SALUDO A LOS PARTICIPANTES
Cardenal LLUÍS MARTÍNEZ SISTACH,
Arzobispo de Barcelona
Un saludo muy cordial a todos y a todas. Una salutació molt cordial a tots els congressistes. Je vous salue, vous tous, par votre assistance à ce Congrès Internationale. Un saluto molto cordiale a tutti voi che partecipate in questo Congresso sulla Pastorale delle Grandi Città. I cordially greet all of you who are attending this International Congress.
Inauguramos hoy la primera etapa del Congreso Internacional de Pastoral de las Grandes Ciudades. Barcelona es estos días la capital del mundo de las grandes concentraciones urbanas.
Lo primero que quiero decir es que el sábado pasado concelebré la eucaristía con el papa Francisco en Santa Marta, y hablando con él de este Congreso me dijo que saludase a todos los congresistas y que les otorga su bendición apostólica. Francisco está muy interesado en esta iniciativa. Hoy hace veintidós años que el papa fue nombrado obispo auxiliar de Buenos Aires y recibió la ordenación episcopal el 27 de junio de 1992. Le felicitamos y rogamos por él y por su programa pastoral.
La iniciativa de organizar este Congreso es el fruto de unas conversaciones que mantuve con el cardenal Jorge Mario Bergoglio, arzobispo del gran Buenos Aires, pocos días antes del cónclave, y con el ya papa Francisco. Coincidimos los dos en la preocupación por la pastoral de las grandes ciudades. Siempre he considerado que los pastores de las grandes ciudades tendríamos que ayudarnos más en la realización de la pastoral, y así lo pedía a hermanos míos de grandes archidiócesis. Hace unos años hicimos una experiencia, reuniéndonos en Barcelona con el cardenal arzobispo de Burdeos y con el arzobispo de Marsella. Como fruto de aquellas conversaciones con el papa Francisco decidí organizar este Congreso Internacional sobre la Pastoral de las Grandes Ciudades que hoy iniciamos en su primera etapa.
Hay que tener muy presente que la evangelización comenzó en las ciudades del tiempo de Jesús y después se propagó al mundo rural. Hoy, el 52 % de la población mundial vive en ciudades y se dice que el año 2050 será ya el 75 %. Dios vive en las ciudades. Y el papa Francisco nos dice que «necesitamos reconocer la ciudad desde una mirada contemplativa, esto es, una mirada de fe que descubra al Dios que habita en sus hogares, en sus calles y en sus plazas» (Evangelii gaudium 71). Durante estos días del Congreso contemplaremos las grandes ciudades con la ayuda de sociólogos, de pastoralistas, de teólogos y de representantes de otras especialidades, de muchísima competencia y provenientes de diversos continentes. Contemplaremos las grandes ciudades para ayudar a los pastores y a sus Iglesias diocesanas a ofrecer el Evangelio y el servicio que la Iglesia ha de prestar a las personas y a la sociedad. Contemplaremos las grandes ciudades para conocerlas mejor, para amarlas más y para poder ayudar a sus ciudadanos a descubrir la presencia de Dios.
En el programa del Congreso está fotografiada la gran ciudad de Barcelona, y en el centro, la basílica de la Sagrada Familia. La Iglesia presente en la ciudad. Dios presente en la ciudad. La belleza de la Sagrada Familia sabe hablar al hombre de hoy, conservando al mismo tiempo los rasgos fundamentales del arte antiguo. Su presencia podría parecer que establece un contraste con la ciudad, formada por edificios y calles que, al recorrerlos, muestran la modernidad a la cual somos enviados. Ambas realidades conviven y no desentonan; todo lo contrario, parecen hechas la una para la otra; la iglesia para la ciudad y viceversa. Aparece como evidente entonces que la ciudad sin la iglesia quedaría privada de algo que es sustancial, manifestaría un vacío que no puede ser llenado por ninguna otra construcción, sino por algo más vital que impulsa a mirar hacia arriba sin desfallecer y que conduce al silencio de la contemplación.
Las grandes ciudades son ambivalentes, ya que al mismo tiempo que ofrecen a sus ciudadanos unas posibilidades infinitas también aparecen en ellas numerosas dificultades para el pleno desarrollo de la vida de muchos. El papa Francisco habla de que existen muchísimos «no ciudadanos», que son los «ciudadanos a medias» o los «sobrantes urbanos» (cf. Evangelii gaudium 74).
El Sr. Alcalde ha puesto de relieve los diferentes aspectos sociales, espirituales y humanos que comporta la realidad de las grandes ciudades a sus habitantes. La Iglesia y las otras religiones trabajan en el tercer sector, en el campo social, para ayudar a humanizar la vida de los ciudadanos.
En el mismo documento antes citado, la exhortación apostólica Evangelii gaudium, el papa nos habla de la necesidad de una «Iglesia en salida» (n. 24). Él nos reitera que hemos de ir a las periferias geográficas y existenciales. Pienso que nuestro Congreso Internacional contribuye a poner en práctica el programa que el papa Francisco nos ha propuesto. El Congreso ha de contribuir directa e indirectamente a evangelizar, y la Iglesia, como nos recordaba Pablo VI, existe para evangelizar; evangelizar es su misión esencial.
Considero que con el trabajo de este Congreso facilitamos la aplicación del programa que el papa Francisco nos ha propuesto en Evangelii gaudium, y que consiste en la transformación de todo lo que se pueda y que sea necesario en la acción eclesial para facilitar la evangelización. Las conferencias, los diálogos y las reflexiones de estos días nos ayudarán a conocer la realidad de las grandes concentraciones humanas, y esto facilitará una programación y una acción pastoral más adecuadas. Estamos convencidos de que el Evangelio será una base para restaurar la dignidad de la vida humana en las grandes urbes, porque Jesús quiere derramar en las ciudades vida, y vida abundante.
El Congreso Internacional que comienza hoy no acabará el próximo jueves. El Congreso continúa. El trabajo de estos días, el de los ponentes, el de los expertos y el de los congresistas, lo ofreceré a los pastores de grandes ciudades del mundo para que valoren dicho trabajo, y de esta manera pueda enriquecer el encuentro de estos pastores los días 24, 25 y 26 de noviembre en Barcelona, con objeto de reflexionar sobre el trabajo que vamos a realizar estos días, para intercambiar experiencias pastorales con el fin de llegar a unas conclusiones sobre la pastoral en las granes ciudades.
Este Congreso Internacional tendrá una clausura muy especial y muy valiosa. El papa Francisco, muy interesado en nuestro trabajo, me ha concedido una audiencia para todos los pastores el 27 de noviembre de 2014. Le llevaremos las conclusiones y escucharemos su palabra, fruto de su interés de siempre por la pastoral de las grandes ciudades.
Me place agradecer a todos, autoridades, obispos y congresistas, vuestra participación en este Congreso, y de manera muy especial a los ponentes y a los expertos, ya que, al invitarles a participar en nuestro encuentro, me han contestado inmediatamente aceptando la invitación y manifestando que participarán todos en el Congreso estos tres días de mayo. Deseo que el trabajo de las sesiones sea muy fructífero y que todos nos encontremos bien en esta acogedora y bellísima ciudad de Barcelona, sede de la Iglesia metropolitana.