CHAMP
eBook - ePub

CHAMP

Competences and Human Approach Management Program

  1. 152 páginas
  2. Spanish
  3. ePUB (apto para móviles)
  4. Disponible en iOS y Android
eBook - ePub

CHAMP

Competences and Human Approach Management Program

Descripción del libro

Enmarcado en el entorno tecnológico y cambiante actual, este libro de management, novelado, muy entretenido y de muy fácil lectura, descubre a través de su protagonista las claves que diferencian a los verdaderos líderes del resto de profesionales, por su dominio de habilidades como la comunicación, el liderazgo, el trabajo en equipo y la gestión del tiempo y la energía.Álvaro accede al conocimiento de estas habilidades clave, mal llamadas "blandas", gracias a su participación en el programa CHAMP (Competences and Human Approach Management Program), y estas le proporcionarán recursos inesperados para abordar las dificultades de su propia situación personal.Sin pretender ser un libro científico, Diego Cuéllar ha utilizado más de 30 libros de referencia, formaciones y notas técnicas, todos ellos enumerados al final del libro, que han sido parte de su formación particular en casi 30 años de experiencia en el mundo de la empresa.

Preguntas frecuentes

Sí, puedes cancelar tu suscripción en cualquier momento desde la pestaña Suscripción en los ajustes de tu cuenta en el sitio web de Perlego. La suscripción seguirá activa hasta que finalice el periodo de facturación actual. Descubre cómo cancelar tu suscripción.
Por el momento, todos los libros ePub adaptables a dispositivos móviles se pueden descargar a través de la aplicación. La mayor parte de nuestros PDF también se puede descargar y ya estamos trabajando para que el resto también sea descargable. Obtén más información aquí.
Perlego ofrece dos planes: Esencial y Avanzado
  • Esencial es ideal para estudiantes y profesionales que disfrutan explorando una amplia variedad de materias. Accede a la Biblioteca Esencial con más de 800.000 títulos de confianza y best-sellers en negocios, crecimiento personal y humanidades. Incluye lectura ilimitada y voz estándar de lectura en voz alta.
  • Avanzado: Perfecto para estudiantes avanzados e investigadores que necesitan acceso completo e ilimitado. Desbloquea más de 1,4 millones de libros en cientos de materias, incluidos títulos académicos y especializados. El plan Avanzado también incluye funciones avanzadas como Premium Read Aloud y Research Assistant.
Ambos planes están disponibles con ciclos de facturación mensual, cada cuatro meses o anual.
Somos un servicio de suscripción de libros de texto en línea que te permite acceder a toda una biblioteca en línea por menos de lo que cuesta un libro al mes. Con más de un millón de libros sobre más de 1000 categorías, ¡tenemos todo lo que necesitas! Obtén más información aquí.
Busca el símbolo de lectura en voz alta en tu próximo libro para ver si puedes escucharlo. La herramienta de lectura en voz alta lee el texto en voz alta por ti, resaltando el texto a medida que se lee. Puedes pausarla, acelerarla y ralentizarla. Obtén más información aquí.
¡Sí! Puedes usar la app de Perlego tanto en dispositivos iOS como Android para leer en cualquier momento, en cualquier lugar, incluso sin conexión. Perfecto para desplazamientos o cuando estás en movimiento.
Ten en cuenta que no podemos dar soporte a dispositivos con iOS 13 o Android 7 o versiones anteriores. Aprende más sobre el uso de la app.
Sí, puedes acceder a CHAMP de Diego Cuéllar en formato PDF o ePUB, así como a otros libros populares de Negocios y empresa y Gestión. Tenemos más de un millón de libros disponibles en nuestro catálogo para que explores.

Información

Editorial
Kolima Books
Año
2020
ISBN de la versión impresa
9788418263026
ISBN del libro electrónico
9788418263101
Edición
1
Categoría
Gestión
1. Reencuentro
Largo es el camino de la enseñanza por medio de teorías; breve y eficaz por medio de ejemplos.
Séneca
–Buenos días, Javier. ¡Cómo me alegró recibir tu llamada la semana pasada! ¿Qué tal estás, viejo amigo?
Miguel y Javier se reunieron en una céntrica cervecería de Madrid. Javier se había adelantado. Llevaba un rato leyendo las noticias en su tableta cuando Miguel cruzó la puerta de cristal. Una corriente de aire frío se coló tras él. Al verle, Javier se incorporó y se fundió en un entrañable abrazo con su compañero y amigo.
–¡Hola Miguel! ¿Cuánto tiempo hace? ¿Quince años quizás? –dijo apartándose un poco para poder examinarlo mejor–. ¡Qué bien te mantienes; no has cambiado nada en todo este tiempo!
Miguel cuidaba su forma física, hacía ejercicio con regularidad y dedicaba un corto pero valioso tiempo diario a sí mismo.
–¡Seguro que no! –respondió jocoso mientras se quitaba la ropa de abrigo–. Yo a ti, en cambio, te veo con menos pelo y un poco más pesado, ¡pero aún te reconozco! –Rieron.
Javier lucía más descuidado; ni tras la calidad de su traje Hugo Boss y su corbata de seda acertaba a disimularlo. Se apreciaba la presión a la que había estado sometido, a pesar de que tres meses antes había cerrado un jugoso acuerdo económico de salida de su empresa, lo que le proporcionaba la seguridad y la tranquilidad necesarias para afrontar con holgadas garantías su futuro y el de su familia.
Se conocieron en tiempos de estudiantes, siendo compañeros de clase en el MBA que cursaron en una prestigiosa escuela de negocios de Madrid. Compartieron grandes momentos entre libros, cervezas y alguna que otra inconfesable juerga juvenil. Dos años de duro trabajo que forjaron una sólida amistad, de las de antes. Posteriormente, recién licenciados, firmaron a la vez su primer contrato de trabajo en la misma empresa. Entraron con el mismo pie en el mundo profesional, en una de las grandes escuelas del marketing, que solían presentarse en las más prestigiosas universidades y escuelas de postgrado para reclutar talentos de primer nivel y hacer de ellos directivos competentes dispuestos a desplazarse a cualquier parte del planeta. A comienzos de los años noventa, en plena crisis del petróleo, encontrar una posición con proyección en una empresa multinacional de calado era un lujo que no estaba al alcance de cualquiera. Una oportunidad irrechazable.
Durante cuatro años se formaron en el mundo del marketing y el product management y contaron con los mejores profesionales como mentores. Eran como esponjas; absorbían el conocimiento de la realidad profesional de forma acelerada de la misma forma que la esponja se llena de agua. Trabajaban hasta el agotamiento, con ahínco y determinación, con las tozudas ganas a las que suelen acompañar la juventud y el deseo de aprender.
Su mayor éxito se produjo con el lanzamiento de un producto de cuidado personal en una de las categorías más competitivas del mercado. En tan solo doce meses desde que las primeras unidades se colocaran en las estanterías, el go to market1, como solían decir, se colocó como líder absoluto de su categoría. Un caso de éxito sin precedentes que les mereció un premio a la excelencia y el reconocimiento de la central norteamericana por haber conseguido los objetivos propuestos en un tiempo récord con los mejores resultados de Europa.
–¿Recuerdas aquello? –comentó Javier–. La verdad es que ni nosotros mismos podíamos imaginar que aquel lanzamiento pudiese alcanzar tal repercusión. Estaba perfectamente diseñado: la investigación del mercado, los estudios del consumidor, la formulación, el packaging… Toda la estrategia de marketing fue perfecta –se quedó colgado de sus recuerdos por unos instantes y continuó–. Formábamos un buen equipo, con un ambiente de trabajo magnífico. Aquellas compañías contaban con los recursos para hacer las cosas bien, y sobre todo cuidaban a su gente, o al menos yo siempre lo sentí así.
–Poníamos toda la carne en el asador. Trabajábamos a destajo, quemábamos todas las horas disponibles del día –dijo Miguel–. ¿Acaso has olvidado el día de tu boda? ¡Un poco más y te tengo que llevar al altar a punta de pistola! Aquel sábado nos acercamos a la oficina a imprimir una presentación que debíamos entregar a la dirección el lunes a primera hora. Te advertí que estabas loco, que no era un buen día para estar allí, pero te empeñaste en dejar el trabajo terminado. El plotter –Dios mío, qué antiguo suena eso– se bloqueó, y lo que no debía llevar más de treinta minutos se tragó casi cuatro horas. ¡Te casabas a las cinco de la tarde y no eras capaz de apagar el ordenador! Yolanda rugía de desesperación: «¡Dile que si no aparece por aquí inmediatamente a ponerse el traje, que vaya pensando en quedarse con su madre!».
–Lo recuerdo muy bien –dijo Javier sin parar de reír–; me aterraba coger el teléfono. Luego pasé la noche de bodas pidiendo disculpas. Menudo carácter tiene Yolanda, ¡nunca estuve tan al límite!
–¿Te acuerdas de la última convención en Santo Domingo? –preguntó Miguel con la inercia de la conversación–. A la tres de la madrugada, cuando me disponía a ir a la habitación, me chistaron dos jefes regionales que permanecían ocultos al abrigo de la penumbra, sentados en un velador frente a la puerta de la discoteca. «Acércate, Miguel, que te vas a reír un rato» me invitaron, dando unas palmaditas en el asiento de una silla vacía que esperaba un espectador. Me quedé con ellos. A los cinco minutos salió por la puerta de la discoteca el director de Ventas en dirección a su habitación. «Ha salido Nicolás. En tres minutos sale Alexandra». Tres minutos exactos después, asomó por la puerta Alexandra, que tomó la misma dirección que Nicolás. «¡Va detrás de él!» les dije con cara de asombro. «No te pongas nervioso, que esto no ha hecho más que empezar. Ahora sale Roberto… En breve aparece Olga». ¡Me quedé pasmado! «Joder, ¿en qué mundo vivo? –les dije– ¡no me entero de nada!». Escondidos los tres a la sombra de la luna, con la última copa en la mano, me descubrieron la misma rutina hasta con seis parejas distintas, algunos incluso casados y otros simplemente hasta arriba de copas dispuestos a triunfar en su particular secreto a voces.
Rieron con ganas las anécdotas de episodios vividos en un tiempo que ambos recordaban con devoción y agradecimiento: sus innumerables peleas con el equipo de Ventas, las fiestas hasta la madrugada después de los lanzamientos, las amistades peligrosas.
Transcurridos los primeros años, sus carreras se separaron, y con ellas sus vidas. Los reencuentros se volvieron esporádicos, la última vez quince años antes en la sala business del aeropuerto de Heathrow en Londres. Javier continuó su periplo multinacional, y ahora, con cincuenta y seis años recogía los frutos de una trayectoria brillante que le llevó a las posiciones más altas dentro de la empresa en la que pasó la mayor parte de su vida. Destinado en cuatro países distintos como director general y CEO, arrastró a su familia, que se adaptó sin queja aunque no sin sacrificio mientras él consumía la mayor parte de su tiempo en largas visitas de negocio a las filiales alrededor del mundo.
–Siento que me he perdido algo –confesó–. Profesionalmente he hecho todo lo que he deseado. Mi sueño se ha cumplido, pero descuidé a mi familia en el camino. Los he arrastrado por Europa y Asia; mi hijo ha tenido que estudiar en colegios de cuatro países diferentes con nuevos métodos escolares, nuevos idiomas, nuevos amigos. Nunca entendí el esfuerzo que suponía para ellos, la generosidad de su incondicional esfuerzo. Solo me importaba mi trabajo. Al principio fue fácil, ya sabes, la plasticidad de los pequeños; pero cuando Álvaro cumplió dieciséis años y nos desplazamos a Japón, todo cambió.
Miguel no quiso interrumpir la reflexión de Javier ni el silencio incómodo, el reproche visible en el gesto fruncido de su frente, la mirada perdida en la espuma de su cerveza que poco a poco perdía la blancura y la consistencia.
–Se cansó de ser un nómada –continuó–, se cansó de mí, de lo que yo representaba, y en cierto modo se plantó. Pasó los siguientes años encerrado en sí mismo mientras yo viajaba sin cesar, escondiéndome de él y de su rebeldía adolescente. No podía soportar llegar a casa y encontrarme con la inquisitiva mirada de mi propio hijo. Sentía su rencor, alimentado por una existencia hueca en aquel país tan extraño a la que no le encontraba sentido. Y yo, cansado de bregar con un día a día exasperante, lo último que no quería era enfrentarme al mismo ambiente hostil en mi propia casa. Cada vez mis viajes eran más largos. A veces desaparecía durante semanas y a mi vuelta el abismo se volvía más grande e impenetrable. Mi familia, lo más importante de mi vida, era lo único que no sabía manejar. De no haber sido por Yolanda quizás nos habríamos enterrado todos en ese agujero que no dejábamos de cavar.
–Has vuelto, Javier, y con todas tus necesidades básicas cubiertas para poder enfocarte en lo que realmente te preocupa. Puedes concentrarte en ellos, rehacer tu vida y recuperar a tu familia. –Miguel intentaba animarle.
–¡Cómo no! Es exactamente lo que voy a hacer –Javier fingió un nuevo talante–. Álvaro acaba de cumplir veinte años y en junio finaliza el tercer curso en la facultad de Informática. Es evidente que detesta seguir mis pasos, y no me extraña, teniendo en cuenta lo que ha sufrido, pero nos permite entrever su genialidad e iniciativa emprendedora en todo lo referente a ordenadores y nuevas tecnologías. Es posible que incluso esté demasiado implicado con las máquinas. Desde que llegamos apenas se relaciona con otras personas. Trato por todos los medios de buscar la mejor manera de ayudarle pero aún no he conseguido encontrar el canal de comunicación correcto con mi propio hijo.
»Pero bueno –dijo más calmado–, ya basta de hablar de mí. ¿Y tú qué tal, Miguel?
Miguel tomó un camino distinto. Continuó unos años más en el entorno multinacional formándose y aprendiendo, y a comienzos del siglo XXI, con la revolución de Internet, decidió explorar el incipiente y prometedor universo de las «puntocom» de la mano de una de las más importantes incubadoras de tecnología del momento. En aquella empresa, propiedad de un inversor español, se topó con una realidad hasta ese momento desconocida para él: el fundador ejercía de jefe y dueño a la vez, con un estilo duro y autocrático de chapa antigua que lo envolvía en una capa de intolerancia y grotesco descaro hacia sus trabajadores.
–Cuando abandoné el entorno multinacional, tan democrático y colaborativo, mi vida se convirtió en un infierno. La empresa tecnológica a la que me incorporé no acababa de despegar y se quemaban los fondos a una velocidad de vértigo. El propietario culpaba a diestro y siniestro de la falta de compromiso y responsabilidad a los empleados pero a la vez no delegaba ni dejaba tomar ni una sola decisión sin que él tuviese la últi...

Índice

  1. Introducción
  2. 1. Reencuentro
  3. 2. LA ENTREVISTA
  4. 3. champ. competences and human approach management program
  5. 4. COMUNICACIÓN INTERPERSONAL
  6. 5. El propósito social
  7. 6. Trabajo en equipo y liderazgo de equipos
  8. 7. eNTORNOS DE CONFIANZA
  9. 8. El tiempo perdido
  10. 9. Liderar para el bien común
  11. 10. Reuniones eficaces
  12. 11. Pasar de un punto a otro
  13. 12. Nunca es tarde
  14. 13. Gestionar el tiempo y la energía
  15. 14. Unas palabras finales
  16. 15. Avena
  17. 16. Recapitulación
  18. Bibliografía