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Arte y arqueología en el altiplano central de México
Una visión a través del arte
- 256 páginas
- Spanish
- ePUB (apto para móviles)
- Disponible en iOS y Android
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Arte y arqueología en el altiplano central de México
Una visión a través del arte
Descripción del libro
El libro parte de la definición de lo que se entiende por Mesoamérica, concepto forjado por el doctor Paul Kirchoff en 1943. A lo largo de nueve capítulos, la autora analiza con detalle las diversas culturas que se establecieron en el centro de México. Sin embargo, la autora acude a otras culturas mesoamericanas fuera del territorio mencionado cuando considera que es necesario hacerlo por la importancia que revisten y la manera en que influyeron en las primeras. "Así, los olmecas, en los inicios del Formativo o Chichén-Itzá para momento más tardíos del altiplano central, también cobran presencia como parte fundamental del desarrollo de estos pueblos", señala.
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Información
Año
2018ISBN del libro electrónico
9786070252303Categoría
HistoryCategoría
Mexican HistoryEl Epiclásico en el altiplano central
El término Epiclásico fue acuñado por Wigberto Jiménez Moreno, quien propuso que a la época posterior a la desaparición de Teotihuacán debía dársele un nombre que reflejara una etapa diferente —en el altiplano central— entre la época clásica y los acontecimientos posteriores.1 Sus características dominantes son una enorme movilidadde grupos humanos y un creciente militarismo. Hay un hecho incontrovertible: el epiclásico fue sin lugar a dudas una época de gran Eclecticismo.
Cuando se estudia este periodo, hay algunos temas que resultan insoslayables y para los cuales no tenemos respuestas ni completas, ni satisfactorias. Uno son los toltecas y la toltecáyotl, como la bautizó Léon-Portilla,2 otro son los olmeca-xicalancas, otro más es Tula o mejor dicho Tollan, por mencionar los más difíciles de entender o, mejor dicho, de explicar; agreguemos el inevitable tema de los gigantes que construyeron ya Teotihuacán, ya el Tlachihualtépetl —la gran pirámide—de Cholula, sin olvidarnos de un posible diluvio universal.
Sobre los toltecas se han escrito decenas de páginas desde la colonia, pero no tenemos una datación arqueológica que nos permita saber con claridad ni quiénes fueron, ni en dónde estuvieron. Se ha dudado que Tula Xicocotitlán en Hidalgo, la comúnmente aceptada capital de los toltecas desde la colonia, sea la capital porque las obras materiales, de acuerdo con quienes la conocieron (incluyendo a fray Bernardino de Sahagún),3 no la dotaban de las cualidades suficientes para equipararse a la mítica Tollan, vergel idílico, comparado por algunos justamente por ello a la Jerusalén Celestial y, por ende, sin posible localización topográfica.
Se ha llegado a la conclusión de que Tollan es más bien un concepto, ya lo dije, equiparable a la Jerusalén Celestial y, por tanto, se aplicaba a aquellos asentamientos humanos que reunían características que los hacían únicos. Lo mismo sucede con el nombre tolteca o toltecáyotl, que como tlamatinime se equipara al hombre evolucionado, el que dialoga con su propio corazón, dueño de la tinta negra y roja, o sea, el artista.
Entre estos temas destaca, sin lugar a duda, la figura de Quetzalcóatl como gobernante, como héroe y como personaje aculturador. Descubridor, entre otros beneficios comunes, de la metalurgia. Quetzalcóatl quizá sea uno de los temas más estudiados y con mayor número de interpretaciones en la historiografía mesoamericana.
La Historia tolteca chichimeca relata los avatares de los olmecas, los xicalancas y los chichimecas, pero afronta dificultades similares a las mencionadas, y es que los cronistas europeos transmitieron lo que ellos quisieron ver o interpretar como historia, cuando esa concepción quizá nunca estuvo presente en los grupos mesoamericanos.
Si por un momento reflexionamos sobre los acontecimientos económicos recientes y sobre las devastadoras consecuencias que los mismos han tenido sobre la economía mundial, podemos extrapolar la situación contemporánea a la desaparición de Teotihuacán, indudablemente, la metrópoli más importante de la época clásica; las consecuencias de su abandono, por la causa que haya sido, deben de haber sido catastróficas y parecidas a las que vivimos en esta crisis que no sólo es económica.
Desde la época olmeca, sabemos con seguridad que los grupos humanos tuvieron una gran movilidad en lo que nombramos Mesoamérica. Se sabe que existieron vínculos comerciales e ideológicos entre lo que se llama la zona nuclear olmeca, o sea la costa del Golfo de México, en los estados de Tabasco y Veracruz, y otros lugares muy lejanos como La Blanca o Tajalik Abaj, en Guatemala, Teopantecuanitlán en Guerrero, y Tlatilco, Chalcatzingo, Las Bocas y Gualupita en el altiplano central; los movimientos de ida y vuelta entre las distintas regiones de Mesoamérica eran una actividad establecida.
Se ha comprobado que cuando surge la cultura teotihuacana, su presencia puede probarse desde la zona maya, hasta Zacatecas y del Golfo hasta el Pacífico; los grupos humanos fueron y vinieron a lo largo de los siglos de modo que la movilidad que se realiza en Mesoamérica en el Epiclásico solamente se acentúa como una consecuencia lógica del colapso de la clase dirigente teotihuacana.
Las relaciones que han sido probadas entre las distintas zonas de Mesoamérica se llevaban a cabo fundamentalmente entre las élites, como siguió sucediendo después, pero quiero hacer énfasis en dos cosas: primero, en que los desplazamientos humanos mesoamericanos eran práctica añeja; y segundo, que los contactos entre las distintas regiones era un asunto de élites. Por ejemplo, desde la época olmeca se comerciaban bienes suntuarios entre Oaxaca y San Lorenzo o La Venta; arqueológicamente esto se ha comprobado de sobra, por ejemplo, en los entierros de San José Mogote.4
Desde 1993 la historiadora rusa Tatiana Proskouriakoff —a quien se le debe tanto del conocimiento de la cultura maya—descubrió lo que ella llamó "La llegada de los extranjeros", la fecha 11 Eb o 378 de nuestra era,5 que se registró de forma simultánea en Uaxactún y Tikal, y posteriormente en Copán y en diversos sitios de la zona maya. Por otra parte, sabemos que había vínculos estrechos entre Teotihuacán y la costa del Golfo, desde luego con Oaxaca, y con certeza hacia el norte de México, de modo que los teotihuacanos tuvieron una presencia muy importante en distintos sitios de Mesoamérica a lo largo de los siglos.
Volviendo a la comparación con la crisis económica que está viviendo nuestro mundo, aunque dicha crisis afecte fundamentalmente a las élites, los efectos los sufre toda la población; algo similar debe de haber ocurrido en estos territorios después del abandono de Teotihuacán. Sin lugar a dudas, una serie de abandonos de ciudades y de formas de vida se sucedieron a tal acontecimiento. Sabemos que a partir del abandono paulatino de Teotihuacán, que se dio a lo largo de por lo menos un siglo, la población que se encontraba en el sitio y los posibles remanentes de su élite, no opusieron resistencia a la llegada de nuevos grupos y vivieron en cuevas o en los conjuntos departamentales abandonados, porque esta nueva fase cultural, llamada Coyotlatelco, no dejó construcciones en el sitio.6
Por otra parte, existía el mito de que Teotihuacán había sido una sociedad idílica en la cual no se practicaba el sacrificio humano y que no era militarista. Ahora sabemos con certeza —y a la luz de los descubrimientos de las tumbas de la Pirámide de la Luna y de La Ciudadela—7 que eran tan militaristas y practicaban los sacrificios humanos tanto como los que describieron los españoles entre los habitantes de México-Tenochtitlán.
Así que imaginemos esta época de profunda inestabilidad con la idea de que los teotihuacanos se deben de haber desplazado hacia otros puntos, con los cuales tenían relaciones ya fuera comerciales o de parentesco. A pesar de estas circunstancias sus desplazamientos no debieron ser pacíficos, por lo cual podemos imaginar lo que esta era debe de haber tenido aparejado, y podemos pensar en ella como una de profunda inestabilidad social, económica, política y religiosa.
Hay durante esta época, de acuerdo con fuentes coloniales, presencia de diversos grupos de los cuales —además de sus nombres—se sabe muy poco; tal es el caso de los olmeca-xicalancas, de los pipiles, de los nonoalcas o de los popolocas. Muchos de estos grupos parecen haber ido y venido a las distintas regiones de donde fueron originarios, como los olmeca-xicalancas lo hicieron a la costa del Golfo, o los pipiles que tal vez fueron de Teotihuacán y regresaron.
Una vez establecidas estas premisas, veremos qué sucedió con el altiplano central al perderse la hegemonía del poder teotihuacano. en primer lugar, y como consecuencia lógica, surgieron otros núcleos de poder. esto no sucedió de la noche a la mañana porque la gran urbe no fue abandonada en un solo día, sino paulatinamente, de modo que esos núcleos de poder se sucedieron con alguna diferencia de años, aunque no muy marcada.
Desde la época del esplendor teotihuacano existía una estrecha relación entre la zona de Tula Xicocotitlán o Tula Hidalgo y Teotihuacán. Sabemos que la cal, por ejemplo, procedía de esta zona8 y se han descubierto antecedentes teotihuacanos de lo que parecen haber sido edificios administrativos en Tula.9 Tan sólo este comercio debió de exigir una presencia teotihuacana muy importante. como otras ciudades, de las que me ocuparé más adelante, Tula no surgió tras el colapso de Teotihuacán, pero sus élites sí adquirieron mayor poder en la zona después del abandono de la gran metrópoli.
Las ciudades del Epiclásico
Tula
El nombre de Tula o Tollan se le adjudica a esta ciudad que se sitúa en el actual estado de Hidalgo; la palabra alude literalmente a lugar de juncos, como alegoría de reunir a muchos, y es una metáfora de ciudad. Se sabe que hubo varias tollan en México: tollan ...
Índice
- Agradecimientos
- Presentación
- Introducción
- Mesoamérica
- Migraciones y procesiones: ¿dos caras de la misma moneda?
- ¿Qué es el arte prehispánico?
- El Formativo en el altiplano central de México y sus relaciones con la cultura olmeca
- Teotihuacán: la gran urbe del Clásico
- El Epiclásico en el altiplano central
- Los mexicas
- La naturaleza de los dioses y los dioses de la naturaleza
- La herencia, fuentes y visiones del arte mesoamericano
- Bibliografía
- Aviso legal