Palabras Rellenas

Guía para aprender a leer poesía

Miguel Ángel Martinez López

• Editorial: Ediciones Trébedes
• Año: 2013
• ISBN:
  9788494098178
• Categoría: Literatura
• Categoría: Crítica literaria en la poesía

Un libro didáctico para acercar a los lectores a la poesía. No es un libro técnico ni un manual para el estudio de la literatura, es un libro para disfrutar de la lectura de la poesía, para talleres literarios, para lectores inquietos y para fomento de la lectura poética. Un libro de autoayuda para lectores de poesía.

1. La poesía no hay quien la entienda

Esta es la primera objeción grave que cualquier aprendiz a lector de poesía pone sobre la mesa. Y no le falta razón. Tenemos que comprender que el objeto principal de un buen poema no es el de ser entendido. Los poemas se disfrutan, como la alta cocina, el buen vino o la música sinfónica.

Por lo tanto, lo primero que debe hacer el lector es eliminar de su mente el objetivo de “entender” y, si viene con esa intención, cambiar su actitud.

Va a subirse a un vehículo que no conoce. No se preocupe de cómo funciona, conduce otro. Déjese llevar.

Recuerde los versos de Juan de la Cruz: “Para ir a donde no sabes // has de ir por donde no sabes”.

Va a degustar un plato delicioso que ha cocinado un maestro de los fogones, no se preocupe de cómo está hecho, deje que los sabores fluyan, cierre los ojos y saboree.

Imagino que ya habrá vuelto a abrir los ojos, si no sería imposible que leyera esto. Ciérrelos todas las veces que necesite, yo esperaré pacientemente. Mantenga esta actitud degustadora y lea lentamente, si es posible en voz alta, estos versos:

Sabor salado

Sabor a cielo salado

que el viento envuelve.

Se estiran sombras de dunas

y el sol se duerme.

Repita cada verso con los ojos cerrados, varias veces. Mejor en voz alta, como si se lo leyera a otro yo que escucha en usted. Deje el corazón libre, como una barca a la deriva. Busque entre sus recuerdos. ¿Qué le sugieren las palabras del poema? ¿Qué otras palabras le vienen a la mente y al corazón?

Algunas pistas:

• Sabor salado

• Cielo azul

• Azul salado

• Viento salado

• Piel desnuda que siente el viento

• Brisa fuerte

• Viento que da la vuelta

• Viento que arropa

• Sombras que crecen

• Atardecer

• Sombras en la arena

• Playa

• Ocaso

• Arroparse para dormir

• Sombras como dedos

• ….

Y mucho más que puede sugerirle su memoria: lugares, personas, sonidos... Intente dejar volar su sensibilidad sobre estas ideas al leer el poema. Esto es leer poesía. Renuncie a entenderlo. Degústelo.

Al leerlo en voz alta habrá observado la sonoridad de las consonantes: s..s..s.. // v..v..v // s..s..s..s // s..m..m. Están ahí para ser escuchadas, como la banda sonora del poema. Dejen que le acompañen en la lectura.

Cuando consiga sentir el viento salado en la piel y la brisa tibia del atardecer en una playa veraniega, entonces y sólo entonces habrá superado la primera prueba.

2. El tiqui-taca

No sé si le gustará el fútbol. En la Eurocopa de 2008, la selección española de fútbol, bajo la dirección de Luis Aragonés, hizo famoso un tipo de juego conocido como el tiqui-taca (término acuñado por el malogrado periodista Andrés Montes). Además de ganar ese campeonato, más adelante, bajo la batuta de Vicente del Bosque, manteniendo esa misma forma de juego, consiguió el Mundial de 2010 y la Eurocopa 2012. El núcleo de la selección, jugadores del Barcelona F.C. con Pep Guardiola como entrenador, han practicado un juego similar en su equipo consiguiendo no pocos títulos.

¿Qué era eso del tiqui-taca? El tiqui-taca consistía en apoderarse del balón y no cederlo al contrario. Exigía un excelente control por parte de los jugadores, precisión en el pase y en la recepción de balón, disciplina territorial en el campo, para tener siempre líneas de pase disponibles y una gran concentración durante el partido, para mantener un alto porcentaje de posesión de balón y agresividad en la presión para recuperarlo cuando lo tenía el contrario. Esta forma de juego desesperaba al rival, que se sentía correr todo el rato detrás del balón, obligándole a abrir involuntariamente sus líneas. Después de un ejercicio de paciencia, siempre aparecía una oportunidad de pase en vertical que dejaba al delantero con el balón frente al portero o en superioridad numérica para una pared ante la última línea defensiva. Ahí llegaba el gol.

Un poema tiqui-taca juega con la aten...