El ombligo como centro cósmico

Una contribución a la historia de las religiones

Gutierre Tibón

• Editorial: Fondo de Cultura Económica
• Año: 2015
• ISBN:
  9786071626721
• Categoría: Social Sciences
• Categoría: Cultural & Social Anthropology

La sabiduría proverbial de Gutierre Tibón ha configurado una rigurosa y documentada contribución a la historia de las religiones, advirtiendo la gravitación simbólica de ciertos signos y manifestaciones: el ombligo como centro cósmico y erótico, el saber onfálico y las subyacencias mitológicas de semejante postulación.

VII. OMBLIGOS SACRALES Y GEOGRÁFICOS DEL NUEVO Y NOVÍSIMO MUNDO

BÚSQUEDA DEL OMBLIGO DEL MUNDO

LOS ZUÑIS de Nuevo México conservan una leyenda intrincada y alucinante sobre la búsqueda del ombligo del mundo.1 Al encontrarlo, fundan en él su ciudad santa, Zuñi, dividida en siete partes que corresponden a los siete barrios del mundo. En cada barrio vivían tres clanes, con excepción del clan de los pericos, el primero de la tribu, que ocupaba, solo, el centro de Zuñi.2 Sobre la simbología del perico sabemos que en la leyenda quiché es uno de los animales que ayudaron a los dioses a encontrar el maíz.3

Cierta ceremonia de iniciación de los indios luiseños de la California estaba enlazada con una pintura redonda en el suelo, que representaba el mundo con sus siete partes: manos, montes, araña, cuervos, oso, serpiente; la séptima parte era un agujero en medio del círculo, con diámetro de 35 milímetros, llamado ombligo:4 otro ombligo del mundo.

Entre los pimas, indígenas de Sonora y Arizona que hablan dialectos utoaztecas y se emparentan con los huicholes, se conservan unas leyendas acerca del “ombligo de la tierra” que se asemejan arquetípicamente a la tradición de la asiática montaña Meru. El monte central de los pimas recibe el nombre de Bavoquivari.5

EL OMBLIGO, CENTRO CÓSMICO MAYA

La más grande de las ciudades mayas, Tikal, fue vista por primera vez por ojos europeos el 8 de febrero de 1696. Cierto misionero franciscano, que tenía un apellido de jesuita, Andrés de Avendaño y Loyola, llegó allí, medio muerto de hambre y de agotamiento, durante su viaje de regreso del lago de Petén Itzá. Dos meses más tarde escribía, desde la quietud de su convento meridano:

Con tantos trabajos iban las fuerzas rindiéndose a toda prisa, conociendo por verdadero el adagio que dicen los vizcaínos, mis paisanos, que las tripas traen o llevan a las piernas, y no las piernas a las tripas. Entre estos altos montes que pasamos hay variedad de edificios antiguos, salvo unos en que reconocí vivienda y aunque estaban muy altos, y mis fuerzas eran pocas, subí (aunque con trabajo) a ellos. Estaban en forma de convento, con sus claustritos pequeños, y muchos cuartos de vivienda, todos techados.6

El manuscrito del padre Avendaño, inédito aún, se encuentra en una biblioteca de Chicago. Al estudiarlo, en 1934, el mayista Alfredo Barrera Vásquez apuntó otro dato de singular interés. El padre Avendaño halló edificios antiguos en medio de una provincia “que llaman el ombrigo (sic) de la tierra”, o sea, U tuch u luumil. Me he enterado de que hubo, y hay, un ombligo de la tierra también en la península yucateca. Un anciano de Maní, don Catalino Chan, a quien atribuían 110 años de vida y que murió a principios de 1978, confió al antropólogo Carlos Villanueva “con respeto y casi como un susurro al oído” que Maní es U tuch u luumil.7 Esta antigua tradición se justifica con creces: tal como lo prueba un mapa de 1557, Maní era el punto central para la delimitación de Yucatán (fig. 73).

MANÍ, ÓNFALO Y ORÁCULO

Maní fue capital del cacicazgo de los xiúes, de linaje tolteca; Kukulcán tenía allí un célebre santuario. En noviembre acudían a Maní peregrinos procedentes de todo el Mayab para venerar, durante una fiesta muy solemne que duraba cinco días, a la Serpiente Emplumada.8

El gran sacerdote de Maní, Chilam Balam, profetizó la llegada de gente blanca y barbada que dominaría a los mayas9 y les impondría una nueva religión;10 además, fue el precursor de la adoración de la cruz.11 Debido a la fama de sus predicciones y al libro de Chilam Balam que se conservó en Maní, los demás manuscritos antiguos de Yucatán fueron llamados con el mismo nombre. Recordemos que varios oráculos del Viejo Mundo, desde Delfos en Grecia hasta Siva en África, eran ombligos de la tierra, omphalói ges. Las profecías se recibían preferentemente en puntos centrales, umbilicales, donde era posible la comunicación con la morada suprema de la deidad.12 Maní obedece a la misma pauta arquetípica.

Debido a la fama de Maní como centro religioso, el futuro obispo Diego de Landa lo escogió para llevar a cabo el famoso auto de fe de 1562, en que se quemaron, en hacinamientos enormes, los códices mayas.

Además de los ombligos de la tierra, los mayas creían en su contraparte celeste. En el Lenguaje de Zuyua se alude al centro del cielo13 y en el Relato de un katún 8 ahau, al centro del corazón del cielo.14

EL OMBLIGO DEL MUNDO EN ZINACANTÁN

Entre los zinacantecos, grupo mayance de los Altos de Chiapas,15 el mundo es concebido como

un inmenso cubo: pero el centro de la cara superior de este mundo cúbico es el ombligo, un montículo de tierra redondeado y bajo el cual está el centro ceremonial del pueblo. Cerca de él tienen una capilla donde […] hacen plegarias a este “ombligo del mundo” […] El mundo se extiende a partir de este ombligo.16

En el complejo simbolismo relativo a las plantas rituales, los zinacantecos colocan los pinos silvestres con que adornan las cruces de los altares siempre mirando hacia afuera, en dirección del bosque, en tanto que los geranios rojos domesticados miran hacia adentro: a las casas y al “ombligo del mundo”.17

CENTROS CÓSMICOS AZTECAS

Al igual que los demás pueblos de Mesoamérica, los aztecas concebían el universo en tres planos: el terrestre se explaya horizontalmente en las cuatro direcciones; el celeste y el subterráneo se extienden verticalmente hacia arriba y hacia abajo. Una representació...