La ilustración en Europa
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La ilustración en Europa

Ernesto Ballesteros Arranz

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La ilustración en Europa

Ernesto Ballesteros Arranz

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eBook Interactivo. El siglo XVIII coincide con la gran explosión cultural europea que se conoce habitualmente como Ilustración, y cuyo corazón reside indudablemente en Francia. La Ilustración es un fenómeno cultural de corte político y literario, pero también se proyecta con cierta originalidad en las artes plásticas, sobre todo en las de su potencia fundamental -Francia- y en algunos otros pueblos que aprovechan la ocasión para luchar por su libertad política y cultural en general.

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Información

Editorial
Hiares
Año
2015
ISBN
9788416014156
Edición
1
Categoría
Geschichte

LA CULTURA EN LA ILUSTRACIÓN

Ya hemos hablado antes de los rasgos generales que alcanzó la cultura en el siglo XVIII. Vamos ahora a dedicar especial atención a algunos aspectos predominantes.
El ilustrado, tal como hemos dicho, tenía especial cariño por la educación, que consideraba básica para la reforma racional de la Humanidad. Ya había precedentes en el siglo XVI, como el alemán Ratke, que instituyó nuevos métodos didácticos, o Comenio, que dedicó especial atención al cultivo de las lenguas, especialmente la vernácula. También Leibniz se interesó por los problemas educativos. La enseñanza primaria fue impulsada en Austria, bajo el reinado de María Teresa, por el abad Felbiger, y en Prusia, por Federico Eberhard, barón de Rochw. Ambos modificaron los métodos de primera enseñanza, basándose en la intuición y haciendo más atractivas las materias de estudio (FIG. 28). En 1698 se estableció en Gotha la primera Escuela de Magisterio, pero en el siglo XVIII se fundaron muchas más por toda Europa. (En 1783 en Sttetin, en 1792 en Leipzig, etc.). Fue Centroeuropa el lugar donde se dio más importancia a la Pedagogía, y el padre de la moderna Pedagogía fue Enrique Pestalozzi (1746 -1827), que, establecido en la Escuela de Burdorf, desarrolló una amplia influencia en toda Europa. Para Pestalozzí, la educación no es solamente un fenómeno individual y psicológico, sino más bien, según rige la más actual Pedagogía, un fenómeno social. Sólo mediante la educación se pueden elevar las clases más bajas del país, porque, según él, hay una relación directa entre economía y educación del individuo. Importancia menor tiene otro filántropo, Bernardo Basedow, que fundó el Philathropinum de Dessau en 1774, donde se plantearon programas y planes educativos a varios niveles. Otros pedagogos dan mayor importancia al cultivo físico, haciendo muchos programas gimnásticos, como Federico Guts Muths. La enseñanza femenina se extendió también, al igual que la vespertina o dominical, para trabajadores que no podían asistir a una escuela de horario diurno. La enseñanza profesional encontró en todos los Estados una protección eficaz. Las Universidades no encontraron tanto apoyo como la enseñanza primaria, pero también se crearon nuevos centros superiores. Los ilustrados combatieron las antiguas Universidades, porque eran la sede de las doctrinas escolásticas y barrocas, anticuadas y arcaicas. Napoleón pretendió instalar nuevos centros de estudios superiores extramuros de la Universidad, es decir, una nueva Universidad ilustrada. Los países católicos, en su reacción contra los jesuitas, levantaron buenas Universidades para atraerse la atención de las clases pudientes, que hasta entonces eran monopolio de los colegios de la Compañía.
La enseñanza especial a los sordomudos tuvo también su inicio en esta época. La primera Escuela de sordomudos la fundó Carlos Miguel de L’Epée, en París, en 1770. Inventó un sistema pedagógico para los sordomudos, que fue continuado en Alemania por Heinicke. Valentín Haüy creó la primera Escuela para ciegos, también en París, el año 1784. Más tarde abrió instituciones similares en Prusia y Rusia.
Montesquieu y otros pensadores atribuyeron al Estado la obligación de costear la enseñanza primaria. Trapp pidió incluso la creación de un Ministerio de Educación. En cambio, casi todos los pensadores de esta época rechazaron la enseñanza religiosa, que hasta entonces era la mayor parte de la enseñanza. Todas estas ideas maduraron en el siglo XIX con la creación de los Ministerios de Instrucción Pública.
La ciencia encontró un ambiente fértil desde el siglo XVII. La Ilustración cree que las ciencias forman un todo orgánico y la Enciclopedia es un intento de armonizar los distintos conocimientos humanos de un modo claro y sistemático. Linneo (FIG. 29) hace una colosal clasificación y denominación de las plantas y los animales conocidos, una taxonomía, que es la «base de nuestra ciencia», según su propio decir. La Sociedad Real de Londres, creada en 1663, es el origen de la Academia de Ciencias de Berlín, en 1700; la de San Petersburgo, en 1725, y otras muchas. Las dos nombradas fueron organizadas por el propio Leibniz. Dentro de las antiguas Universidades se crearon institutos y seminarios de investigación, como el Seminario de Filología de Gottinga (1738). (La propia Universidad de Gottinga había sido creada dos años antes.) Otras universidades alemanas imitaron el ejemplo de Gottinga. Entre ellas, Breslau, Kiel, Marburgo, etc… En Halle se creó un Seminario de Filosofía. En torno a las nuevas Universidades, y creadas por profesores de las mismas, se erigen Sociedades cuyo fin es dar conferencias y cursos especiales, publicar obras y hacer trabajos de investigación con cierta autonomía de la docencia oficial. Así tenemos la Societas Latina de Jena, la Sociedad Filológica de Leipzig, la Sociedad Privada de Investigación de la Naturaleza, del mismo Leipzig, el Instituto de Historia de Gottinga. Durante el siglo XIX siguió el proceso de creación de institutos y sociedades de investigación (FIG. 30). En torno a las Facultades de Medicina surgen clínicas como la de Von Swieten, en Viena, o la de la Facultad de Medicina de Marburgo.El interés por la ciencia no cundía solamente entre los especialistas, sino que se extendió por capas sociales muy amplias. Algunos estudiosos concentraron su atención en la divulgación científica a nivel popular, como Fontenelle, en Francia, o Algarotti, en Italia.
Todos los ilustrados, preocupados, en general, por el saber científico, rinden culto especial a la geometría y la matemática. Locke, Hobbes, Spinoza, Hume y Leibniz, la consideran la ciencia más preclara, la ciencia por antonomasia, y en el caso de Hobbes y Spinoza introducen el método geométrico en la búsqueda de soluciones éticas y metafísicas, según había propuesto Descartes en el Discurso del Método. El rigor racional del cálculo no tenía comparación con ningún otro conocimiento, por lo que la matemática fue la ciencia más representativa del racionalismo y, por ende, de la Ilustración. Las ciencias experimentales encontraron asimismo incansables y geniales cultivadores. La preferencia por la física, botánica y zoología no descuidó otros aspectos total-mente nuevos, como la electricidad (FIG. 31).
La ciencia ilustrada sintió una predilección exagerada, casi maniática, por las colecciones, clasificaciones, museos, etc. La Universidad de Gottinga creó, en 1775, una colección etnológica que no tenía rival en el mundo. La etnología nace en el siglo XVIII. Primeramente no fue una ciencia tal como hoy la conocemos, sino el estudio sistemá...

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