Un paso por la política
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Un paso por la política

  1. 420 páginas
  2. Spanish
  3. ePUB (apto para móviles)
  4. Disponible en iOS y Android
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Un paso por la política

Descripción del libro

La obra narra la historia de María, una mujer sencilla. Un ejemplo de lucha y superación. Fue víctima de la violencia de genero en tiempos de la Dictadura Franquista, tiempos difíciles para las mujeres.Con el objetivo de alcanzar un sueño: dar a conocer, públicamente, su trágica historia de malos tratos y al mismo tiempo, editar su libro autobiográfico Impotencia, dolor y fatiga. En este afán, María inició un recorrido que jamás habría imaginado. Un largo camino en el que ha podido contactar con personalidades de diversos ámbitos: cultura, deporte, tauromaquia, leyes, medios de comunicación, y en especial con personas muy relevantes del mundo de la política. Presidentes del Gobierno, de Comunidades Autónomas, de las Cámaras Legislativas, Alcaldes, entre otros, algunos de los cuales ha podido conocer personalmente. Una historia emocionante que María ha querido dar a conocer a los lectores y que no dejará indiferente a nadie.

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Información

Editorial
Tregolam
Año
2017
ISBN del libro electrónico
9788416882472
Capítulo 1
A raíz de escribir mi libro titulado Impotencia, dolor y fatiga sobre mi vida, una vida llena de dolor, lucha y superación, sufriendo malos tratos por el que fuera mi marido y criando a cinco hijos, pensé que esto no podía quedarse ahí parado, sin que nadie conociera este ejemplo de superación, sin denunciar este tipo de situaciones. Hoy en día, muchas mujeres siguen sufriéndolos, y algunas no tienen ni siquiera la oportunidad de contarlo, ya que su historia termina con un trágico desenlace.
Este es un libro redactado con mucho esfuerzo y a lo largo de muchos años. La idea de comenzar a escribir un libro se remonta a hace cuarenta años, un día pensé que con unos simples materiales, como son un cuaderno y un bolígrafo, podía expresar todos mis sentimientos, todas mis penas, mis sufrimientos y también alegrías, estas minoritariamente. Desde ese día, tenía la rutina de escribir en aquel cuaderno aunque solo fueran cinco minutos, para mí el tiempo era oro, pero siempre escribía. Se había convertido en una tarea cotidiana que me servía de terapia para poder afrontar la trágica situación en la que me encontraba.
Tuvieron que pasar cuarenta años para poder dar forma a ese maravilloso libro. En los años transcurridos había almacenado multitud de cuadernos estancados en el pasado que, impacientemente, esperaban ser despertados en el presente. Convertirlos en ese libro iba a llevar un largo período de tiempo, pero ese fin se había convertido en un gran sueño para mí.
Un día, le dije a mi nieta Cristina que debíamos ponernos manos a la obra y realizar el libro. La verdad es que el proceso de elaboración fue bastante dificultoso, había que pasar todos esos cuadernos al ordenador y nosotros contábamos con uno viejo que ni siquiera grababa CD. Pero aun así mi nieta comenzó a redactar poco a poco todos los cuadernos. Ese viejo ordenador nos trajo muchos problemas y, como consecuencia de ello, nos vimos obligadas a trasladarnos a la tienda de mi hija mayor Mª Ángeles para poder proseguir con nuestra tarea en el suyo.
Antes de todo eso, mi nieta había redactado a mano todo el libro, desde mi nacimiento hasta prácticamente la actualidad, en unas hojas que luego fueron recogidas en un archivador. Así que después, tan solo había que redactarlo en el ordenador, a la vez que que ilustrarlo para que los lectores, al mismo tiempo que iban leyendo y adentrándose en la historia, pudiesen visualizar esas situaciones. Su elaboración nos llevó mucho tiempo porque no disponíamos de la herramienta principal, el ordenador, y teníamos que hacerlo poco a poco en el de mi hija, y también, en alguna ocasión, en el de mi nieto Angelín.
Varios meses nos llevó la redacción e ilustración del libro, pero ello no quería decir que el libro ya estuviera perfectamente acabado. Una vez que teníamos el documento en el ordenador, hubo que leerlo y corregir errores ortográficos de los que una no se da cuenta hasta que lo lee detenidamente. Varias fueron las modificaciones que a lo largo del tiempo sufrió el libro. A mí, a pesar de tener solo la enseñanza básica, me gusta que todo esté bien redactado y que no haya ningún error.
Después, las modificaciones las sufrieron las fotografías, instantáneas que llevaban muchísimos años en distintos álbumes familiares. Retratos que reflejaban todos esos momentos de mi vida y de la de toda mi familia que yo había ido redactando. Simplemente con observar aquellas fotos ya se podía ir descubriendo aquella vida. No hacían falta las palabras, como se dice: «Una imagen vale más que mil palabras». En ese libro se mezclaban el pasado y el presente, los inicios y los avances de la técnica, la vida en otra época y la vida en la actualidad.
Una vez que todo esto estuvo en perfectas condiciones, había que buscar un título, pero no un título cualquiera, sino uno que reflejara bien todo lo que yo había pasado y por lo que había redactado este libro. Una designación que a primera vista impactara al público y los llevara a leerlo y sumergirse en esta bonita historia, trágica, pero bonita. Este tema me llevó varias noches sin dormir. Varias veladas estuve dándole vueltas a la cabeza hasta que una noche me levanté y apunté las primeras palabras que me vinieron al pensamiento.
La verdad es que vinieron varias a mi imaginación, pero escogí las que creí que eran más convenientes y que reflejaban mejor aquello que yo quería expresar. Se trataba de: «Impotencia, dolor y fatiga». No eran unas palabras escogidas al azar, sin ninguna justificación. Cada una de las tres tenía su correspondiente significado.
La primera de ellas, «Impotencia», significaba la sensación que yo había experimentado al no poder dialogar con el que fuera mi marido y que era mi verdugo, era algo imposible. «Dolor», esta palabra reflejaba muchas cosas, el dolor por los golpes que me propinaba mi maltratador; dolor al estar inválida tras el parto de los mellizos, hasta que me recuperé totalmente padecí terribles dolores; y dolor mental al ver que no podía hacer nada por salvar mi matrimonio. Y por último, «fatiga», de tanto trabajar sin poder, de criar a cinco hijos sola, de cuidar la casa, y todo ello aún convaleciente de la invalidez.
La verdad es que quedé muy conforme con ese título porque, además de reflejar aquello que yo quería, era muy bonito, original e impactante; todo lo que necesita un buen libro. Por entonces, ya tenía resuelta prácticamente la totalidad del libro, pero quedaba lo mejor, la portada. El complemento al título y, como es lógico, debía ser tan impactante como el título, una portada preciosa que atrajera al público nada más verlo. Como comúnmente se dice, la portada era al título como la soga al caldero.
La elección de la portada también me llevó varias jornadas, era una elección difícil puesto que tenía muchas fotografías candidatas a ser la anfitriona de este libro. Pero, sin duda, había una sola que era la idónea, la única que debía ocupar ese prestigioso lugar. Se trataba de una fotografía preciosa, de las primeras que se hicieron en color. Me acuerdo perfectamente de que ese mismo día mi hermano Tino también se hizo una. Era una imagen en la que yo tendría unos treinta y tantos años, y que decidí que iba a plasmar el libro donde contaba toda una vida.
Por último, quedaba la contraportada, que no por estar escondida era menos importante que su compañera. Su función era reflejar en unas líneas en qué consistía el libro, tarea que no fue muy difícil, tan solo tenía que expresar los sentimientos del pasado. Y también vi conveniente que tuviera una ilustración para que no quedaran solitarias unas simples líneas, y por ello, decidí elegir una bonita instantánea, también mía, pero actual. En ella reflejaba el paso del tiempo que, a pesar de los trágicos momentos vividos, la imagen reflejaba la ilusión y la fortaleza que siempre me ha caracterizado.
Finalizados estos pasos, mi libro ya estaba totalmente concluido, entonces sí que estaba listo para mostrarlo al público, para darlo a conocer. Pero ese no era un camino fácil, además, primero debía demostrar mi autoría, proteger mis derechos como escritora, ya que después de haber logrado ese libro tras un proceso tan laborioso, me había convertido en una verdadera escritora. Así que me apresuré al lugar donde mi libro quedaría registrado, y donde tendrían en cuenta mis derechos: al Registro de la Propiedad Intelectual de Valladolid. Allí una señorita muy amable me informó del procedimiento que había que seguir.
El proceso consistía en llevar impreso un ejemplar de mi libro para enviarlo al Registro Central de Madrid, donde quedaría archivado para siempre, rellenar unos documentos donde detallara las características del libro: tipo de obra, autor, páginas, título, etc., y, por último, pagar doce euros. Con toda esta información, ya podía comenzar el reconocimiento de mi libro. Es la misma situación que cuando nace un niño, el nacimiento del niño no es reconocido por la sociedad hasta que este no es inscrito en el Registro Civil.
Además, hablando con aquella señorita del Registro, me comentó que había estado trabajando en las oficinas de la empresa Saba-Pegaso donde yo había estado limpiando. La verdad es que fue una casualidad. Indicó que después le había convenido trasladarse a esa oficina de la Junta de Castilla y León, donde se encontraba muy a gusto.
Con las instrucciones que me había dado, me apresuré a hacer efectiva la impresión en papel del libro. Lo imprimió un señor que conocía a mi nieta, era un profesor del instituto al que ella acudía. La verdad es que fue muy amable y siempre le estaré agradecida por la labor que hizo. Contribuyó con su granito de arena a algo que era muy importante para mí, y también imprimió un cuento que había escrito mi nieta. El cuento se llamaba Dientitos, un conejo muy listo, contaba la historia de un conejo y su familia, era un cuento precioso con unas fotografías muy bonitas.
Después, en una librería mandé encuadernar tanto el libro como el cuento de mi nieta, ya estaban listos para ser registrados. Tan solo nos quedaba rellenar la hoja con las características del libro y nuestros datos personales. Seguidamente, acudí de nuevo al Registro de la Propiedad Intelectual donde hice entrega del libro, el cuento y los correspondientes documentos. La operación concluyó con el pago de veinticuatro euros, doce por mi libro y doce por el cuento. Era el precio estándar que tenían para todo tipo de obras literarias.
A partir de entonces, el libro comenzó su viaje hacia el Registro Central de la Propiedad Intelectual de Madrid, donde se encontró con multitud de libros de diversas características, de diferentes estilos, tamaños, colores, etc. Entre ellos había gran competencia, unos querían ser los mejores, los más vendidos. Pero el libro Impotencia, dolor y fatiga se adaptó rápidamente a ese lugar. Quedó internado en aquel sitio oscuro, esperando salir a la luz del día, en algún momento no muy lejano. Allí comenzó un largo camino que nunca habría imaginado, nunca se me habrían pasado por la mente los acontecimientos que se fueron sucediendo a lo largo del tiempo.
Desde ese momento, me puse a pensar cómo podría empezar con la búsqueda de un editor para mi libro. Como todo artista, tenía que moverme para conseguir mi meta, una meta que no sabía si iba a lograr, pero estaba segura de que si me quedaba de brazos cruzados nunca iba a alcanzar nada. Como dice el refrán: «El que algo quiere, algo le cuesta». Como todo en la vida, requiere esfuerzo, lucha, y sobre todo mucha ilusión. Esta es una gran compañera, te hace seguir con tu proyecto a pesar de las decepciones y fracasos, a pesar de los múltiples obstáculos que te encuentras en el camino.
Capítulo 2
Un caluroso día del mes de junio de dos mil siete, se me ocurrió la idea de escribir al Jefe del Estado español, a Su Majestad el Rey Don Juan Carlos Primero de Borbón. Decidí escribir una bonita carta de mi puño y letra donde expresaba al monarca cómo había acontecido mi vida, mi sufrimiento y mi lucha para sacar adelante a cinco criaturas. Pensé que, acudiendo a la máxima instancia de poder del país, podría conseguir mi objetivo más rápidamente. Así que, una vez que redacté la carta, la metí en un sobre junto con una copia de la portada y contraportada del libro, y me apresuré a la oficina de Correos más cercana. Allí rellené los datos, el remitente y el destinatario, y aboné la cantidad correspondiente.
Ese fue el primer movimiento de una larga trayectoria de búsqueda de alguna buena persona que tuviera interés por mi libro. Después, mi hijo Ángel Luis me recomendó que acudiera a algún medio de comunicación local para empezar a dar a conocer mi historia y mi obra a la población más cercana, a la de mi tierra. Por ello, me trasladé a Zamora, la bien cercada, la perla del Duero, mi tierra natal, tierra que me vio nacer, y que fue testigo de la mayor parte de mi trágica vida conyugal.
Zamora tiene fama de ser una tierra acogedora, con buena gente, y es verdad. El primer día que acudí a la capital zamorana, mi nieta y yo nos apresuramos hasta la Plaza Fernández Duro, en plena calle Santa Clara, la calle principal. Allí se encontraba la sede de la emisora de radio La Cope, nunca habíamos acudido allí, y tampoco conocíamos al director, ni a ningún trabajador. Había que probar suerte, nada teníamos que perder.
Inmediatamente, ascendimos por las escaleras hasta el segundo piso y, cuando estábamos delante de la puerta de la emisora, llamé al timbre. Tras unos segundos de espera, un señor alto y delgado abrió la puerta, se trataba del director de la radio, el cual indicó que se llamaba Carlos. Pareció algo sorprendido cuando le expliqué el motivo de mi visita, nunca le había sucedido algo parecido. Durante unos segundos, se quedó sin saber qué decir y, rápidamente, señaló que acudiéramos al día siguiente, a primera hora de la mañana, ya que era cuando emitía su programa radiofónico.
Al día siguiente, puntuales como un reloj, mi...

Índice

  1. PRÓLOGO
  2. Capítulo 1
  3. Capítulo 2
  4. Capítulo 3
  5. Capítulo 4
  6. Capítulo 5
  7. Capítulo 6
  8. Capítulo 7
  9. Capítulo 8
  10. Capítulo 9
  11. Capítulo 10
  12. Capítulo 11
  13. Capítulo 12
  14. Capítulo 13
  15. Capítulo 14
  16. Capítulo 15
  17. Capítulo 16
  18. Capítulo 17
  19. Capítulo 18
  20. Capítulo 19
  21. Capítulo 20
  22. Capítulo 21
  23. Capítulo 22
  24. Capítulo 23
  25. Capítulo 24
  26. Capítulo 25
  27. Capítulo 26
  28. Capítulo 27
  29. Capítulo 28
  30. Capítulo 29
  31. Capítulo 30
  32. Capítulo 31
  33. Capítulo 32
  34. Capítulo 33
  35. Capítulo 34
  36. Capítulo 35
  37. Capítulo 36.
  38. Capítulo 37
  39. Capítulo 38
  40. Capítulo 39
  41. Capítulo 40
  42. Capítulo 41
  43. Capítulo 42
  44. Capítulo 43
  45. Capítulo 44
  46. Capítulo 45
  47. Capítulo 46
  48. Nota