Cuando las imágenes toman posición
eBook - ePub

Cuando las imágenes toman posición

Georges Didi-Huberman, Inés Bértolo

Compartir libro
  1. 256 páginas
  2. Spanish
  3. ePUB (apto para móviles)
  4. Disponible en iOS y Android
eBook - ePub

Cuando las imágenes toman posición

Georges Didi-Huberman, Inés Bértolo

Detalles del libro
Vista previa del libro
Índice
Citas

Información del libro

La figura del poeta y dramaturgo Bertolt Brecht sirve de guía a Georges Didi-Huberman para mostrar las encrucijadas de la estética del siglo xx, germen de los problemas del arte actual. Guerra, exilio, vanguardias estéticas, compromiso político y nacimiento de la industria cultural, Cuando las imágenes toman posición presenta las preguntas clave de novelistas, poetas, filósofos y artistas acerca del lugar de la imagen y la imaginación en un mundo convulso. "Un documento encierra al menos dos verdades, la primera de las cuales siempre resulta insuficiente."

Preguntas frecuentes

¿Cómo cancelo mi suscripción?
Simplemente, dirígete a la sección ajustes de la cuenta y haz clic en «Cancelar suscripción». Así de sencillo. Después de cancelar tu suscripción, esta permanecerá activa el tiempo restante que hayas pagado. Obtén más información aquí.
¿Cómo descargo los libros?
Por el momento, todos nuestros libros ePub adaptables a dispositivos móviles se pueden descargar a través de la aplicación. La mayor parte de nuestros PDF también se puede descargar y ya estamos trabajando para que el resto también sea descargable. Obtén más información aquí.
¿En qué se diferencian los planes de precios?
Ambos planes te permiten acceder por completo a la biblioteca y a todas las funciones de Perlego. Las únicas diferencias son el precio y el período de suscripción: con el plan anual ahorrarás en torno a un 30 % en comparación con 12 meses de un plan mensual.
¿Qué es Perlego?
Somos un servicio de suscripción de libros de texto en línea que te permite acceder a toda una biblioteca en línea por menos de lo que cuesta un libro al mes. Con más de un millón de libros sobre más de 1000 categorías, ¡tenemos todo lo que necesitas! Obtén más información aquí.
¿Perlego ofrece la función de texto a voz?
Busca el símbolo de lectura en voz alta en tu próximo libro para ver si puedes escucharlo. La herramienta de lectura en voz alta lee el texto en voz alta por ti, resaltando el texto a medida que se lee. Puedes pausarla, acelerarla y ralentizarla. Obtén más información aquí.
¿Es Cuando las imágenes toman posición un PDF/ePUB en línea?
Sí, puedes acceder a Cuando las imágenes toman posición de Georges Didi-Huberman, Inés Bértolo en formato PDF o ePUB, así como a otros libros populares de Art y Histoire de l'art. Tenemos más de un millón de libros disponibles en nuestro catálogo para que explores.

Información

Año
2015
ISBN
9788491140245
Edición
1
Categoría
Art

VILa posición del niño: exponerse a las imágenes

PEDAGOGÍA

Lo más conmovedor de la Kriegsfibel está claramente indicado en su título mismo, título en forma de montaje. En efecto, articula el vocablo de lo peor (Krieg, la guerra) con una palabra que se dirige primero a los niños: Fibel, o el ABC, el abecedario. Al igual que Bertolt Brecht pudo componer sus baladas para cantar, sus Historias del almanaque o, en plena Guerra Mundial, sus Canciones de niños1, helo aquí trabajando para ofrecer a las generaciones futuras –o a las almas de niño de sus contemporáneos, si esto es aún posible– un libro de imágenes que sin embargo no tiene nada de inocente, un libro donde lo peor se hojea de la A hasta la Z, es decir, en la economía de las placas ilustradas, de Hitler hasta el mismo Hitler, pasando por el dolor de las madres a las que el fascismo ha matado precisamente a tantos hijos (il. 26).
Desde que el proyecto de una “documentación poética” de la guerra se iluminó ante los ojos de Brecht, desde el fondo de su exilio –y en el momento mismo en que el ejército alemán se apoderaba de Europa con una pavorosa rapidez–, se planteó la sencilla cuestión de imaginar lo que esta empresa era susceptible de transmitir a las generaciones futuras. Ocurre, en tiempos de guerra, con la pedagogía como con la poesía: uno se pregunta fatalmente a qué, para quién puede servir todo esto. ¿No es irrisorio, en efecto, no es desesperado aprender la historia o recitar poemas en el momento en que la urgencia invade las mentes, en que el futuro está comprometido, en que el hambre atenaza los cuerpos y en que hay que pensar, sin descanso, en hacer las maletas ante un enemigo que amenaza? Ahora bien, Brecht se planteó primero la cuestión en calidad de padre y de pedagogo:
Mi hijo pequeño me pregunta: ¿Tengo que aprender matemáticas?
¿Para qué?, quisiera contestarle. De que dos pedazos de pan son más
que uno
ya te darás cuenta.
Mi hijo pequeño me pregunta: ¿tengo que aprender francés?
¿Para qué?, quisiera contestarle. Esa nación se hunde.
Señálate la boca y la tripa con la mano,
Que ya te entenderán.
Mi hijo pequeño me pregunta: ¿Tengo que aprender historia?
¿Para qué?, quisiera contestarle. Aprende a esconder la cabeza en la tierra
y acaso te salves.
¡Sí, aprende matemáticas, le digo,
aprende francés, aprende historia!2
La Kriegsfibel se hojea como un libro de imágenes históricas, pero también se lee como un libro de poemas líricos, algunos muy sencillos de comprender, otros más enigmáticos. Para Brecht, sin duda alguna, la poesía es parte de una pedagogía: primero, porque su material no es para nada reducible al Yo egoísta de lo romántico, sino que debe tomar su fuente en el Nosotros histórico y político; luego, porque su misma expresión no tenía sentido más que abriéndose al mundo social, realizándose en un proceso de transmisión. ¿Por qué, por ejemplo, eligió Brecht la forma de un “lirismo sin rimas con ritmos irregulares”? Porque rimas y ritmos regulares creaban, según él, una suerte de hipnosis poética, un “estado mental onírico” en el que todo está recluido y nada se da, todo se siente pero nada se aprende. “Si uno quería pensar, escribe Brecht, sobre sus elecciones poéticas, primero debía arrancarse de un estado mental que nivelaba, difuminaba, integraba todas las cosas. Con los ritmos irregulares, las ideas revestían más fácilmente las formas emocionales que les correspondían. No tenía la impresión, al hacer esto, de alejarme del lirismo [ya que] para algunas de las funciones sociales de la poesía lírica, se podían emprender nuevos caminos”3.
La poesía transmitía, por lo tanto, según Bertolt Brecht, emociones para hacer pensar, incluso para hacer actuar, y no para hacer soñar, dormir o para replegarse fuera del mundo histórico. La poesía, para ello, debe renunciar a los ritmos runruneantes a fin de despertar a su lector como se despierta a un niño abriéndole al mundo: enseñándole algo. Esta sería su primera tarea pedagógica. Una manera de presentar también su tenor político, por la verdad que encierra el hecho de que los niños, ya que encarnan el futuro, constituyen la apuesta por excelencia de todos los conflictos y de todas las transformaciones históricas. A lo que los poemas de Brecht –y sus obras de teatro, claro está– quieren responder políticamente, en primer lugar, no es otra cosa que a la pedagogía adversa, la “pedagogía de la muerte”, a la que puede resumirse el fascismo y de la que el poeta exiliado, junto a Fritz Lang, reconoce tristemente, en 1942, la fuente filosófica:
6.1.42
deprimido, Lang me muestra el libro de un pedagogo americano sobre la educación de la juventud en la alemania hitleriana (“education for death”). en efecto, se trata del más delirante de los excesos del idealismo alemán. todo se cumple en nombre del “espíritu”. de acuerdo con las viejas reglas, según las cuales el espíritu no puede desaparecer, este abuso debería durar unos 1.000 años; pero lo cierto es que este año solo sobrevivirá aquello a lo cual los nazis han otorgado un fundamento social; en una palabra: muy poco. por terrible que sea esta prostitución de los niños en escala millonaria, su efecto práctico pronto quedará anulado. este germen también solo vive en su propio caldo de cultivo.4
Entonces, ¿podría hacerse fracasar la pedagogía de guerra, la pedagogía de muerte? El relativo optimismo de Brecht está fundamentado, aquí, sobre la inanidad de los “fundamentos sociales” de todo lo que propone la doctrina nazi, esa usurpación de la palabra “socialismo”. Sin embargo: cinco meses más tarde, en el mismo Diario de trabajo y en el marco de una discusión con Herbert Kline, un realizador de películas documentales, Bertolt Brecht reconoce la potencia de sometimiento del nazismo, que caracteriza entonces como una potencia al cuadrado, para decirlo de alguna manera: “el fascismo es una forma de gobierno por la cual se pude someter a un pueblo hasta el punto de lograr que se preste para someter a otros pueblos”5. En otro lugar del Diario –más precisamente poco después de unas imágenes que muestran a Hitler pronunciando sus discursos en posición de “pedagogo” del pueblo (il. 20)–, Brecht reconoce otra vez que “existe algo así como un ‘placer de la esclavitud’ entre los alemanes”6 de su época.
La pedagogía es, según dicen, el arte de forjar las almas de nuestros niños, de desarrollar su saber, sus discursos, sus valores, incluso sus sensaciones. Por lo tanto, es, fatalmente, un campo de batalla en el que potencias de sometimiento y las de liberación no dejan de entrar en conflicto. Aunque publicada en 1955, la Kriegsfibel lleva la marca profunda de las tentativas que la precedieron desde el final de la Primera Guerra Mundial. En su panfleto político de 1929 “fotomontado” por John Heartfield, por ejemplo, Kurt Tucholski presentaba ante su lector la impresión terrible de una tropa de niños precipitándose alegremente… hacia el fondo de una trinchera donde su volverse-adulto tomaba aires de un sencillo volverse-soldado, condenado a la única perspectiva de volverse cadáver7 (il. 27). Ernst Friedrich, por su parte, dedicó en 1924 todo el principio de su atlas fotográfico Krieg dem Kriege! a la cuestión de los niños librados a las pedagogías de guerra destinadas –vía los “juguetes militares” y la exaltación de los valores nacionalistas– a enrolarlos, por lo tanto, a someterlos hasta transformarlos en simple “carne de cañón8 ” (il. 28). Hay que recordar que frente a esas protestas pacifistas se situaba, firme en sus ideales militaristas, la cultura de la guerra exaltada, entre otros, por Ernst Jünger, al que, por otra parte, Walter Benjamin ofreció inmediatamente la réplica más mordaz y justa9.
image
27. Kurt Tucholsky y John Heartfield, Deutschland, Deutschland über alles, 1929, p. 219.
image
28. Ernst Friedrich, Krieg dem Kriege!, 1924, p. 38: “No les deis más a los niños estos juguetes.”
¿Pedagogía? El arte de “aprender a ver abismos allí donde hay lugares comunes”, según la expresión de Karl Kraus10. Es aprender a ver todas las cosas bajo la perspectiva del conflicto, de la transformación, de la separación, de la alteración. Es también, en opinión de Bertolt Brecht, el arte de transformar y de multiplicar sus propios medios para saber algo del mundo y actuar sobre él. Incluso cuando solo se trata de aprender el ABC:
Y vuestro trabajo ha aportado sus frutos.
Habéis difundido
Las enseñanzas de los clásicos,
El ABC del comunismo,
A aquellos que se encuentran en la ignorancia. […]
Para cambiar el mundo:
Ira y tenacidad. Ciencia e indignación,
La iniciativa rápida, la reflexión profunda,
La fría paciencia, la perseverancia infinita,
La comprensión de lo particular y la comprensión de lo general:
Solo al estar instruidos sobre la realidad, podemos
Cambiar la realidad11.
Pero cuando se publica la Kriegsfibel, en 1955, los tiempos han vuelto a cambiar mucho. El fotomontaje de protesta ha cedido el sitio, en los regímenes llamados socialistas, al fotomontaje de glorificación. El constructivismo ruso, arte ejemplar de la toma de posición, ha desaparecido por completo tras las imágenes estalinistas y las tomas de partido unilaterales12. Al ser estado de “paz” el de una “Guerra fría”, la prensa ilustrada, tanto al Oeste como al Este, no deja de revestir el carácter propagandista de los años anteriores. Los atlas o las exposiciones fotográficas exaltan en adelante un extraño heroísmo de la paz –pero de una paz terriblemente vigilada, una paz de la amenaza atómica– de la que es testigo, por ejemplo, la exposición The Family of Man de Edward Steichen, y a la que la Kriegsfibel podría considerarse como una respuesta implícita13.
He aquí el motivo por el que la Kriegsfibel se abre y se cierra con dos poemas de Brecht –uno citado por Ruth Berlau en la solapa del libro, el otro que aparece en la contracubierta y acompaña una fotografía que muestra a unos estudiantes escuchando una lección en un anfiteatro (il. 29)–, precisamente poemas sobre la necesidad de aprender:
¡Estudia lo elemental! Para aquellos
cuya hora ha llegado
nunca es demasiado tarde.
¡Estudia el ABC! No basta, pero
estúdialo. ¡No te canses!
¡Empieza! ¡Tú tienes que saberlo todo! Estás llamado a ser un dirigente!
[…]
No lo olvidéis: muchos de vuestros hermanos se batieron
Para que pudieseis tras ellos sentaros aquí.
No vayáis a enterraros, sabed también luchar
Aprended a aprender y nunca lo desaprendáis14.
Saber pesado y saber ligero a la vez. Por un lado, la Kriegsfibel pide a su lector un esfuerzo de memoria fundado sobre esa deuda histórica considerable: nosotros que, hoy, estamos confortablemente instalados ante nuestro libro de imágenes del pasado, le debemos ese confort y nuestra libertad de pensamiento a todo el dolor que...

Índice