristiano entre alma y cuerpo que conducirá a la moralización de la locura [5]. Esas dos líneas de pensamiento correrán en paralelo, con puntos de conflicto [6] o de encuentro, pero con la Ilustración esa batalla entre las dos concepciones va a llegar a un punto clave, en el que podemos decir que se agudizará el conflicto entre la facultad de medicina frente a la de filosofía, y del que surgirá también la posibilidad del nuevo enfoque psicopatológico. Pewzner señala una primera convergencia de esos dos caminos en Galeno; convergencia que Pinel retomaría al final del XVIII, con su tesis de que las pasiones están en el origen de la locura, algo que este autor relaciona con la idea galénica de que el temperamento del alma depende del temperamento del cuerpo. Pinel pone también en la preocupación pedagógica el punto de encuentro entre medicina y filosofía, compartido por estos dos autores tan distantes. Este otro aspecto «positivo» de ese conflicto lo refiere también Ackernecht: en la medida que el concepto de alma inmortal pasa a segundo plano, se hace posible el estudio de la enfermedad mental, la «patología del aparato pensante mortal», sobre base científica, desde un punto de vista estrictamente psicológico [7].
También en este medio siglo se inicia la reforma asistencial que conducirá a la aparición del «tratamiento moral» y con ello de una visión nueva de la locura y los locos, en un largo y ambivalente proceso que los llevaría desde ser considerados «marginados peligrosos» a verlos como «pacientes». Así comienza la creación de nuevas condiciones en las instituciones donde los alienados eran confinados, un proceso que es promovido en los principales países europeos por figuras pioneras (Battie y Tuke en Inglaterra, Chiaruggi en Italia, Pinel en Francia, Reil en Alemania) y que tiene su hito en la liberación de las cadenas que llevó a cabo Pinel en la Francia de la Revolución. Ya con el cambio de siglo ese proceso de desarrollos teóricos, prácticos e institucionales, desemboca en la aparición de la psiquiatría como paradigma científico orientado a abordar el objeto denominado «locura» (el nombre fue acuñado por Reil, un médico alemán de principios del siglo XIX), considerado en ese momento como especialidad dentro de la medicina.
Para Dörner (1974), es en concreto en el lapso entre 1750 y 1785, en Gran Bretaña, cuando se da el nacimiento de lo que más tarde vino a ser llamado «psiquiatría» y que él pone en relación con los otros grandes movimientos coetáneos: el nacimiento del capitalismo industrial, el primer intento de sociología en la filosofía moral escocesa o la primera cumbre del romanticismo. Sería en relación con estos movimientos como se acelera y condiciona un proceso más largo, el que va de la marginación de la irracionalidad a la constatación de la presencia social de los locos, que se convierten ya en objeto de preocupación diferenciada de otros marginados. Para este autor la dialéctica fundamental en juego es la que se da entre la emancipación y la integración (adaptación) de los «locos pobres» a las necesidades de las coordenadas sociales del momento. Pero a la vez, esto se articula sobre un proceso social de toma de conciencia, que en principio vehicula el interés por el tema de la naciente burguesía [8]. Se establece así una relación entre la temática que tratan los escritores y en general las élites cultas de la época, y la opinión pública que con ello se va creando. Así, en Inglaterra exponentes literarios de ese interés por los locos serían Defoe o Swift [9], así como, en otro plano, lo serían las preocupaciones de los médicos del XVII por la histeria y el malestar que se vendría a denominar «neurosis», y que prepara el terreno para el interés por la locura, por la alteración de la razón, en el XVIII. En este trasfondo juega un importante papel la filosofía moral escocesa, con la relevancia dada al sentimiento y la «simpatía», enlazando con Shaftesbury y el common sense de Hutcheson o Reid [10]. Este proceso también afectaría a Alemania, sólo que con sus peculiares condiciones sufriría una evolución distinta, con cierto retraso en la práctica respecto a Franci...

Índice

  1. Kant y la locura
  2. Ensayo sobre las enfermedades de la cabeza
  3. [Razonamiento sobre el aventurero Jan Pawlikowicz Idomozyrskich Komarnicki]