Historia económica de Costa Rica 1760-2000
Jorge León
1. Parte primera: 1760-1914
Examinar dos siglos y medio de historia económica de Costa Rica en forma breve es un reto importante. Desde una perspectiva actual, muestra una vida económica, en la que cinco millones de personas en sus tres cuartas partes, disfrutan una condición de vida satisfactoria y adquieren la mayoría bienes y servicios de la economía mundial que la propia Costa Rica no produce. Esta situación dista mucho de la que se vivía a mediados del siglo XVIII. En ese entonces, la población nacional era una centésima parte de la actual y la economía, en general, se encontraba apenas un poco sobre el nivel de subsistencia. Mostrar cuáles fueron los cambios principales y las razones de estos, es la tarea que emprendemos a lo largo de los apartados siguientes.
La vida económica en Costa Rica, en este extenso periodo, enfrentó una gran variedad de situaciones que influenciaron el desempeño de la sociedad en el campo de la economía. En sus inicios, la economía nacional surgió de la época colonial con un bajo nivel de desarrollo, pero contando ya con algunas instituciones importantes que, acompañadas del impulso brindado por nuevas políticas económicas establecidas después de la Independencia, permitieron un crecimiento significativo durante los siglos XIX y XX. Así, la expansión de la economía costarricense comenzó lentamente, pero luego fue tomando auge –aunque acompañada de breves interrupciones debido a crisis de corto plazo– lo cual no impidió alcanzar un alto grado de crecimiento en el largo plazo.
Estas crisis económicas de corto plazo significaron que por periodos se perdería la continuidad de la expansión, y por esta razón, se convierten en momentos útiles para hacer un corte en la narrativa, explicando las causas y la manera como el país enfrentó y resolvió sus problemas económicos a lo largo de estos dos siglos y medio analizados. De hecho, la división temporal en dos apartados de esta historia económica de Costa Rica se justifica en función de considerar el inicio de la Primera Guerra Mundial en 1914 como un parteaguas económico importante, especialmente porque es a partir de esa época que surgen nuevas orientaciones en cuanto a las políticas e instituciones económicas que por un siglo habrían de orientar al país. En el segundo apartado se analiza cómo estos cambios en políticas fueron calando en la sociedad, llevando a mediados del siglo XX a un nuevo orden constitucional e institucional que confirmó la orientación iniciada hacia 1914, y que aun con posteriores cambios en el énfasis de la política económica, introducidos a mediados de la década de 1980, continúa sirviendo de base a la economía nacional. En esta última fase, aunque se han mantenido muchas de las instituciones de épocas anteriores, la composición sectorial de la economía evolucionó significativamente en respuesta a la influencia de nuevos contextos tanto nacionales como internacionales.
La historia de la economía plantea para su análisis, la manera como un conjunto de instituciones (leyes, organizaciones públicas y privadas) del país interaccionan con los intereses de individuos que cuentan con capital, mano de obra, tierra, capacidad empresarial y –de un alcance cada vez mayor en los últimos periodos– con conocimiento tecnológico para conducir y mejorar sus actividades económicas. Obviamente, no todas las personas en el país cuentan con una igual dotación de los recursos mencionados, lo que significa que hay diferencias significativas en la manera como se inserta cada uno en la economía. Por ello, la historia económica pretende mostrar el papel de los diferentes actores económicos: capitalistas o inversionistas, trabajadores y el Estado, que actúa como regulador de la economía en menor o mayor grado. Así como no existe equidad en cuanto al reparto de los recursos económicos, también la historia tiende a privilegiar el papel de unos sobre otros, particularmente el de los capitalistas por su rol emprendedor, y el Estado por su función reguladora. Ello se debe, en buena medida, a que los documentos históricos utilizados se originan, en su gran mayoría, en estos dos actores, registrándose de manera muy somera –casi solo estadística– el papel de los trabajadores en el desempeño de lo económico.
Para el caso, los principios bajo los cuales la economía costarricense se desarrolló desde muy temprano en el periodo de dos siglos son aquellos de una economía capitalista, en la cual los propietarios privados utilizan su control del capital para invertir en actividades productivas con diferentes grados de riesgo, las cuales, de ser exitosas, generan beneficios que a su vez llevan a una nueva acumulación de capital, reiniciando el ciclo de inversión. De fracasar, llevan a la quiebra al inversionista y otros más afortunados toman su lugar, pero, si las condiciones son propicias, invierten en nuevas actividades, utilizando en parte los recursos de capital, tierra y mano de obra dejados por aquellos.
Para el análisis de la historia económica nacional se cuenta con una abundante documentación y con un acervo de estadísticas importante. Estos materiales, además, de las interpretaciones realizadas por historiadores y economistas, constituyen la base de esta presentación. En este primer apartado se plantean las principales características de la economía, partiendo de los últimos 60 años del periodo colonial español (1760-1820), hasta principios de la segunda década del siglo XX, es decir unos 150 años. En este extenso lapso, tuvieron lugar importantes eventos económicos que son descritos y explican las condiciones imperantes al llegar la Independencia y la razón por la cual ciertos instrumentos de origen colonial continuaron influenciando la economía hasta bien entrado el periodo republicano.
Propiamente en el siglo XIX, con la Independencia en 1821, se generó en toda la antigua Capitanía General de Guatemala, ahora devenida en la República Federal de Centroamérica, un proceso de descomposición política que afectó gravemente las condiciones para el crecimiento económico de la región. Costa Rica, sin embargo, luego de un periodo breve, logró retomar la senda de expansión de su economía a partir de 1825-1826, periodo que se extendió hasta aproximadamente 1847-1848. Una crisis asociada al café durante esos años, seguida por los efectos de la Guerra Nacional y la epidemia del cólera que diezmó a la población, marcan un tercer periodo. Un cuarto periodo, de estabilidad relativa en la economía, cubre los años que van desde 1859 hasta aproximadamente 1897, cuando inicia la crisis conocida como de fin de siglo, la cual tuvo proyecciones hasta 1907, seguida de una recuperación de corta duración, cercenada por el inicio de la Primera Guerra, en 1914. Siguiendo la periodización anterior, se desarrollaron los acontecimientos económicos que a continuación se describen.
1.1. Economía colonial de subsistencia y de exportación inicial
La parte del istmo Centroamericano que abarca Costa Rica fue conquistada de forma relativamente tardía durante el periodo colonial español en América, a pesar de que su descubrimiento ocurrió en 1502. Incluso, ya para 1524 las primeras expediciones de descubrimiento de la costa del Pacífico alcanzaron el Golfo de Nicoya y Costa Rica se convirtió, así, en una puerta de entrada a Nicaragua, foco de colonización importante. Sin embargo, una población indígena poco numerosa y una aparente falta de recursos minerales hizo que –con la excepción de la región de Nicoya– el interior del país no fuera considerado digno de una empresa de conquista formal, sino hasta 1560, cuando se realizó la conquista de la región central del país e inició su respectiva ocupación por parte de los colonos españoles.
Los españoles que participaron en la conquista y primera fase de colonización, vinieron motivados por “… las ratificaciones que se les habían ofrecido, fundamentalmente el reparto de indios y de la tierra”. Mientras que los nuevos conquistadores encontraron que la tierra era abundante, la población local que podían “repartirse” era más bien escasa, especialmente debido a la continua disminución de la población indígena por la sobreexplotación y enfermedades.
El tipo de economía colonial que rigió desde la conquista en la década de 1560 hasta el siglo XVIII y que, incluso, se proyectó hasta bien entrado el siglo XIX, se basó en la producción agrícola de subsistencia, con ganadería extensiva y cultivos de “panllevar” (sic), con el cacao y luego el tabaco como productos exportables que generaban ingresos monetarios a través del comercio con Nicaragua y Guatemala. Muy pocas actividades artesanales se desarrollaron más allá del hilado y tejido y la fabricación de herramientas burdas de madera y de herrería.
En un mercado muy reducido, que a finales del siglo XVIII alcanzaba escasamente a 50 000 habitantes, y en el cual las zonas más pobladas se encontraban alejadas de los puertos, las posibilidades de desarrollar una actividad económica sustancial eran escasas. La producción de excedentes agrícolas para comercializar al exterior país –a excepción del cacao– se limitó a cantidades ocasionales de productos de trigo, maíz y caña de azúcar. Aunque por lo general el país se autoabastecía con estos productos, en varias ocasiones se dieron faltantes que llevaron a que el hambre amenazara a la población, por lo cual se llegó a prohibir las exportaciones de alimentos. El palo de brasil, extraído de las zonas costeras del Pacífico, fue ocasionalmente otro producto exportado como tinte para los telares de Perú y Quito. El país también formó parte de un comercio de mulas regional: las acémilas eran criadas en Nicaragua y Honduras, y luego llevadas por tierra a Costa Rica, donde descansaban y engordaban antes de continuar hasta el istmo de Panamá. Allí, estas cumplían un papel muy importante en el tráfico de bienes a través del Istmo, vía de comunicación fundamental para el comercio de las flotas de galeones que hasta 1740 venían regularmente de España a Portobelo.
1.1.1. El cacao: primer producto dirigido al mercado externo
Sin embargo, durante el periodo colonial y hasta la primera mitad del siglo XVIII, fue el cacao el producto que más contribuyó al desarrollo del comercio, pues permitió suplementar el corto abastecimiento de alimentos con la importación de productos de origen europeo, americano e incluso asiático. Hasta la segunda mitad del siglo XVIII, las exportaciones de cacao y el pago de salarios a los funcionarios y militares españoles fueron las principales fuentes de entrada de moneda de plata al país.
Dos factores, sin embargo, perjudicaron el comercio de cacao. El primero fue el surgimiento de los misquitos en la costa del Caribe, aliados de los ingleses establecidos en Jamaica y Belice, quienes los convirtieron en peligrosos enemigos de los españoles, en particular de las haciendas de cacao del Valle de Matina, que eran de las pocas actividades económicas coloniales que se desarrollaban en la costa entre Panamá y Trujillo en Honduras. En segundo lugar, una creciente producción de cacao en la costa del Lago de Nicaragua, en las cercanías de Rivas, de una calidad similar a la de Matina, lo cual bajó los precios del cacao de forma tal, que debido a los altos costos de transporte desde Matina a Cartago y de allí a Nicaragua, el negocio del cacao en Matina fue haciéndose cada vez menos atractivo. El estancamiento del cacao se reflejó en que las áreas sembradas se redujeron en la segunda mitad del siglo XVI...