
- 128 páginas
- Spanish
- ePUB (apto para móviles)
- Disponible en iOS y Android
eBook - ePub
Consejos sobre administración financiera
Descripción del libro
La administración financiera es una herramienta técnica de control que se relaciona con planificación, recursos, operaciones y estrategias. Todo administrador sabe muy bien cómo afectan dichas actividades a las personas. Lo que este libro acrecienta es la dimensión espiritual. Es decir, lo que puede y debe ser diferente cuando el administrador se somete a la voluntad de Dios.
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Información
Categoría
Teología y religiónCategoría
Iglesia cristianaSegunda sección: Finanzas personales
Los hombres que manejan sumas de dinero deben aprender una lección de la historia de Salomón. Los que viven en forma desahogada están en continuo peligro de pensar que el dinero y la posición les asegurarán el respeto ajeno, y no necesitan ser tan escrupulosos. Pero la exaltación propia es sólo una burbuja. Al usar mal los talentos otorgados, Salomón apostató de Dios. Cuando Dios da prosperidad a los hombres, ellos deben tener cuidado de no seguir las imaginaciones de sus propios corazones, no sea que hagan peligrar la simplicidad de su fe y malogren su experiencia religiosa (CV 193).
Con gratitud a Dios y a nuestras casas publicadoras, presentamos una pequeña compilación de citas inspiradas sobre las finanzas personales, conteniendo orientaciones, recomendaciones y principios para una buena gestión de las finanzas de todo cristiano comprometido con la causa del evangelio.
Estamos supliendo así una laguna, ya que el consumismo exacerbado de nuestro tiempo está haciendo víctimas en todos los segmentos de la sociedad. Sin duda alguna, este conjunto de recomendaciones del espíritu de profecía, junto con otros materiales, será de gran ayuda para todos los que desean administrar, con seguridad, sus bienes y recursos particulares.
Nuestro objetivo es ayudar a todos los que están iniciando sus actividades en la administración financiera y sirven a la iglesia en diferentes áreas, partiendo de una gestión personal eficiente. Dios ha dado orientaciones seguras a los que desean alcanzar el éxito y llegar a ser un ejemplo digno de ser imitado.
Con las facilidades de comunicación que existen en nuestros días, los gestores deben conducir sus negocios de tal manera que el ejemplo de una buena administración en la esfera personal ejerza influencia positiva en el ámbito de sus responsabilidades corporativas.
Las librerías ofrecen muchas obras asociadas a sites que proponen fórmulas milagrosas sobre educación financiera personal, pero con ideas inviables. Por eso, defendemos el retorno a las orientaciones y principios divinos como instrumentos para alcanzar resultados compensadores.
Recomendamos que los administradores lean, con mucha reflexión, y prueben los comprobados principios divinos de gestión financiera personal.
Oramos para que usted busque el éxito a través de las recomendaciones divinas y se transforme en un gestor eficiente, siempre dispuesto a servir. Busquemos el “Así dice el Señor”, y alcanzaremos el éxito prometido.
Marino de Oliveira
Tesorero de la División Sudamericana
7. Dinero y consagración
1. Edificando el reino de Dios. El pueblo de Dios es llamado a una obra que requiere dinero y consagración. Las obligaciones que descansan sobre nosotros nos hacen responsables de trabajar para Dios hasta el máximo de nuestra habilidad. Él pide un servicio indiviso, la completa devoción del corazón, el alma, la mente y las fuerzas.
En el universo hay tan sólo dos lugares donde podemos colocar nuestros tesoros: en la tesorería de Dios o en la de Satanás; y todo lo que no se dedica al servicio de Dios se pone en el lado de Satanás, y va a fortalecer su causa. El Señor se propone que los medios confiados a nosotros se empleen en la edificación de su reino. Sus bienes nos han sido confiados en nuestra calidad de mayordomos suyos para que los manejemos cuidadosamente y le llevemos los intereses en términos de almas salvadas. Estas almas a su turno se convertirán en mayordomos confiables que colaborarán con Cristo para estimular los intereses de la causa de Dios (CMC 39, 40).
2. La Iglesia primitiva. Si el amor de Cristo ardiera en los corazones de su pueblo profeso [...] Si tan sólo comprendieran cuán cerca está el fin [...] sacrificarían sus posesiones tan espontáneamente como lo hicieron los miembros de la iglesia primitiva [...]
Nuestro caudal está mucho más seguro depositado allá que en un banco o invertido en casas y terrenos [...] Ningún ladrón puede aproximarse a él, y ningún fuego puede consumirlo [...]
Los que creen en esta verdad solemne deberían poseer espíritu de sacrificio en una medida tal que sirvan de reproche a las ambiciones mundanas de los adoradores del dinero (CMC 45).
3. Preparación para la vida futura. Los hombres... pueden interesarse en minas que rinden grandes beneficios en términos de plata y oro. Pueden dedicar toda una vida a conseguir tesoros terrenales; pero cuando mueren dejan todo tras ellos. No pueden llevar con ellos ni un solo peso al gran más allá. ¿Son sabios estos hombres? ¿No actúan insensatamente al permitir que las preciosas horas del tiempo de gracia pasen, sin realizar una preparación para la vida futura? Los que son sensatos se harán “tesoro en los cielos que no se agote” (Luc. 12:33), y pondrán un “buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la vida eterna” (1 Tim. 6:19). Si hemos de conseguir riquezas duraderas, comencemos ahora a transferir nuestro tesoro al otro lado, y nuestros corazones estarán donde está nuestro tesoro (CMC 132).
4. Desagrado de Dios. Los cristianos están seguros tan sólo al adquirir dinero en la forma en que Dios lo indica, y al usarlo en las maneras en que él los puede bendecir. Dios nos permite usar sus bienes con el único propósito de glorificarlo, a fin de que sean una bendición para nosotros, de manera que seamos una bendición para los demás. Los que han adoptado la máxima del mundo, y descartado las especificaciones de Dios, los que se posesionan de todo lo que pueden obtener en materia de sueldos o bienes, son pobres, ciertamente pobres, porque la ira de Dios está sobre ellos. Andan por sendas que ellos mismos han escogido, y deshonran a Dios, la verdad, su bondad, su misericordia, su carácter (CMC 147, 148).
5. Abnegación. Los que no ejercen buen juicio en el empleo del tiempo y el dinero, deberían pedir consejos a los que tienen experiencia [...]
La acción de dar como fruto de la abnegación constituye una ayuda maravillosa para el dador. Imparte una educación que nos capacita plenamente para comprender la obra de Aquel que anduvo haciendo bienes, que alivió el sufrimiento y satisfizo las necesidades de los pobres. El Salvador no vivió para agradarse a sí mismo. En su vida no había ningún rastro de egoísmo (CMC 307).
Después vi de nuevo a quienes no querían vender sus bienes terrenales para salvar a las perecientes almas, enviándoles la verdad mientras Jesús permanecía ante el Padre ofreciendo por ellas su sangre, sus sufrimientos y su muerte, y mientras los mensajeros de Dios aguardaban, dispuestos a llevarles la verdad salvadora a fin de que recibiesen el sello del Dios vivo. Es muy deplorable que a algunos de los que profesan la verdad presente, les duela hacer un sacrificio tan leve como el de entregar a los mensajeros el propio dinero de Dios, que él les prestó para que lo administrasen (PE 49).
Dios requiere sacrificio personal. Esto no traerá solamente prosperidad financiera sino también espiritual. La abnegación y el sacrifico personal harán maravillas para levantar la espiritualidad de la iglesia (TI 6:107).
6. El dinero. Dios también confía recursos a los hombres. Él les da el poder de obtener riquezas. Él riega la tierra con el rocío del cielo y con aguaceros de refrescante lluvia. Él da el sol que calienta la tierra, despertando a la vida las cosas de la naturaleza y haciéndolas florecer y producir fruto. Y él pide una retribución de lo que es suyo.
No nos ha sido dado nuestro dinero para que pudiéramos honrarnos y glorificamos a nosotros mismos. Como fieles mayordomos, hemos de usarlo para honra y gloria de Dios. Algunos piensan que sólo pertenece al Señor una porción de sus medios. Cuando han puesto aparte una porción con fines religiosos y caritativos, consideran que el resto les pertenece para usarlo como crean conveniente. Pero en esto se equivocan. Todo lo que poseemos es del Señor y somos responsables ante él del uso que le demos. En el empleo de cada centavo se verá si amamos a Dios por encima de todas las cosas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos.
El dinero tiene gran valor porque puede hacer mucho bien. En manos de los hijos de Dios es alimento para el hambriento, bebida para el sediento, y vestido para el desnudo. Es una defensa para el oprimido y un medio de ayudar al enfermo. Pero el dinero no es de más valor que la arena, a menos que sea usado para satisfacer las necesidades de la vida, beneficiar a otros, y hacer progresar la causa de Cristo.
La riqueza atesorada no es meramente inútil: es una maldición. En esta vida es una trampa para el alma, pues aparta los afectos del tesoro celestial. En el gran día de Dios su testimonio con respecto a los talentos no usados y a las oportunidades descuidadas condenará a su poseedor [...]
Pero Cristo no sanciona el uso pródigo o descuidado de los recursos. Su lección de economía: “Recoged los pedazos que han quedado, porque no se pierda nada”, es para todos sus seguidores. El que se da cuenta de que su dinero es un talento que proviene de Dios, lo usará económicamente, y sentirá que es su deber ahorrar, para poder dar.
Cuanto más dinero empleemos en la ostentación y la complacencia propia, menos tendremos para alimentar al hambriento y vestir al desnudo. Todo centavo usado innecesariamente, priva al que lo gasta de una preciosa oportunidad de hacer bien. Este proceder roba a Dios la honra y la gloria que debe tributársele mediante el aprovechamiento de los talentos que él ha confiado (PVGM 285-287).
7. El dinero puede ser una bendición o una maldición. El dinero no es necesariamente una maldición; es algo de alto valor porque si se emplea correctamente puede hacer bien en la salvación de las almas y en beneficio de quienes son más pobres que nosotros. Por un uso pródigo o imprudente [...] el dinero llegará a ser un lazo para quien lo gaste. El que emplea el dinero para satisfacer su orgullo y ambición hace de él una maldición más bien que una bendición. El dinero prueba constantemente los afectos. Todo aquel que lo adquiera en mayor cantidad que la realmente necesaria debe solicitar sabiduría y gracia para conocer su propio corazón y guardar a éste con diligencia, no sea que tenga necesidades imaginarias y llegue a ser un mayordomo infiel, que use con prodigalidad el capital que le confió el Señor.
Cuando amamos a Dios sobre todas las cosas, las temporales ocuparán su debido lugar en nuestros afectos. Si con humildad y fervor procuramos conocimiento y capacidad para hacer el debido uso de los bienes de nuestro Señor, recibiremos sabiduría de lo alto. Cuando el corazón se apoya en sus propias preferencias e inclinaciones, cuando se alberga el pensamiento de que el dinero puede conferir felicidad sin el favor de Dios, entonces el dinero llega a ser un tirano que domina al hombre; éste le concede su confianza y estima y lo adora como a un dios. Sacrifica en su altar el honor, la verdad y la justicia. Pone a un lado los mandamientos de la Palabra de Dios; y las costumbres y los usos del mundo, ordenados por el rey Mammón, llegan a ser un poder que le domina (HAd 337).
8. Dios ve los motivos. Algunos dan de su abundancia, y sin embargo no experimentan necesidad de nada. No practican la abnegación por la causa de Cristo. Dan liberalmente y de todo corazón, sin embargo todavía tienen todo lo que el corazón puede desear. Dios considera esto. La acción y el motivo son estrictamente notados por él y ellos no perderán su recompensa, pero aquellos que tienen menos recursos no deben excusarse porque no pueden hacer tanto como los demás. Haced todo lo que podáis. Negaos algunas de las cosas que no son indispensables, y sacrificaos por la causa de Dios. Así como la pobre viuda, poned vuestras dos blancas, y en verdad estaréis dando más que aquellos que dan de su abundancia; y sabréis cuán dulce es negarse a sí mismo para dar al necesitado, sacrificarse por la verdad y hacerse tesoros en el cielo (NEV 201).
9. La mejor inversión. Podéis sentir la tentación de invertir vuestro dinero en tierras. Tal vez vuestros amigos os aconsejarán que lo hagáis. ¿Pero no hay una forma mejor de invertir vuestros recursos? ¿No habéis sido comprados por un precio? ¿No se os ha confiado vuestro dinero para que negociéis para Dios? ¿No podéis comprender que él desea que utilicéis vuestros recursos para ayudar a edificar casas de culto, para ayudar a establecer sanatorios donde los enfermos recibirán curación espiritual y física, y para ayudar a establecer colegios donde los jóvenes serán preparados para el servicio, a fin de que haya obreros para enviar a los países del mundo? (CMC 49).
10. Ayudar a la obra a avanzar. Los que poseen recursos indudablemente son responsables, porque esto significa que Dios se los ha confiado, y deben sentir su responsabilidad de promover la obra de Dios en sus diferentes ramos. El hecho de que la verdad ata a las almas por medio de sus eslabones dorados al trono de Dios, debería inspirar a los hombres a trabajar con todas las energías que Dios les ha dado, a comerciar con los bienes del Señor en regiones lejanas diseminando lejos el conocimiento de Cristo, entre los gentiles (CMC 60, 61).
11. Capital prestado. Los que pretenden ser cristianos que recuerden que están trabajando con el capital que Dios les ha confiado, y que se requiere de ellos que sigan fielmente las instrucciones de las Escrituras concernientes a su uso. Si vivís en armonía con Dios no cometeréis ningún desfalco con los bienes de vuestro Señor ni los invertiréis en vuestras empresas egoístas (CMC 83).
12. Negociando para la eternidad. Se olvidan que todo lo que reclaman como suyo tan sólo les ha sido confiado. Son mayordomos de la gracia de Dios. Dios les ha encomendado ese capital para probarlos, para que manifiesten su actitud hacia su causa y demuestren cuáles son sus pensamientos íntimos hacia él. No sólo están negociando para este tiempo, sino también para la eternidad, con el dinero de su Señor, y el uso o el abuso de su talento determinará su posición y cargo en el mundo venidero (CMC 118).
13. Posición de dignidad. La posición de mayordomo implica dignidad, porque su Señor confía en él. Si obra con egoísmo en algún sentido, y se aprovecha de los beneficios obtenidos al negociar con los bienes de su Señor, ha falseado la confianza depositada en él.
El empleo egoísta de las riquezas demuestra que una persona es infiel a Dios, e incapacita al mayordomo de los bienes para el cargo más elevado del cielo (CMC 119).
14. No seguir las imaginaciones del corazón. Los hombres que manejan sumas de dinero deben aprender una lección de la historia de Salomón. Los que viven en forma desahogada están en continuo peligro de pensar que el dinero y la posición les asegurarán el respeto ajeno, y no necesitan ser tan escrupulosos. Pero la exaltación propia es sólo una burbuja. Al usar mal los talentos otorgados, Salomón apostató de Dios. Cuando Dios da prosperidad a los hombres, ellos deben tener cuidado de no seguir las imaginaciones de sus propios corazones, no sea que hagan peligrar la simplicidad de su fe y malogren su experiencia religiosa (CV 193).
15. Insinuación astuta. Judas tenía un elevado concepto de su propia capacidad administrativa. Se consideraba muy superior a sus condiscípulos como hombre de finanzas, y los había inducido a ellos a considerarlo de la misma manera. Había ganado su confianza y tenía gran influencia sobre ellos. La simpatía que profesaba a los pobres los engañaba, y su artera insinuación los indujo a mirar con desagrado la devoción de María. El murmullo circuyó la mesa: “¿Por qué se pierde esto? Porque esto se podía vender por gran precio, y darse a los pobres” (DTG 514).
16. El poder económico tiene poco valor. Cristo es nuestro Modelo, y los que sigan a Cristo no caminarán en tinieblas, porque no buscarán su propio placer. El propósito permanente de su vida será glorificar a Dios [...] Pero cuántos de aquellos a quienes se ha confiado talentos, medios e influencia, han perdido de vista el Modelo, y han seguido las normas del mundo [...] hombres y mujeres que han sido bendecidos con abundancia de dinero, con mansiones y tierra, generalmente educan a sus hijos en una vida de ociosidad y complacencia egoísta. De ese modo se incapacitan para esta vida, y no se preparan para la vida futura e inmortal... La juventud de la actualidad está educada en la creencia de que el dinero es lo que hace al hombre (HHD 238).
17. Nuestro dinero no va al cielo. El dinero no puede ser llevado a la vida futura; no se necesita allí; pero las buenas acciones efectuadas en la salvación de las almas para Cristo son llevadas a los atrios del cielo. Mas aquellos que emplean egoístamente los dones del Señor para sí mismos, dejando sin ayuda a sus semejantes necesitados, y no haciendo nada porque prospere la obra de Dios en el mundo, deshonran a su Hacedor. Frente a sus nombres en los libros del cielo está escrito: “Robó a Dios” (PVGM 210).
18. Inteligencias invisibles. Andamos a la vista de inteligencias invisibles. Un testigo está constantemente a nuestro lado para observar cómo negociamos con los bienes que nuestro Señor nos ha confiado. Cuando el buen mayordomo devuelve sus talentos con sus intereses, no tendrá ninguna pretensión. Se dará cuenta de que se trata de los talentos que Dios le entregó a él, y dará gloria al Señor. Sabe que no habría habido ninguna ganancia de no existir el depósito, ningún interés de no existir el capital. Él dirá: “Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos” (TM 166).
19. Dignos de las riquezas eternas. Dios puede confiar a los hombres dinero y posesiones, pero no deben ensoberbecerse a causa de ello. Todo lo que tienen lo han recibido en custodia: Dios se los ha prestado para que desarrollen un carácter semejante al suyo. Están siendo sometidos a prueba. El Señor quiere ver si son dignos de las riquezas eternas. Si emplean los bienes de su ...
Índice
- Tapa
- Clave de abreviaturas
- Prefacio
- Primera sección: El administrador y las finanzas de la obra
- Segunda sección: Finanzas personales
- Tercera sección: Administración financiera de las instituciones