El diente

Mónica M. Morales, Antonia Meyer Torralbo

• Editorial: Tregolam
• Año: 2017
• ISBN del libro electrónico: 9788416882496
• Categoría: Pedagogía
• Categoría: Administración de la educación

Es la historia de un pequeño niño que en el patio de su colegio ha perdido su diente de leche. Al ver su llanto desconsolado, la vicerrectora toma una determinación llena de esperanza y amor. Es la historia de un pequeño niño que en el patio de su colegio ha perdido su diente de leche. Al ver su llanto desconsolado, la vicerrectora toma una determinación llena de esperanza y amor.

Prólogo

Leí en las redes sociales un certificado escrito y dirigido al señor Ratón Pérez, elaborado por una educadora, como una forma de solucionar un problema y llenar de esperanza a un pequeño niño muy apenado llamado Ignacio.

Esto sucedió en la ciudad de Rosario, Argentina.

Ignacio y Betty fueron la inspiración para escribir este cuento que, sin lugar a dudas, servirá para que los niños asuman la responsabilidad de cuidarse los dientes; por consiguiente, se transformará con el tiempo en un buen hábito.

Este cuento nos invita a las educadoras a no olvidar la esencia de nuestra bella profesión y a sumergirnos con ganas en el mundo infantil, a llegar a ellos con nuestra creatividad e imaginación, requisitos de sobra que todas las profesoras poseemos.

Ignacio se levantó temprano para ir al colegio. Lo primero que hizo esa mañana fue ir al baño a mirarse al espejo, ahí estaban sus dientes blancos, él los había cuidado cepillándose todos los días. Aún estaba ahí el diente flojo, muy pronto se caería y se vería como sus hermanos mayores.

—¡Una vieja sin dientes! —se burlaba su abuelita.

—Comerás muchos choclos —recomendó su abuelo en forma pícara.

En el momento de cepillarse los dientes después de tomar su leche y comer unas sabrosas y fragantes galletas de Quaker, horneadas por su mamá el día anterior, notó su diente más suelto. Se había sentido incómodo en el instante de darle la mordida a la galleta. El diente travieso se le fue hacia atrás y ahí se quedó, flojo, pero Ignacio no quiso preocupar a su madre, bastante trabajo tenía con él y sus cuatro hermanos.

—Lleven sus frutas y jugos —pidió su madre con voz nerviosa.

El reloj avanzaba presuroso en las mañanas, semejante a una maratón de corredores y a ella no le gustaba que los niños llegaran atrasados.

Una vez en el colegio, en la clase de lenguaje, Ignacio miraba muy concentrado a través de la ventana los columpios que se encontraban en el patio, en ese instante la maestra lo sobresaltó con su pregunta:

—¿En qué piensas Ignacio? ¿Puedes contarnos?

—En nada, profesora —respondió avergonzado.

La maestra insistió.

—Si algo te preocupa, campártelo, te escucharemos muy atentos, ¿verdad, niños?

—¡Sí! —gritaron.

—Es largo de contar.

—¿De qué se trata?

—Del señor Ratón Pérez.

Todos los chiquillos rieron a mandíbula batiente al

escuchar el nombre de tan famoso personaje.

—¿Desean escuchar a Ignacio? —preguntó la profesora.

—¡Síííííííííí!

—Sin hablar, por favor. Se escucha por los oídos, guarden silencio —advirtió seria.

—¡Tengo un diente de leche suelto! —exclamó, exhalando un suspiro.

—¡Yo también! ¡Y yo! —interrumpieron los niños según era su costumbre.

—Escuchemos por los oídos —recomendó nuevamente la maestra.

Ignacio, serio y muy concentrado, comenzó a relatar su historia.

—Mi abuelita me ha contado sobre la existencia de una tradición de los países de habla hispana y ella relata que es el señor Ratón Pérez el responsable de venir a buscar los dientes de leche que dejamos debajo de la almohada. Él toma los dientes y a cambio deja un premio a los niños, por cuidarlos y tenerlos blancos.

—¿Sabes por qué los viene a buscar?

—Sí, mi abuelita me explicó lo siguiente: el señor Ratón Pérez es el dentista de los ratones. Él atendía a jóvenes ratones, pero con el tiempo comenzaron a llegar ratones ancianos sin d...

Índice

• Prólogo