
- 160 páginas
- Spanish
- ePUB (apto para móviles)
- Disponible en iOS y Android
eBook - ePub
Vida en plenitud
Descripción del libro
¿Qué es la espiritualidad?, ¿qué tiene que ver con la religión?, ¿qué nos aporta la inteligencia espiritual?, ¿cómo podemos cultivarla?, ¿adónde nos conduce?, ¿qué supone todo esto hoy para nuestro mundo y para el futuro de la humanidad?De un modo sencillo, pedagógico y profundo, Enrique Martínez Lozano, uno de los mejores especialistas en la materia, ofrece unas claves que facilitan comprender y vivir todo este despertar que conduce hacia una mayor plenitud de vida.
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Información
1
¿QUIEN SOY YO? ¿QUÉ ES LA VIDA? LA PREGUNTA QUE ENCUADRA EL TEMA
La conciencia puede modular la materia.
La conciencia es fuente de información y, a la vez,
fuente de energía y ésta, a su vez, una fuente de materia.
La conciencia es fuente de información y, a la vez,
fuente de energía y ésta, a su vez, una fuente de materia.
DEEPAK CHOPRA, MÉDICO.
Durante siglos los físicos han pensado que la materia
era la sustancia primitiva, la base de las teorías físicas. Yo creo que ahora existe un movimiento que concibe la información como la magnitud primaria y la materia como algo que emerge de un entendimiento correcto de la información.
era la sustancia primitiva, la base de las teorías físicas. Yo creo que ahora existe un movimiento que concibe la información como la magnitud primaria y la materia como algo que emerge de un entendimiento correcto de la información.
PAUL DAVIES, FÍSICO.
Parece claro que toda la búsqueda humana empieza por esas preguntas esenciales: ¿quién soy yo?, ¿qué es la vida? Los esfuerzos por responderlas han dado lugar a los diferentes sistemas filosóficos y construcciones religiosas que ha ido conociendo la humanidad a lo largo de su desarrollo histórico. Más recientemente, las llamadas «ciencias humanas» han venido a sumarse a esa misma tarea.
Al abordar el tema de la espiritualidad, había que empezar por este punto. ¿Tiene la espiritualidad alguna respuesta coherente y original para aquellas cuestiones básicas? De ello dependerá que sea reconocida como una realidad valiosa o que sea considerada como algo prescindible. De hecho, quienes la desechan lo hacen convencidos de que la aportación «espiritual» no es sino un conjunto de creencias –en general, irracionales– de escaso interés para las preocupaciones humanas.
Por eso, si es aquí donde se juega la validez de la espiritualidad, necesitamos plantearnos con rigor qué responde a la pregunta sobre el ser humano y sobre el misterio de la vida. Simultáneamente, en esta misma tarea, empezará a ponerse de manifiesto su significado más genuino.
La cuestión del yo. El horizonte abierto por la psicología transpersonal
Empecemos, pues, por la cuestión del yo. Hoy nadie pone en duda la valiosísima aportación que ha supuesto la psicología moderna, de cara a comprender la constitución, los entresijos y el funcionamiento del psiquismo humano y, en concreto, esa realidad que llamamos «yo».
Al considerar a la persona como un puzzle complejo, las diversas escuelas psicológicas han tratado de descubrir cuáles son las «piezas clave» del mismo, para saber cómo intervenir con acierto y favorecer su integración creciente. Sin duda, a mayor unificación y armonía, corresponde una mejor calidad de vida y mayor capacidad de relaciones constructivas.
El trabajo psicológico favorece el conocimiento de la persona, a la vez que ofrece herramientas para la tarea de aceptación de sí mismo, reeducación de aquellas pautas, mecanismos o funcionamientos que se revelan inadecuados, y curación de heridas emocionales y carencias afectivas que bloquean o lastran el crecimiento.
Pero la psicología no puede llegar más allá. Toda su magnífica labor tiene como meta la unificación de la persona y gira, por tanto, en torno a lo que solemos llamar el «yo integrado»..., o así era, al menos, hasta hace muy pocos años.
A finales de los años 60 del pasado siglo XX, dentro de la denominada «escuela humanista», se empieza a plantear una cuestión sorprendente: no todo acaba en la autorrealización psicológica.
Abraham Maslow, uno de los autores más reconocidos dentro de la citada corriente, venía a afirmar que todo proceso de autorrealización que no se aborta, desemboca en la autotrascendencia. Era la señal de nacimiento de lo que se habría de denominar «psicología transpersonal», considerada por el propio Maslow como una «cuarta fuerza», tras el psicoanálisis, el conductismo y la propia escuela humanista.
Personalmente, considero el nacimiento de la psicología transpersonal como un hito en la historia de la humanidad. El horizonte que se abrió con ella se basa en el reconocimiento de que el yo no es nuestra identidad última, sino más bien una relativa, histórica o transitoria. Podía –y debía–, por tanto, ser trascendido, si realmente queríamos responder adecuadamente a la cuestión sobre nuestra verdad.
Ciertamente, desde sus orígenes, y animada por la voluntad de curar enfermedades y trastornos mentales, la psicología se había centrado en el estudio de lo patológico (neurosis y psicosis). Fue con el surgir de la psicología humanista (Maslow, Horney, Rogers, Fromm, Frankl, Sutich, Rochais y otros), cuando se empezó a prestar atención a los aspectos sanos del psiquismo humano. En ese sentido, puede afirmarse que la corriente humanista es la antecesora cronológica e ideológica de la psicología transpersonal, dado que, al hacer hincapié en investigar los aspectos más sanos del ser humano y los modos de estimular el proceso de autorrealización, derivó su atención hacia los niveles espirituales.
De esta manera, la psicología se adentraba en el territorio de la espiritualidad. Hasta el punto de que, sin entrar todavía en mayores precisiones, «transpersonalidad» será uno de los nombres en los que pueda volcarse el contenido de la palabra «espiritualidad», para quienes este último término tuviera resonancias tan negativas que lo hicieran inasumible.
En el próximo capítulo trataré de clarificar el término «transpersonal» y de explicar por qué puede entenderse como equivalente de «espiritual». Por el momento, retomemos la pregunta inicial: ¿quién soy yo?
Lo que la psicología transpersonal viene a decirnos es que somos más que el yo que nuestra mente piensa que somos. Evidentemente, esto no es una novedad: la más sencilla intuición y la más genuina espiritualidad habían sabido desde siempre que «el hombre es un ser con un misterio en su corazón que es mayor que él mismo» (Hans U. von Balthasar).
Sin embargo, nos sigue costando aceptarlo. Para la mente, el yo es un objeto. Porque el hecho mismo de pensar significa separar (una cosa de otra), delimitar y objetivar. Por tanto, todo lo que es pensado, sea lo que sea, será convertido en objeto. A esta forma de conocer la designamos como «modelo mental de cognición».
Pues bien, este modelo no puede ofrecernos sino objetivación. Mientras hagamos de la mente el árbitro supremo del conocimiento, no lograremos salir de una visión de la realidad en la que todo ha sido objetivado y, al mismo tiempo, separado.
Este modelo mental puede llamarse también «dual» (o «dualista», por aquella separación que le es inherente), «egoico» (porque hace del yo individual su valor más alto) o «cartesiano» (porque quedó absolutizado por Descartes, el padre de la filosofía moderna, en su célebre «pienso, luego existo»).
Ahora bien, prácticamente al mismo tiempo que la psicología transpersonal reconocía la autotrascendencia del yo –somos más que el yo que pensábamos ser–, el modelo mental empezó a entrar en crisis, mostrando su agotamiento.
Es indudable que se había manifestado sumamente eficaz en el campo de los objetos, en el mundo de lo pragmático. A ese modelo le debemos gran parte de nuestro desarrollo científico y técnico. Pero, del mismo modo, indujo a un error grave, al absolutizarse e inducirnos a creer que no había otro modo posible de conocer.
Es...
Índice
- Portadilla
- Citas
- Agradecimientos
- Introducción
- 1. ¿Quien soy yo?, ¿qué es la vida? La pregunta que encuadra el tema
- 2. ¿Qué es la espiritualidad? Interioridad, transpersonalidad, no-dualidad
- 3. El resurgir de la espiritualidad
- 4. Espiritualidad, religión y cristianismo
- 5. La religión en la encrucijada del mundo moderno y posmoderno
- 6. La fe cristiana en clave transpersonal
- 7. El cuidado de la inteligencia espiritual
- 8. La práctica de la meditación
- 9. Elogio de la presencia
- Conclusión. Espiritualidad y plenitud de vida
- Anexo en forma de esquema. De la confusión del ego a la luminosidad de la Presencia. Niveles del yo
- Bibliografía
- Notas
- Contenidos
- Créditos