Cuentos sanadores
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Cuentos sanadores

Una ayuda para padres y educadores para gestionar situaciones difíciles y desafiantes

Susan Perrow

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  1. 280 páginas
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Cuentos sanadores

Una ayuda para padres y educadores para gestionar situaciones difíciles y desafiantes

Susan Perrow

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Índice
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Información del libro

80 cuentos organizados por categoríasCuentos sanadores es un libro práctico para ayudar a tratar situaciones y comportamientos especialmente complejos, tales como un cambio de residencia, los miedos, el duelo o la enfermedad. Por un lado, es una recopilación de cuentos tradicionales de todas las culturas y cuentos creados por la autora, ordenados por comportamientos y situaciones, para tratar situaciones y comportamientos problemáticos. Por otro lado, es una minuciosa y completa guía de trabajo para ayudar a crear, escribir y saber utilizar los cuentos apropiadamente.A través de su gran experiencia, la autora comparte generosamente con el lector su proceso personal de descubrimiento del cuento como herramienta de sanación. Una herramienta que habla con suma claridad a los niños, y que trabaja mágicamente y en silencio sobre ellos, de manera efectiva y natural.

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Información

Editorial
ING Edicions
Año
2019
ISBN
9788412029321

TERCERA PARTE

CUENTOS
PARA
CONDUCTAS
DESAFIANTES

illustration

IX

El aburrimiento
o la queja

Esta sección abarca una colección de cincuenta y dos cuentos para tipos de comportamientos complejos comúnmente reconocidos como tal. Para que sirva de ayuda, las páginas están organizadas en las siguientes categorías con cuentos sugeridos para varias posibilidades. Se han elegido arbitrariamente para facilitar la consulta. Pero no las recomiendo en absoluto para etiquetar comportamientos.
Aburrimiento, queja
Mentira, disimulo
Falta de respeto, descuido, destrucción
Avaricia, codicia, incapacidad de compartir
Irritabilidad, impaciencia
Pereza
Agresividad, pegar o pelearse
Timidez, introversión
Ruidoso, alborotador
Burlas o intimidación
Falta de colaboración
Inestable, inquieto
Estos cuentos están tomados de la colección de cuentos escritos por mí y también hay cuentos de otras culturas, en particular africanas. Algunos han sido utilizados (con diferentes grados de éxito) y tienen notas para documentar su uso. Otros han sido escritos o transcritos expresamente para este libro. La correspondencia sobre el uso de estos cuentos así como sobre sus propios cuentos terapéuticos será muy bienvenida (mi página web aparece al final del libro).
Los cuentos son apropiados, principalmente, para niños entre tres y ocho años, aunque algunos han sido usados con éxito para adolescentes y adultos. Antes de cada cuento hay sugerencias para la edad y para cómo usarlo. En general, los más cortos, sencillos y con más repeticiones son más adecuados para los niños pequeños. Cuanto más largos, y de argumento más complejo, más adecuados son para los niños mayores del jardín de infancia y para primaria. En “Cuentos diferentes para edades diferentes” se explica con más detalle. (Capítulo VI).
Los cuentos sugeridos son la “punta del iceberg” de todas las posibilidades. Con ayuda de la sección “Cómo escribir cuentos terapéuticos”, espero que exploren muchas más ideas.

EL BABUINO ABURRIDO

Este cuento fue escrito para niños a partir de cinco años. Con el mensaje implícito de la importancia que tiene el jugar y de lo divertido que es. También se ha usado en cursos sobre educación dirigidos a padres y madres, como punto de partida para un análisis. He comprobado que al ocuparnos de los desafíos de la conducta, por ejemplo del aburrimiento, tenemos con frecuencia que llegar a los adultos tanto como a los niños.
Mtoto el babuino, estaba aburrido. No quería jugar con sus amigos. “Esto es ABURRIDO”, decía. No quería trepar a los árboles. “Esto es ABURRIDO”, decía. No quería ir a chapotear en el río.” Esto es ABURRIDO”, decía. Parecía que Mtoto el babuino sólo quería estar colgado de una rama, aburriéndose y estaba volviendo loca a su madre con su aburrimiento.
Así que la Madre babuino decidió pedir, al sabio Abuelo Babuino, que hablara con Mtoto para intentar solucionar el problema del ABURRIMIENTO. El Abuelo babuino se sentó junto a Mtoto y le hizo algunas sugerencias. Pero a Mtoto le aburrían las ideas de su abuelo. No quería tirar cantos rodados desde los acantilados. “Eso es ABURRIDO”, decía. No quería columpiarse en las largas enredaderas. “Eso es ABURRIDO”, decía. No quería rodar entre las altas hierbas. “Eso es ABURRIDO”, decía.
El Abuelo Babuino le preguntó qué era lo que quería hacer. Era una pregunta muy difícil para Mtoto, porque ¿sabéis qué? en realidad no sabía la respuesta. Pero, por supuesto, no quería admitirlo, así que respondió: “Sólo quiero sentarme y no hacer nada”. Y luego se alejó de su abuelo corriendo y se internó por un sendero entre los matorrales espesos, buscando un lugar cómodo para sentarse y no hacer nada. Mientras corría entre los arbustos se fijó en una especie de caja junto a un árbol alto en un extremo del sendero. Tenía un suelo mullido, un tejado plano y unas barras brillantes a los lados. Y en la parte delantera había una puerta pequeña justo de su tamaño para que pudiera entrar. Y lo mejor de todo, en el suelo, al fondo había una dorada banana madura. ¡La comida favorita de Mtoto!
“Esta parece una casa muy cómoda para sentarse y no hacer nada”, pensó para sí mismo. Y sin dudarlo un momento entró, se sentó en el suelo y empezó a pelar la banana. Cuando iba a dar el primer mordisco, la puerta de la casita se cerró de golpe. Al principio esto no preocupó a Mtoto, porque estaba encantado disfrutando de su dorada banana. Cuando terminó de comérsela se sintió cansado. Así que se acurrucó en el suelo mullido y se quedó dormido. Durmió un buen rato y cuando se despertó estaba entumecido y dolorido. Trató de estirar sus largos brazos y sus largas patas de babuino, pero no había suficiente espacio en aquella casita para estirarse ni para moverse. A continuación intentó abrir la puerta empujando, para poder salir y estirarse. Entonces fue cuando se dio cuenta de que la casita no era una casa, sino una trampa, y de que la puerta estaba cerrada con candado.
A todos los babuinos se les advierte desde muy temprana edad sobre los cazadores y sus trampas, pero en su precipitada carrera para alejarse de su abuelo, Mtoto se había olvidado completamente de esta advertencia de vital importancia.
¡Oh, cuánto hubiera deseado Mtoto haber escuchado a sus mayores! De pronto, la idea de trepar a los árboles y de jugar junto al río y de columpiarse en las lianas, ¡le parecía lo mejor del mundo, lo mejor que un babuino podría querer hacer! Pero ahora Mtoto no podía ir a ningún sitio. Temblando dentro de la trampa esperaba los temidos sonidos de los pasos del cazador.
Mtoto no tuvo que esperar mucho tiempo. "Stamp, stamp, stamp" resonaban las botas del cazador por el camino. Cada vez más fuerte se escuchaban sus pisadas hasta que las botas estuvieron justo al otro lado de los barrotes y dos largos brazos se inclinaron para coger la jaula.
De pronto se escuchó un fuerte rugido y rápido como un relámpago un gran babuino, enseñando sus fuertes dientes blancos, descendió columpiándose desde el árbol más próximo hasta la jaula. El babuino le dio tal susto al cazador que éste dejó caer la jaula y corrió tan rápido como sus largas piernas de cazador se lo permitieron. Al golpear la jaula contra el suelo, la cerradura se desprendió y la puerta se abrió.
Mtoto rápidamente salió de un salto y aterrizó en los brazos del babuino que le había salvado, le miró a la cara y vio que era su abuelo
“Abuelo, no sólo eres sabio, sino que también eres valiente y fuerte” exclamó Mtoto. “Cuando sea mayor quiero ser como tú”
“Muy bien,” dijo el abuelo riendo con su risa profunda, “Lo que tienes que hacer es ir corriendo a jugar con tus amigos, porque jugando te harás fuerte, sabio y valiente”.
“Mtoto le dio a su abuelo un fuerte abrazo de babuino y se fue corriendo a jugar con sus amigos junto al río.
“Y desde entonces hasta el día de hoy, Mtoto, el Babuino nunca se ha vuelto a aburrir.
Así que, si vas a la sabana africana, podrías tener la suerte de ver a Mtoto con sus amigos trepando a los árboles, chapoteando en el río, lanzando cantos rodados desde los acantilados, columpiándose en las lianas y rodando entre las altas hierbas, disfrutando desde la mañana hasta la noche.

LA BALLENA QUEJICA

Hacer frente a una conducta de quejas y gimoteos persistentes es un desafío universal, sobre todo para los padres que están al cuidado de sus hijos 24 horas al día, los siete días de la semana.
El cuento de la Ballena Quejica ha sido utilizado con niños desde los cuatro años en adelante, en un grupo intercultural, desde, por una maestra en Ciudad del Cabo, hasta por una madre en los suburbios de Nairobi y por una psicóloga en Byron Bay (ella lo utiliza con adultos en asesoramiento para el crecimiento personal). En cada ocasión se han obtenido resultados alentadores, sobre todo con los niños pequeños cuando el mensaje era reforzado por la repetición del verso. A la maestra de Ciudad del Cabo le pareció necesario utilizar un caramillo para conseguir unas notas bajas y profundas al final del cuento, sus niños insistían en escuchar ¡cómo sonaba realmente una hermosa canción de ballena!
Había una vez una ballena pequeña que no hacía más que gemir y quejarse todo el día a su madre. Nada importaba lo que la madre hiciera o cuánto intentase complacer a su pequeña, nunca nada estaba del todo bien. Nadaba demasiado rápido o demasiado lento, el agua estaba demasiado caliente o demasiado fría, la comida era demasiada o no era suficiente.
Durante todo el día, la Ballena Quejica no hacía más que nadar alrededor de su madre, en su casa que era el océano, repitiendo su canción de quejas.
No me gusta esto y no me gusta eso,
No quiero esto y no quiero eso,
No puedo hacer esto y no puedo hacer eso
¡Mi vida es una ruina!
La Madre Ballena intentaba enseñar a su pequeña el hermoso canto de las ballenas, que todas las ballenas jóvenes debían aprender para poder crecer y tener sus propias familias. Pero la Ballena Quejica estaba demasiado ocupada repitiendo su canción como para pres...

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