Guatemala, las líneas de su mano
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Guatemala, las líneas de su mano

Luis Cardoza y Aragón

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Guatemala, las líneas de su mano

Luis Cardoza y Aragón

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En esta obra el poeta resume de manera conmovedora los pálpitos de esa Guatemala convulsa dispuesta a abrirle las puertas a la Revolución, y nos muestra el desencanto de una población que no pudo nutrirse plenamente de las bondades revolucionarias. El ensayo, escrito en el exilio, ofrece una evocación de la tierra nativa y una visión de la trayectoria histórica y de los conflictos esenciales de Guatemala.

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II. LAS HUELLAS DE LA VOZ

NACIMIENTO DEL HOMBRE

He aquí nuestro origen, la historia de nuestro linaje. Reza así en el Popol Vuh, el libro de los libros de Guatemala:
En seguida [llegó] el fin, la pérdida, la destrucción, la muerte de aquellos maniquíes [muñecos] construidos de madera. Entonces fue hinchada la inundación por los Espíritus del Cielo, una gran inundación fue hecha; llegó por encima de las cabezas de aquellos maniquíes [muñecos] construidos de madera. El tzité [fue la] carne del hombre; pero, cuando por los Constructores, los Formadores fue labrada la mujer, el sasafrás [fue la] carne de la mujer. Esto entró en ellos por la voluntad de los Constructores, de los Formadores. Pero no pensaban, no hablaban, ante los de la Construcción, los de la Formación, sus Hacedores, sus Vivificadores. Y su muerte fue esto: fueron sumergidos; vino la inundación, vino del cielo una abundante resina. El llamado Cavador de Rostros vino a arrancarles los ojos; Murciélago de la Muerte vino a cortarles la cabeza. Brujo-Pavo vino a comer su carne; Brujo-Búho vino a triturar, a romper sus huesos, sus nervios; fueron triturados, fueron pulverizados, en castigo de sus rostros, porque no habían pensado ante sus Madres, ante sus Padres, los Espíritus del Cielo llamados Maestros Gigantes. A causa de esto se oscureció la faz de la tierra, comenzó la lluvia tenebrosa, lluvia de día, lluvia de noche. Los animales pequeños, los animales grandes, llegaron; la madera, la piedra, manifestaron sus rostros. Sus piedras de moler [metates], sus vajillas de barro, sus escudillas, sus ollas, sus perros, sus pavos, todos hablaron; todos, tantos cuantos había, manifestaron sus rostros. Nos hicisteis daño, nos comisteis; os toca el turno; seréis sacrificados, les dijeron sus perros, sus pavos. Y he aquí [lo que les dijeron] sus piedras de moler: Teníamos cotidianamente queja de vosotros; cotidianamente, por la noche, al alba, siempre: Descorteza, descorteza, rasga, rasga sobre nuestras faces, por vosotros. He aquí, para comenzar, nuestro cargo a vuestra faz. Ahora que habéis cesado de ser hombres, probaréis nuestras fuerzas: amasaremos, morderemos vuestra carne, les dijeron sus piedras de moler. Y he aquí que, hablando a su vez, sus perros les dijeron: ¿Por qué no nos dabais nuestro alimento? Desde que éramos vistos, nos perseguíais, nos echabais fuera; vuestro instrumento para golpearnos estaba listo mientras comíais. Entonces vosotros habláis bien, nosotros no hablamos. Sin ello no os mataríamos ahora. ¿Cómo no razonabais? ¿Cómo no pensabais en vosotros mismos? Somos nosotros quienes os borraremos [de la faz de la tierra]; ahora sufriréis los huesos de nuestras bocas, os comeremos; [así], les dijeron sus perros, mostrando sus rostros. Y he aquí que a su vez sus ollas, sus vajillas de barro, les hablaron: Daño, dolor, nos hicisteis, carbonizando nuestras bocas, carbonizando nuestras faces, poniéndonos siempre ante el fuego. Nos quemabais sin que nosotros pensáramos mal; vosotros lo sufriréis a vuestro turno, os quemaremos, dijeron todas las ollas, manifestando sus faces. De igual manera las piedras del hogar encendieron fuertemente el fuego puesto cerca de sus cabezas, les hicieron daño. Empujábanse [los hombres] corrieron llenos de desesperación. Quisieron subir a sus mansiones, pero cayéndose, sus mansiones les hicieron caer. Quisieron subir a los árboles; los árboles los sacudieron a lo lejos. Quisieron entrar en los agujeros, pero los agujeros despreciaron sus rostros. Tal fue la ruina de aquellos hombres construidos, de aquellos hombres formados, hombres para ser destruidos, hombres para ser aniquilados. Se dice que su posteridad [son] esos monos que viven actualmente en las selvas; éstos fueron su posteridad porque sólo madera había sido puesta en su carne por los Constructores, los Formadores. Por eso se parece al hombre ese mono, posteridad de una generación de hombres construidos, de hombres formados, pero [que sólo eran] maniquíes [muñecos] construidos de madera.
Fallida esta tentativa, después del diluvio para aniquilarlos, con maíz se hizo la construcción perfecta:
He aquí el comienzo de cuando se celebró consejo acerca del hombre [de], cuando se buscó lo que entraría en la carne del hombre. Los llamados Procreadores, Engendradores, Constructores, Formadores, Dominadores Poderosos del Cielo, hablaron así: “Ya el alba se esparce, la construcción se acaba. He aquí que se vuelve visible el sostén, el nutridor, el hijo del alba, el engendrado del alba. He aquí que se ve al hombre, a la humanidad, en la superficie de la tierra [así], dijeron. Se congregaron, llegaron, vinieron a celebrar consejo en las tinieblas, en la noche. Entonces aquí buscaron, discutieron, meditaron, deliberaron. Así vinieron, a celebrar Consejo sobre la aparición del alba; consiguieron, encontraron, lo que [debía] entrar en carne del hombre. Ahora bien, poco [faltaba] para que se manifestasen el sol, la luna, las estrellas; encima, los Constructores, los Formadores”.
En Casas sobre Pirámides, en Mansión de los Peces, así llamadas, nacían las mazorcas amarillas, las mazorcas blancas. He aquí los nombres de los animales que trajeron el alimento: Zorro, Coyote, Cotorra, Cuervo, los cuatro animales anunciadores de la noticia de las mazorcas amarillas, de las mazorcas blancas nacidas en Casas sobre Pirámides, y del camino de Casas sobre Pirámides. He aquí que se conseguía al fin la sustancia que debía entrar en la carne del hombre construido, del hombre formado; esto fue su sangre; esto se volvió la sangre del hombre; esta mazorca entró en fin [en el hombre] por los Procreadores, los Engendradores.
Se regocijaron, pues, de haber llegado al país excelente, lleno de cosas sabrosas; muchas mazorcas amarillas; mazorcas blancas, mucho cacao [moneda], cacao [fino]; innumerables los zapotillos rojos, las anunas, las frutas, los frijoles Paternoster, los zapotes matasanos, la miel [silvestre]; plenitud de exquisitos alimentos [había] en aquella ciudad llamada Casas sobre Pirámides [cerca de la] Mansión de los Peces. Subsistencias de todas clases, pequeñas subsistencias, grandes subsistencias, pequeñas sementeras, grandes sementeras [de todo esto], fue enseñado el camino por los animales. Entonces fueron molidos el maíz amarillo, el maíz blanco, y Antigua Ocultadora hizo nueve bebidas. El alimento se introdujo [en la carne], hizo nacer la gordura, la grasa, se volvió la esencia de los brazos [de], los músculos del hombre. Así hicieron los Procreadores, los Engendradores, los Dominadores, los Poderosos del Cielo, como se dice. Inmediatamente [fue] pronunciada la palabra Construcción, de Formación de nuestras primeras madres [primeros] padres; solamente mazorcas amarillas, mazorcas blancas [entró en] su carne; única alimentación de las piernas, de los brazos del hombre. Tales fueron nuestros primeros padres [tales] fueron los cuatro hombres construidos; ese único alimento [entró] en su carne.
He aquí los nombres de los primeros hombres que fueron construidos, que fueron formados. He aquí el primer hombre: Brujo del Envoltorio; el segundo: Brujo Nocturno; después el tercero: Guarda-Botín; y el cuarto: Brujo Lunar. Tales eran los nombres de nuestras primeras madres, primeros padres. Solamente construidos, solamente formados; no tuvieron madres, no tuvieron padres; nosotros les llamamos simplemente Varones. Sin [la mujer] fueron procreados, sin [la] mujer fueron engendrados, por Los de lo Construido, los de lo Formado, los Procreadores, los Engendradores. Solamente por Poder [Mágico] solamente por ciencia [Mágica], [fue] su construcción, su formación, por los Constructores, los Formadores, los Procreadores, los Engendradores, los Dominadores, los Poderosos del Cielo. Entonces tuvieron apariencia humana y hombres fueron: hablaron, dijeron, vieron, oyeron, anduvieron, asieron; hombres buenos, hermosos; su apariencia: rostros de Varones. La memoria fue, existió. Vieron, al instante su mirada se elevó. Todo lo vieron, conocieron el mundo entero; cuando miraban, en el mismo instante su vista miraba alrededor, veían todo, en la bóveda del cielo, en la superficie de la tierra. Veían todo lo escondido sin antes moverse. Cuando miraban el mundo veían, igualmente, todo lo que existe en él. Numerosos eran sus conocimientos. Su pensamiento iba más allá de la madera, la piedra, los lagos, los mares, los montes, los valles. Brujo del Envoltorio, Brujo Nocturno, Guarda-Botín, Brujo Lunar. Fueron entonces interrogados por los de la Construcción, los de la Formación. ¿Qué pensáis de vuestro ser? ¿No veis? ¿No oís? ¿Vuestro lenguaje, vuestro andar no son buenos? Mirad pues y ved el mundo, si no aparecen los montes, los valles; ved para intuirnos, se les dijo. Vieron en seguida el mundo entero, y después dieron gracias a los Constructores, a los Formadores. Verdaderamente dos veces gracias, tres o más veces gracias. Nacimos, tuvimos una boca, tuvimos una cara, hablamos, oímos, meditamos, nos movemos; bien sabemos, conocemos, lejos, cerca. Vemos lo grande, lo pequeño, en el cielo, en la tierra. ¡Gracias [damos] a vosotros! Nacimos, oh los de lo Construido, los de lo Formado; existimos, oh abuela nuestra, oh abuelo nuestro, dijeron, dando gracias de su construcción, de su formación. Acabaron de conocerlo todo, de mirar a las cuatro esquinas, a los cuatro ángulos, en el cielo, en la tierra. Los de lo Construido, los de lo Formado, no escucharon esto con placer. “No está bien lo que dicen nuestros construidos, nuestros formados. Lo conocen todo, lo grande, lo pequeño”, dijeron. Por tanto, celebraron consejo los Procreadores, los Engendradores. “¿Cómo obraremos ahora para con ellos? ¡Que sus miradas no lleguen sino a poca distancia! ¡Que no vean más que un poco de la faz de la tierra! No está bien lo que dicen. ¿No se llaman solamente Construidos, Formados? Serán como dioses, si no engendran, [si] no se propagan, cuando se haga la germinación, cuando exista el alba; solos, no se multiplican. Que eso sea. Solamente deshagamos un poco lo que quisimos que fuesen; no está bien lo que decimos. ¿Se igualarían a aquellos que los han hecho, a aquellos cuya ciencia se extiende a lo lejos, a aquellos que todo lo ven?”, fue dicho por los Espíritus del Cielo, Maestro Gigante [Relámpago], Huella del Relámpago, Esplendor del Relámpago, Dominadores, Poderosos del Cielo, Procreadores, Engendradores, Antiguo Secreto, Antigua Ocultadora, Constructores, Formadores. Así hablaron cuando rehicieron el ser de su construcción, de su formación.
Entonces fueron petrificados los ojos [de los cuatro] por los Espíritus del Cielo, lo que los veló como el aliento sobre la faz de un espejo; los ojos se turbaron; no vieron más que lo próximo, esto sólo fue claro. Así fue perdida la Sabiduría y toda la Ciencia de los cuatro hombres, su principio, su comienzo. Así primeramente fueron construidos; fueron formados, nuestros abuelos, nuestros padres, por los Espíritus del Cielo, los Espíritus de la Tierra.
Entonces existieron también sus esposas, vivieron sus mujeres. Los dioses celebraron consejo. Así, durante su sueño, [los cuatro] recibieron mujeres verdaderamente bellas, qui...

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