La enfermedad y la cura
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La enfermedad y la cura

Conceptos de una medicina diferente

Annette Kerckhoff, Eduard Urbanek, Eduard Urbanek

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La enfermedad y la cura

Conceptos de una medicina diferente

Annette Kerckhoff, Eduard Urbanek, Eduard Urbanek

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El concepto de enfermedad y las terapias y remedios utilizados para recuperar la salud están profundamente relacionados con la cultura, la época y la idea del hombre de cada civilización. Annette Kerckhoff estudia doce sistemas médicos que pueden contribuir a la conformación de una nueva "medicina integral"; en cada caso brinda una semblanza histórica de sus fundadores, luego describe los conceptos de enfermedad y de curación de cada sistema y finalmente ejemplifica con tres padecimientos -el resfriado, el dolor de espalda y el cáncer- la forma en que lo describen, explican y tratan.

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Información

PRIMERA PARTE
HISTORIA DE LA MEDICINA EN EUROPA: FUNDADORES Y DISIDENTES
I. EL PODER DE LOS DIOSES. LA CURACIÓN DURANTE EL SUEÑO
EL DIOS SANADOR ASCLEPIO
Desde el siglo VI a. C. se construyeron templos para honrar a Asclepio. Se creía que en estos templos Asclepio curaba, en conjunto con su hija Higía, a los enfermos a lo largo de un sueño saludable (por lo cual se insinúa que la higiene no solamente tiene que ver con lavarse las manos).
Asclepio era representado la mayoría de las veces con un bastón alrededor del cual se ensortija una serpiente, lo cual hasta nuestros días es el símbolo de muchas farmacias y médicos. El llamado bastón de Esculapio deriva de la denominación romana de “Aesculapius”, el dios sanador griego y surgió en 293 a. C., cuando se intentó controlar una peste persistente invocando al dios griego. La serpiente es la acompañante más importante de Asclepio y frecuentemente escupe su veneno saludable en una vasija.
Los lugares de culto al siempre servicial dios sanador Asclepio se extendieron más allá de su lugar de origen: de Epidauro, que está ubicado aproximadamente a 50 km de Atenas, a toda Grecia, las islas del Egeo y las zonas costeras de Asia Menor, las cuales estaban pobladas por griegos, e incluso hasta Roma, Portugal y el Alto Egipto. Muchos de sus templos se encontraban presuntamente en una ubicación favorable: un manantial curativo, un lugar propicio para la salud, a menudo rodeado por una arboleda. Los enfermos, quienes con frecuencia peregrinaban largas distancias hasta sus templos, se hospedaban en albergues que se encontraban en la proximidad de las instalaciones del templo porque todavía no existían los hospitales.
Asclepio, el suave y benévolo dios sanador, proporcionaba ayuda y sanaba al enfermo durante el sueño o se le aparecía y le daba una indicación de cómo alcanzar la curación, lo cual interpretaba posteriormente un sacerdote. Este sueño, que también se denominaba sueño curativo o sueño del templo, era como si fuera una “incubación”, y se encontraba al centro del rito de curación. Se realizaba en las “cámaras de incubación” especiales dentro del templo mismo, las cuales estaban decoradas con imágenes de Asclepio.
El templo, así se ha reportado, contaba con varios niveles. Para comenzar, los visitantes llegaban al primer nivel de una escalinata, allí se sometían a abluciones rituales, con masajes e inciensos; la siguiente escalinata los llevaba a un nivel en el cual se presentaba una ofrenda, y se pagaba una donación monetaria. Finalmente, en la tercera escalinata, el visitante llegaba a la terraza más alta donde, además de las cámaras de incubación, había recintos con columnas. Allí los enfermos esperaban para recibir un “oráculo de sueño”, que era interpretado al día siguiente por los sacerdotes y del cual se derivaba una recomendación para el tratamiento.1
No pocas veces la terapia era exitosa. Los pacientes agradecidos erigían un monumento o colocaban una placa en honor de Asclepio. En una de esas placas, por ejemplo, se podía leer: “Hermodikes de Lámpsaco tenía el cuerpo paralizado. En el sueño fue curado por el dios”.2
¿Curación durante el sueño? ¿Instrucciones por medio de los sueños? Efectivamente, según escriben Jutta Kollesch y Diethard Nickel en su libro sobre medicina antigua, hay que “reconocer que la medicina del templo tuvo éxito porque los sacerdotes de Asclepio disponían de un caudal de conocimientos médicos sólidos adquiridos de manera empírica. Además, en ciertas enfermedades sin duda repercutió la psicología de la época como un factor favorable para la curación”.3
¿POR QUÉ ENFERMAMOS? Como ya se ha mencionado, la gente de ese entonces pensaba que los dioses decidían sobre el bienestar de los mortales; pero los dioses, eso lo sabemos por la mitología, no eran exactamente sencillos de carácter sino conflictivos. De la misma manera en que Zeus tenía que afrontar deseos salvajes, ataques de celos y coléricos, así también los demás dioses se enfrentaban a estos cambios de humor, y lo mismo les podía pasar a los seres humanos. Poder tener influencia sobre estos factores en uno mismo; de cierto modo tener control sobre la vida propia, sobre el propio estado de salud, era en ese entonces un pensamiento extraño.
¿CÓMO CURAR LA ENFERMEDAD? Las indicaciones acerca de los rituales curativos en los templos griegos de Asclepio parecen, en términos modernos, como una mezcla de cura de sueño, ayuno y vacaciones en el templo. A esto se le agregaba la esperanza de obtener el consejo de una autoridad superior y la firme creencia de que se recibía ayuda. “Dios sanador Asclepio, ¡pongo mi destino en tus manos y obedezco lo que me digas!”, ésa más o menos era la postura del que dormía en el templo.
LAS ENFERMEDADES Y su TRATAMIENTO DESDE LA PERSPECTIVA DEL CULTO SANADOR DE ASCLEPIO
Ahora algo que decepciona: no he encontrado fuentes sobre cómo se trató la rinitis, los dolores de espalda o el cáncer en los tiempos del culto a Asclepio. Entonces tenemos que servirnos de nuestra imaginación y trasladarnos al año 500 a. C., un tiempo en el que todavía reinaban los dioses olímpicos. Aunque las frías noches griegas o un primer baño durante la primavera en el mar podrían ser los responsables del resfriado, según el entendimiento de los afectados pudo haberse tratado de una broma divina, quizá de Neptuno, el dios del mar. Los dolores de espalda en aquellos tiempos no provenían de días largos frente al escritorio, sino quizá de la continua labor física, pero se consideraban como una arbitrariedad o un castigo de los dioses. Quizá Artemisa, la diosa de la caza, había lanzado una flecha, así como hoy también se habla de un “tirón”. Las consideraciones acerca del tema cáncer pudieron haber sido parecidas.
La terapia para todas esas enfermedades consistía en la secuencia descrita anteriormente, la cual constaba de regeneración y purificación, además de la instrucción durante el sueño y las recomendaciones de los sacerdotes. En nuestros días, las medidas anteriores se podrían interpretar como una relajación dirigida y una estimulación activa del sistema nervioso parasimpático. Todo esto es totalmente de actualidad: se sabe que una exposición persistente al estrés no solamente pesa sobre el sistema inmunológico (resfriado), provoca la tensión automática e inconsciente de los músculos (dolor de espalda), sino que también conduce a la debilidad extrema y al agotamiento.
Herbert Benson, de quien se habla en el recuadro siguiente, desde 1975 acuñó el término relaxation response, en castellano “respuesta de relajación”, un concepto que se ha visto como una opción consciente al stress response, en castellano “respuesta al estrés”, la cual es una reacción enfática del sistema nervioso simpático a estímulos externos.4 Las técnicas de relajación, los ejercicios para la atención, la reducción dirigida de estrés o el manejo de estrés representan hoy el desarrollo de esa tendencia. Estas técnicas deben ayudarnos a manejar la abundancia de impresiones sensoriales, información, imágenes, sonidos y, sobre todo, de cambios, para evitar que nuestro sistema nervioso autónomo se descontrole en forma constante. Lo que en aquellos tiempos se practicaba en los templos del culto a Asclepio, en nuestros días es un elemento esencial de la medicina, precisamente para enfrentar todas las enfermedades causadas por el estrés. Y ésas son muchas.
ASCLEPIO EN LA ACTUALIDAD
El culto a Asclepio estuvo vigente durante 2500 años, y desde hace mucho tiempo fue remplazado por otros métodos de curación. No obstante, ¿esto significa que la totalidad de sus elementos se volvieron obsoletos? Eso es poco probable. Resulta asombroso que en la actualidad son precisamente estos elementos —hacer una peregrinación, tomar descanso, ayunar, tomar baños y relajarse— los que gozan de gran popularidad, si bien no como parte de una medicina, por lo menos como parte de una cultura nueva del tiempo libre y de la cultura del spa. El libro Bueno, me largo de Hape Kerkeling se reeditó 59 veces en un año, vendió tres millones de ejemplares y con eso se ha convertido en uno de los grandes bestsellers de nuestro tiempo. En este libro Kerkeling narra su peregrinación al Camino de Santiago después de tener una crisis de salud. Relata su salida hacia Santiago, sus crisis, sus experiencias límite y el esfuerzo enorme de su itinerario; toca la fibra sensible de nuestro tiempo. Allí nos dice: “Este viaje es duro y maravilloso. Es un desafío y una invitación. Te deja acabado y vacío. Y te rehace. Te quita toda la fuerza y te la devuelve triplicada. Tienes que hacer el camino solo; de otro modo no revela sus secretos”.a
También las ceremonias de purificación, como uno puede imaginárselas en los templos de Asclepio, están en auge —aunque en forma comercial—, por ejemplo en spas con espacios acuáticos elaborados, donde se remueve lo viejo y lo nuevo surge con agua, sauna y quizá incluso un baño de miel y leche o con barro y talasoterapia.
Este enfoque, en el que un elemento fundamental de la curación consiste en tomarse un tiempo libre, me parece evidente de inmediato; y, a decir verdad, en el mejor de los casos, es preferible antes de que llegue el colapso. Yo misma también voy a empacar mi mochila, una vez que este libro, que me ha ocupado durante años, esté terminado, y me voy a ir a visitar los Montes Dolomitas para que allá en las montañas deje que la energía llegue a mis piernas nuevamente y que mi mente descanse.
Un elemento importante del culto de Asclepio fue el ayuno. Todo aquel que se preparaba para el sueño del templo, ayunaba. Eso no era nada estúpido: un gran número de naturópatas ahora también aconsejan la cura del ayuno anual y preguntan, no sin cierta justificación: “¿Por qué envían su coche para una revisión anual, e incluso para cambio de aceite, pero no hacen lo mismo con ustedes mismos?”
Finalmente, está el propio sueño curativo. En nuestros días, el sueño es también un tema más que actual. La cuarta parte de los alemanes sufre de insomnio. Les cuesta trabajo quedarse dormidos, no pueden dormir de un tirón o se despiertan sin haber dormido lo suficiente. Les falta una fuente de regeneración importante porque en el sueño el latido del corazón y la presión arterial disminuyen, la respiración se hace más lenta y la glándula suprarrenal disminuye la producción de adrenalina. La relajación se hace presente. Cuando la actividad del corazón y la circulación disminuyen, se activa el colon, el hígado y los riñones: comienza entonces la eliminación y la desintoxicación. Al mismo tiempo se activa el sistema hormonal: las hormonas de crecimiento y las hormonas para la regeneración de nuestras células; además se liberan hormonas para la formación de células inmunes.
El hecho de que todo eso pueda suceder, tiene que ver con el sistema nervioso vegetativo o autónomo. Quiero hacer aquí una pequeña digresión porque para muchas de las molestias que se padecen en nuestros días la comprensión del sistema nervioso autónomo es indispensable. El sistema nervioso del ser humano consiste en el sistema nervioso somático (voluntario) y en el sistema nervioso autónomo (vegetativo). Este último dirige todos los procesos en el cuerpo que se llevan a cabo de manera autónoma: la respiración, el metabolismo, la digestión, el latido del corazón, etc. El sistema nervioso autónomo se divide en dos: uno (el simpático) es el responsable de la “acción”, del rendimiento rápido, de la reacción, de la huida o del ataque; el otro (el parasimpático) es el responsable de la recuperación, de la digestión y la regeneración. Sólo podemos dormir cuando el simpático no está activo al 100%, cuando no estamos en posición de alerta ante algún enemigo que podría aparecer a la vuelta a la esquina. Sólo podemos dormir cuando no estamos estresados, cuando no tenemos información que procesar. Desde esta perspectiva, se podrían llevar autobuses llenos gente de la ciudad hacia el aislamiento en la naturaleza para hacer curas de sueño. El que hace eso en forma regular y voluntaria, no es un ermitaño ni un narcisista, sino alguien que practica el cuidado de la salud en forma activa, que se preocupa por lograr un equilibrio que en la vida moderna desaparece con demasiada rapidez.
Regresemos con Asclepio. Las descripciones sobre los viajes al templo de Asclepio consisten sobre todo en lo siguiente: son descripciones de seres humanos que creían que esa visita les iba a ayudar, que creían en el dios sanador Asclepio y que esperaban recibir su benevolencia. Esos visitantes confiaban en Asclepio y ponían su vida en sus manos. Desde el punto de vista de la medicina complementaria, la fe es uno de los motores más importantes en el proceso de la curación o de la enfermedad. Herbert Benson, el fundador del Mind/Body Medical Institute [Instituto Médico Mente/Cuerpo], escribió ya, en 1996, un voluminoso libro intitulado Siempre sano (Timeless Healing).b Benson está convencido de la existencia del efecto placebo; en su libro, ha hecho hincapié en su importancia citando numerosos estudios que prueban cuán positivo es el efecto que tiene el hecho de creer: en medicamentos nuevos, en dios, en la espiritualidad y en el pensamiento positivo, pero también ha documentado el poder destructivo de las malas noticias o los malos pronósticos en la medicina.c “¡Denle esperanza a sus pacientes!”, invita a los médicos, “utilicen la confianza que se les otorga, que el paciente también crea en ustedes y en su competencia. Y fortalezcan la confianza del paciente en sí mismo y en el poder de sus pensamientos”.
a Cf. H. Kerkeling, Ich bin dann mal weg, p. 343.
b Cf. H. Benson, Heilung durch Glauben.
c Cf. también J. Blech. “Wundermittel im Kopf”, Der Spiegel, 6: 6-17, 2007.
La instrucción durante el ...

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