Hacia escuelas eficaces para todos
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Hacia escuelas eficaces para todos

Manual para la formación de equipos docentes

Mel Ainscow, David Hopkins, Geoff Soutworth, Mel West

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  1. 160 páginas
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Hacia escuelas eficaces para todos

Manual para la formación de equipos docentes

Mel Ainscow, David Hopkins, Geoff Soutworth, Mel West

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Información del libro

Un libro esencial para la formación de equipos docentes y para todos aquellos que desean mejorar la calidad de la educación, para todos, en las instituciones educativas. Este manual, basado en un Proyecto de mejora de la calidad de la educación para todos, IQEA (Improving the Quality of Education for All), ofrece todo un plan de actividades, basadas en la experiencia y pensadas para quienes han asumido la responsabilidad de innovar el trabajo en sus escuelas. La obra proporciona ideas y materiales para ir buscando y creando las condiciones que apoyen aquellos cambios que las escuelas o los individuos consideren imprescindibles, a fin de lograr la mejora y la eficacia escolar. Para ello es necesario que tanto los centros como el profesorado, hagan su propio diagnóstico y modifiquen las condiciones internas de la escuela, al mismo tiempo que los métodos de enseñanza o el currículo. Los autores identifican seis condiciones para lograr el cambio en la escuela: crear un clima de investigación-reflexión sobre la práctica docente: adquirir un compromiso de planificación colaborativa: lograr la participación de todos, en los proyectos y las decisiones de la escuela: prestar especial atención a la formación permanente y el desarrollo profesional del profesorado: crear estrategias de coordinación y, finalmente lograr una función de liderazgo eficaz, implicando el claustro en estas tareas.

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Información

Año
2018
ISBN
9788427705241

1

Ir creando las condiciones necesarias para mejorar la escuela

Cuando empezamos a trabajar como profesores hace unos veinte años, se hablaba de “cambio“ haciendo referencia generalmente a trabajar con nuevos materiales curriculares preparados por entidades nacionales o locales. En alguna ocasión podría referirse a probar una nueva estrategia educativa. Pero en ambos casos, la mayor parte de los cambios eran innovaciones ad hoc, autodeterminadas y únicas, que algunos profesores decidían llevar a la práctica de modo individual. Actualmente no hemos tenido ocasión de poder escoger. En Inglaterra, al igual que en muchos otros países, han sido cada vez más los políticos, y no los pedagogos, los que han ido estableciendo el programa de cambios. La centralización de la reforma educativa parece haber implicado la pérdida del control de los cambios por parte del profesorado.
En la actualidad, nuestra labor consiste primordialmente en trabajar conjuntamente con los docentes y las escuelas para ayudarles a reclamar el control sobre la agenda educativa, en beneficio propio y del alumnado. Cada vez somos más conscientes de que cualquier cambio, tanto si es de origen interno como externo, sólo tendrá éxito si la escuela va creando las condiciones necesarias para que ese cambio pueda prosperar. Ignorar esta reflexión clave es lo que ha desencadenado el fracaso de numerosas reformas educativas. Independientemente de las muchas iniciativas políticas que hoy en día nos acosan, el conseguir una buena enseñanza está en manos únicamente del profesorado. Incluso aquellos profesores cuyo trabajo se caracteriza por su acierto y fluidez sólo son capaces de continuar mejorando si se encuentran en instituciones escolares fuertes, que les ofrezcan su apoyo y su colaboración. Nos consideramos afortunados por haber aprendido en los últimos años cuáles son las condiciones más efectivas para una enseñanza de calidad y el modo de crearlas. En este libro compartimos parte de esta experiencia.
¿A QUIÉN VA DIRIGIDO EL LIBRO?
Al escribir este libro hemos pensado en los profesores, o más bien en grupos de profesores, en equipos docentes que han asumido la responsabilidad de innovar el trabajo en sus escuelas1. Puede ser el director o el subdirector, el coordinador de actividades de formación del profesorado o el jefe de estudios. Puede ser incluso aquel profesor que, a pesar de no formar parte del equipo directivo, tiene una visión clara de cómo debe ser la enseñanza y está desarrollando de modo informal un papel de líder que comparte sus ideas con sus colegas. En resumen, este libro está dirigido a todo aquél que, en el ámbito escolar, se responsabiliza de algún tipo de cambio.
¿CUÁL ES SU OBJETIVO?
No consiste en una enumeración de los cambios que deberían realizarse en la escuela, sino que trata de buscar el modo de ir creando las condiciones que apoyen aquellos cambios que las escuelas o los individuos consideren que deben hacerse. Para poder realizar los cambios de un modo efectivo, es necesario que tanto los centros escolares como los profesores modifiquen las condiciones internas de la escuela al mismo tiempo que realizan los cambios en los métodos de enseñanza o en el currículo. Este libro proporciona ideas y materiales para llevarlo a cabo, es decir, para crear dichas condiciones y aporta además un enfoque estratégico.
¿CÓMO DEBERÍA UTILIZARSE?
Este libro no es una guía detallada para la mejora de la escuela. Nuestra experiencia nos dice que este tipo de soluciones rápidas, aunque a simple vista llaman la atención, apenas son efectivas en la práctica. Si bien las escuelas pueden utilizar enfoques y estrategias generales comunes, no hay un único sistema válido para todas, ellas. Parece que la reinvención de cada parte de la rueda es una característica necesaria para una mejora eficaz de la escuela. Por ello, en este libro se encuentran recetas e ingredientes en vez de menús precocinados. Proporciona recursos para utilizar siempre teniendo en cuenta el contexto de la propia escuela. Por tanto, una tarea clave para quienes utilicen las sugerencias y los materiales que aquí se ofrecen será decidir cuáles son los más adecuados para cada objetivo.
Los capítulos 3 al 8 consisten en una serie de materiales que pueden ser útiles para organizar actividades de tipo “taller“. Están pensadas para que los profesores revisen las necesidades de la propia escuela y favorezcan la mejora educativa. Los materiales incluyen instrucciones para los coordinadores, hojas que pueden utilizarse como transparencias para usar con retroproyector y hojas para fotocopiar y repartir que facilitan los debates.
¿CÓMO ESTÁ ORGANIZADO?
En nuestro trabajo, hemos identificado seis condiciones imprescindibles para mejorar realmente las escuelas. La mayor parte del libro se ocupa de describir, en capítulos aislados, cuáles son estas condiciones, y de proponer al personal ejercicios para fomentarlas. Pero antes de todo esto, en el capítulo 2 presentamos un breve resumen de nuestro actual trabajo para mejorar las escuelas, así como las bases para que se den estas “condiciones“. Al final del libro presentamos algunas sugerencias para que las escuelas puedan desarrollar sus propias estrategias de mejora. El libro puede ser para algunos una buena introducción para lograr la eficacia escolar. Otros quizá tengan una idea clara de lo que persiguen y simplemente quieran utilizarlo como actividades de formación permanente del profesorado. Ambas opciones nos parecen igualmente válidas y esperamos que este libro esté organizado de forma suficientemente clara para ambos tipos de enfoque, así como para otros posibles.
¿DE DÓNDE SURGEN LAS IDEAS?
El libro está basado en el trabajo llevado a cabo, de diversas formas y con distintas colaboraciones, desde mediados de la década de los ochenta. A pesar de que parte de nuestras vidas la dedicamos a la docencia universitaria, también trabajamos intensamente con los centros escolares, como facilitadores del proceso de cambio. Actualmente hay unas 40 escuelas en nuestra red. Por ello, este libro está basado en la práctica, pero también ha sido validado con los resultados de nuestra investigación. Quienes estén interesados en profundizar en las ideas aquí expuestas pueden consultar nuestro libro School Improvement in an Era of Change (Hopkins et al., 1994), donde se ofrece una visión más teórica de nuestro enfoque, así como explicaciones prácticas sobre el trabajo realizado para mejorar la es cuela. También existe lo que podría considerarse un segundo volumen de este libro que esté centrado, de forma igualmente práctica, en lo que consideramos es el otro componente clave de la mejora en las escuelas: el trabajo docente en el aula2.
No obstante, consideramos que es adecuado que este primer manual trate de “cómo ir creando las condiciones necesarias para mejorar la eficacia escolar“. A pesar de que existen abundantes iniciativas e intentos de cambio, son en realidad muy pocos los que repercuten en la vida diaria en el aula. Esperamos que este pequeño libro ayude de alguna forma a que esos cambios tan útiles crucen el umbral del aula.
AGRADECIMIENTOS
Durante los últimos cuatro años hemos tenido el privilegio de trabajar de manera muy estrecha con unas 40 escuelas que han participado en el proyecto de mejora escolar Improving the Quality of Education for All (IQEA). A pesar de que nuestro propósito era ofrecerles nuestra ayuda para gestionar el proceso de cambio, hemos aprendido muchísimo más de ellos de lo que jamás hubiéramos podido aportarles. Cualquier virtud que pueda tener nuestro trabajo no es más que el resultado de la reflexión, el compromiso, la tolerancia y el buen humor de nuestros amigos que han participado en el proyecto. Gracias.
Queremos también agradecer a nuestros compañeros de la University of Cambridge su apoyo continuado en el proyecto IQEA. Estamos especialmente agradecidos a David H. Hargreaves por tomarse nuestro trabajo tan en serio, hasta el punto de participar en nuestro debate crítico. Judy Sebba y Michael Fielding, del Insititute of Education, han trabajado con nosotros en las escuelas y son unos compañeros estupendos, y Mavis Robinson, Ann Sargeant y Rachael Oubridge nos han ayudado muchísimo a preparar el manuscrito. Mavis Robinson merece una mención especial por sus incalculables esfuerzos en ayudarnos a cumplir los plazos y por mantener unido al equipo. Nuestro agradecimiento también a David Fulton y a John Owens, de David Fulton Publishers, quienes, a pesar de nuestra actitud a veces displicente ante los plazos de la editorial, creen en nuestro trabajo lo sufienciente como para continuar compartiéndolo con un público más amplio.
Al preparar este manual para la mejora escolar, no hemos podido evitar referirnos a otros trabajos que hemos publicado y que mencionamos aquí. En School Improvement in an Era of Change (Hopkins et al., 1994) se pueden encontrar descripciones más detalladas de los procedimientos de IQEA y de los ejemplos basados en las escuelas que aparecen en los capítulos 2 y 9. La actividad sobre compromiso y control del cambio del capítulo 5 y la escala para evaluar las condiciones de la escuela que aparece en el apéndice han sido adaptadas de Mapping Change in Schools: The Cambridge Manual of Research Techniques. Asimismo, el tratamiento que damos a la planificación del desarrollo en los capítulos 4 y 9 está basado en ideas que se explican más detalladamente en The Empowered School (Hargreaves y Hopkins, 1991) y en el documento del Ministerio de Educación (1989) Planning for School Development.

2

Mejorando la calidad de una educación para todos

En la década de los noventa, la agenda educativa ha centrado su preocupación en dar sentido y aplicar el calendario de la reforma, que en Inglaterra tuvo lugar a finales de los ochenta. No obstante, esta búsqueda de estabilidad se ha visto contrarrestada por un trasfondo de cambios constantes, al aumentar las expectativas sobre el rendimiento del alumno más allá de la capacidad del sistema para transmitirle las enseñanzas. También es cada vez más evidente que cambio y mejora no son necesariamente sinónimos. Si bien la presión externa suele ser la causa, o al menos el impulso, de muchos de los cambios en materia educativa, éstos no son siempre convenientes. En nuestra opinión, deberían evitarse algunos de los cambios impuestos desde el exterior, o al menos se deberían adaptar a los objetivos de la propia escuela.
Al trabajar con las escuelas en el marco del calendario de la reforma, tenemos que seguir un enfoque basado en el rendimiento del alumno y también en la habilidad de la escuela para incorporar esos cambios. A este enfoque lo llamamos “mejora de la eficacia escolar“, porque consideramos que mejora los resultados del alumno y además fortalece la capacidad de la escuela para gestionar la reforma. En este sentido, lo que se quiere conseguir mediante la mejora escolar es aumentar el rendimiento del alumno centrándonos en el proceso de enseñanza-aprendizaje y en las condiciones que lo favorecen.
Sin embargo, la mejora que proponemos no se refiere al modo más eficaz de poner en práctica unas reformas centralizadas. Tampoco quiere ser una aceptación ciega de las disposiciones legales correspondientes y una aplicación de las mismas sin criterio alguno. Más bien intenta exponer cómo las escuelas pueden utilizar ese impulso que ofrecen las reformas educativas para “mejorar“ su actividad. A veces lo que una escuela decida hacer en cuanto a su propia mejora seguirá la pauta marcada por el calendario de la reforma nacional, pero otras veces no será así. Sea como sea, la decisión de hacer algo para mejorar la eficacia escolar, al menos en las escuelas en las que trabajamos nosotros, se basa en aquello que más les conviene a los alumnos de cada una de ellas.
Desde 1991 hemos trabajado estrechamente con unas 40 escuelas en East Anglia, el norte de Londres y Yorkshire en un proyecto de mejora de la eficacia escolar. Este proyecto recibe el nombre de IQEA3 (mejorar la calidad de la educación para todos), y consiste en que las escuelas colaboren estrechamente con un grupo del Institute of Education de Cambridge y con representantes de sus respectivas autoridades locales en temas de educación, o bien con una agencia local de apoyo como el Bramley Grange College de Leeds. El objetivo principal de este proyecto es plantear y evaluar un modelo de mejora de las escuelas, además de un programa de apoyo que refuerce la capacidad de estas escuelas para proporcionar una educación de alta calidad para todos sus alumnos. IQEA parte del supuesto de que es más probable que las escuelas refuercen esa capacidad de proporcionar a sus alumnos la posibilidad de que mejoren sus resultados si adoptan medidas acordes con sus propias aspiraciones y con las de la reforma. En estos momentos de grandes cambios en el sistema educativo, las escuelas con las que trabajamos están utilizando el impulso de la reforma externa para propósitos internos.
Cuando comenzamos a trabajar en el proyecto IQEA quisimos definir nuestra visión de la mejora de la eficacia escolar estableciendo una serie de principios que nos proporcionaran un punto de partida teórico y práctico. Creemos que es más probable que las escuelas proporcionen una educación de alta calidad y que los alumnos mejoren sus resultados si se adoptan sistemas de trabajo que se rijan por estos principios, y por ello se los ofrecimos como base para la cooperación a aquellas escuelas que querían trabajar con nosotros. Les ofrecíamos la posibilidad de trabajar en sus propios proyectos y prioridades, pero debían hacerlo de modo que siguieran una serie de valores fundamentales sobre la mejora de la eficacia escolar. Estos principios son tanto una lista de las expectativas que tenemos sobre la manera en que las escuelas que se adhirieron a este proyecto persiguen la mejora de la eficacia escolar como un recordatorio para nosotros. Los cinco principios de IQEA son:
La “visión“ de la escuela (la escuela del futuro) debe ser el resultado de la contribución de todos los miembros de la comunidad escolar.
La escuela considerará las presiones externas de cambio como importantes oportunidades para asegurar sus prioridades internas.
La escuela tratará de crear y mantener las condiciones necesarias para que todos los miembros de la comunidad escolar aprendan.
La escuela tratará de adoptar y desarrollar estructuras que promuevan la cooperación y que conduzcan al fortalecimiento de los individuos y los grupos.
La escuela tratará de promover la idea de que el control y la evaluación de la calidad es responsabilidad de todo su profesorado.
A nuestro entender, estos principios generan sinergia: el todo es más que la suma de sus partes. Describen un enfoque global en vez de dictar los pasos a seguir. Han sido pensados con la intención de moldear la reflexión y la actuación de los profesores en sus esfuerzos por aumentar la eficacia escolar, además de proporcionar una piedra de toque para las estrategias que conciban y los comportamientos que adopten.
Nuestros esfuerzos de mejora de la eficacia escolar quedan sujetos a un contrato entre los socios del proyecto, es decir, la escuela y sus profesores en algunos casos, la autoridad local en temas de educación o la entidad que subvencione el proyecto, y nosotros. El contrato define los parámetros del proyecto y las obligaciones de cada uno de los implicados. Su objetivo es aclarar las expectativas y asegurar el clima necesario para que el proyecto llegue a buen fin. Concretamente, el contrato subraya que debe consultarse a todo el profesorado, que se nombren coordinadores, que una “masa crítica“ de profesores estén implicados activamente en el trabajo de desarrollo, y que se disponga del tiempo suficiente para la observación del aula y la actualización del profesorado. En cuanto a nosotros, coordinamos el proyecto, formamos a los coordinadores y a los representantes escolares, visitamos la escuela periódicamente y contribuimos a la formación del profesorado, proporcionándole los materiales necesarios, y hacemo...

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