Cultivos transgénicos para la agricultura latinoamericana

Carlos A. Blanco

• Editorial: Fondo de Cultura Económica
• Año: 2012
• ISBN del libro electrónico: 9786071603272
• Categoría: Ciencias biológicas
• Categoría: Biología

La aparición de los primeros cultivos transgénicos dio origen a una gran controversia entre consumidores, grupos ambientalistas, agricultores, investigadores y empresas. Más de 10 años han pasado desde que se introdujeron estos cultivos sin que hayan ocurrido las consecuencias negativas que se temían. En estas páginas el lector puede obtener información fidedigna sobre qué son las plantas transgénicas, sus efectos sobre el ambiente, su efectividad, sus posibles repercusiones socioeconómicas y cuáles son las expectativas en un futuro cercano.

IV. La agricultura transgénica y los recursos fitogenéticos en México ASPECTOS SOCIALES

YOLANDA MASSIEU TRIGO
MICHELLE CHAUVET

INTRODUCCIÓN

En los años ochenta los impactos socioeconómicos de la agrobiotecnología fueron sobrevaluados. Ahora existe evidencia empírica que permite analizarlos en una dimensión más precisa. Es evidente que la agrobiotecnología ha favorecido los intereses corporativos en vez de acrecentar sus potencialidades para beneficio del ambiente y el progreso de la agricultura, especialmente en los países atrasados.

A comienzos del siglo xxi podemos ver grandes diferencias entre lo que ha pasado en los países industrializados y en los menos desarrollados; en éstos difícilmente se podría hablar de una modernización agrícola basada en la biotecnología, especialmente en América Latina, donde las políticas económicas neoliberales han puesto a la agricultura en una situación crítica. En este ensayo se dan elementos empíricos para mostrar los obstáculos a los impactos favorables de la agrobiotecnología, a través de cuatro casos (papa, algodón, jitomate y maíz). El objetivo del trabajo es contribuir al análisis de los impactos de la agrobiotecnología, especificando, por tipo de producto y de productor, la región de cultivo y la forma de comercialización, tanto a nivel nacional como internacional. El planteamiento principal es que la política neoliberal ha generado una crisis en la agricultura mexicana que dificulta la modernización, ya sea agrobiotecnológica o de otro tipo. Algunos estudios en esta línea sostienen que la agricultura mexicana está pasando por una demodernización, incluso en el uso de tecnología convencional (Calva, 2001). México es un caso importante con respecto a los impactos socioeconómicos y políticos de los cultivos transgénicos por ser lugar de origen del maíz y haber sufrido el flujo de genes entre el maíz transgénico y sus variedades nativas.

El capítulo está dividido en tres secciones. En la primera se describe el contexto en que la biotecnología ha sido introducida en la agricultura mexicana. La segunda se dedica a los cuatro casos, para finalmente reflexionar acerca de las expectativas de los impactos socioeconómicos de la biotecnología.

BIOTECNOLOGÍA, GLOBALIZACIÓN Y AGRICULTURA

Desde el final de los años ochenta y comienzos de los noventa se previeron efectos socioeconómicos de la biotecnología en la agricultura y el ambiente (Suárez, 1990; Otero, 1991; Sociológica, 1991). Se mencionaron tanto riesgos como beneficios, pero no había aún evidencia empírica acerca de ellos. Fue hasta mediados de la década de los noventa cuando se estudiaron los primeros impactos en casos concretos (Fransman et al., 1995). La agricultura es un sector declinante de la economía y ha sido descuidada por las políticas recientes. El panorama crítico, social y económicamente, de la agricultura mexicana dura ya más de tres décadas. De hecho, existe un debate en cuanto a si dicha situación puede caracterizarse como una “crisis”, dada su larga duración, o se trata de “una nueva forma de dominio de las agroindustrias transnacionales sobre los productores agrícolas de los países subdesarrollados, a la que denominamos subordinación desestructurante” que “somete a la ruina a los empresarios y a la descampesinizacion a los campesinos” (Rubio, 2004, p. 26). En cuanto al tema de este capítulo, la situación agrícola de México es un obstáculo para la modernización agrobiotecnológica (Massieu, 1995). La discusión se ha dado en torno a si la biotecnología es una continuación de la revolución verde. Una hipótesis para el caso de la agricultura mexicana podría ser que, debido a la crítica situación económica desde hace varias décadas, la biotecnología no ha podido expandirse como un nuevo modelo tecnológico dominante y más bien existe una trasposición compleja de diferentes modelos tecnológicos, desde formas muy tradicionales hasta la revolución verde y la biotecnología.

El centro de la discusión actual es el dilema de los OGM (organismos genéticamente modificados) y sus efectos en la alimentación, la salud y el ambiente. La ingeniería genética modifica las características naturales de las plantas, dándoles rasgos específicos por la introducción de un gen en particular, lo que les permite resistir el estrés ambiental, los herbicidas, insectos, virus y bacterias y así incrementar los rendimientos. Estas plantas son conocidas como transgénicas. Aquí se trata de dar alguna evidencia empírica para México, para lo cual los casos expuestos contribuirán a contestar si la biotecnología es realmente conveniente para la agricultura mexicana y si el país tiene suficiente capacidad científica, técnica e institucional para afrontar el reto.

Corporaciones agrobiotecnológicas globales y su influencia sobre los impactos socioeconómicos de la agrobiotecnología

Desde los años ochenta está claro que el desarrollo de la agrobiotecnología está ligado a la restructuración de las corporaciones globales farmacéuticas, de insumos agrícolas y semilleras.¹ La tendencia a las fusiones entre este tipo de empresas dio origen a la nueva industria agrobiotecnológica. Esto sucedió paralelamente al incremento de la importancia de los derechos de propiedad intelectual (DPI) para proteger los productos de estas compañías. Específicamente, el interés de las firmas farmacéuticas y de insumos agrícolas por adquirir empresas semilleras está relacionado con los DPI, dado que las patentes no eran suficientes para asegurar el acceso a los mercados agrícolas porque no se tenían los canales de distribución para los agricultores, ya que estaban en manos de las semilleras. Adquiriendo estas últimas, las nuevas firmas agrobiotecnológicas lograban la distribución de sus innovaciones y el poder de controlar el mercado, dado que la transformación genética está concentrada en la semilla. A comienzos de los años noventa, esta nueva industria fue llamada de “las ciencias de la vida”. Un cambio interesante es que las corporaciones han separado nuevamente las secciones farmacéutica y agrícola, debido principalmente a que no hay el mismo rechazo del público hacia los productos médicos modificados genéticamente que el existente hacia los alimentos transgénicos (Bijman, 1999, p. 17).

Existe una creciente concentración a nivel global en la producción y el abasto de alimentos y medicamentos; al observar la tendencia a las fusiones en las compañías agrobiotecnológicas, se previó en 1998 y 1999 que en el mediano plazo serían sólo seis firmas las que dominarían los mercados de alimentos y medicinas: Monsanto, Novartis, AgrEvo (que ya no existe debido al escándalo del maíz transgénico StarLink)² y Dow. Esta circunstancia les otorga a las redes biotecnológicas un gran poder de mercado, que usan para dictar las nuevas reglas comerciales. Dicho poder crecientemente moldea el destino de las agriculturas de los países menos desarrollados.

Antes de que se pasara de la etapa experimental a la comercial existía la creencia de que la biotecnología podría beneficiar tanto a los pequeños productores como a los grandes empresarios agrícolas, y que cambiaría completamente el modelo tecnológico de producción alimentaria. En estos años, la biotecnología era producto de pequeñas compañías de joint ventures vinculadas a capital de riesgo y/o laboratorios universitarios.

Actualmente la biotecnología está enfocada en la ingeniería genética y se concentra en manos de las redes globales de la nueva agrobioindustria. Los cambios en el régimen alimentario se han presentado ligados al modelo tecnológico anterior (el de la revolución verde). Prácticamente las nuevas tecnologías forman parte de un orden social preexistente y son dirigidas por los intereses económicos de las firmas agrobiotecnológicas. En México el papel de Monsanto es sobresaliente, como se verá en los casos de la papa y el algodón. Otros aspectos que influyen en los estudios de caso son el conflicto global-local respecto de los recursos genéticos y la situación de la agricultura mexicana ante las medidas económicas neoliberales.

El conflicto global-local respecto de los recursos genéticos vegetales (RGV)

Para Pistorius y Van Wijk (1999, pp. 7-8), existe un conflicto por la explotación de los recursos genéticos vegetales, relacionado con la agricultura, con la división internacional del trabajo vigente y con una dimensión histórica. Un primer indicio del conflicto internacional que se desataría años después respecto de los RGV fue la polémica de fines de los sesenta sobre la mejor vía para la conservación del germoplasma, ex situ o in situ,³ así como definir qué organismo internacional centraría las colectas y colecciones. La FAO estaba a favor de la conservación in situ y pugnó en foros internacionales por ser la institución centralizadora. El sistema de Centros de Investigación Agrícola (CGIAR, por sus siglas en inglés), que tiene entre sus donadores a la Fundación Rockefeller y al Banco Mundial, estaba a favor de la conservación ex situ. Esta última institución resultó ganadora en el conflicto y la FAO quedó definitivamente marginada de la conservación de germoplasma (Pistorius, 1997, pp. 27-30).

Desde los setenta apareció una creciente preocupación de la sociedad civil por los recursos genéticos alimentarios; había dejado de ser un tema sólo para expertos (Mooney, 1979). Se cuestionaban los beneficios de la acelerada industrialización de la agricultura y se llamaba la atención sobre el proceso de erosión genética en el Sur. Por siglos, los poderes coloniales y posteriormente los países industrializados del Norte habían colectado gratuitamente semillas y plantas de variedades locales y parientes silvestres en el Sur. Estas semillas y plantas eran transferidas a jardines botánicos y bancos de genes en el Norte, fuera del control de sus países de origen. Como estos recursos eran considerados una “herencia común de la humanidad”, no se cuestionaron asuntos de propiedad y pago. Los genes derivados de las semillas colectadas en el Sur habían agregado billones de dólares a las economías de los países industrializados. Por ejemplo, una variedad turca de trigo proporcionó genes resistentes al hongo rayado de las variedades estadunidenses, contribución estimada en 50 millones de dólares anuales (Kloppenburg, 1990, pp. 167-168).

A principios de los años ochenta, estos conflictos se intensificaron porque la mayoría de los bancos mundiales de semillas estaban bajo el control de los países de la OCDE, lo que implicaba que los gobiernos de países de origen no podrían tener control sobre ese recurso. A la vez, la ONG canadiense Fundación Internacional para el Progreso Rural (RAFI, por sus siglas en inglés) denunciaba que los gobiernos de países de la OCDE habían embargado semillas en su territorio que provinieran de países hostiles (RAFI, 1988). El conflicto internacional sobre la explotación de los RGV se expresó en dos resoluciones de la FAO, vigentes en 1988 y 1989, sobre un Compromiso Internacional sobre RGV y el establecimiento de una comisión sobre estos recursos (CPGR, por sus siglas en inglés). Ambas resoluciones fueron adoptadas por la FAO desde 1983, a pesar de la oposición de los países de la OCDE. El Compromiso Internacional era un arreglo flexible que proveía normas y reglas para la conservación e intercambio de semillas, plantas y tejidos vegetales. Los países atrasados habían usado su mayoría para adoptar una definición muy amplia de RGV, que no sólo consideraba variedades locales y parientes silvestres, también variedades comerciales—protegidas legalmente o no—como herencia común y por tanto disponibles públicamente.

Se adoptó un nuevo tipo de derechos, los derechos del agricultor, los cuales tratarían de compensar los esfuerzos de los agricultores para domesticar plantas por miles de años. Este concepto puede ser entendido como derechos de propiedad intelectual colectivos que permiten recibir apoyo financiero de un Fondo Internacional para RGV dirigido por la FAO. Las contribuciones al fondo son voluntarias para los países participantes, así que ni el fondo internacional ni los derechos del agricultor se han materializado.

En años recientes, el conflicto sobre los RGV ha estado muy influido por otros dos acuerdos internacionales: 1) la Convención sobre la Diversidad Biológica (CDB) adoptada durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Ambiente y Desarrollo en Río de Janeiro en 1992 y 2) el acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual Relacionados con el Comercio (TRIPS), que era parte del nuevo Acuerdo General de Aranceles y Comercio concluido en Marruecos en 1994.

La CDB se dirige a la preservación de todas las plantas y organismos que sostienen el ecosistema global. La Convención eliminó el estatus de “herencia común de la humanidad” de las plantas silvestres y variedades nativas; en su lugar se acepta que los “países de origen” tienen derechos de soberanía, sobre todo el material biológico originado en su territorio.

El argumento de los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual Relacionados con el Comercio (TRIPS), de la Organización Mundial de Comercio (OMS), fue resultado de una iniciativa de las principales organizaciones industriales del mundo para proteger la nueva tecnología, las medicinas y los trabajos audiovisuales contra la imitación. Las grandes compañías químicas y farmacéuticas promovieron la protección para sus innovaciones biotecnológicas. Un grupo de países subdesarrollados se opuso y pidió la exclusión de patentabilidad para las variedades de plantas, animales y otros productos y procesos, si se consideraban de interés público. A pesar de ello, el acuerdo TRIPS fue firmado por 125 países en 1994, como parte del nuevo GATT. El acuerdo reconoce la protección legal de las plantas en la mayor parte del mundo y está vigente desde 2001.

El 29 de junio de 2004 entró en vigor otro Tratado Intern...

Índice

• Portada
• Sumario
• Introducción
• I. ¿Qué es una planta transgénica?
• II. Resistenciade plagas a cultivos transgénicos
• III. ¿Son benéficos los cultivos transgénicos?
• IV. La agricultura transgénica y los recursos fitogenéticosen México. Aspectos sociales
• V. Efectos potenciales en organismos que no son el objeto de control de la tecnología Bt.
• VI. El futuro de la biotecnología en América Latina
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