Goya, Saturno y melancolía

Consideraciones sobre el arte de Goya

Folke Nordström, Carmen Santos

• Editorial: Antonio Machado Libros
• Año: 2015
• ISBN del libro electrónico: 9788491140610
• Edición: 1
• Categoría: Arte
• Categoría: Monografías de artistas

Es probable que fuera en 1779 cuando Goya, que contaba entonces treinta y tres años, entró en contacto con la naciente tendencia prerromántica en la literatura española. La atmósfera melancólica, patente en poemas como Noches Lúgubres de Cadalso, en A Clori de Jovellanos y en La Noche y la Soledad de Meléndez Valdés, se refleja también en La Cita de Goya de finales de ese mismo año. Pero también revela en ella su extenso conocimiento de la antigua pintura española y de la tradición, recogida en obras como el trabajo típico de la Iconologia de Ripa. Conocimiento que el artista utilizó en otros cartones de esta época y en los pintados en 1786-87 representando las cuatro estaciones. En la escena de El invierno nos ofrece un cuadro monumental de un paisaje cargado de fatalidad, que oprime a los seres humanos. En El albañil herido y Los pobres en la fuente rinde homenaje a la gente pobre, al rey Carlos III y a su humanitario decreto favoreciendo a la clase trabajadora. Goya, Saturno y melancolía, de Folke Nordström, es un libro que ha ejercido influencia decisiva sobre los estudios dedicados a Goya y que inexplicablemente no había sido traducido hasta ahora al castellano. El lector quizá se sorprenda al encontrar en esta obra muchas de las ideas que se han convertido hoy en tesis aceptadas y bien conocidas sobre la pintura del aragonés. El profesor Folke Nordström ha abordado la pintura de Goya en una perspectiva metodológica que es posible calificar de iconologista, aunque sin la deformación a que el academicismo condujo en muchas ocasiones a esta metodología. Destaca su atención a las imágenes concretas del pintor, sus cuidadosos análisis de fuentes literarias e iconográficas, la complejidad y claridad de su estudio, que nunca pierde de vista la unidad y el cambio de una trayectoria artística que se extiende desde los cartones para tapiz hasta las Pinturas negras.

Las Pinturas Negras en el comedor de la Quinta del Sordo

Goya tenía setenta y tres años cuando compró la casa cercana al Puente de Segovia y al otro lado del Manzanares el 27 de febrero de 1819, y se trasladó a ella desde Madrid¹. Curiosamente, una de las casas colindantes ya era conocida entonces como la Quinta o Huerta del Sordo². Había pasado por una guerra y una ocupación, una prolongada y seria enfermedad y una sordera total. Su mujer, doña Josefa Bayeu, murió en 1812, su hijo Javier se casó en 1805 y Goya vivía desde 1814 con una pariente lejana, doña Leocadia Zorrilla, de casada Weiss. La nueva casa se convirtió en un lugar de refugio que le protegía, pero también le aislaba. La sordera ya había erigido una barrera parcial entre él y sus semejantes.

Goya continuó trabajando en su reclusión eremítica durante unos cuantos años, hasta que el 17 de septiembre de 1823 transfirió la totalidad de la propiedad a su nieto Mariano. En 1819 pintó dos de sus mejores cuadros religiosos, La oración del huerto [fig. 89], muy semejante a las pinturas negras en técnica y colorido, y La última comunión de San José de Calasanz [fig. 90], un gran retablo efectuado con una técnica más cuidadosa y convencional. Ambos cuadros se hicieron para las Escuelas Pías de San Antón, en Madrid³. A finales de 1819

89. Goya, La oración en el huerto, óleo sobre lienzo, 1819. Escuelas Pías de San Antón, Madrid.

Goya cayó de nuevo seriamente enfermo, pero se recuperó pronto. Poco después el artista pintó un doble retrato, de un médico y de él mismo (fig. 91, Institute of Art, Minneapolis). Se lo regaló a su médico como muestra de gratitud con la siguiente dedicatoria: «Goya agradecido a su amigo Arrieta, por el acierto y esmero con que le salvó la vida en su aguda y peligrosa enfermedad padecida a fines del año 1819, a los setenta y tres de su edad. Lo pintó en 1820»⁴ Ese mismo año pintó el sólido y fresco retrato del arquitecto Tiburcio Pérez (fig. 92, Metropolitan Museum, Nueva York) y el año anterior había hecho el de otro arquitecto, don Juan Antonio Cuervo, director de la Real Academia de San Fernando (Museum of Art, Cleveland).

90. Goya, La última comunión de San José de Calasanz, óleo sobre lienzo, 1819. Escuelas Pías de San Antón, Madrid.

Durante estos tres años, de 1820 a 1822, Goya decoró las paredes de su comedor, en la planta baja, y las de su estudio, en la primera planta, con enormes pinturas, fascinantes y terroríficas. Estas pinturas tienen un gran interés para nosotros por varias razones. En ellas el artista no tiene que obedecer a ningún patrón. Pintaba para sí mismo pinturas a las que tenía que enfrentarse diariamente, pinturas que no se podían cambiar de sitio, pues eran al óleo, directamente sobre la pared y no en tela. Han perdurado hasta hoy gracias a que en 1873 el experto conservador Salvador Martínez Cubells las trasladó a lienzos siguiendo las instrucciones del entonces propietario de la casa, el banquero alemán barón Emile d’Erlanger⁵.

En estas pinturas es posible encontrar una implicación particularmente profunda y una elección del tema meramente personal. Y desde luego no cabe duda que en ellas Goya creó un arte de rara intensidad, aterrador y sumamente emotivo. ¿Por qué entonces la elección de los temas? ¿A qué programa responden estas pinturas? ¿Podemos realmente preguntarnos por un programa? ¿Qué relación tienen estas pinturas con Francisco Goya, el hombre? Ya en muchos de los trabajos anteriores del artista, encargados por extraños o dirigidos al menos a un público desconocido, el carácter íntimamente personal de los temas elegidos es inusualmente pronunciado y a menudo absolutamente evidente e indiscutible.

¿Cuál es el tema de las pinturas negras de Goya?

Los historiadores del arte no han conseguido descubrir, salvo una excepción, ningún programa sistemático para las seis (¿siete?) pinturas en el comedor y las ocho del estudio⁶. Por regla general se considera que son totalmente asistemáticas. Pero recientemente se ha hallado un boceto para una de las pinturas de la Quinta del Sordo, Brujas en vuelo (Kunstmuseum, Basel), indicando así que Goya, que parecía haber hecho siempre bocetos para sus pinturas, también los hizo en este caso⁷. Se trata de un descubrimiento de suma importancia, puesto que demuestra que las pinturas negras no fueron realizadas en forma tan espontánea como se podía haber pensado, sino que son creaciones cuidadosamente estudiadas de este gran maestro.

91. Goya, Goya atendido por Arrieta, óleo sobre lienzo, 1820. Institute of Arts, Minneapolis.

92. Goya, El arquitecto Don Tiburcio Pérez, óleo sobre lienzo, 1820. Metropolitan Museum, Nueva York.

A) La disposición de las pinturas

El periodista e historiador del arte francés Charles Yriarte, en su valiosa monografía sobre Goya de 1867, ha llevado a cabo una detallada relación de las pinturas y de sus respectivas posiciones mediante la descripción de una visita a la casa unos años antes del traslado de estas. Y es enormemente importante para comprender correctamente estas pinturas y su planificación el saber cómo estaban originalmente distribuidas en las habitaciones [fig. 93].

Aunque hay algunos problemas a resolver al respecto. En primer lugar, la utilización de la izquierda y la derecha en la explicación por Yriarte de la situación de las pinturas en las dos habitaciones es bastante ambigua. ¿Qué significa a la izquierda de la puerta? ¿Es a la izquierda cuando se entra en la habitación o es a la izquierda de la puerta cuando se ha dado la vuelta y se están observando las pinturas? El problema queda resuelto al comparar esta descripción con el catálogo de Yriarte al final de su libro. En él enumera todas las pinturas de derecha a izquierda, obviamente en el mismo orden en que están colocadas en la...

Índice

• Prólogo
• Meditación melancólica
• Los tapices con las Cuatro Estaciones
• Las pinturas de Borja en la Catedral de Valencia
• Retratos de los Cuatro Temperamentos
• Seis alegorías sobre las actividades humanas
• El Capricho número 43
• El retrato de Jovellanos
• El sueño de la mentira y la inconstancia
• Seis cuadros de brujería
• Los fusilamientos del 3 de mayo de 1803 en Madrid
• Las Pinturas negras en el comedor de la Quinta del Sordo
• Conclusión
• Bibliografía
• Ilustraciones