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CUANDO LA SEXUALIDAD OCUPA LA ESCENA
No parece necesario insistir mucho en el papel que ocupa la sexualidad en la vida de los adolescentes. No diremos que sea la cuestión que más les preocupa, pues bien por delante están la familia y sus amigos, por señalar solamente sus dos prioridades, pero no se puede ni se debe minusvalorar el impacto que en la adolescencia conlleva lo que algunos denominan la eclosión de la sexualidad como uno de los signos distintivos, si no el signo mayor, del paso de la infancia a la adolescencia.
Vamos a dedicar este capítulo a abordar este tema. Lo haremos en cuatro apartados. En primer lugar, de forma breve, aunque suficientemente completa, presentaremos la realidad de las prácticas sexuales de los adolescentes. En un segundo momento, en el apartado que a nuestro juicio es el central de este capítulo, daremos la palabra a los propios adolescentes. Sobre la base de las respuestas que nos dieron en una encuesta abierta que pasamos a 272 escolares españoles podremos leer lo que nos escribieron de sus prácticas sexuales, de la valoración que les merecen, de su forma de entender la sexualidad, de sus alegrías y desengaños… En un tercer momento nos detendremos en una cuestión raramente tratada en la literatura sobre este tema: la forma en que las revistas que leen las adolescentes, pues en gran medida a ellas van dirigidas, tratan la sexualidad. En el cuarto apartado reflexionaremos sobre dos cuestiones: la forma en que la sexualidad es presentada en la sociedad, haciendo de ella un fenómeno meramente privado, aunque con legitimación pública, y en el tema del preservativo como icono juvenil por excelencia, dando paso así a un ultimo apartado de reflexiones finales de todo lo tratado.
1. Algunas cifras de las prácticas sexuales de los adolescentes
No es tan fácil como pudiera parecer determinar la frecuencia de las relaciones sexuales entre adolescentes. En nuestro trabajo sobre el silencio de los adolescentes mostramos cómo era este tema de la sexualidad precisamente el que en menor grado comentaban con sus padres. Obvio, se dirá, y en gran parte con razón, pero tampoco es tema que los adolescentes aborden con otros adultos, quedándose, la inmensa mayoría de las veces, en conversaciones entre amigos y más aún en el silencio no compartido de las experiencias muy personales e íntimas. De ahí que, en las encuestas de opinión, se estén adoptando algunas precauciones a la hora de dar cifras. Concretamente, en la última investigación de Injuve, de las publicadas cuando escribimos estas líneas, se inicia el capítulo señalando que alrededor de uno de cada tres adolescentes se niega a contestar a preguntas sobre sexualidad. Cuando la entrevista es oral y con una entrevistador adulto, me permito añadir, pero se obtienen más respuestas cuando se trabaja con un cuestionario de autorrellenado (como nuestras encuestas para esta publicación) o con una entrevista con un encuestador bien entrenado de similar edad o ligeramente superior a la de los entrevistados (como en nuestro trabajo sobre el silencio de los adolescentes 39). Por otra parte, y analizando con detalle algunas encuestas, no parece que varíen mucho los resultados según nos den las respuestas, contando solamente con los que han contestado o con el conjunto poblacional 40.
39 La referencia al Informe de Injuve es esta: J. AGUINAGA ET AL., Informe 2004. Juventud en España. Madrid, Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, 2005, pp. 386ss.
40 En la tabla 3,91 del estudio de Injuve, p. 389, la edad media de inicio a las relaciones sexuales el año 2004 para la población juvenil de 15 a 29 años de edad, calculando la cifra sobre la base de los que han contestado a las cuestiones sobre sexualidad, es de 17,6 años. El año 2002, sobre la base esta vez del conjunto poblacional juvenil (la misma franja de edad también de Injuve, esta vez con el CIS), la cifra era de 17,7 años.
Pero no quiero que este capítulo se vea inundado de cifras. Solamente referencio el trabajo de Injuve en la nota anterior y otro estudio más reciente 41. Ambos pueden consultarse en Internet y, si se desea más información, solicitarlos en la dirección que se proporciona en la web.
41 Me refiero a la 2ª Encuesta Schering de 2005 sobre Sexualidad y anticoncepción en la juventud española, llevada a cabo por el Equipo Dafne.
De todas maneras, y pese a lo arriba señalado, podemos decir que de la lectura de los resultados que obtenemos de los diferentes estudios (y comparados además con los que nos ofrece el estudio de Injuve de otras investigaciones anteriores), llegamos a unas cifras suficientemente seguras y concordantes. Veamos rápidamente algunos datos para situar y orientar al lector en qué cifras se está moviendo la realidad de algunas prácticas sexuales de nuestros adolescentes.
a) Edad de inicio a las relaciones sexuales
– Injuve 2004: 15,3 años (entre los adolescentes de 2004 que tienen entre 15 y 17 años de edad, y que han querido responder al cuestionario).
– Schering 2005: 15,9 años (entre los adolescentes de 2005 que tienen entre 15 y 19 años).
Apenas hay diferencias en los dos estudios, pues en el estudio de Injuve se trata de escolares entre los 15 y los 17 años, mientras que en el de Schering el colectivo de encuestados sube hasta los 19 años, y sabemos, por varios estudios, que la edad de inicio es descendiente en el tiempo. Esto es, cada vez los adolescentes tienen relaciones sexuales con menos edad. Nótese que al decir que entre los adolescentes la edad media de inicio a las relaciones sexuales completas es de 15,3 años en el estudio de Injuve y de 15,9 en el de Schering, estamos diciendo que hay muchos adolescentes que han tenido su primera relación sexual con notoria menor edad.
b) Porcentajes de adolescentes y jóvenes que ya han mantenido, al menos alguna vez, relaciones sexuales completas, con penetración
– Injuve 2004: 28,3% (en adolescentes en edades comprendidas entre 15 y 17 años).
– Injuve 2004: 75,3% (en adolescentes y jóvenes en edades comprendidas entre 18 y 20 años).
– Schering 2005: 54,3% (en adolescentes en edades comprendidas entre los 15 y 19 años).
Ofrecemos tres cifras sobre la proporción de adolescentes que manifiestan haber tenido, al menos una vez, una relación sexual completa con penetración. Lo hacemos aun conscientes del esfuerzo de atención que solicitamos del lector, pues estamos ante colectivos de edades diferentes en los tres casos. Además ofrecemos información de dos investigaciones distintas para asegurar más los datos. Hay que retener, si se prefiere, solamente estas dos cifras: cerca del 30% de adolescentes entre los 15 y los 17 años de edad ya ha mantenido al menos una experiencia sexual completa. Esta cifra sube al 75% entre los que tienen entre los 18 y los 20 años 42. Como se ve, la práctica de las relaciones sexuales completas, al menos alguna vez, es algo muy generalizado en los adolescentes.
42 En el estudio de Injuve, que trabaja con una franja de edad entre 15 y 29 años, podemos leer (tabla 3,90, p. 389) que el 96,0% de jóvenes que tenía en el momento de suministrar la encuesta entre 25 y 29 años de edad, había mantenido relaciones sexuales completas. Solamente el 1,2% manifestaba no haberlas tenido, quedando el resto repartido entre los que decían haberlas tenido, pero incompletas (1,2%) o bien no responden (1,5%). Parece evidente que la virginidad es rara avis en la juventud actual.
c) Frecuencia de las prácticas sexuales completas
El 89% de los chicos y el 92% de las chicas, en edades comprendidas entre los 15 y los 24 años, ha mantenido relaciones sexuales en los últimos doce meses. Estas frecuencias descienden al 81% en el caso de los chicos y al 86% en el de las chicas cuando de relaciones sexuales con penetración se trata.
La frecuencia de las relaciones sexuales al mes, en los últimos doce meses (con o sin penetración), presenta las siguientes cifras, distinguiendo edad y sexo (cf. tabla 1).
Dos notas mayores. En contra de una idea extendida, las chicas, a tenor de los datos de la Encuesta Schering 2005, mantienen más relaciones sexuales que los chicos. Tanto si se trata de relaciones sexuales con penetración como sin ella.
En segundo lugar, si bien con la edad aumenta la frecuencia de las relaciones sexuales, no hay una gran diferencia entre quienes tienen menos de 19 años y los mayores de esa edad. En los adolescentes de 15 a 19 años, la cifra de una media de 7,0 relaciones sexuales al mes, en los chicos, y de 7,9 en las chicas, nos habla de un frecuencia superior a la semanal, lo que indica que estamos hablando de relaciones sexuales que no se circunscriben al ámbito del ocio del fin de semana.
Pero lo esencial que hay que decir es que las relaciones sexuales entre adolescentes no conforman hechos aislados, sino prácticas habituales y frecuentes. Habida cuenta de que las cifras que ofrecemos reflejan valores medios, es más que presumible pensar que las frecuencias de unos y otros sean muy grandes.
d) Tiempo que mantienen la misma pareja sexual
Nos preguntamos ahora por el tiempo que mantienen la misma pareja sexual. Nos limitamos en la tabla 2, dado el objeto de este trabajo y para no cargar la tabla con demasiadas cifras, a los adolescentes de 15 a 19 años, aunque distinguimos si se trata de chicos o chicas
Los datos son sumamente reveladores de que las chicas mantienen en notorio mayor grado que los chicos la misma pareja sexual. Parece claro que, en la relación sexual (que practican en mayor grado que los chicos, como acabamos de ver), buscan sin embargo algo más que la relación esporádica o de fortuna.
Estos datos se corroboran en la franja superior de edad, 20 a 24 años, pues, en esas edades, el 75,7% de las chicas mantiene su pareja sexual durante seis meses o más, cifra que en los chicos es del 51,2%. Nótese también que, tanto en los chicos como en las chicas, al avanzar en edad, la persistencia de la misma pareja sexual aumenta notablemente. Parece claro, aquí también, que con la edad las relaciones circunstanciales disminuyen, aumentando, por el contrario, las mantenidas con la misma persona.
e) Precauciones adoptadas y riesgos asumidos en las relaciones sexuales
En los adolescentes de 15 a 19 años hay una proporción, que ronda el 50%, que no utiliza anticonceptivo alguno en sus relaciones sexuales. Concretamente, según datos de la encuesta Schering 2005, en el caso de los chicos el 53,7% refiere que ha utilizado algún método anticonceptivo, mientras que entre las chicas las cifras desciende al 49,9%. Tanto en el caso de los chicos como en el de las chicas se señala el preservativo, casi unánimemente, como el anticonceptivo más utilizado, pues solamente el 8% de las chicas refiere la píldora, siendo señalados los demás métodos en proporciones que apenas sobrepasan, en conjunto, el 2%.
Es interesante apuntar cuáles son las razones aducidas para no utilizar anticonceptivos en las relaciones sexuales. Dado el peso que tiene el preservativo en esas relac...