Escolaridad y política en interculturalidad
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Escolaridad y política en interculturalidad

Los jóvenes wixaritari en una secundaria de huicholes

Angélica Rojas Corés

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Escolaridad y política en interculturalidad

Los jóvenes wixaritari en una secundaria de huicholes

Angélica Rojas Corés

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El presente trabajo intenta mostrar cómo se da en la práctica el proceso educativo construido en la secundaria, y su efecto a partir de identificar cómo lo viven los alumnos. Se trata de un estudio etnográfico desde un enfoque sociocultural, cuya primera intención fue retroalimentar la práctica educativa del centro educativo y aportar a los maestros huicholes, o por lo menos a los asesores mestizos, elementos para mejorar su colaboraciónen la secundaria. El trabajo de campo se realizó en 1997 y 1998 y luego se elaboró una primera versión de este texto como tesis de maestría en antropología social, la que defendí en 1999. El desarrollo de esta primera versión, en general, no se modificó, sólo se puntualizaron algunos aspectos que se consideraban relevantes para dejar más claros algunos temas, se reestructuraron los capítulos y se reelaboraron las conclusiones a la luz de autores cuyos libros se publicaron en fechas posteriores a 1999 pero que aportaron elementos para profundizar el análisis del trabajo en su conjunto.

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Información

Año
2020
ISBN
9786074505580
Edición
1
Categoría
Education

CAPÍTULO II

Escenarios y actores

A veces siento que los indios
esperamos que llegue un hombre
que todo lo puede,
que todo lo sabe,
que puede llegar a ayudar a resolver
todos nuestros problemas.
Pero ese hombre que todo lo puede
y que todo lo sabe
nunca llegará,
porque vive en nosotros,
se encuentra con nosotros,
camina con nosotros;
empieza a querer despertar,
aún duerme.
Natalio Hernández, poeta nahua
En este capítulo se describen el contexto regional (los huicholes y su territorio) y el contexto local (San Miguel Huaixtita). Se muestran los actores y situaciones más relevantes que permiten explicar el proceso de los huicholes en relación con el contexto más amplio de los indígenas en México. También incluye un apartado especial dedicado a la educación escolar que se ha desarrollado en los ámbitos regional y local a través de la historia. En este marco se inserta el centro educativo Tatutsi Maxakwaxi, cuyas principales actividades se describen en el último apartado.
Este centro educativo se caracteriza por el hecho de que los huicholes se lo han apropiado y porque sus objetivos se fundamentan en la historia tanto educativa como del contexto de relación intercultural e intracultural.

Los huicholes

Los huicholes o wixaritari, como ellos se denominan, son uno de los 64 pueblos indios de México. Viven en la Sierra Madre Occidental. Su territorio abarca principalmente los municipios de Mezquitic y Bolaños, en el norte de Jalisco; La Yesca y El Nayar en el estado de Nayarit, y una pequeña parte de los estados de Durango y Zacatecas.
En el estado de Jalisco, la sociedad huichola se encuentra asentada en tres grandes comunidades, donde residen los gobiernos tradicionales: San Sebastián Teponahuaxtlán y su anexo Tuxpan de Bolaños, al sudoeste; Santa Catarina Cuexcomatitlán, al noroeste, y San Andrés Cohamiata, al este.
Las principales actividades productivas de los huicholes son la pesca, la caza y, en primer lugar, la agricultura para el autoconsumo. Algunos huicholes migran temporalmente a las costas de Nayarit a trabajar en las cosechas de tabaco y otros venden sus artesanías en diferentes ciudades, como Guadalajara, Tepic, Puerto Vallarta y en Estados Unidos.
El idioma de este pueblo es el wixárika, perteneciente a la rama uto-azteca. Los huicholes son uno de los pueblos indígenas del país con mayor porcentaje de monolingüismo, se reporta que 25% de la población huichola habla únicamente su lengua.
Paul Liffman (1994) distingue cinco niveles de organización social huichola que mantienen lazos religiosos, políticos, económicos y de parentesco:
1. Grupos familiares organizados en torno a un patio o un adoratorio.
2. Rancherías conformadas por grupos familiares.
3. Conjunto de rancherías con una estructura política interna de rancherías satélites en torno a cabeceras (en el presente documento se les llama comunidades).
4. San Andrés Cohamita, San Sebastián y su anexo Tuxpan de Bolaños, y Santa Catarina (que nombraremos como grandes comunidades).
5. La conjunción de las cuatro comunidades (llamadas comunidad indígena).
Los kawiteros10 y marakates11 conforman las autoridades tradicionales. Estas autoridades eligen anualmente, guiados por sueños, a las autoridades del ámbito religioso, consideradas también tradicionales, introducidas durante la Colonia y cuya estructura es la siguiente12:
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Con la reforma agraria derivada de la Revolución se introdujeron otras estructuras de autoridad al interior de las comunidades huicholas, que son consideradas como autoridades civiles. Estas autoridades son quienes tienen necesario contacto con la sociedad mayoritaria y se encargan de resolver los conflictos relacionados con la territorialidad. Esta estructura organizativa se compone de: Comisariado de Bienes Comunales y su Consejo de Vigilancia, cuya máxima autoridad es la Asamblea de Comuneros. Por otro lado, existen autoridades nombradas por el municipio, pero propuestas por cada comunidad. Éstas son: agentes, tesoreros y secretarios municipales.
La vía para alcanzar el poder tradicional se basa en un escalafón social de méritos como ayunos, penitencias y rectitud en sus conductas de acuerdo con lo considerado como apropiado socialmente. En cambio, el camino para acceder a un cargo civil se basa en los conocimientos sobre la sociedad mayoritaria. De esta manera los cargos civiles han ido quedando cada vez más en manos de jóvenes “con estudios”, es decir que han tenido una preparación escolar.
[En las comunidades huicholas] al estar vigentes estas dos formas de arribar al poder [la tradicional y la que se alimenta del exterior], se da una enorme confusión y deslegitimación de las diferentes instancias de gobierno comunitario, pues la que viene de mecanismos tradicionales se ve disminuida en cuanto al poder real que detenta y la que deriva de cargos diseñados desde el exterior se aleja cada vez más de las formas de toma de decisión por consenso, promoviendo camarillas que atienden a los dictados externos y no las necesidades propias de la comunidad (Arcos, 1996: 16).
En el año 1991 se creó la Unión de Comunidades Indígenas Huicholas del Estado de Jalisco (UCIHJ), un organismo constituido para canalizar los programas del INI y del Programa Nacional de Solidaridad. Fue en los inicios de la UCIHJ cuando se hicieron notar y se formaron los primeros líderes políticos, provenientes principalmente de la comunidad de San Miguel Huaixtita. En el momento de la presente investigación la UCIHJ, desligándose cada vez más del INI, gestiona recursos económicos para los huicholes, los representa en la lucha territorial y en cualquier asunto de orden político ante otros indígenas y ante la sociedad mayoritaria.
En la estructura orgánica de la UCIHJ se encuentran representadas las tres grandes comunidades a través de la siguiente estructura:
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Las personas que ocupan cualquier responsabilidad de representación de la comunidad, tanto religiosa como civil, se conciben como portadoras de un “cargo”. El tener un cargo implica un compromiso social muy fuerte; de cierta forma la comunidad está siempre evaluando el desempeño de estas personas de acuerdo con determinados parámetros (que se exponen más ampliamente en el siguiente capítulo). Los cargos constituyen también una forma de hacer participar a los comuneros en la vida comunal. “Creo que cuando ven que algún huichol se está apartando de las actividades colectivas le dan un cargo para integrarlo en los asuntos comunales.”13
Además esta responsabilidad es difícil, sobre todo en los “cargos civiles”, por la implicación económica que conllevan. Al ser las autoridades civiles quienes se encargan principalmente de los problemas territoriales, no pueden atender sus tareas laborales y tienen que efectuar gastos para llevar a cabo los trabajos necesarios para la resolución de los problemas agrarios (principalmente viáticos para asistir a gestiones con diferentes dependencias gubernamentales). Por esto los elegidos como autoridades no siempre desean tener el cargo.
Es muy frecuente escuchar que el pueblo huichol es uno de los pueblos indígenas que más han conservado su cultura. Los huicholes se caracterizan por el gran apego a sus costumbres y religión; sin embargo, éstas han tenido influencias de otras culturas y han sufrido transformaciones a lo largo de la historia.
Debemos reconocer que por muy “tradicional” o no cristiano que pueda ser el subsistema que abarca la visión del mundo, la religión, la mitología y el ritual, es también un producto de la historia reciente que refleja, no sólo auténticas supervivencias prehispánicas, sino también reformulaciones y reinterpretaciones sucesivas de esas supervivencias (Anguiano y Furst, 1978: 10).
Phil Weigand (1992) señala algunas tendencias históricas en el proceso de interacción de los huicholes con otras culturas. Su descripción parte del periodo aborigen cuando los huicholes fueron influidos por otras culturas como la Tepecana de Bolaños y la Chalchihuite de Zacatecas. Durante los inicios del periodo colonial, la cultura huichola tuvo múltiples influencias mesoamericanas multidireccionales e intensas que llegaron a la región, mientras que las influencias de aculturación por parte de los españoles se refieren más bien a la cultura material que a las formas de gobierno y estructuras sociales.
Las mayores influencias de aculturación española y mestiza tuvieron lugar desde finales del siglo XVIII hasta pasada la primera mitad del siglo XIX. En 1733 se funda el primer convento franciscano en territorio huichol y en el siguiente siglo tres misiones. A principios del siglo XX fueron muchos los asentamientos de vecinos mestizos en la región huichola: se reclutaron huicholes en el ejército, se construyeron varias iglesias católicas, comenzó una oleada de invasiones mestizas, se crearon varias rancherías administradas por ganaderos no huicholes.
A principios de los sesenta del siglo XX se realizaron varios trabajos de comunicación coordinados por el INI: se construyeron algunas pistas de aterrizaje para avionetas y se desarrolló la comunicación por radio. En esta misma década se creó un programa con apoyo de la Unesco, al que llamaron Plan Huicot (conjunción de los nombres huichol, cora y tepehuano), con la intención de disminuir la miseria de estos pueblos indígenas. Pero “no fue sino un intento fallido más de promover el cambio por decreto” (Rojas, 1993: 195). Se invirtieron grandes cantidades de dinero en trabajos planeados desde la oficina sin ver las condiciones reales en la zona. Un ejemplo de esto fue la dotación de tractores a los pueblos huicholes, cuyo territorio se caracteriza por escarpadas montañas que apenas admiten el arado.
A mediados de los años ochenta y principios de los noventa se hicieron presentes en la zona nuevas organizaciones civiles con proyectos específicos: la Asociación para el Desarrollo Ecológico de la Sierra Madre Occidental (ADESMO), la Asociación de Investigación, Capacitación y Asistencia Wixárika (AICAW) y la AJAGI. Estas asociaciones han tenido gran influencia en el contacto de los huicholes con la sociedad mayoritaria y con otros indígenas.
Todo lo anterior, aunado a las migraciones, da muestra de los múltiples contactos con el exterior del pueblo huichol, de las invasiones territoriales y explotación a las que se ha enfrentado, de la imposición de la religión católica y de proyectos que le atañen pero en los que no tiene poder de decisión. Sin embargo, cada vez más aumenta el interés y orgullo que muestran los huicholes por su cultura, tal vez porque han sabido incorporar elementos de otras culturas para el fortalecimiento de la propia. Beatriz Rojas lo atribuye a “la fuerza de sus creencias y la tenacidad de su carácter, que les ha permitido sobreponerse a los embates que han tenido que enfrentar a lo largo de cinco siglos de historia” (Rojas, 1993: 202).
Los huicholes se sienten orgullosos de su cultura, sin embargo, reconocen una dominación política y económica de la sociedad envolvente. “Un huichol que considera que su cultura es mejor, de todos modos se siente personal e individualmente inferior en una situación de contacto interétnico con casi cualquier vecino” (Weigan, 1992: 19).
No obstante esta dominación por parte de la sociedad mayoritaria no sólo hacia los huicholes sino también hacia todos los pueblos indígenas, las relaciones interétnicas de los wixaritari tienen características específicas, sobre todo en cómo son vistos por los “otros” no indígenas. Aun en el marco de la discriminación étnica existe cierto reconocimiento y valoración cultural hacia los huicholes por parte de algunos sectores de la sociedad.
Los huicholes han sido considerados como parte de una de las etnias más “puras” culturalmente. Desde mi punto de vista, han incorporado a su cultura elementos de otras culturas para fortalecer la propia. Sus tradiciones, vestimenta y artesanías han sido focos de atracción no sólo de antropólogos sino incluso de turistas. De acuerdo con Weigan (2004), desde los años sesenta y setenta, al tener como fondo el interés “New Age” y bajo la influencia de Carlos Castaneda, los huicholes vieron llegar visitantes atraídos por un sensacionalismo causado por una difusión de su uso del peyote y práctica del chamanismo, producto de investigaciones con escaso trabajo de campo y sobre una base restringida de informantes. Estos visitantes buscan al “aunténtico” indígena.
Por otro lado, en diferentes ciudades del país e incluso algunas del extranjero las artesanías de chaquira y los cuadros de estambre son identificados como huicholes. Los argumentos anteriores han contribuido a que los huicholes hicieran suya una imagen de autenticidad, la que ellos aprovechan para potenciar sus ventas (Durin, 2008; Durin y Aguilar, 2008).
En la última década, especialmente a partir del levantamiento del movimiento zapatista en Chiapas, los wixaritari se han unido a las luchas de otros pueblos indios formando una alianza nacional que ha fortalecido y confirmado con orgullo su identidad étnica y sus planteamientos de reivindicación.14
Entendemos y reconocemos luchas como la del EZLN, comprendiendo que a veces no es posible soportar tanta infamia, sabemos que [a] otros pueblos indios de Jalisco y México les está ocurriendo igual que a nosotros y como todos ellos, los Wixaritari estamos en el límite de nuestra resistencia.15
La escasez de servicios básicos, la realización de proyectos gubernamentales planeados desde la oficina sin tomar en cuenta la realidad huichola, los conflictos sobre explotación forestal por compañías madereras que operan en los poblados vecinos y la invasión de 80,000 he...

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