Eva Giménez La fuerza del propósito
«¿Por qué no estás más contento? Porque nunca me atreví a pensar que pasaría».
De la película Jugada salvaje, 2015
LA HISTORIA DE ISIDRO PULIDO NOS LLEVA A CONOCER LA vivencia de la persona que lo inspiró, Eva Giménez, «la madre de Nacho». Su hijo padece una de las consideradas enfermedades «raras», la ultraminoritaria enfermedad de Dent, que padece una persona entre un millón. Un trastorno que consiste en la alteración de un gen localizado en el cromosoma X que afecta a los riñones y provoca proteinuria, hipercalcemia, nefrolitiasis, nefrocalcinosis e insuficiencia renal, y genera frecuentemente complicaciones en el sistema óseo, como raquitismo.
Tras el nacimiento de Nacho tardaron un año y medio en desarrollar las pruebas genéticas que confirmaron la enfermedad de Dent, al mismo tiempo que sus padres eran sabedores del total desconocimiento de los médicos sobre su tratamiento. Nadie a nivel mundial estaba investigando esta patología.
Sin conocer la dolencia de su hijo Nacho es imposible conocer a Eva.
Eva es pura energía, en ocasiones energía desbordante, que la ha llevado a ser una persona mediática y participar en numerosos acontecimientos públicos con la finalidad de dar a conocer la enfermedad de Dent y recaudar fondos para el desarrollo del primer proyecto de investigación en el mundo y la obtención de un tratamiento que permita su curación. Con este objetivo fundó con David, «el padre de Nacho», ASDENT, la asociación que financia el cien por cien de la investigación sobre la enfermedad, al no contar con ninguna ayuda pública.
Eva es una mujer y una madre como tantas, y quizá eso la hace extraordinaria. Con la anarquía organizativa de quien se mueve por impulsos, intenta estructurar su apretada agenda consiguiendo exprimir al máximo los sesenta segundos de cada minuto. Rápidamente tengo la sensación de estar ante una persona con más cosas que hacer que tiempo para hacerlo.
Eva Giménez, aunque quizá eres más conocida como «la madre de Nacho».
Soy Eva Giménez –dice reafirmándose–, pero me he convertido en «la madre de Nacho», como efecto mediático, esa madre loca dispuesta a cualquier cosa por su hijo –contesta derrochando desde el primer momento esa energía que desborda.
Hay veces en que me sabe un poco mal, pero me ha tocado, me ha tocado sacar adelante a mi hijo de una forma diferente respecto a lo que he hecho con mis dos hijas. Y he decidido dejarme la vida en ello, dejarme la piel en ello, pero no por esto soy mejor madre que otra, sino que cada una actúa de acuerdo con lo que cree que es lo mejor. Y yo he creído en todo momento que tirarme de lleno a la piscina de ir a buscar recursos era lo mejor para mi hijo. Puedo estar equivocada, sin duda, pero es lo que creo que debo de hacer.
¿Cuántos casos de la enfermedad de Dent hay en España?
Nacho es el caso diagnosticado número 14, aunque cinco años después de su diagnóstico ya somos 37. ¿Qué significa esto? Pues que una enfermedad que es conocida como tal desde hace solo unos 50 años, en los últimos cinco hemos conseguido triplicar el número de casos diagnosticados de la enfermedad. Es decir, que la labor que se está haciendo desde la asociación está dando su fruto, por lo que desde ASDENT nos sentimos muy orgullosos. Es una enfermedad muy rara y hay muchos casos que están sin diagnosticar, pero ahora los hospitales de referencia disponen de más historiales clínicos, que permiten, ante determinados síntomas de patología renal, confirmar si es un caso de enfermedad de Dent. Hemos puesto en marcha el primer proyecto de investigación sobre la enfermedad en el mundo que está permitiendo dar a conocer al cuerpo médico de nefrología que existe una patología rara con unas consecuencias gravísimas que pueden ser irrevocables e irreversibles.
Eres la impulsora de la recogida y reciclaje de tapones de plástico de las botellas con el fin de obtener fondos para ASDENT y, con ello, has conseguido movilizar y sensibilizar a millares de personas. ¿Cómo empieza esta iniciativa?
Esto empieza con una guerra en contra de todo el mundo. En el año 2011, Carlos Herrera, en el diario ABC, entrevistó en un artículo al papá de Aitana, una niña del País Vasco que necesitaba un doble trasplante de corazón y pulmón, y a mí, la mamá de Nacho. A raíz de este artículo, contactamos con el papá de Aitana, que empezaba la campaña de recogida de tapones y me dijo: «¿Por qué no lo pruebas tú en tu población?».
Empezamos con unos amigos a colocar puntos de recogida de tapones en el colegio, en la panadería, en la frutería, en el supermercado, y yo iba a recogerlos. Fuimos ampliando el número de puntos de recogida y me volví loca. Literalmente me volví loca recogiendo tapones por todos los sitios. Después los llevaba al local y los tenía que «limpiar», es decir, tenía que abrir bolsa por bolsa y seleccionar lo que no era tapón y tirarlo. Me encontraba de todo en las bolsas: mandarinas, compresas, espinas de pescado, huesos de melocotón… Y teníamos que separarlo porque las máquinas de reciclado no lo procesaban. Esto significa que a las doce de la noche yo estaba limpiando bolsas de tapones. Al principio fue muy duro porque David, mi marido, no estaba de acuerdo.
David quería desistir, y yo, erre que erre, le decía que lo iba a sacar adelante, que al final íbamos a conseguir una campaña grande. Nos sentamos con Santi Millán y David le explicó la situación, y Santi me dijo: «Eva, olvídate de los tapones. No puede ser, tía, estás dedicando tu vida a unos tapones que no son rentables. ¿Que no lo ves?». Entre Santi y David, empezaron a hacerme ver que no era una buena opción. Pero había algo dentro de mí que me decía: «Tírale, Eva. Tírale, Eva, que sí». Yo sentía que tenía que seguir, no me preguntes ni cómo ni por qué, llámale sexto sentido o intuición femenina, no lo sé. Veía que era una forma de hacer que la gente con pocos recursos a la que le gustaría ayudarme pudiera hacerlo, porque, desgraciadamente, estamos en un momento tan complicado en nuestro país que hay más gente pidiendo para comer que comiendo. Cuánta gente que quiere ayudar realmente no puede porque no tiene medios económicos. De esta manera, doy la opción a la gente de poder ayudar sin poner dinero: ¡recogiendo tapones!
Entonces me puse a full, como con todo lo que hago, me puse a tope con la campaña de tapones. Empecé a abrir puntos de recogida por todas partes. Una mamá dejó de recoger tapones para su hijo y me pasó treinta puntos de recogida, y fui abriendo más. A partir de aquí empezó a llegar gente voluntaria que se añadió a la causa y que empezó a ayudarme, como Ana Giménez, la persona que se encarga de coordinar los 550 puntos de recogida de tapones que tenemos actualmente.
Hubiera sido muy fácil abandonar en el minuto cero, sin el apoyo de mi marido ni de Santi, al que quiero como si fuera mi hermano, ni de mi entorno, porque nadie entendía lo de los tapones. Mis amigos me decían: «Tú estás loca, tía». Yo no iba a cenar con ellos porque tenía que limpiar bolsas de tapones. Me tomaba un bocadillo para no ir a casa a comer y no perder tiempo para poder limpiar tapones.
Nadie me entendió en ese momento. Ni los míos me entendieron. Hoy por hoy tengo que decir que es todo lo contrario. Santi alucina con la campaña que tenemos abierta, aunque no voy a decir que sea fácil. Muchísimos días tiraría la toalla con el tema de los tapones, es muy cansado, requiere muchísimo sacrificio y muchísimo esfuerzo.
Cuando veo por Internet que los padres de tal niño dejan de recoger tapones porque no pueden más, los entiendo perfectamente, porque yo más de una vez diría: «¡Se acabó!». Porque esto es una locura, pero soy una mujer de locuras y las llevo adelante hasta el final.
¿Cuántos tapones recogéis mensualmente en la actualidad?
Actualmente, con la recogida de tapones, recaudamos de 2.500 a 3.000 euros mensuales, lo que representa de 15 a 20 toneladas de tapones al mes (una tonelada contiene alrededor de 250.000 tapones).
Eva, ¿ir a la Titan Desert fue una locura?
Sí, ir a la Titan Desert fue una locura, pero ayudó a dar a conocer la enfermedad de mi hijo.
Pero… ¿eras consciente de que era una locura?
Consciente, no, lo siguiente. Como digo en mi documental, El reto de Eva, rotundamente, fue una locura. Yo no sabía ni lo que era un camel bag, solo te digo que en la etapa 1 de la Titan Desert, rellenaba el camel bag por el pitorro por el que se bebe. Y yo diciendo: ...