
- 70 páginas
- Spanish
- ePUB (apto para móviles)
- Disponible en iOS y Android
eBook - ePub
Sacrificios e idolatrías
Descripción del libro
Fray Toribio de Benavente, conocido como Motolinía (1490-1569), fue uno de los primeros 12 frailes franciscanos en llegar a la recién conquistada Nueva España. Su amoroso interés por la cultura, las lenguas, los hábitos, costumbres y creencias de los habitantes de estas tierras quedó reflejado en estas páginas.
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Información
Categoría
HistoriaCategoría
Historia mexicanaCapítulo 141
135 DE LA OFRENDA QUE HACEN LOS TASCALTECAS EL DÍA DE PASCUA DE RESURRECCIÓN, Y DEL APAREJO QUE LOS INDIOS TIENEN PARA SE SALVAR
136 En esta casa de Tlaxcala en el año de 1536 vi un ofrecimiento que en ninguna otra parte de la Nueva España he visto ni creo que le hay; el cual para escribir y notar era menester otra mejor habilidad que la mía, para estimar y encarecer lo que creo que Dios tiene y estima en mucho; y fue que desde el jueves santo comienzan los indios a ofrecer en la iglesia de la Madre de Dios, delante de las gradas adonde está el Santísimo Sacramento, y este día y el viernes santo siempre vienen ofreciendo poco a poco; pero desde el sábado santo a vísperas y la noche en peso, es tanta la gente que viene que parece que en toda la provincia no queda nadie. La ofrenda es algunas2 mantas de las con que se cubren; otros pobres traen unas mantillas de cuatro o cinco palmos en largo y poco menos de ancho, que valdrá cada una dos o tres maravedíes, y algunos más pobres ofrecen otras más pequeñas. Otras mujeres ofrecen unos paños como paños de portapaz3 y de eso sirven después; son todos tejidos de labores de algodón y de pelo de conejo; y éstos son de muchas maneras. Las más tienen una cruz en el medio, y estas cruces muy diferentes unas de otras. Otros de aquellos paños traen en medio un escudo con las cinco plagas,4 tejido de colores. Otros el nombre de Jesús o de María con sus caireles o labores a la redonda, otros son de flores y rosas tejidas y bien asentadas. Y en este año ofreció una mujer en un paño de éstos un crucifijo tejido a dos haces, aunque la una de cerca parecía ser más la haz que la otra, y era tan bien hecho que todos los que lo vieron, así frailes como seglares españoles, lo tuvieron en mucho, diciendo, que quien aquél hizo también tejería tapicería. Estas mantas y paños tráenlas cogidas, y llegando cerca de las gradas hincan las rodillas, y hecho su acatamiento, sacan y descogen su manta y tómanla por los cabos con ambas manos extendida, y levantada hacia la frente levantan las manos dos o tres veces, y luego asientan la manta en las gradas y retráense un poco, tornando a hincar las rodillas como los capellanes que han dado paz a algún gran señor, y allí rezan un poco, y muchos de ellos traen consigo niños por quien también traen ofrenda, y dánsela en las manos y amuéstranles cómo tienen de ofrecer, y a hincar las rodillas; que ver con el recogimiento y devoción que esto hacen, es para poner espíritu a los muertos. Otros ofrecen de aquel copalli o incienso, y muchas candelas; unos ofrecen una vela razonable, otros más pequeña, otros su candela delgada de dos o tres palmos, otros menor, otros una candelilla como el dedo; que vérselas ofrecer y allí rezar parecen ofrendas como la de la viuda que delante [de] Dios fue muy acepta,5 porque todas son quitadas de su propia sustancia,6 y las dan con tanta simplicidad y encogimiento, como si allí estuviese visible el Señor de la tierra. Otros traen cruces pequeñas de palmo, o palmo y medio, y mayores, cubiertas de oro y pluma, o de plata y pluma. También ofrecen ciriales bien labrados, de ellos cubiertos de oro y pluma bien vistosos, con su argentería colgando, y algunas plumas verdes de precio. Otros traen alguna comida guisada, puesta en sus platos y escudillas, y ofrécenla entre las otras ofrendas. En este mismo año trajeron un cordero y dos puercos grandes vivos; traía cada uno de los que ofrecían puerco, atado en sus palos como ellos traen las otras cargas, y así entraban en la iglesia, y allegados cerca de las gradas, verlos tomar los puercos y ponerlos entre los brazos y así ofrecerlos, era cosa de reír. También ofrecían gallinas y palomas, y todo en grandísima cantidad; tanto que los frailes y los españoles estaban espantados, y yo mismo fui muchas veces a mirar, y me espantaba de ver cosa tan nueva en tan viejo mundo; y eran tantos los que entraban a ofrecer y salían, que a veces no podía caber por la puerta.
137 Para recoger y guardar esta ofrenda hay personas diputadas, lo cual se lleva para los pobres del hospital que de nuevo se ha hecho,7 al modo de los buenos de España, y le tienen ya razonablemente dotado, y hay aparejo para curar muchos pobres. De la cera que se ofrece hay tanta que basta para gastar todo el año. Luego el día de pascua antes que amanezca hacen su procesión muy solemne, y con mucho regocijo de danzas y bailes. Este día salieron unos niños con una danza, y por ser tan chiquitos, que otros mayores que ellos aún no han dejado la teta, hacían tantas y tan buenas vueltas, que los españoles no se podían valer de risa y de alegría. Luego acabado esto, les predican y dicen su misa con gran solemnidad.
138 Maravíllanse algunos españoles y son muy incrédulos en creer el aprovechamiento de los indios, en especial los que no salen de los pueblos en que residen españoles, o algunos recién venidos de España, y como no lo han visto, piensan que debe ser fingido lo que de los indios se dice, y la penitencia que hacen, y también se maravillan que de lejos se vengan a bautizar, casar y confesar, y en las fiestas a oír misa, pero vistas estas cosas es muy de notar la fe de estos tan nuevos cristianos. Y ¿por qué no dará D...
Índice
- Portada
- Capítulo 6. 81 De la fiesta llamada panquezalizthi, y de los sacrificios y homicidios que en ella se hacían; y cómo sacaban los corazones y los ofrecían, y después comían los que sacrificaban
- Capítulo sexto [7]. 86 De las muy grandes crueldades que se hacían el día del dios del fuego y del dios del agua; y de una esterilidad que hubo en que no llovió en cuatro años
- Capítulo 8. 94 De la fiesta y sacrificios que hacían los mercaderes a la diosa de la sal; y de la venida que fingían de su dios; y de cómo los señores iban una vez en el año a los montes a cazar para ofrecer a sus ídolos
- Capítulo 9. 102 De los sacrificios que hacían en los ministros tlamagazques, en especial en Teoachan, Cuzcatlan y Teuticlan; y de los ayunos que tenían
- Capítulo 10. 109 De una muy gran fiesta que hacían en Tlaxcala de muchas ceremonias y sacrificios
- Capítulo 11. 114 De las otras fiestas que se hacían en la provincia de Tlaxcala, y de la fiesta que hacían los chololtecas a su dios; y por qué los templos se llamaron teucales
- Capítulo 12. 120 De la forma y manera de los teucales y de su muchedumbre y de uno que había más principal
- Capítulo 13. 127 De cómo celebran las pascuas y las otras fiestas del año, y diversas ceremonias que tienen
- Capítulo 14. 135 De la ofrenda que hacen los tascaltecas el día de pascua de resurrección, y del aparejo que los indios tienen para se salvar