JAMES JOYCE,
UN ACONTECIMIENTO
PARA EL SIGLO XX
HISTORIA DE LOS ESCRITOS DE JAMES JOYCE
Patricia M. Cortés
El objetivo de este breve recorrido es ubicar algunos datos importantes que hacen a la historia de los escritos de James Joyce.
En este camino fueron surgiendo algunos interrogantes. Una vez producido el escrito ¿quién autoriza si una obra se publica o no? ¿Las ideologías de una época promueven una publicación? Preguntas que giran alrededor de una obra o de un autor, surgieron de la lectura, de los comentarios, de los datos, que nos han ofrecido muchos de los estudiosos de la vida y obra de James Joyce. Fueron tiempos de guerra con sus crisis económicas; también es cierto que la propuesta literaria de este autor promovía un cambio para la época, su aprobación o su rechazo implicaba el surgimiento de nuevos paradigmas en el campo de las letras.
La biografía escrita por Richard Ellmann sobre James Joyce, será uno de los soportes que dieron lugar al recorrido del tema propuesto.
Recordemos que Richard Ellmann fue un escritor que se dedicó, entre otras cosas, a la crítica literaria y a la investigación biográfica de William Butler Yeats, Oscar Wilde y James Joyce. Entre los muchos premios que le fueron entregados en reconocimiento a sus trabajos, en 1960 recibió el Premio National Book por la colosal biografía James Joyce.
El otro soporte será el campo psicoanalítico con Jacques Lacan, quien recuperó, incluso a modo de homenaje, al escritor irlandés James Joyce y quien nos propuso la importancia de acercarnos a la obra de este autor. Esto nos guiará.
Jacques Lacan cuenta que a los diecisiete años, en su época de estudiante, tuvo la ocasión de conocer a James Joyce en la casa de Adrienne Monnier y que a los veinte asistió a la primera lectura, en traducción francesa, del Ulises en la librería Shakespeare & Company de Sylvia Beach.
Para el psicoanálisis es en la estructura de discurso donde germina la poética y la metáfora, abriendo a modo de red los múltiples sentidos que sólo el inconsciente puede expresar. Pues la materialidad del inconsciente, su trama, es la de un lenguaje articulado.
Sabemos tal como Jacques Lacan lo diagramó, que ese mundo simbólico puede estar afectado por la llegada a destiempo del significante fundamental del Nombre-del-Padre cuya función central es la regulación del orden simbólico. De esa ley se desprende el amor, se funda el deseo inconsciente y se autoriza esa pérdida de goce de la cual quedará sólo un plus de goce. Este significante primordial no alude al personaje paterno sino a su función, de este modo la realidad quedará marcada, en mayor o menor grado por ese anonadamiento de lo simbólico que excluye de su campo al inconsciente.
En este sentido Jacques Lacan nos manifiesta que James Joyce es en tanto escritor, un artesano, es decir encontró un saber hacer con su arte, un saber hacer que lo llevó poco a poco a descomponer el lenguaje mismo, rompiendo todo juego metafórico. Este saber hacer alcanza su máxima expresión en Finnegans Wake.
James Joyce fue un escritor polémico, interpelado por exponer cierta obscenidad en los relatos, controvertido al cuestionar la Iglesia y la fe católica, discutido por captar lo más crudo de la naturaleza humana, además de cuestionar el movimiento nacionalista irlandés y correrse de las normas literarias establecidas en su ambiente.
Joyce es considerado uno de los escritores más influyentes y representativos del siglo XX. Su reconocimiento mundial llega con su novela Ulises. Ya había publicado los cuentos Dublineses y Retrato del artista adolescente, pero es con Ulises que esas obras son revaloradas y traducidas a todos los idiomas posibles. Se consagra como escritor y a la vez es uno de los representantes más fundamentales del modernismo. Aún le faltaba escribir el tan controvertido Finnegans Wake.
En los inicios… su primer trabajo de imprenta
Antes de cumplir los dieciocho años escribe el ensayo El nuevo drama de Ibsen de la traducción inglesa Cuando despertamos los muertos de su admirado creador noruego Henrik Ibsen. Este fue publicado el 1° de abril de 1900 en una destacada revista inglesa, de frecuencia quincenal, llamada Fortnightly Review cuyo director fue W. L. Courtney. En ese momento, gracias a la divulgación de ese ensayo Joyce alcanza cierta notoriedad y admiración en el ambiente literario de Dublín.
Meses más tarde y de paseo por Londres, Joyce decide visitar al editor W. L. Courtney, quien queda sorprendido al recibir a ese joven estudiante apasionado de Ibsen, decidido y osado para la época. Esta relación se genera a raíz de la correspondencia iniciada por nuestro escritor cuyo interés literario ya se definía por el drama contemporáneo.
A los quince días de su publicación es el propio Ibsen quien escribe a William Archer el siguiente mensaje: “He leído o, mejor dicho, descifrado una crítica del señor Joyce en su Fortnightly Review que es muy benevolente, y hubiera deseado agradecérsela personalmente al autor, de haber tenido un mayor conocimiento del idioma”. A partir de esta carta el joven Joyce inicia su entrada al mundo literario y comienza a estudiar el idioma noruego para leer a Ibsen en su lengua original.
Cabe aclarar que William Archer fue crítico literario, dramaturgo y traductor de muchas obras de teatro, varias de Ibsen al inglés y en este sentido colaboró en la difusión de este autor en Inglaterra.
Uno de los pasatiempos de Joyce durante su vida fue concurrir al teatro. Su primera experiencia como dramaturgo fue escribir Una carrera brillante en septiembre de 1900, pero esta obra al ser leída detenidamente por William Archer encontró ciertas carencias literarias que impedían su publicación, sugiriéndole una serie de recomendaciones para aplicar en el resto de sus proyectos. A fines de 1901 Joyce le envía una recopilación de sus poemas obteniendo el mismo resultado. Material de los sueños fue su segundo intento en verso para el teatro que luego él mismo desechó.
El nuevo drama de Ibsen es uno de los textos que compone la serie de los Escritos Críticos de Joyce. Este es el título que lleva la recopilación de notas, y composiciones sobre diversos autores, algunas cartas y poemas de Joyce. Casi al final, en 1934, encontramos allí a un literato maduro que vuelve a escribir sobre Ibsen —en un estilo más crítico— un epílogo para Espectros de Ibsen.
El joven Joyce y su relación con el ambiente literario
Alrededor de 1900 comienza a escribir un tipo de prosa especial al que denominó Epifanías. Para Joyce las epifanías eran revelaciones destinadas al artista.
Ese fenómeno impuesto, fugaz, revelador, de algún modo venía a dar cuenta de un ser poseído por el lenguaje, donde las manifestaciones percibidas indicaban la anticipación de toda significación a modo de palabra impuesta. Estas experiencias transcurren entre los últimos años de su carrera universitaria y su viaje al continente en 1904.
Joyce quiso que estas manifestaciones se conocieran y las dio a leer. Si bien desistió de la idea de reunirlas en un libro y publicarlas, muchas de ellas fueron insertadas, con algunas variaciones en toda su obra.
Antes de terminar la licenciatura en lenguas modernas Joyce dio una conferencia el 1° de febrero de 1902 en la Sociedad Literaria e Histórica del University College dedicada al poeta irlandés James Clarece Mangan, a dos de sus poemas Joyce los musicalizó.
El diario más antiguo de Dublín y de corte nacionalista, el Freeman’s Journal comunicó al respecto: “El señor James Joyce presentó un trabajo sobre Mangan extremadamente apropiado y fue aplaudido con toda justicia ya que se trata de la mejor conferencia que se haya leído nunca en la sociedad”. La conferencia se publicó en mayo de 1902 en la revista universitaria de Dublín St. Stephen’s.
En ese momento el movimiento literario irlandés destacaba a Dublín como una atractiva sede de intelectuales. Mientras la corriente nacionalista del teatro literario se abocaba a recuperar las leyendas y mitos celtas, Joyce se acercaba cada vez más a una literatura distinta, ajena al teatro literario y de un horizonte nuevo para su carrera.
Esa brecha con el tiempo se fue abriendo cada vez más, pero no fue un impedimento para su presentación en el grupo de escritores, obteniendo el apoyo de Lady Gregory, George Russell y W. B. Yeats. Otros representantes de esa corriente fueron George Moore, John Synge, Sean O’Casey, Thomas Mac Donagh.
Joyce, inicia su acercamiento a esa comunidad literaria planificando una serie de encuentros con George Russell, quien a su vez se encargó de informar al resto del grupo sobre la capacidad de Joyce. Esta situación le permitió a ese muchacho inteligente de una personalidad fascinante, concretar una reunión con W. B. Yeats.
Richard Ellmann señala en su libro la importancia de ese encuentro, realizado en 1902, para la literatura moderna.
W. B. Yeats se propuso ayudarlo de diferentes maneras. Le sugirió escribir para el nuevo teatro, le propuso relacionarlo con jóvenes escritores y editoriales, pidiéndole los poemas y nuevamente las Epifanías para volver a leer.
Fueron muchos los consejos de Lady Gregory, W. B. Yeats, y William Archer para convencer a Joyce de no embarcarse en el proyecto de estudiar medicina en París, pues lo podía llevar a cabo en Londres y dedicarse a la literatura, sin embargo, se mantiene firme en su postura. Dada la situación apremiante para Joyce, Lady Gregory lo relaciona con el diario Daily Express y además le sugiere a W. B. Yeats su predisposición a cooperar para que ese escritor tenaz no se desamarre de los suyos ni de su patria.
Joyce finalmente viaja a París el 1° de diciembre de 1902. La búsqueda de un lugar proveedor de libertad era más importante que la carrera elegida y pronto abandonada. En una carta dirigida a Lady Gregory le había comunicado a este su decisión de marcharse de Irlanda.
En el puerto de Londres, W. B. Yeats lo recibió calurosamente. En ese paso necesario para su trasbordo a Francia fue W. B. Yeats quien estuvo con él todas las horas que allí permaneció y lo llevó de visita a la casa del escritor, traductor y editor inglés, Arthur Symons.
Antes de irse al gran continente Joyce se presentó a E. V. Longworth, director del Daily Express, a fin de solicitarle trabajo para reseñar libros. Así fue como escribió desde París, velozmente y antes de asistir a la facultad, las dos primeras reseñas que fueron publicadas sin su firma.
Joyce regresó a su casa para festejar las fiestas con su familia y volvió a París en enero de 1903. Unos días antes de marcharse su padre le comunicó la posibilidad de una corresponsalía para el Irish Times en París.
Gran parte de su tiempo en París transcurría en las bibliotecas, también dando clases de inglés a dos alumnos y preparando sus reseñas literarias. Mientras tanto, una de las ocurrencias para ganar algo de dinero fue un reportaje a Henri Fournier, un campeón automovilista francés, porque Joyce sabía que este corredor viajaría en breve a Dublín para participar de la copa James Gordon Bennett. Esta entrevista fue publicada en el Irish Times el 7 de abril de 1903. En su rol de corresponsal la llamará El Derby automovilíst...