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- Spanish
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eBook - ePub
¿Sexo contra sexo o clase contra clase?
Descripción del libro
¿Cuál es el orgien de la opresión a la mujer? ¿Cómo se organizaba la humanidad antes de este régimen social? ¿Había oprimidxs y opresorxs en esas comunidades primitivas? ¿La competencia sexual animal se relaciona con la opresión a la mujer? ¿De qué manera la formación de una sociedad dividida en clases perjudica al histórico rol de las mujeres? ¿La división del trabajo entre los sexos fue siempre igual? ¿Cuáles son las características de la sociedad patriarcal? ¿Qué rol ocupaba la mujer en la comunidad primitiva? ¿Las relaciones fueron siempre monogámicas? ¿Cómo surgió la sociedad de clases?
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Información
Categoría
SozialwissenschaftenCategoría
Feminismus & feministische TheorieLa fraternidad-matriarcal
Sexo y trabajo en la sociedad primitiva

La fraternidad-matriarcal
Sexo y trabajo en la sociedad primitiva5
De los mitos de hoy en día, probablemente el menos cuestionado es que los gobernantes capitalistas son imprescindibles para continuar con el funcionamiento de la sociedad y existencia de la humanidad. La verdad es exactamente la opuesta. Hay una sola cosa indispensable para la supervivencia de la humanidad y es la clase trabajadora.
El trabajo de los tiempos modernos surgió a partir del trabajo primitivo, y el trabajo primitivo es la evolución del trabajo aún más primitivo. El capitalismo tiene menos de quinientos años de antigüedad y está en su etapa terminal, mientras que el trabajo es tan antiguo como la humanidad misma —probablemente un millón o más— y es hoy día el poder más grande que se ha visto en el mundo.
Lejos de ser imprescindible para la sociedad, el capitalismo en esta época atómica ha creado una jungla social que amenaza con destruir todos los logros que el trabajo conquistó a lo largo de los milenios. Por lo tanto, depende también del trabajo eliminar esta amenaza para sí mismo y sus logros sociales.
Esto es, está claro, una tarea colosal. Pero no es la primera vez que se ha recurrido al trabajo para lograr tareas de magnitud colosal. Se obtuvo una conquista aún mayor en el pasado antiguo: la dominación de la jungla de la naturaleza gracias al trabajo colectivo. La historia de esta conquista, que representa al nacimiento de la humanidad en sí misma, debe servirnos como guía para la inspiración en el trabajo moderno.
En mi artículo El mito de la inferioridad de la mujer,6 afirmé que la sociedad primitiva estaba organizada y dirigida por las mujeres y por lo tanto había comenzado como un matriarcado. En línea con esa postura, mostré el papel decisivo desempeñado por la mujer en el trabajo de la construcción y de la organización social primitiva.
Pero la existencia del matriarcado es probablemente el tema más discutido en todo el campo de la antropología. Quienes defienden el sistema capitalista y afirman que la sociedad de clases es un elemento permanente, exigen que se proporcione una prueba profundamente comprobable de que el matriarcado precedió al patriarcado en la evolución de la sociedad humana. A la vez presentan poca o ninguna evidencia de su propia afirmación de que el sistema patriarcal se remonta al reino animal, una premisa por completo cuestionable.
¿Cuáles son las características de la sociedad patriarcal? Los hombres cumplen un rol dominante en el proceso del trabajo. La propiedad privada y la diferenciación de clase existen. Las parejas sexuales viven juntas como hombre y mujer bajo el mismo techo, y están unidas en matrimonio bajo la ley. Los padres están a la cabeza de la estructura familiar.
La familia está compuesta por un padre, una madre, y sus hijos, y es la unidad básica de la sociedad, a través de la cual se hereda y transmite la propiedad. Estas características del patriarcado son características puras de la sociedad de clases.
En el matriarcado, en cambio, predominaban las mujeres en el proceso del trabajo. No concebían la riqueza de una comunidad como propiedad privada. Las parejas sexuales no convivían bajo el mismo techo —de hecho, ni siquiera vivían en el mismo campamento o complejo. El matrimonio no existía. Los padres no estaban a la cabeza de la familia porque los padres, como tales, eran desconocidos. El grupo social elemental estaba compuesto exclusivamente de madres y niños, y por esta razón se la ha denominado acertadamente “familia uterina”. Finalmente, la unidad básica de la sociedad no era esta familia uterina de madres y descendientes, sino todo el grupo, clan, o tribu. Estas características del matriarcado son todas características de la sociedad primitiva, que en algunos casos es descripta como “comunismo primitivo” y se reconoce que ha precedido a la sociedad de clases en el desarrollo histórico de la humanidad.
Toda esta evidencia indica que la forma primaria de la organización social humana era matriarcal. Pero el término “matriarcado” expresa solo una parte del carácter esencial de esta sociedad, fundada en la cooperación económica y social de ambos sexos. De los comienzos matriarcales surgió ese monumental logro de la humanidad: el primer trabajo colectivo, la fraternidad-matriarcal. Este texto contará la historia de su origen.
De la ley de la selva al trabajo colectivo
La supervivencia de las especies gira en torno a dos necesidades básicas: la comida y el sexo. A través de los alimentos el organismo individual se mantiene a sí mismo, a través de la procreación se reproduce la especie. La necesidad de satisfacer estas dos cuestiones básicas —es decir, la lucha por sobrevivir— es la fuerza primaria de todos los organismos animales.
En esta lucha, tal como señaló Darwin, solo los “más aptos” sobreviven. No necesariamente los más fuertes, sino aquellos que pueden adaptarse mejor a su entorno y competir con otros organismos para subsistir. En el mundo animal, la fecundidad de la naturaleza es extremadamente desigual, y no hay suficientes medios de vida para sostener a todos los organismos que se producen. Dado que muchos perecen, aquellos que sobreviven lo hacen a través de la más intensa y constante competición.
Cada animal está solo en la lucha por cubrir sus necesidades básicas, y esta lucha competitiva coloca a cada animal en contra de cualquier otro animal. Incluso entre las especies de pastoreo predomina el separatismo, no el colectivismo. Esta ley de supervivencia a través de la competición salvaje de cada individuo contra el resto, ha sido denominada “la ley de la selva”.
Para que la humanidad emerja de este mundo animal competitivo era necesario transformar el modo de la naturaleza de luchar para sobrevivir, y constituir un nuevo y humano modo de supervivencia, fundado en el soporte mutuo, la colaboración y la cooperación. Pero era un desafío gigante, los humanos estaban en contradicción y colisionando con las fuerzas de la naturaleza. Se requería de poder dominar y frenar los impulsos animales. Se requería así, la creación de una disciplina social.
Se requería, en otras palabras, la transformación de las relaciones animales en relaciones sociales humanas. ¿Y cómo se abordaría entonces este gran desafío? Se desarrolló concretamente gracias al trabajo.
Es más, fue el puro acto de trabajar y el mismo proceso del trabajo donde el animal se transformó en humano. Es así que el humano se construyó como el más apto de todos los organismos en la tierra —ellos eran no solo producto de la naturaleza sino que eran también producto de su propio trabajo. Se posicionaron por sobre otros animales, domesticándolos, como así con las plantas mediante los cultivos y agricultura.
Sobre esto Engels enfatizó:
“...es la primera condición básica para toda la existencia humana, y de una magnitud tal que en cierto sentido, podemos decir que el trabajo creó al hombre como tal”. (El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre, Friedrich Engels)7
El puente natural o biológico hacia el trabajo fue a través de las funciones maternales de las mujeres. Esto fue demostrado por Robert Briffault8 en Las madres (1927), donde sienta fuerte el caso de la teoría matriarcal como origen de la sociedad. En este trabajo, que marca un hito en la antropología, Briffault reúne mucha evidencia para probar que es el cuidado y la responsabilidad maternal lo que construyó ese puente hacia la humanidad. La única excepción a la regla general del separatismo y la lucha competitiva en los mamíferos del mundo se basa en la relación entre madres y jóvenes, donde las madres proveen de todo para proteger a los jóvenes, incluso requiriendo asistencia de los hombres.
Como escribió Briffault:
“La paternidad no existe. La familia entre los animales no es el resultado de la asociación de un masculino y un femenino, sino que es producto de las funciones maternas. La madre es el único centro y vínculo. No hay división de trabajo entre los sexos para la subsistencia. Las funciones de protección son efectuadas por las hembras, no por los machos. La morada, las conductas y los movimientos del grupo eran determinados por las hembras. La familia animal no es un grupo creado por impulsos sexuales, sino por los impulsos maternales, no por el padre, sino por la madre”. (Las madres)
¿El “patriarcado” del mono?
La evidencia que expone Briffault es rechazada por todos los antropólogos que quieren creer, y que por lo tanto sostienen, que el “padre” siempre estuvo a la cabeza de la familia, y que incluso la dominó en el mundo animal.
Para justificar esa falsa teoría, señalan que entre los monos siempre hay un solo macho adulto presente entre muchas hembras y crías. Dicen que tras haber expulsado celosamente todos los demás machos rivales, incluyendo sus “propios hijos”, este mach...
Índice
- Cubierta
- Portada
- Sobre este libro
- Nota editorial
- Mujeres: Casta, clase o sexo oprimido
- La fraternidad-matriarcal. Sexo y trabajo en la sociedad primitiva
- Créditos
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