Trilogía

Jon Fosse, Kirsti Baggethun, Cristina Gómez Baggethun

• Editorial: De conatus
• Año: 2018
• ISBN:
  9788417375157
• Edición: 1
• Categoría: Letteratura
• Categoría: Letteratura generale

Trilogía es un libro hipnótico. Para Jon Fosse escribir es como rezar, y para el lector, leer Trilogía significa entrar en una profundidad desconocida. Con un lenguaje sencillo y un narrador único, Fosse nos cuenta la historia de una pareja de adolescentes que va a tener un hijo y que intenta sobrevivir sin nada en un mundo hostil.Con esta historia entendemos que significa no tener nada y la mirada despiadada de la sociedad, pero también revivimos de forma exquisita el primer amor, la experiencia de empezar la vida.on esta historia entendemos qué significa la indefensión y nos hacemos conscientes de la mirada despiadada de la sociedad, pero también revivimos de forma exquisita el primer amor, la experiencia de empezar la vida.Es una obra emocional que, desde la oscuridad de una situación extrema, nos ilumina."Fosse ha sido comparado con Ibsen o Beckett. Es fácil ver en su obra la austeridad con la que Ibsen trata las emociones más esenciales, pero va más allá, porque su voz tiene una feroz simplicidad poética". New York Times

LOS SUEÑOS DE OLAV

Empieza a tomar la curva y, cuando la tome, podrá ver el fiordo, piensa Olav, porque ahora es Olav, no Asle, y ahora Alida no es Alida, sino Åsta, ahora son Åsta y Olav Vik, piensa Olav y piensa que hoy tenía que ir a Bjørgvin a hacer un recado y ya ha tomado la curva y entonces ve que el fiordo relumbra, hasta ahora no lo ha visto, pero hoy el fiordo relumbra, podía pasar que el fiordo relumbrara y, al hacerlo, reflejaba las montañas y, más allá del reflejo, estaba sorprendentemente azul y el brillo azul del fiordo se fundía con el blanco y el azul del cielo, pensó Olav, y en ese momento descubre a un hombre por delante de él en el camino, bastante alejado, la verdad, pero quién será, lo conocerá de algo, quizá lo haya visto antes, podría ser, había algo en su manera de andar, como encorvado, aunque tampoco es que estuviera seguro de haberlo visto antes, pero por qué andaría este hombre por aquí, por el camino de Barmen, por aquí nunca se veía a nadie y, sin embargo, de pronto había aparecido este hombre que iba delante de él por el camino, un hombre que no era grande, más bien era pequeño, e iba vestido de negro y andaba despacio, algo encorvado y lento, como pasito a paso, encogido iba, como si estuviera pensando, quizá, así iba, y en la cabeza llevaba un gorro gris, pero por qué irá tan despacio, se pregunta Olav, tiene que ir muy despacio porque, por lento que camine Olav, cada vez lo tiene más cerca, y Olav no quiere ir despacio, quiere ir tan aprisa como pueda, quiere llegar a Bjørgvin y hacer allí su recado y volver a casa tan aprisa como pueda, volver junto a Åsta y el pequeño Sigvald, y la verdad es que podría adelantar al hombre en cualquier momento, podría y debería hacerlo, piensa Olav y, a pesar de que camina tan despacio como puede, cada vez lo tiene más cerca, pero por qué estaría aquí ese hombre, aquí nunca venía nadie, desde que llegaron a Barmen nunca había venido nadie, así que por qué iría ahora este hombre por delante de él en el camino, formando casi una barrera, porque si Olav fuera a su paso, a la velocidad a la que él suele ir, haría rato que lo habría alcanzado y más aún si caminara como quiere, si caminara tan aprisa como puede, alcanzaría al hombre enseguida y entonces tendría que adelantarlo, pero adelantarlo no quería, no le apetecía, porque entonces el hombre lo miraría, tal vez incluso le hablara y quizá lo reconociera, porque podía ser que Olav conociera a ese hombre, o que hubiera coincidido con él alguna vez, podía ser, o quizá el hombre lo conociera a él, aunque él no conociera al hombre, el hombre podía conocerlo a él, claro, tal vez el hombre estuviera aquí precisamente por él, quizá hubiera venido para buscarlo, tal vez estuviera aquí para encontrarlo a él, quizá viniera de algún lugar donde lo hubiera estado buscando y se dirigiera a algún otro donde seguiría buscándolo, y de pronto da esa impresión, piensa Olav, da la impresión de que el hombre lo está buscando a él, y por qué, por qué lo buscará este hombre, qué habrá pasado y por qué irá tan despacio, se pregunta Olav y empieza a caminar aún más lento y mira el fiordo y lo ve azul y relumbrante, y por qué, justamente el día en que por fin relumbra el fiordo, tiene que aparecer este hombre, un hombre negro, un hombre pequeño, un hombre encorvado, un hombre con gorro gris, y qué querrá este hombre de él, seguro que nada bueno, pero no puede ser, está claro que el hombre no quiere nada de él, por qué iba este hombre a buscarlo a él, por qué piensa eso, en qué estará pensando, se pregunta Olav y sin embargo espera que el hombre no se vuelva y lo mire, lo último que quiere es que el hombre se fije en él, pero es que va muy despacio, así que él también tiene que ir despacio, y en ese momento el hombre se para, y Olav también se para, aunque no puede quedarse ahí parado, va camino de Bjørgvin y quiere llegar tan rápido como pueda, quiere hacer allí su recado y luego volver a casa, así que no puede quedarse parado, mirando a un hombre que va por delante de él en el camino, más bien debería echar a correr, quizá debería coger carrerilla y adelantarlo, y si el hombre le gritara, no contestarle, correr con todas sus fuerzas y pasar, adelantarlo, porque no podía seguir ahí parado, no podía seguir caminando tan despacio, él nunca caminaba así, él siempre iba a buen paso, cuando no corría, porque a veces también corría, aunque no muy a menudo, no, esto no puede ser, pensó Olav y empezó a caminar como suele, a buen paso, y cada vez tiene al hombre más cerca y, cuando le da alcance, cuando está justo a su lado, el hombre lo mira y Olav ve que es un viejo y el Viejo se para

Vaya, aquí está este, dice el Viejo

y jadea

Aquí está este, sí, dice

y Olav sigue adelante porque el Viejo le sonaba, pero no recordaba dónde podía haberlo visto antes, en Dylgja, quizá, o en Bjørgvin, aquí en Barmen no lo había visto nunca, de eso estaba seguro, porque aquí nunca se veía a nadie, al menos él no había visto a nadie hasta hoy

Este, sí, dice el Viejo

y Olav sigue adelante y no se vuelve porque el Viejo da la impresión de reconocerlo

No te acuerdas de mí, dice el Viejo

Oye, oye, Asle, dice

Quiero hablar contigo, dice

Tengo que preguntarte algo, dice

Casi podría decirse que estoy aquí por ti, dice

Me conoces, verdad, dice

Asle, espera, dice

Para, Asle, dice

Seguro que te acuerdas de mí, dice

No recuerdas la última vez que nos vimos, dice

Seguro que te acuerdas de mí, dice

Claro que sí, dice

Párate a hablar conmigo, he venido para verte, dice

He venido a buscarte, a buscaros, a decir verdad, dice

Había oído que vivíais por aquí, pero no he logrado encontrar la casa en la que estáis, dice

Asle, Asle, para, dice

y Olav se esfuerza por recordar quién será el Viejo, y por qué lo llamará Asle, por qué dirá que ha venido a hablar con Asle, y Olav acelera lo que puede pensando que tiene que aleja...