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LA EXPOSICIÓN DE LA DOCTRINA DE LA IGLESIA CON RESPECTO AL MATRIMONIO Y LA FAMILIA
1.1. Según mi parecer, la doctrina de la Iglesia con respecto al matrimonio y la familia está presentada de manera completa y clara en el siguiente texto:
El matrimonio cristiano, reflejo de la unión entre Cristo y su Iglesia, se realiza plenamente en la unión entre un varón y una mujer, que se donan recíprocamente en un amor exclusivo y en libre fidelidad, se pertenecen hasta la muerte y se abren a la comunicación de la vida, consagrados por el sacramento que les confiere la gracia para constituirse en Iglesia doméstica y en fermento de vida nueva para la sociedad. Otras formas de unión contradicen radicalmente este ideal, pero algunas lo realizan al menos de modo parcial y análogo. Los Padres sinodales expresaron que la Iglesia no deja de valorar los elementos constructivos en aquellas situaciones que todavía no corresponden o ya no corresponden a su enseñanza sobre el matrimonio (cf. Relatio Synodi 2014, 41.43; Relación final 2015, 70) (n. 292).
Es evidente que el texto citado contiene con claridad todos los elementos de la doctrina sobre el matrimonio en plena coherencia y fidelidad para con la enseñanza tradicional de la Iglesia.
En particular podemos poner de relieve la afirmación de la indisolubilidad, contenida en la eficaz expresión: «se pertenecen hasta la muerte».
La confirmación de la afirmación de la doctrina se encuentra también en las palabras: «Otras formas de unión contradicen radicalmente este ideal, pero algunas lo realizan al menos de modo parcial y análogo».
La parte final del texto introduce a lo que diremos en el punto siguiente de nuestra lectura (cf. 2.2).
Conviene señalar, sin embargo, que el texto arriba citado no está tomado de las dos fuentes anteriores a las que se remite entre paréntesis, sino que es un texto nuevo, nacido directamente con la Exhortación Amoris laetitia.
1.2. A la presentación de la doctrina sobre el matrimonio y la familia sigue una preocupación pastoral en relación con su comprensión por parte de muchos jóvenes. Dice la Exhortación:
Por otra parte, es preocupante que muchos jóvenes hoy desconfíen del matrimonio y convivan, postergando indefinidamente el compromiso conyugal, mientras otros ponen fin al compromiso asumido y de inmediato instauran uno nuevo. Ellos, «que forman parte de la Iglesia, necesitan una atención pastoral misericordiosa y alentadora» (Relatio Synodi 2014, 26) (n. 293).
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LA ACTITUD PASTORAL DE LA IGLESIA HACIA LAS PERSONAS QUE SE ENCUENTRAN EN SITUACIONES IRREGULARES
Podemos decir que la Exhortación ofrece dos pensamientos: la afirmación reiterada de la firme voluntad de permanecer fieles a la doctrina de la Iglesia sobre el matrimonio y la familia, y la mirada de la Iglesia, de los pastores y de los fieles, hacia las uniones no regulares, particularmente hacia los matrimonios civiles y las uniones de hecho.
2.1. La afirmación reiterada de la firme voluntad de permanecer fieles a la doctrina de la Iglesia sobre el matrimonio y la familia se expresa en algunos pasajes que podemos leer:
… una nueva unión que viene de un reciente divorcio, con todas las consecuencias de sufrimiento y de confusión que afectan a los hijos y a familias enteras, o la situación de alguien que reiteradamente ha fallado a sus compromisos familiares. Debe quedar claro que este no es el ideal que el Evangelio propone para el matrimonio y la familia (n. 298).
Dado que en la misma ley no hay gradualidad (cf. Familiaris consortio 34), este discernimiento no podrá jamás prescindir de las exigencias de verdad y de caridad del Evangelio propuesto por la Iglesia […] Estas actitudes son fundamentales para evitar el grave riesgo de mensajes equivocados […] Cuando se encuentra una persona responsable y discreta, que no pretende poner sus deseos por encima del bien común de la Iglesia, con un pastor que sabe reconocer la seriedad del asunto que tiene entre manos, se evita el riesgo de que un determinado discernimiento lleve a pensar que la Iglesia sostiene una doble moral (n. 300).
Para entender de manera adecuada por qué es posible y necesario un discernimiento especial en algunas situaciones llamadas «irregulares», hay una cuestión que debe ser tenida en cuenta siempre, de manera que nunca se piense que se pretenden disminuir las exigencias del Evangelio (n. 301).
Para evitar cualquier interpretación desviada, recuerdo que de ninguna manera la Iglesia debe renunciar a proponer el ideal pleno del matrimonio, el proyecto de Dios en toda su grandeza […] La tibieza, cualquier forma de relativismo o un excesivo respeto a la hora de proponerlo serían una falta de fidelidad al Evangelio y también una falta de amor de la Iglesia hacia los mismos jóvenes. Comprender las situaciones excepcionales nunca implica ocultar la luz del ideal más pleno ni proponer menos que lo que Jesús ofrece al ser humano (n. 307).
Podemos releer y, de ese modo, subrayar algunas expresiones que quieren afirmar la plena intención de fidelidad a la doctrina tradicional de la Iglesia: «Este discernimiento no podrá jamás prescindir de las exigencias de verdad y de caridad del Evangelio propuesto por la Iglesia […] se evita el riesgo de que un determinado discernimiento lleve a pensar que la Iglesia sostiene una doble moral» (n. 300); «nunca se piense que se pretenden disminuir las exigencias del Evangelio» (n. 301); «de ninguna manera la Iglesia debe renunciar a proponer el ideal pleno del matrimonio, el proyecto de Dios […] cualquier forma de relativismo o un excesivo respeto a la hora de proponerlo serían una falta de fidelidad al Evangelio […] nunca […] ocultar la luz del ideal más pleno ni proponer menos que lo que Jesús ofrece» (n. 307).
Son expresiones que se comentan por sí solas.
2.2. La mirada de la Iglesia, de los pastores y de los fieles hacia las uniones irregulares, particularmente los matrimonios civiles y las uniones solo de hecho.
Podemos leer algunos textos:
Los Padres también han puesto la mirada en la situación particular de un matrimonio solo civil o, salvadas las distancias, aun de una mera convivencia en la que, «cuando la unión alcanza una estabilidad notable mediante un vínculo público, está connotada de afecto profundo, de responsabilidad por la prole, de capacidad de superar las pruebas, puede ser vista como una ocasión de acompañamiento en la evolución hacia el sacramento del matrimonio» (Relatio Synodi 2014, 41) […] Porque a los pastores compete no solo la promoción del matrimonio cristiano, sino también «el discernimiento pastoral de las situaciones de tantas personas que ya no viven esta realidad», para «entrar en diálogo pastoral con ellas a fin de poner de relieve los elementos de su vida que puedan llevar a una mayor apertura al Evangelio del matrimonio en su plenitud» (Relatio Synodi 2014, 41). En el discernimiento pastoral conviene «identificar elementos que favorezcan la evangelización y el crecimiento humano y espiritual» (ibid.) (n. 293).
«La elección del matr...