La responsabilidad profesional del veterinario
eBook - ePub

La responsabilidad profesional del veterinario

Ámbitos penal y civil

Juan José Jimenez, Alfredo Álvarez

Compartir libro
  1. 200 páginas
  2. Spanish
  3. ePUB (apto para móviles)
  4. Disponible en iOS y Android
eBook - ePub

La responsabilidad profesional del veterinario

Ámbitos penal y civil

Juan José Jimenez, Alfredo Álvarez

Detalles del libro
Vista previa del libro
Índice
Citas

Información del libro

El siglo XXI se caracteriza por los profundos cambios, muchos de ellos tecnológicos y también sociales, cambios que traen consigo nuevas necesidadesen los modelos profesionales, y que exigen nuevas respuestas por parte de todos. La profesión veterinaria, no ha sido ajena a estos cambios. Se puedeafirmar que ha sido una de las disciplinas con necesidad de adaptación al entorno. La primera, y más importante consecuencia, se ha producido en elnivel de exigencia en las actuaciones profesionales de los veterinarios. La sociedad moderna trae consigo una mayor consideración hacia losanimales, a ello se han unido el concepto de tutela y responsabilidad que la especie humana se ha autoimpuesto. Ello ha generado un importante debatea distintos niveles (ético, moral, social, económico y científico) que ha dado lugar a novedosas áreas de análisis. En la actualidad la demanda de diligenciay eficiencia de este sector profesional ha adquirido niveles que no se habían conocido con anterioridad. Ello ha impulsado positivamente su desarrollo, observándose cambios en la formación científica y ética del veterinario.Pues bien, este libro se ocupa de poner al alcance del veterinario todas las herramientas para cumplir con lanormativa ético legal, así como, ayuda técnica, para poder resolver situaciones reclamatorias que se pueden presentar en el ejercicio cotidianode la profesión veterinaria.

Preguntas frecuentes

¿Cómo cancelo mi suscripción?
Simplemente, dirígete a la sección ajustes de la cuenta y haz clic en «Cancelar suscripción». Así de sencillo. Después de cancelar tu suscripción, esta permanecerá activa el tiempo restante que hayas pagado. Obtén más información aquí.
¿Cómo descargo los libros?
Por el momento, todos nuestros libros ePub adaptables a dispositivos móviles se pueden descargar a través de la aplicación. La mayor parte de nuestros PDF también se puede descargar y ya estamos trabajando para que el resto también sea descargable. Obtén más información aquí.
¿En qué se diferencian los planes de precios?
Ambos planes te permiten acceder por completo a la biblioteca y a todas las funciones de Perlego. Las únicas diferencias son el precio y el período de suscripción: con el plan anual ahorrarás en torno a un 30 % en comparación con 12 meses de un plan mensual.
¿Qué es Perlego?
Somos un servicio de suscripción de libros de texto en línea que te permite acceder a toda una biblioteca en línea por menos de lo que cuesta un libro al mes. Con más de un millón de libros sobre más de 1000 categorías, ¡tenemos todo lo que necesitas! Obtén más información aquí.
¿Perlego ofrece la función de texto a voz?
Busca el símbolo de lectura en voz alta en tu próximo libro para ver si puedes escucharlo. La herramienta de lectura en voz alta lee el texto en voz alta por ti, resaltando el texto a medida que se lee. Puedes pausarla, acelerarla y ralentizarla. Obtén más información aquí.
¿Es La responsabilidad profesional del veterinario un PDF/ePUB en línea?
Sí, puedes acceder a La responsabilidad profesional del veterinario de Juan José Jimenez, Alfredo Álvarez en formato PDF o ePUB, así como a otros libros populares de Médecine y Médecine vétérinaire. Tenemos más de un millón de libros disponibles en nuestro catálogo para que explores.

Información

Editorial
veterinaria
Año
2018
ISBN
9788417403089
CAPÍTULO 1

EL EJERCICIO PROFESIONAL VETERINARIO:
CAMBIOS EN LA CONCEPCIÓN
DE LOS ANIMALES
CAPÍTULO 1
EL EJERCICIO PROFESIONAL VETERINARIO:
CAMBIOS EN LA CONCEPCIÓN
DE LOS ANIMALES
La Veterinaria es una de las profesiones más antiguas y que más beneficios ha aportado a la humanidad a lo largo de su desarrollo. El origen de esta ciencia se confunde con el de nuestra propia civilización. Los animales representaron en los albores de nuestra especie una fuente de sustento esencial que permitió nuestra evolución y desarrollo. En el periodo Neolítico, con la llegada de los primeros asentamientos estables, los grupos humanos experimentaron un cambio y una transformación de sus actividades. Los vínculos que la especie humana mantenía con los animales no fueron ajenos a estos cambios, comenzando a crearse nuevas relaciones de interdependencia. El dinamismo en los cambios de relación con los animales por la especie humana ha continuado a lo largo de la historia hasta la actualidad, estableciéndose las bases de los actuales modelos de convivencia, desconocidos hasta el momento.
La consideración que hemos tenido de los animales también ha ido cambiando a lo largo de nuestra historia. Al inicio de los tiempos, éstos fueron considerados como simples “objetos”, elementos valorados desde el punto de vista utilitarista. Se trataba de “alimentos” y/o “herramientas”, necesarias, para completar determinadas actividades. Fueron empleados prácticamente en la mayoría de tareas humanas, como la obtención de alimentos de origen animal, el desarrollo de la agricultura, el transporte de personas y cosas, fuente de tracción mecánica en tareas industriales, como la minería e, incluso, como elemento de defensa y ataque en los conflictos bélicos. Se trataba de modelos de relación dinámicos y cambiantes, entre la especie humana y los animales.
En la actualidad, el concepto utilitarista y materialista que recibieron en los primeros momentos de la historia ha experimentado una transformación sustancial, pasando de ser como “objetos” o “cosas”, a ser percibidos como otros “seres vivos”, dotados de capacidades y sensibilidades, similares a las de la propia especie humana y alejándose del primigenio concepto material.
A dichos cambios en la consideración de los animales, se les ha unido el concepto de tutela y responsabilidad que la especie humana se ha autoimpuesto. Nos cuestionamos cuál es nuestra responsabilidad y qué tipo de cuidados se les deben brindar, generando un importante debate a distintos niveles (ético, moral, social, cultural, legal, económico y científico) que ha dado lugar a novedosas áreas de análisis.
Surgen conceptos novedosos e interesantes, como resultado de nuestra reflexión ético-moral, como el “bienestar animal”, “maltrato animal” o, entre otros, el “coste ético”, en relación a la responsabilidad que con ellos tenemos así como a los modelos de relación en las diferentes áreas como, por ejemplo, la producción y tenencia de los mismos. La evolución experimentada en los últimos años ha sido de tal magnitud que, probablemente, podríamos hablar de una verdadera “revolución” en la concepción actual de los animales en el seno de nuestra sociedad.
En nuestro actual entorno social, nos encontramos con una de las áreas donde se han observado estos cambios con mayor intensidad. Es fácil comprobar cómo se han creado estrechas relaciones entre algunas especies animales y el ser humano, llegando a establecerse, en numerosas ocasiones, estrechos vínculos de carácter afectivo con sus propietarios. La creación de estos lazos ha derivado en modelos novedosos de convivencia y en importantes cambios, relacionados con su atención y cuidado. Los animales han pasado a formar parte, no del modo de vida de las personas, sino de sus propias vidas, dando lugar a valoraciones distintas del papel de los animales en nuestro entorno y generando nuevas necesidades e interdependencias.
Como no podía ser de otra manera, la profesión veterinaria no ha sido ajena a estos cambios. Al contrario, se puede afirmar que ha sido una de las disciplinas más condicionadas, en el mejor de los sentidos. La primera, y más importante consecuencia de ello, se ha producido en el nivel de exigencia profesional de los servicios profesionales prestados por estos facultativos: el veterinario ha recibido de nuestra sociedad una mayor exigencia en relación a la eficacia en las actuaciones profesionales, situación que ha supuesto un desarrollo sin precedentes en las prestaciones sanitarias ofrecidas a los animales, en general.
En la actualidad, la demanda de una calidad científica elevada, así como de unos niveles de diligencia y eficiencia notables, en este sector profesional, ha adquirido niveles que no se habían conocido con anterioridad. Ello ha impulsado positivamente su desarrollo, observándose cambios globales en la actitud de los veterinarios que no solo han tenido reflejo en la formación científica, sino también en sus fundamentos éticos, que han dado lugar a nuevas modalidades de prestación de los servicios. Uno de los primeros efectos de estos cambios está representado por la llegada de las distintas áreas de especialización profesional, identificadas como las “especialidades profesionales” (cardiología, oftalmología, traumatología, ortopedia, dermatología, rehabilitación y, entre otras muchas, fisioterapia). Todo ello ha influido en el gran desarrollo de esta profesión en los últimos años.
Sin embargo, no todo ha sido positivo para el veterinario, pues como consecuencia de ese aumento de las exigencias profesionales, también se ha producido un importante incremento de las reclamaciones por supuestos errores o negligencias derivados del ejercicio profesional. El aumento de las acciones reclamatorias se ha multiplicado en los últimos años, adquiriendo tal magnitud que, en la actualidad, ha llegado a constituir una de las principales preocupaciones para el facultativo en su ejercicio cotidiano. Todo ello ha llevado al veterinario a replantear sus modalidades de prestación profesional adecuándolas al actual marco entendiendo que sus actividades deben realizarse bajo criterios inequívocos de calidad cuya primera consecuencia sea una mejora de sus prestaciones profesionales globales que, no solo debe estar sustentada en una adecuada formación científica, sino que también debe contar con un conocimiento suficiente de sus obligaciones y deberes dentro del marco legal que regula sus servicios.
El veterinario debe conocer con rigor y detalle cuáles son sus obligaciones legales y debe adaptar su ejercicio profesional a dicha realidad. Las actualizaciones normativas tienen un carácter dinámico, recogiendo las exigencias que nacen de nuestra propia sociedad. El cambio al que nos referíamos al inicio de este capítulo, el cambio de consideración de los animales, ha llevado al veterinario de prestar sus servicios sobre “cosas u objetos”, a hacerlo sobre “seres vivos”, dotados de capacidades sensibles y que pueden sufrir, por lo que merecen un trato responsable y una deferencia de carácter ético en su atención como elemento sustancial y diferenciador en sus prestaciones facultativas. Es fácil de comprender que el veterinario juega un papel esencial en la identificación y reconocimiento de estos elementos así como en su aplicación.
1.1. LA RESPONSABILIDAD PROFESIONAL VETERINARIA: LA “LEX ARTIS AD HOC”
Nuestra sociedad, en general, demanda productos y servicios de calidad. La profesión veterinaria no es ajena a este demanda social. Estas prestaciones están incluidas dentro de las sanitarias. Podríamos considerar, de una forma inicial, que los servicios veterinarios de calidad estarían representados por prestaciones facultativas que ofreciesen a sus usuarios unos servicios sanitarios eficaces, que permitiesen resolver y prevenir convenientemente los problemas de salud que nuestros “pacientes” nos plantean.
El veterinario, como cualquier otro especialista en sanidad, se enfrenta a situaciones complejas en el ejercicio de su profesión. Muchas de las circunstancias que debe atender tratan de cambiar, lo que podíamos definir, como el curso natural de la vida. De ello se desprende que en determinadas circunstancias la labor del veterinario no pueda cambiar o modificar sustancialmente lo que hemos definido como el “curso natural” de las enfermedades. Por ello, el resultado final de sus prestaciones no puede ser considerado, al menos en todas sus actuaciones, como el único elemento para valorar la calidad de su actuación. Para entender de forma más clara esta exposición podemos afirmar que existen situaciones en las que se puede producir la paradoja de que, incluso haciéndolo todo correctamente, el resultado obtenido sea indeseado y/o deficiente. Imaginemos un animal, un “paciente”, afectado por una patología terminal, incurable, donde el veterinario aplica todos los protocolos científicos y procedimientos terapéuticos conocidos de forma adecuada, sabiendo que el resultado final será la mejora transitoria con el horizonte final del fallecimiento de su “paciente”. La actuación del veterinario no va a concluir con la curación del animal enfermo; al contrario, finalizará con el escenario más indeseado por todas las partes, la muerte. Por tanto, no existe un resultado positivo, en términos absolutos, a pesar de haber aplicado todos los protocolos, procedimientos o guías de actuación indicadas. Por ello, debemos entender que la evaluación o valoración de la calidad de las prestaciones profesionales del veterinario es algo mucho más complejo que el análisis de su actuación médica y/o quirúrgica proyectada hacia el resultado final de su actividad.
La calidad de los servicios veterinarios está sometida a numerosas variables que debemos conocer para dirigir nuestras actuaciones hacia dicho fin pudiendo ofrecer un servicio eficaz en todo momento. El veterinario, evidentemente, como elemento fundamental sin el cual no podríamos continuar avanzado debe ejercer correctamente su profesión, aplicando los fundamentos científicos exigibles en cada una de sus actuaciones, pero también debe ser consciente que debe desempeñar fielmente todos sus deberes y obligaciones legales, exigencias directamente relacionadas con sus prestaciones profesionales.
La valoración de la calidad de los servicios veterinarios estará determinada por diversas variables. La primera hará referencia a su adecuada formación científica y técnica, disponiendo de un adecuado conocimiento teórico y práctico del área de dedicación en la que el facultativo presta sus servicios. La segunda está directamente relacionada con la actualización de su conocimiento que deberá ser acorde con el momento de la ciencia, pudiendo acreditarse a través de la formación continuada de calidad y reglada. La tercera se encuentra ligada al conocimiento de lo que se denomina como la “obligación de medios”; en ella se hace referencia a la necesidad de disponer de los elementos técnicos exigibles a las circunstancias concretas del ejercicio profesional en cada caso concreto. La cuarta, y última, incluirá el suficiente conocimiento legal para cumplir con sus obligaciones normativas como por ejemplo el deber de información o, entre otros, el adecuado empleo de la documentación legal.
El cumplimiento del conjunto de todos estos elementos se resumiría en la denominación latina, de “lex artis ad hoc”, es decir, una práctica veterinaria de calidad, adecuada y ajustada a las necesidades del paciente en su conjunto.
La correcta práctica profesional, una actuación dentro de la “lex artis ad hoc”, puede adquirir complejas relaciones y elementos que se pueden interrelacionar de diferentes formas en relación a la información al paciente, formación continuada de los facultativos que intervienen o, dicho de otro modo, su idoneidad, la disponibilidad de nuevos medios tecnológicos que garanticen que los servicios prestados se harán con la seguridad y eficacia necesaria, y la colaboración con otros facultativos creando cadenas de extensión de la responsabilidad derivada de dicha participación y relación jerárquica. El veterinario tiene la exigencia de actuar correctamente en la prestación de sus servicios para lo cual debe conocer con precisión todos los elementos científicos, así como todos los aspectos legales, con el fin de adecuar la práctica del ejercicio cotidiano a las exigencias actuales. Una correcta praxis profesional tiene como primeras consecuencias un mayor éxito en los resultados sanitarios y la reducción potencial de posibles acciones reclamatorias y, en el caso de que estas se produzcan, permite una adecuada defensa y justificación de sus actuaciones con el objeto de poder acreditar de forma objetiva y clara cuál fue el papel del veterinario concretando si ha podido desprenderse o derivarse algún tipo de responsabilidad en sus actuaciones. Una prestación de calidad constituye un reto cotidiano que requiere formación y actualización de los servicios profesionales.
El cumplimiento de la “lex artis ad hoc” por parte del veterinario garantiza su protección en el ámbito de la responsabilidad profesional pero también lo hace con nuestro...

Índice