El hombre de negro
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El hombre de negro

  1. 304 páginas
  2. Spanish
  3. ePUB (apto para móviles)
  4. Disponible en iOS y Android
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Descripción del libro

Tras su aventura en El último de Cuba, Rafael Sánchez, el protagonista de esta novela, efectúa su ‹‹segunda salida››, por decirlo al modo cervantino, desde el corazón de Europa (la Ginebra de 1957) en un periplo que lo llevará a Roma, Madrid, Santander, Nueva York, la selva colombiana y Brasil.Con destellos de alta literatura (y alta cocina y altos poderes del Estado y de las finanzas internacionales), las tramas con trasfondo de espionaje que se suceden en la novela, son una máscara más para hablar del tema central del libro: el Mal, con mayúscula, y su carácter total, totalista y totalitario. El mal como ‹‹presencia real›› e incómoda, en un mundo que no quiere reconocerlo porque eso podría suponer el final de su precario equilibrio.Una galería de enormes personajes secundarios (muchos de ellos fácilmente reconocibles) y un villano al viejo estilo, Max Headpain, nos sitúan ante un espejo turbador, ¿de qué lado está Rafael, de qué lado el lector?

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Información

Año
2017
ISBN del libro electrónico
9788494666735
Edición
1
Categoría
Literatura
Capítulo V: Par. El horror.
[Calculo que el asunto Horro se aclarará cuando yo tenga unos ochenta años, al publicarse los papeles clasificados del MI5, MI6 o como se llame entonces, tras cumplirse setenta y cinco desde la campaña 39/40, aquella de la Phoney War desde el reparto de Polonia (casi una costumbre) entre Alemania y Rusia hasta la ocupación de Holanda. Horro era el nombre en clave del attaché naval en la Embajada Británica de Madrid, y esa elección suponía la presencia de alguien con un magnífico manejo de ambos idiomas, ya que implicaba tanto lo «horro» de fondos que andaba el asunto como el nombre real del Embajador sir Samuel Hoare].
Recuerdo que Rafael estaba curiosamente más nervioso por una carta que recibió por aquel entonces (yo la vi) procedente de la Editorial Clandestino y firmada por su Director Editorial, Agustí (sic) Pín y Pón. El cincuentenario del Obispo aquel de Cuba se echaba encima y el texto aún estaba sin fijar; recuerdo que algunos de los detalles que más irritaban a Rafael eran cosas como la numeración de las páginas (que quería en el extremo izquierdo para las pares y en el derecho para las impares), la longitud del guión de diálogo frente al de división silábica, la presencia del índice antes y no después del texto, la inclusión de la cita VERBUM CARO FACTUM EST(que requería nihil obstat del Vicariato general de la Diócesis de Barcelona)… Pero las hostilidades se centraban sobre todo en detalles materiales; el autor quería la presencia de tres mapas y dos tablas en el texto (plano de La Habana en 1895, batalla de Alcolea y distribución de habitaciones de servicio en el Palacio Real de Madrid ca. 1907, además de tasa de nacimientos extramatrimoniales y bautizos monoparentales en la segunda mitad del s. xix en Santiago de Cuba); el Editor opinaba [lamento decir que con razón] que tal exuberancia encarecería innecesariamente el volumen y sugería entre líneas que una «razonable ayuda autorial» podría resolver la diferencia de pareceres.
—¡Pagar para publicar!, tronaba Rafael, y eso que se trata de un encargo, ni que fuera poesía. Pero con cierta resignación dobló la carta, la guardó en su cartera y retomó las diligencias del asesinato de Aúllan.
¡Atención!, un buen amigo me advierte de que estoy haciendo «prosa ciega», no estimulo de forma suficiente los sentidos del lector; parece que faltan olores, sabores, texturas, sonidos… faltan nombres colectivos de plantas, animales, cosas; faltan resonancias sinestésicas y auras coloreadas cual aurora boreal. Intentaremos corregir todo eso, para un amigo que nos lee hay que satisfacer sus expectativas.
No puedo describir a Rafael a punto de cumplir cuarenta y un años. Era un hombre sin atributos físicos especiales (esto es siempre una ventaja según los manuales de reclutamiento de los Servicios Secretos, como el Versicherungen über S-Men recrutering aufbau) pues no dejarán ulterior recuerdo en el observador casual. En el caso que nos ocupa se había recurrido además a los buenos oficios del especialista C. S. Amaranto, mago del maquillaje y experto en caracterizaciones; así, Rafael podía un día ser un hombre gris en la multitud ginebrina, otro un obrero del metal hosco y enragé, un tercero ama de cría gallega y los fines de semana un burgués de periódico y zapatillas… Sí, también podía disimular su cojera a voluntad. Por cierto ¿alguien ha descubierto la fecha de cumpleaños de Rafael?
Aquel 10 de marzo tocaba ser un joven poeta izquierdista, tocado con un chambergo manchego, chalina al cuello (volvía a hacer frío), pantalones de fondillos desgastados y botas como de Charlot después de la quimera del oro… ¡Charlot, sí, o Buster Keaton o Harold Lloyd! Podían ser los modelos para la expresión de Rafael, tan pronto hombre de mil caras como sin rasgos, un Lon Chaney Jr., o Boris Karloff más que Douglas Fairbanks (también jr.). Con su pasaporte a nombre de García Grande y un cartapacio presuntamente atiborrado de sus inéditos esfuerzos poéticos, se dirigía al encuentro de un auténtico poeta, el murciano Luis Ángel Bastante.
No tengo, en cambio, dificultad para caracterizar a Bastante, pues era asaz reconocible: enteco, hosco, casposo, de guedejas mal cortadas y aliento halitoso, ahusado, ososo, soso, concentrado en su presunta voz interior, cortante, rígido, protestante, desprovisto por entero de sentido del humor, apocalíptico, iluminado, oscuro, hermético, emético, crujiente, demacrado, rugoso, políglota, felizmente casado, misógino, enamorado, parcialmente endeudado, avaro, desinteresado, magnánimo, solitario gregario, logorreico silencioso, macrobiótico, desdentado, iluso, federalista, criselefantino, huertano malgre luí, ceniciento, versificador, políglota, inverecundo, pudoroso, espermicida, esmerilado, crítico-pánico, escénico-inmoral, ilusionista, funcionario, veleidoso, mistagogo, demiurgo, prismático, histriónico, minero-medicinal, bicarbonatado sódico, peripatético, estólido, estático, extrapiramidal, políglota… ¡mooc, mooc! Palabra repetida significa fin del párrafo.
Rafael (como García Grande) se dirigió al Edificio Victoria, rue des Petits manteaux blancs, sede de la Fundación Champourcy que el homónimo barón suizo-magiar había establecido en su farragoso testamento (imposible de encontrar en el Register Office) a beneficio de aquellos dedicados a la introducción del neologismo en la cultura europea. Enemigo acérrimo de su colega de Coubertin, nuestro barón había llegado tras la Gran Guerra a la conclusión, posiblemente no descabellada, de que la introducción de neologismos comunes en las principales lenguas era un mecanismo hacia la paz mundial. Ajeno a las utopías esperantistas —y esperanzadas— de un Zamenhoff o a las maniobras sanguinarias de un Zaharoff, dispuso un fondo pingüe para el reclutamiento de filólogos, políglotas y poetas que propondrían, pulirían e introducirían (aquí resuena el viejo motto «limpia, fija y da esplendor») adecuados neologismos «conducentes»… sí, esto es un neologismo, al hallazgo de un idioma común entre las elites políticas europeas.
El amigo Bastante trabajaba (bastante poco) en este organismo ININE (Instituto Introducción del Neologismo, no confundir con el INANE) desde el año anterior cuando su primer libro de poemas consiguiera el Premio Antinoo y un cierto reconocimiento.
Precedido de una especie de botones truchimán que voceaba Mr. Bastant!, encontró al poeta frente a un neologismo tridimensional: la máquina del café (au lait), pugnando por introducir medio franco suizo y exclamando venablos que bien pudieran ser bidimensionales.
Le entregó el poema que había preparado a modo de carta de presentación:
«Para jugar al bádminton en verano»
Para jugar al bádminton en verano
hace falta tener raqueta en mano
y convencer para que juegue a tu hermano
de que juegue al bádminton en verano.
Disco rojo, frena, para, cuidado
viene un camión por el otro lado
la aleta derecha se ha llevado
y la puerta de atrás ha abollado.
Si tienes que dar clase de vectores
será bueno hablar con otros profesores
y delante del director no ponerte flores
por si algún día vienen los inspectores.
Para conseguir un trabajo en condiciones
no hace falta preparar oposiciones
pero habrá que entrar en negociaciones
si quieres que te igualen las remuneraciones.
Porque tener la casa limpia es un problema
cuando en el horno el asado se requema
y al cascar un huevo se te cae la yema
así que en la cocina la suciedad es extrema.
Vestir a la moda es cada día más caro
y con los modelitos pareces un bicho raro
así que hay que pedirle a mamá con descaro
que nos cosa una chaqueta verde claro.
De nuevo en casa esperando a mi marido
ya son las diez y cuarto y no ha venido
pasa otra media hora y me decido
a meter al microondas las sobras del cocido.
Del libro «Donde dije digo»[5]
La abundancia de neologismos encantó a Bastante.
Los poemas dedicados al Presidente Cárdenas [me dijo Rafael, dice Alberto], las conexiones con los exiliados tras los sucesos del 56 y sobre todo el acto promovido en el cementerio de la Alta Saboya en homenaje a los resistentes caídos contra los nazis en Morette-Gliéres (1944), eran los cargos principales contra Bastante, y eran bastante graves para un régimen obsesionado con la reputación exterior, temeroso tal vez por desconocimiento del peso real de la oposición «intelectual» y enormemente sensible a la conjunción maqui-fronteras-nazismo. Pero ahora el caso de Aúllan tenía prioridad. Yago Ramón había dejado claro que el finado trabajaba en dos artículos exegéticos sobre el poeta: uno sobre su poesía hermético-popular para la revista Trois Demimonds y otro sobre paralelismos entre la lírica bastantiana y la plástica del grupo de Los 7, Asaúra, Sémper, Chillón, Tapia, Vicente Rojo (no su antiguo amigo, gracias a Dios…). Bastante parecía sinceramente apenado y conduciendo a Grande (como él lo llamaba) entre un laberinto de cabinas anecoicas ocupadas por lo que parecían ser enloquecidas traductoras si...

Índice

  1. Introducción
  2. Capítulo I: Par.
  3. Capítulo II: Pasa.
  4. Capítulo III: Negro.
  5. Capítulo IV: Pasa. Cuaresma.
  6. Capítulo V: Par. El horror.
  7. Capítulo VI: Negro. El arte.
  8. Capítulo VII: Par. Fútbol.
  9. Capítulo VIII: Pasa. Mondieu.
  10. Capítulo IX: Negro. Ciencia.
  11. Capítulo X: Pasa. Medallas de oro.
  12. Capítulo XI: Par. Una noche en la Ópera.
  13. Capítulo XII: Negro. Calidad Total.
  14. Capítulo XIII: Par. A veces llegan cartas.
  15. Capítulo XIV: Pasa. El segundo cadáver.
  16. Capítulo XV: Negro. Estudios Nucleares.
  17. Capítulo XVI: Impar. Si la bolsa sona.
  18. Capítulo XVII: Par. Las fuerzas en presencia.
  19. Capítulo XVIII: Negro. ¡Atrapen al palomo!
  20. Capítulo XIX: Par. Traqueteando.
  21. Capítulo XX: Pasa. Una noche en la Ópera. (versión de concierto)
  22. Capítulo XXI: Negro. Holograma.
  23. Capítulo XXII. Pasa. Campanas de boda ¿por quién doblan?
  24. Capítulo XXIII. Par: El doctor es un amigo de la familia.
  25. Capítulo XXIV: Negro. On the way to Rio.
  26. Capítulo XXV. Par. New York, New York.
  27. Capítulo XXVI: Pasa. Verano apalache.
  28. Capítulo XXVIII: Pasa. Santa Bárbara.
  29. Capítulo XXVII: Negro. Para que conste.
  30. Capítulo XXIX: Par. Un país tropical.
  31. Capítulo XXX: Negro sobre blanco. los editores.
  32. Capítulo XXXI. De profundis.
  33. Capítulo XXXII. Transparente.