Términos clave para los estudios de movilidad en América Latina
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Términos clave para los estudios de movilidad en América Latina

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Términos clave para los estudios de movilidad en América Latina

Descripción del libro

"Y sin embargo se mueve", habría murmurado Galileo Galilei tras pronunciar su discurso abjurando de la idea herética del movimiento de la Tierra alrededor del Sol. Casi cuatro siglos después, el mundo está en pleno movimiento.

Si todo lo sólido se desvanece en el aire, es porque el movimiento se convirtió en el elemento rector de la época moderna. ¿Cómo podemos entender el actual desplazamiento de personas, objetos e ideas? ¿Qué significan el "giro de la movilidad" y la conciencia del mundo móvil?

Las variadas facetas de la movilidad, incluyendo su relación con las estructuras fijas de la inmovilidad que la sustentan, indican que habitamos un planeta movedizo, formado de "interespacios" donde los grupos se juntan y disuelven a gran velocidad.

Las distintas entradas en este libro constituyen una magnífica contribución para nuestra comprensión de las movilidades contemporáneas, en particular en América Latina.

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Información

Año
2018
ISBN del libro electrónico
9789876916660
TÉRMINOS CLAVE PARA LOS ESTUDIOS DE MOVILIDAD EN AMÉRICA LATINA

Accesibilidad y movilidad cotidiana

Pablo Mansilla
La accesibilidad es un concepto habitualmente utilizado en el lenguaje de las disciplinas dedicadas al estudio de la dimensión espacial de la sociedad, y es posible rastrear su uso en estudios referidos a campos tan diversos como análisis de redes virtuales y sociales (Kenyon, 2006), o acceso a informaciones (Serrano et al., 2010). Del mismo modo, el concepto de accesibilidad adquiere relevancia en estudios sobre territorio y poder, ya que el “control de acceso” que un actor ejerce sobre un territorio representa una de las principales manifestaciones geográficas del poder (Raffestin, 1993).
Sin embargo, el concepto de accesibilidad que nos proponemos discutir aquí se encuentra vinculado al estudio de la movilidad cotidiana urbana (Jirón y Mansilla, 2013a). En este campo de investigaciones la accesibilidad se destaca como un concepto clave al momento de estudiar la movilidad, describiendo las posibilidades de acceder a actividades, servicios, personas y lugares.
Las medidas de accesibilidad son relevantes en el campo de los estudios urbanos, ya que permiten comprender formas de desigualdad y exclusión social en movimiento que sufren quienes habitan la ciudad, constituyendo una perspectiva que amplía las nociones fijas y estáticas de desigualdad socioespacial que han desarrollado otros estudios urbanos, como aquellos dedicados al análisis de la segregación social. Específicamente, la accesibilidad compone un indicador que describe la calidad de vida urbana, la cohesión social y el grado de integración socioespacial, garantizando el derecho a la movilidad de las personas en la ciudad (ver DERECHO A LA MOVILIDAD).
Para Fernando Alonso (2007), existe una combinación de razones que explican la necesidad de mejorar la accesibilidad, las cuales pueden ser resumidas en cuatro grandes grupos: 1) razones ético-políticas, vinculadas con la no discriminación; 2) razones legales-normativas, relacionadas a exigencias legales; 3) razones demográficas, vinculadas al aumento de beneficiarios y debido a 4) razones económicas, vinculadas a la rentabilidad social. Por otra parte, Paola Jirón (2007) destaca que si bien es relevante analizar la accesibilidad como un indicador de calidad de vida urbana con relación a lugares de la ciudad donde se concentran las oportunidades, es también importante comprender la accesibilidad con relación a cómo, cuándo y con quién se lleva a cabo o no esta movilidad, ya que no necesariamente un alto grado de accesibilidad puede implicar un mayor grado de inclusión social a la ciudad.
Los diversos enfoques existentes sobre movilidad demuestran significativas diferencias interpretativas al momento de describir las facilidades o las dificultades de acceso, destacando aspectos diferentes en su definición. En efecto, una revisión general de los estudios urbanos sobre accesibilidad permite reconocer al menos tres tipos de abordajes que es posible clasificar de la siguiente forma:1 1) estudios físico-locacionales, dedicados a identificar las restricciones materiales (en términos de distancia, tiempo y coste) que el espacio geográfico impone sobre el desplazamiento. Este enfoque, proveniente de los estudios regionales de fin del siglo XIX, los que tuvieron una reconversión y nuevo auge en el neopositivismo geográfico desde la década de 1950, en el período de reconstrucción urbana durante la posguerra en Europa; 2) estudios fenomenológico-hermenéuticos, los cuales abordan la accesibilidad desde la perspectiva de los sujetos a través del análisis de las barreras que dificultan las prácticas de movilidad, y que pueden ser de carácter material o inmaterial, y comúnmente se encuentran arraigadas en la espacialidad de los sujetos y de los grupos sociales a los que pertenecen. Esta perspectiva se fundamenta en los enfoques fenomenológicos y hermenéuticos sobre el espacio, desarrollados desde la década de 1970; sin embargo, en el contexto del giro de la movilidad en las ciencias sociales ha adquirido mayor fundamentación y relevancia. Y finalmente 3) estudios integrados, que proponen abordar la accesibilidad complementando los enfoques de accesibilidad locacional con los estudios fenomenológicos, reconociendo los aportes teóricos y metodológicos que ambas miradas poseen para el análisis de la accesibilidad. Este enfoque propone un concepto de accesibilidad integrado donde las condiciones que los sujetos presentan para resolver su accesibilidad son tan relevantes como las restricciones que la dimensión físico-material del espacio generan para acceder a un lugar. Esta perspectiva de desarrollo reciente ha comenzado a tener mayor cabida en la discusión sobre accesibilidad a partir de la década de 2000, por lo que representa un paradigma en proceso de construcción, lo que explica la variedad de perspectivas y diferencias internas entre los estudios que pueden ser clasificados dentro de esta categoría y que aún mantengan como desafío generar una integración teórica y metodológica efectiva.

La perspectiva físico-locacional de la accesibilidad

La concepción sobre accesibilidad que hemos denominado “físico-locacional” es entendida en cuanto característica asociada a un espacio absoluto, es decir, en cuanto abstracción matemática de la realidad. En este sentido, la movilidad es comprendida en cuanto desplazamiento de la población que puede ser modelado y controlado a partir de modelos matemáticos.
Este enfoque ha prevalecido en los estudios urbano-regionales, cuando se analiza su grado de difusión y aplicación. Al respecto, el economista urbano italiano Roberto Camagni (2004) señala que esta perspectiva de la accesibilidad surge primigeniamente en los estudios desarrollados por el economista alemán Johann von Thunen durante el siglo XIX, y encuentra a inicio del siglo XX nuevos aportes en las formulaciones del geógrafo Alemán Walter Christaller a través de la teoría de los lugares centrales. Ambas formulaciones pueden ser consideradas pilares fundamentales de las teorías de localización industrial y en el análisis económico del suelo. Estos enfoques trabajan sobre modelos hipotéticos e idealizados en los que el espacio es homogéneo y los elementos espaciales en su interior se encuentran distribuidos de forma uniforme. Algunos aspectos que destacan en este tipo de mediciones es la relevancia que adquiere la centralidad como indicador de accesibilidad y, también, que estos estudios continúan desarrollando un análisis de accesibilidad basado en áreas definidas por usos de suelo y no necesariamente vinculadas a la estructura de la red de transporte, lo que denota la idea kantiana de un espacio fijo y estático independiente del tiempo y por lo tanto de lo móvil. Es importante señalar que estas teorías de localización adquieren relevancia en Europa durante la reconstrucción urbana en el período de posguerra, y posteriormente son difundidas en países de América Latina y otros del eufemísticamente denominado Tercer Mundo a partir de los discursos de desarrollo, adquiriendo especial relevancia en estudios de acceso a la salud.
En la década de 1950, los estudios de accesibilidad desde una perspectiva locacional adquieren una renovación en el contexto del positivismo lógico, y lo que epistemológicamente en geografía ha sido denominado neopositivismo geográfico. En esta perspectiva se destaca la búsqueda de la construcción de modelos de la realidad, el uso de las matemáticas como único lenguaje posible de las ciencias y por ende un rechazo a las perspectivas subjetivas por ser fenómenos no verificables. Es así como la accesibilidad es entendida como la distancia entre un punto A y un punto B, y el coste asociado al desplazamiento entre ambos puntos en términos distancia, siendo las principales barreras la distancia, el tiempo y los costes asociados. Los problemas de accesibilidad se resuelven reduciendo esas barreras, es decir, eliminando las restricciones físicas impuestas por el espacio a los desplazamientos (ver TRANSPORTE).
Versiones más recientes de este enfoque se han desarrollado por estudios vinculados al modelo de análisis denominado por Bin Jiang, Christophe Claramunt y Björn Klarqvistc (2000) como “sintaxis espacial”, y a través de ellos se ha intentado generar modelos racionales para entender las conductas de desplazamiento de las personas. Esta perspectiva comportamental de las prácticas de movilidad de la sociedad se encontraría determinada por la estructura topológica de las redes de comunicación o transporte, y el modo en que esta estructura incide sobre las percepciones y los desplazamientos de quienes se mueven a través de las redes de transporte. Del mismo modo, Mei Po Kwan (1998) ha generado aportes considerables al estudio de la accesibilidad a escala de individuos desde una perspectiva cuantitativa integrando sistemas de información geográfica.
En una perspectiva material inserta también en esta categoría físico-locacional, se encuentran estudios desarrollados desde la arquitectura que definen tramas, tipos de calles y condiciones de movilidad (Alcalá y Scornik, 2015), abordando los problemas de accesibilidad a escala micro, para generar propuestas constructivas y estándares de diseño urbano mejorando la accesibilidad a través de infraestructura. De esos estudios se desprenden también diversas consideraciones para personas con movilidad reducida.
El éxito de las perspectivas locacionales por sobre las otras perspectivas de accesibilidad se debe a que estas permiten disponer de indicadores duros que facilitan la toma de decisiones a los planificadores urbanos, al contrario de los estudios fenomenológicos y hermenéuticos que, al analizar la accesibilidad desde los sujetos a través de sus prácticas de movilidad y significaciones, dificultan las generalizaciones y por lo tanto el diseño de modelos de accesibilidad (Cerda y Marmolejo, 2010).

La accesibilidad en el enfoque de la vida cotidiana

La accesibilidad entendida desde el enfoque de la movilidad cotidiana se encuentra basada en la renovación epistemológica que las ciencias sociales tuvieron en el contexto de la fenomenología y la hermenéutica, y su influencia en los estudios espaciales, específicamente en la geografía, desde la década de 1970. Más recientemente, los estudios de accesibilidad se han enriquecido de forma considerable a partir de las discusiones que se han generado en el marco del llamado “giro de la movilidad” en las ciencias sociales (Urry, 2007).
Estos enfoques han repercutido en la formulación de diversas críticas a la perspectiva físico-locacional de la accesibilidad, poniendo en el centro de la discusión la comprensión del modo en que los sujetos a través de sus prácticas de movilidad significan e interpretan las barreras que encuentran para acceder a la ciudad (Jirón y Mansilla, 2013b). En esta perspectiva subjetivista se asigna especial importancia a las prácticas sociales, las experiencias y las formas de significación que los sujetos generan respecto de su movilidad.
De esta forma, el análisis de la accesibilidad desde la movilidad cotidiana centra su interés en la espacialidad, es decir, supera la noción del espacio como algo externo al sujeto que prevaleció en la perspectiva kantiana, o como un simple escenario que presenta restricciones para la movilidad; por el contrario, esta perspectiva propone abordar al sujeto, su cuerpo, sus prácticas y significaciones como espacio, superando las dicotomías existentes en las perspectivas tradicionales. En este sentido, la accesibilidad se encontraría determinada por las propias condiciones que el sujeto presenta y que facilitan o restringen su capacidad de acceder.
Varios son los desafíos que se plantean a partir de esta perspectiva. El primero es reconocer que la accesibilidad desde el punto de vista de los sujetos se encuentra definida no solo por las condiciones físico-espaciales, sino por una compleja intersección de determinantes socioculturales como género, sexo, edad, condición étnica u otro elemento identitario, las que inciden en las prácticas de movilidad y las condiciones de la accesibilidad.
A partir de lo anterior, se desprende la necesidad de avanzar en el reconocimiento de la accesibilidad en el plano de la multiplicidad de experiencias de movilidad y el modo en que estas particularidades inciden en la producción de formas de significación distintas de los problemas de accesibilidad. Al contrario de los enfoques físico-locacionales que buscan componer un indicador universal de accesibilidad, esta perspectiva subjetivista busca comprender la accesibilidad desde el individuo para comprender lo diferente, lo único, lo diverso, como posibilidad de abordar la accesibilidad en la ciudad.
Este enfoque involucra un cambio ontológico en las formas tradicionales de abordar el movimiento y la accesibilidad (Gutiérrez, 2010), que al mismo tiempo involucran un desafío metodológico debido a que implican un cambio en las formas de investigar y representar el movimiento y la accesibilidad desde la visión de los sujetos. Resulta importante destacar que parte importante de los aportes a esa discusión han sido formulados y desarrollados desde América Latina.
Por ejemplo, autores como Andrea Gutiérrez (2010) definen que es posible hablar de una geografía del acceso que “apunta a estudiar la morfología del territorio existencial”, con el objetivo de alcanzar la equidad. Para ello, Gutiérrez estima conveniente indagar en lo biográfico por sobre lo cartográfico.
Para Paola Jirón y Pablo Mansilla (2013b), la accesibilidad puede ser entendida como “la habilidad de negociar el tiempo y el espacio para cumplir con actividades cotidianas, mantener relaciones y generar los lugares que las personas necesitan para participar en sociedad”. En esta conceptualización se destacan los términos “negociación”, “estrategias” y “tácticas” en la accesibilidad, que explicaremos más adelante.
En este campo de estudios prima el uso de los métodos cualitativos para explorar las barreras de accesibilidad, mientras algunos autores como Gutiérrez (2010) sugieren el uso de técnicas de análisis como las “historias de viaje”, que se fundamentan sobre las entrevistas semiestructuradas, Jirón (2010) propone el uso de etnografías móviles, a través de lo que denomina “técnica del sombreo”.
En este sentido, la accesibilidad ha comenzado a ser entendida cada vez más como una condición de la movilidad, asociada no tan solo a la dimensión físico-material del espacio, sino también a las barreras que sujetos y grupos sociales deben enfrentar cotidianamente para acceder a la ciudad. Así, la accesibilidad ha sido entendida como una práctica social. Varios conceptos se han vuelto claves en esa reinterpretación de la accesibilidad: los conceptos de barreras, acceso y motilidad, que discutiremos más adelante.
Esta perspectiva de la accesibilidad también ha sido tratada por algunos autores mediante el concepto de motilidad (Kaufmann, Bergman y Joye, 2004; Cass, Shove y Urry, 2005), que da cuenta de la capacidad personal de los individuos o de un grupo social para moverse a través del espacio. En este sentido, es fundamental reconocer las competencias con las que disponen para enfrentar barreras de accesibilidad (Jirón y Mansilla, 2013a).
Uno de los aspectos que se destaca en este tipo de análisis es la noción de barreras de accesibilidad, que funcionarían a modo de condicionantes de las situaciones de accesibilidad o inaccesibilidad. En este sentido, los estudios desarrollados al respecto reconocen múltiples tipos de barreras dependiendo de los casos estudiados; por ejemplo, Yamila Comes et al. (2007) reconocen cuatro tipos de barreras: 1) barreras geográficas, asociadas a los problemas de acercamiento que las personas encuentran en su desplazamiento debido a restricciones del espacio físico material; 2) barreras económicas, referidas a restricciones en el acceso por falta de dinero para disponer de los recursos que permitan su movilidad; 3) barreras administrativas, asociadas a las restricciones que impone la organización de los servicio, y 4) barreras culturales, dadas por los conflictos que se pueden suscitar entre las prácticas sociales y las prácticas desarrolladas por las instituciones u otras culturas al pensar la movilidad.

La accesibilidad desde una perspectiva integrada

Durante la última década se ha venido constituyendo una perspectiva integrada en las definiciones de accesibilidad, que reconocen la relevancia de un diálogo entre los enfoques físico-locacionales y fenomenológico-hermenéuticos para el estudio de la cuestión. Sin embargo, gran parte de esos estudios, a pesar de reconocer la necesidad de avanzar en el diálogo interdisciplinar, continúan manteniendo sesgos interpretativos.
Este reconocimiento de la complementariedad de estos enfoques puede ser encontrado en trabajos de autores tan diversos como Ángel Cebollada (2006), que ha estudiado desde un enfoque cualitativo la accesibilidad y la desigualdad social. Este autor menciona que la accesibilidad depende de la organización territorial y del servicio de transporte, pero también de las características individuales o colectivas de los sujetos. Del mismo modo, parte de este reconocimiento en la discusión se encuentra presente en las definiciones desarrolladas desde la ingeniería en transporte a través de autores como Maurico Jara y Juan Carrasco (2010), quienes destacan la relevancia de comprender la accesibilidad y la movilidad de forma conjunta, para lo cual proponen entenderla como “la potencialidad de un entorno determinado para permitir la interacción entre el individuo y lo que quiere realizar”, agregando al análisis el concepto de movilidad, que se refiere a la práctica de viaje y el vínculo que el individuo genera con el espacio a partir de esta.
Un enfoque que ha avanzado en esta línea de análisis es el de estructuras de oportunidades que, según Diego Hernández (2012), puede ser entendida como “probabilidades de acceso a bienes, a servicios o al desempeño de actividades”. Estas probabilidades se encuentran definidas por los “recursos”, que es posible considerar como diferentes tipos de capital y por los “activos” que ...

Índice

  1. Cubierta
  2. Acerca de este libro
  3. Portada
  4. Prefacio, por Noel Salazar
  5. Introducción, por Dhan Zunino Singh, Guillermo Giucci y Paola Jirón
  6. TÉRMINOS CLAVE PARA LOS ESTUDIOS DE MOVILIDAD EN AMÉRICA LATINA
  7. Bibliografía
  8. Los autores
  9. Créditos